jueves, 29 de marzo de 2018

Novela: Americanah de Chimamanda Ngozi Adichie (2013)

La Autora.-
Es una, cada vez más, conocida escritora y divulgadora nigeriana. A los 20 años se trasladó a EEUU para seguir sus estudios de comunicación y ciencia política en la Universidad de Connecticut y también en la de Filadelfia.  Pertenece a la etnia igbo. Actualmente vive entre los dos países. Otras obras suyas: La flor púrpura, Medio sol amarillo y Todos deberíamos ser feministas. 

Mi opinión.-
En mi primera reseña sobre esta autora dije que ella pertenecía a una minoría privilegiada respecto a toda la población de Nigeria. Y, en cuanto a su estancia en EEUU, sigo teniendo esa misma impresión. Ha vivido el sueño americano y ahora sigue pudiendo disfrutarlo mientras viaja por todo el mundo. No es que me parezca mal. Es que sólo es un privilegio de minorías. Puede que no sea un privilegio fundamentado en la riqueza, pero sí en el capital intelectual.

Onyeka Onwenu es una cantante que se parece a la madre de Obinze

Y esa es la misma sensación que he tenido en este libro. Sobre todo cuando la protagonista se relaciona con la joven peluquera inmigrante que sólo quiere casarse. En su condescendencia y su incomodidad frente a esta chica creo que hay un sentimiento de superioridad. Es posible que sea superioridad intelectual frente a una chica sin estudios o superioridad urbana frente a una chica del mundo rural o quizá superioridad por pertenecer a una etnia africana distinta. Pero Ifemelu, la protagonista de Americanah, de alguna manera, sufre el racismo por primera vez cuando los blancos de EEUU la tratan como una inmigrante más. Los blancos no ven que ella es una inmigrante negra diferente.

Una canción de Onyeka Onwenu

Ifemelu tiene muchas cosas en común con Chimamanda, la autora de la esta novela. Es una joven africana resuelta y con estudios; que vive plenamente su sexualidad con su novio, Obinze; que sale a discotecas con sus amigas y amigos y que no se entiende con su madre, excesivamente religiosa. Se plantea emigrar porque Nigeria no le ofrece las posibilidades que ella quiere y le resulta fácil conseguir un visado. La embajada de EEUU aprueba su solicitud a la primera. Podría ser el retrato de muchas jóvenes europeas pero es el retrato de una joven africana.

Ifemelu vive en Flatlands (Brooklyn) con su tía Uju

Su experiencia como inmigrante le facilita una nueva identidad que no había vivido hasta ahora. No se había sentido discriminada por ser mujer, ni por ser analfabeta, ni por ser pobre, ni por ser negra. Sin embargo, en EEUU le hacen darse cuenta de que es negra. Y vive la discriminación por serlo. Tiene que recuperar entonces su identidad y lo hace cuidando de su pelo crespo.

El pelo es muy importante y el color claro de la piel morena también 

Otra cosa que me ha llamado la atención de Ifemelu, la protagonista, es las escasas relaciones de amistad con mujeres que inicia cuando está en EEUU. Entiendo lo importante que son para ella las relaciones con sus novios pero parece no tener otra vida que no sea la que le llega a través de ellos. A pesar de haber ido a estudiar y de compartir piso con otras jóvenes, siempre incide en las amistades con mujeres que conoce a través de sus exnovios. Supongo que es algo totalmente buscado por la autora.

Universidad de Nsukka en Nigeria


Un personaje que me ha parecido fascinante es el de Uju. Es la tía de Ifemelu. Una doctora que vive como amante de un personaje político que acaba asesinado. Cuando va a tener a su hijo ilegítimo este mismo político la esconde en EEUU para que no tenga problemas. Allí terminará por emigrar y tendrá que volver a estudiar su carrera para poder ejercer como médica. A medida que las cosas se van poniendo difíciles su carácter también se irá agriando pero siempre demostrará una gran fortaleza, incluso cuando su hijo que no es ni africano ni americano, que no siente ninguna pertenencia, intenta suicidarse. Uju es un personaje que siempre sirve de ejemplo para su sobrina. Es una mujer inteligente que, sin embargo, no tiene oportunidades en la vida si no está “enganchada” a un hombre. Es de una generación diferente a la de Ifemelu.

Lagos la capital de Nigeria
La novela es muy interesante. Se desarrolla con saltos en el tiempo y el hecho de reencontrarte con los personajes en su futuro te hace pensar cómo han llegado allí. El personaje que menos me ha gustado es, precisamente, el de Obinze, el gran amor de Ifemelu. Un personaje pasivo que siempre necesita el empuje de una mujer, ya sea de su madre, de su esposa o de su antigua amante. Es el primer personaje de novela que yo recuerde que sufre las consecuencias de ser un hombre, es decir, que su género le supone un hándicap (lo que habitualmente les sucede a las mujeres). Yo no conozco nada de la historia de Nigeria, pero me ha llamado la atención que, en esta novela, no se mencione nunca el problema del terrorismo. No sé cómo están distribuidas las religiones allí, ni si los cristianos viven en el norte y los musulmanes en el sur o al revés; si se mezclan en las ciudades o viven completamente separados. Pero es extraño que no se haga referencia ni por una vez a Boko Haram, que en 2013 ya estaba activo. 

Ifemelu también vive en Baltimore
Ifemelu y Obinze son jóvenes de la misma extracción social, de la pequeña burguesía nigeriana, con estudios y posibilidades de mejora. Pero cuando solicitan los papeles para inmigrar Obinze recibe una contundente negativa. Y es que, por el hecho de ser hombre, puede ser un terrorista. Pues eso, la primera vez que ser mujer tiene sus ventajas.

