martes, 23 de abril de 2013

Novela: Mygale (Tarántula)


Síntesis.- 
Richard Lafargue es un prestigioso cirujano plástico. Alex es un ladrón que ha matado a un policía y quiere cambiar su cara. Eva vive recluida en la mansión de Richard Lafargue. Vincent relata su historia y su monólogo teje el vínculo entre los tres.

El autor.-
Thierry Jonquet fue un escritor francés de novela negra. Muy influenciado por su anterior trabajo como terapeuta ocupacional en un geriátrico y también como profesor de jóvenes delincuentes en reinserción. Otras obras suyas son: Mémoire en cage, Ad vitam aeternam. Murió en el año 2009.

Mi opinión.- 
Mygale es otra de las sugerencias de nuestro profesor del taller de lectura. Novela negra que se sale del estereotipo tradicional. No había leído nada de este autor, pero sí que había oído hablar de la novela porque Almodóvar la adaptó para La piel que habito, que además acabo de volver a ver hace poco tiempo. Pues como digo, no es novela negra tradicional. Existe delito, hay delincuentes, pero no hay policía ni detectives, ni investigación, ni justicia. Hay morbo, pasiones, confusión, tortura. 

Asistir a un taller de lectura es una buena experiencia. Yo me consideraba una buena lectora, pero la verdad es que después de escuchar las aportaciones de los compañeros, me doy cuenta de muchísimas cosas que se me escapan en las lecturas. 

Jonquet ha conseguido una novela perturbadora pero muy elegante. Con muchos niveles de lectura. Breve y al mismo tiempo muy densa. Desasosegante algunas veces y de escritura bastante escueta, abundando en las frases cortas, sin adornos, como latigazos. Mygale se ha traducido en español como Tarántula; a veces, el lector se convierte en eso, en una araña que con la escasa información que facilita el autor, debe ir tejiendo su tela para ubicar los personajes y la acción. Cuando la estaba leyendo me acordaba constantemente de la máscara que lleva Elena Anaya en la película de Almodóvar, porque sí transmite sensación de asfixia constante.

Podría definirla también como morbosa y más de terror psicológico que de novela negra. No le interesa descubrir al delincuente o que se haga justicia, sólo observar: después de terminar de leer no me queda muy claro, y estoy segura de que ese es el propósito del autor, quién es el delincuente o cuál ha sido el delito más grave. También podría ser una novela de terror gótico actualizada, pero del verdadero terror gótico, de carne y hueso, no de fantasmas. 

Y por supuesto también es una novela de amor. Del deseo y la obsesión por la venganza, nace el deseo y la obsesión del amor. Amor o dependencia sadomasoquista. Richard y Eva son, el uno para el otro, castigo y redención. Eva y Vincent están inseparablemente unidos, disueltos uno en la otra. 

También es una novela muy simbólica, casi en la tradición de la mitología clásica, no sólo por la importancia de la venganza en toda la trama sino también porque Richard Lafargue, el personaje que construye o reconstruye su obra maestra, es un recuerdo de Pigmalión. Su obra, ha nacido de la venganza; y por esto la captura y la encarcela, la mata y la salva, la prostituye y la tortura, la ama y la odia. 

Pero es la sumisión y la capacidad de adaptación del ser humano a las condiciones de vida más monstruosas lo que resulta verdaderamente terrorífico. La reflexión de Vincent y el relato de su cautiverio, sin ninguna emoción, la desintegración de su personalidad, el quebranto de su voluntad, a través del hambre y la sed; su proceso de animalización, parece que va a terminar en “…Un animal que mucho tiempo atrás se había llamado Vincent Moreau”, pero la tortura no para ahí. Será una metamorfosis que durará años, en la que  retorciendo un poco más los hilos de la trama, al final no sabemos quién desempeña qué papel: el carcelero puede acabar siendo víctima y la víctima puede tomar las riendas y convertirse en amo.



Mygale
Thierry Jonquet
Ed. Folio Policier

miércoles, 17 de abril de 2013

Cine: Ana Karenina


El director Joe Wright (Expiación) se está especializando en adaptaciones de grandes obras literarias y en ésta ha contado, como guionista, con Tom Stoppard (Parade’s End). Ha sido muy criticado porque, violentando deliberadamente el carácter realista de la novela, la ha situado en ese espacio teatral que tan buen resultado tiene visualmente. 

La propuesta visual hace que el texto pierda protagonismo, de eso se trata ¿no? Una adaptación debe priorizar el lenguaje que esté utilizando, en este caso el cinematográfico-teatral; si fuese una adaptación en ópera, se primaría la expresión de los sentimientos a través de la música. Aquel que quiera una adaptación absolutamente fiel, debería recurrir a leer la novela. 

La puesta en escena es muy impactante. Para mí, novedosa. Los personajes se deslizan por el “teatro de la vida”, con cambios de escenario, movimientos constantes y el vértigo de las pasiones; una vida burguesa amable y superflua, llena de delicadeza y vacío. La sucesión rápida de imágenes del principio se va ralentizando a medida que se consolida el drama. Me ha recordado a veces el “Moulin Rouge” de Baz Luhrmann. 

Cuando leí la novela, hace tiempo, Karenin me pareció un personaje odioso y Ana y Vronski, el colmo del romanticismo. Ahora Ana me parece una palurda emocional. Ese tipo de mujer que no ha vivido nada, que nunca ha sido responsable de su vida y a la que cualquier patán-pijo le parece la encarnación de la pasión más ardiente. En fin, de esas mujeres a las que las novelas románticas les causan el mismo efecto que a don Quijote las novelas de caballería. 

