sábado, 29 de junio de 2013

Cine: Stoker de Park Chan-wook

El padre de India Stoker muere el mismo día que ella cumple 18 años. Es entonces cuando India conoce a su misterioso tío Charlie, quien ha estado viajando constantemente por todo el mundo, sin un propósito claro. Desde el primer momento, el triángulo entre India, su madre y su tío será el eje central de la película pero, sorprendentemente, no irá por el camino que podríamos imaginar. Entre las dos mujeres surge la rivalidad por captar la atención de este hombre nuevo. Ambas están en un momento especial de su vida y no sólo porque han perdido marido y padre; la madre, va a empezar su declive y eso la hace vulnerable e insegura; la hija, adolescente perturbadora, alcanzará su plenitud sexual, en cuanto el príncipe azul le ponga los zapatos de tacón de aguja. Pero la película sorprende y va más allá.

Un erotismo turbio (impregnado de algo que no sabemos qué es) y cortante como un cuchillo, pasa por todas las escenas: India y su tío tocan el piano a cuatro manos; ambos comparten el fetichismo por los zapatos (y el cinturón); y especialmente, la escena de India en la ducha (homenaje a Psicosis de  Hitchcock), son ejemplos de ese erotismo.

India (Mia Wasikowska, inquietante) mantiene una relación difícil con su madre (Nicole Kidman, fantástica), pero que no es muy diferente a la de cualquier otra adolescente con la suya. Siempre ha estado más unida (y también protegida) por su padre; con él compartía sus aficiones, con él salía a cazar. Aunque tiene problemas de adaptación en el instituto, sabe defenderse muy bien, incluso con un simple lápiz. Es inteligente, culta, hábil, obsesiva, tiene una sensibilidad muy especial y es capaz de oír y sentir cosas que los demás no pueden: aleteos de insectos, un teléfono enterrado.  

El tío Charlie (Matthew Goode, turbador) se instala en su casa después del funeral, e India empieza a sospechar que en su familia también hay secretos. Los dos viven momentos de acercamiento y rechazo, se miden, se olisquean y se reconocen como iguales. India descubre que su tío no ha estado viajando durante todos estos años y que de alguna manera tenía prohibido acercarse a ella, ¿por qué?

Sin necesidad de sangre (para remarcar la violencia) o de carne (para mostrar sexo explícito), Chan-wook ha rodado una película brutal. Con muy buenos apoyos en la fotografía y en el tratamiento del sonido; la especialidad sensibilidad de oído de India está perfectamente mostrada en la pantalla.

Park Chan-wook es un afamado director coreano (tenéis que disculpar mi ignorancia pero yo no había visto nada suyo) y esta es la primera película que rueda con la industria estadounidense. El resultado a mí me parece impecable, no puedo compararla con el resto de su filmografía, pero se ve que no se ha sometido a las reglas de lo políticamente correcto que a veces se notan tanto en las pelis americanas. Se le ha criticado haber hecho un envoltorio excesivo para una historia trillada, a mí no me lo parece. Mantiene en todo momento la tensión y la inquietud.




sábado, 22 de junio de 2013

Cine: El Gran Gatsby de Baz Lurhmann

Después de la temporada de exámenes y sobre todo de haber tenido el ordenador infectado con múltiples virus, vuelvo a retomar mis opiniones en este blog. 

El Gran Gatsby de Baz Lurhmann (Moulin Rouge, Australia) es una gran película. Excesiva visualmente, con colores muy saturados, escenas vertiginosas y barrocas y con una banda sonora muy potente, como suele hacer este director. A veces provoca una sensación de descontrol, que le va muy bien a la época de los locos años 20 y a su prisa por apurar la vida. 

No puedo compararla con la novela puesto que todavía no la he leído (otra más en la lista de lecturas pendientes) y tampoco puedo compararla con la versión anterior de Mía Farrow y Robert Redford, porque no la he visto nunca terminar. Sí que tengo el recuerdo, en esta versión anterior, de muchos tules, colores suaves, imágenes difuminadas y una eterna puesta de sol, un ambiente demasiado suaaaave y delicaaaado. 

Jay Gatsby (Leonardo di Caprio) es un joven emprendedor, que no se ha conformado con su destino. Ha aprovechado las oportunidades que la vida le ha ofrecido y ha ido escalando posiciones socialmente. Unos años antes de su ascenso social definitivo, conoce a Daisy (Carey Mulligan), perteneciente a la alta sociedad neoyorquina y, a partir de entonces, ambicionará mucho más. Querrá ser incluido en los círculos más selectos de su ciudad como un igual. Evidentemente, su historia de amor queda interrumpida hasta que años después, cuando ella ya está casada, se vuelven a encontrar.

Daisy es cobarde y pasiva, asustada por tener que tomar sus decisiones. Ella, casada con Tom Buchanan, tomaría en cuenta la posibilidad de escaparse con Gatsby, pero no la de vivir con él en su ambiente. Tendría una aventura exótica con él, pero no se atrevería a incluirle en su vida rutinaria, por miedo al rechazo de los suyos. Este personaje, en la película, resulta plano y previsible; es muy evidente que se trata de la “tontita guapa”, como ella misma se llama. Pero lo que no entiendo es como una mujer infantiloide, totalmente dependiente de su marido, es capaz de despertar una pasión tan duradera en Gatsby. Esa pasión que le lleva a considerar a Daisy como su destino y a llegar al máximo triunfo económico y social (por supuesto no por un camino muy decente) sólo por estar a su altura. 

Durante toda la película aparece un cartel publicitario de carretera, unos ojos vigilantes, que cumple una función muy simbólica. 

La acción está situada en los años 1920-1930, en un momento de estallido vital, de progreso sin límites y despreocupación. Aparentemente todo está permitido y todo es posible. Pero los “ojos” nos recuerdan que las normas siguen existiendo, que la tierra de las oportunidades es un mito y los mecanismos de cierre social se activan en cuanto el grupo dominante se siente amenazado. Gatsby se esfuerza por llegar a ser como ellos (incluso mejor) y por pertenecer a su grupo, pero es un esfuerzo inútil. El mundo le permite, le anima o le exige que cambie y triunfe, pero siempre que no pretenda ser como ellos. 

El tercer personaje importante de la película es el narrador, Nick Carraway (Tobey Maguire). Nick tiene algún parentesco con Daisy y Gatsby le invita a su fiesta, para poder restablecer la relación con ella. En los primeros minutos de la película, Nick está en una especie de sanatorio, y el médico le recomienda que escriba. Así que la historia que vemos ha sucedido años antes, son los recuerdos de Nick sobre la vida extraordinaria de Gatsby.

Lurhmann consigue trasladar a la pantalla esos ambientes fastuosos y excesivos, de los ricos y nuevos ricos de todas las épocas. No resulta chocante que para subrayar las grandes fiestas, el alcohol y la música utilice música actual, aunque a ritmo de jazz. Todo un ritual de celebración del presente, olvido del pasado y desatención para el futuro. Una derroche de vitalidad que a veces aturde. Toda una simbología que puede pasar desapercibida como esos ojos que siempre vigilan.

Algo negativo de la película, a veces son excesivos los efectos digitales.