Una cosa que no me ha gustado de la peli es la poca “química” entre Keira Knightley (Ana) y Aaron Taylor-Johnson que interpreta, muy bien, al Conde Vronski y que es un actor al que yo no conocía. Stoppard y Wright se han propuesto conseguir que Alexei Vronski sea un petimetre, un caballerete con pelillos en el bigote, pijo, inmaduro y poca cosa más. Sin embargo, Alexei Karenin (magistral Jude Law), es un personaje sólido, doliente y contenido, que ama profundamente a Ana, como se ve en la escena final de la película, y que también vive sometido a la parálisis emocional que exige la alta burguesía.

Tolstoi no trataba sólo de contar las historias de amor, adulterio e hipocresía de una clase social ociosa, también trataba de ofrecer la alternativa de otro tipo de vida en teoría más verdadera. Una vida plena en el campo, alejada de la oscuridad y de las intrigas mundanas de la burguesía; “bendecida” por la claridad de la luz del sol. Es la vida de Konstantin y Kitty, muy parecida a la que el mismo Tolstoi llevó. Este contraste de oscuridad y luz, opresión y libertad, se resuelve perfectamente en la fotografía de Seamus McGarvey e incluso en el diseño de vestuario de los personajes: Ana y Karenin están asfixiados por su ropa.

También Konstantin y Vronski parecen el mismo personaje pero que ha evolucionado en el tiempo. Konstantin Lyovin es el terrateniente compasivo con sus siervos; sufre el amor y el rechazo y eso le transforma. Podemos tener fe en que el inmaduro Vronski llegará a ser Konstantin. Ambos contienen un tono autobiográfico: también Tolstoi fue un terrateniente que heredó una fortuna, participó en la guerra contra Turquía y llevó una vida “alegre”, empapada en alcohol y juego, hasta que sufrió una crisis personal profunda, crisis filosófico-político-religiosa, de la que salió triunfante. 

Y lo último ya, insistir, como hago casi siempre, en las diferentes consecuencias que transgredir las normas tiene para hombres y mujeres. El conde Vronski sigue con su vida, no es despreciado por su familia ni por sus amigos. Incluso su madre dice que forma parte de la educación sentimental de un joven, una aventura con una mujer casada, siempre que sea discreta. Pero para Ana las cosas son diferentes. 



miércoles, 10 de abril de 2013

Cine: El molino y la cruz


Fui a ver El molino y la Cruz (en algunos sitios la he visto titulada El molino del tiempo), una película rodada en el año 2011, por Lech Majeswki. Se sale de lo normal, no sabría si calificarla de documental de ficción, aunque más parece una obra de videoarte; para mí es una auténtica joya.

Al principio se hace difícil de seguir, apenas tiene diálogos, lo que no quiere decir que no tenga argumento. En realidad es una pintura flamenca sólo que realizada en el siglo XXI, con todos los avances que las técnicas digitales pueden ofrecer. Es una recreación pausada, donde se entremezclan dos situaciones: la vida cotidiana de los campesinos y el camino al calvario de Cristo. Dos situaciones temporalmente separadas por siglos, pero que coexisten en el mismo paisaje.

Camino del Calvario de Pieter Brueghel el Viejo (1564)

Basada en el libro del mismo título de Michael Francis Gibson que es un análisis del cuadro de Pieter Brueghel el Viejo, Camino del Calvario, pintado bajo la ocupación española de Flandes (1564).

El director Lech Majewski y el escritor M.F. Gibson han elegido algunos personajes del cuadro para enseñarnos su vida: unos leñadores en el bosque, una mujer amasando pan, un músico estrafalario. También Brueghel (Rutger Hauer) aparece en la película explicando cómo y por qué va a realizar la pintura. Personajes destacados son el molino, en lo alto de una montaña, como una rueda de la vida, y el molinero como el amo/dios del universo, escrutando desde lo alto la vida de los demás, capaz de detener el tiempo. Si el molino se para, se para el mundo.

Además de estos personajes populares, tal y como ocurría en la pintura original, el autor sitúa en la parte central de este paisaje europeo, a Cristo camino del calvario, rodeado de los temidos “túnicas rojas”, milicias mercenarias al servicio del rey de España. Así Majewski, a través de los personajes de Brueghel y Jonghelinck (Michael York), incluye una reflexión sobre la ocupación de un ejército extranjero y la política de limpieza “religiosa”: vemos como un campesino que se dirigía a vender su vaca en el mercado es apaleado y ajusticiado por la milicia española, sin que sepamos por qué, y también cómo una mujer, que podemos suponer transgresora de cualquier norma establecida por cualquier patriarcado, es enterrada viva. 

En otra escena de la película, es la madre del ajusticiado (Charlotte Rampling) quien reflexiona a la puerta de su casa. No entiende por qué ahora su hijo resulta ser una amenaza social, cuando hace apenas unos días la gente le escuchaba y le entendía. Es una imagen verdaderamente conmovedora. Hay un detalle en el cuadro que me ha impresionado mucho, los “túnicas rojas” atraviesan toda la parte central, como un rosario de sangre que encamina a los personajes hacia la ejecución de Cristo en el calvario. 

Se puede criticar un cierto estatismo de los personajes, a veces filmados como “retratos en paisaje”, siguiendo la tradición de la pintura flamenca, pero visualmente resulta espectacular.

Una escena de la película

He leído un poco cómo el director ha hecho la película en capas: la primera, los personajes filmados en un chroma, después el paisaje real y la última capa es una copia del cuadro original que, creo, ha pintado el mismo director. Majeswki también ha intervenido en la producción, el guion, la fotografía y la composición de la banda sonora. Majewski es todo un artista del Renacimiento en el siglo XXI.






Rutger Hauer (Blade Runner, Lady Halcón)
Charlotte Rampling (Portero de noche)
Michael York (Austin Powers)
Lech Majeswki director, productor, guionista, director de fotografía y compositor de la banda sonora.