 
De vuelta a Nigeria

Chimamanda Ngozi Adichie es una gran comunicadora y aprovecha en su novela también para cuestionar el sueño americano y las casualidades que te llevan al triunfo; pero también critica a las mujeres africanas y su afán por tener una piel morena pero clara; porque no hay que olvidar que se trata sobre todo de una novela sobre la condición humana. Al final Ifemelu prefiere regresar a casa, porque regresa como una triunfadora. En esta novela se habla del racismo y del sexismo y de cómo condicionan nuestras vidas, de cómo los llevamos dentro. Y es que cuando crees que todo lo que te pasa es porque eres negro o mujer, es cuando el racismo y el sexismo han triunfado y se han vuelto una parte indisoluble de ti y son mucho más capaces de debilitarte y destruirte. Novela muy recomendable aunque el final me haya resultado demasiado feliz y correcto. También sigo recomendando Todos deberíamos ser feministas



Americanah
Chimamanda Ngozi Adichie

Traducción: Carlos Milla Soler

Literatura Random House

jueves, 22 de marzo de 2018

Música: London Philarmonic Orquestra

Poco tiempo me queda últimamente para nada, pero no quería perderme este concierto. El programa elegido por la London Philarmonic Orquestra es la música de los movimientos nacionalistas del siglo XIX, herederos tardíos del romanticismo musical. Todos los autores están más o menos relacionados con este movimiento. Incorporan a la música culta canciones populares, folclore, y, especialmente los rusos, un cierto deje orientalista.

Rimski-Korsakov

Empezó el concierto con el Cuento de hadas, Op.29 de Rimski-Korsakov. Una pieza breve que evoca todos los tópicos del cuento de hadas, al menos para mí. El bosque tenebroso, los animales juguetones, la noche peligrosa, la historia de amor aparentemente frustrado, el villano y la bruja. Cada uno puede identificar los ingredientes que más le gusten, todos caben en la melodía. Y el final no deja dudas de que la justicia ha vencido y es hora de dormir. Es un poema sinfónico que quizá haga referencia a una obra de Pushkin, Russlan y Ludmila.


Rimski-Korsakov perteneció al Grupo de los Cinco, los compositores que querían demostrar al mundo que podía existir una música verdaderamente rusa que no imitara a la europea. Aunque a veces también fue crítico con el resto de componentes de los Cinco y trató de acercarse más a la música europea.

Edvard Grieg
La segunda pieza fue el Concierto para piano en La m, Op. 16, de Edvard Grieg, compositor noruego, también destacado representante del movimiento nacionalista. Lo compuso en 1868, cuando tenía 25 años y acababa de casarse. Es una música llena de dulzura y pasión desbordante. El piano es el gran protagonista de la obra y es que Grieg empezó su carrera musical siendo pianista.


Para finalizar el concierto no se podía elegir mejor, la Sinfonía nº6 en Si m, Op. 74, Patética de Chaikovski. Un canto de cisne, como se dice en el programa. Chaikovski murió seis días después de estrenarla. La había compuesto entre febrero y agosto de 1893. Se dice que Chaikovski murió de cólera, pero también se dice que se vio impulsado al suicidio, una vez que iba a descubrirse su homosexualidad. En cualquier caso, dejar este testamento supone un broche de oro que la inmensa mayoría de la gente no nos podemos permitir.

P.I. Chaikovski

Chaikovski también había estado relacionado con el Grupo de los Cinco y especialmente con Rimski-Korsakov, sin embargo, había mantenido su propia personalidad, un poco más alejada del folclore ruso que el resto. Él decía de esta obra: “Toda mi alma está en esta sinfonía. Es la mejor de mis obras”. Y parece cierto.


A mí me parece conmovedora. En sus anotaciones, Chaikovski expresaba su miedo y sus dudas, lamentos y quejas; pero también en la rabia que produce el tener que morir queda espacio para recordar la alegría y los tiempos mejores. Y es eso lo que tradujo a notas musicales. El alma triste y sombría, la desesperación de lo inevitable, el dulce recuerdo. Todo ello vivido con máxima intensidad. Creo que el sobrenombre de "patética" no se debe al propio compositor y además, para algunos autores, el sentido de la palabra estaría más cerca del significado de "conmovedor" que de "sufriente". 

Vladimir Juroswki
El director fue Vladimir Jurowski y como solista al piano Denis Kozhukhin. Ambos rusos, pertenecientes a familias dedicadas a la música y muy solicitados en estos últimos años. Espero que vuelvan por Zaragoza, con un programa tan fantástico como éste. 

Denis Kozhukhin


Ópera: Carmen de Georges Bizet (2018)


Carmen es la mujer fatal por antonomasia. Víctima de sí misma y de su concepción de la libertad. Pero no hay que olvidar que Carmen es una invención de los hombres y esta, especialmente, de Georges Bizet. Bizet cogió todos los tópicos exóticos y los vertió en su obra. Un torero, un soldado y una gitana. Un ambiente conflictivo y muchas ganas de vivir, aunque el destino será el que diga la última palabra.

Auditorio de Zaragoza
Carmen en apariencia es el prototipo de la mujer independiente, pero en realidad, está coartada por lo que los hombres esperan de ella. El patriarcado ha configurado su mente de mujer trabajadora y pobre para que intente seducir a hombres en mejor situación que ella. Primero, el soldado se presenta como un buen partido, pero después es desbancado por un rico torero triunfador. Si Carmen hubiera podido estudiar y acceder a un trabajo, sin duda, hubiese sido una empresaria de éxito. Pero el patriarcado burgués y capitalista se lo impidió.

Irena Parlov. Fotografía Auditorio de Zaragoza

Carmen aparece como una mujer rebelde, pero en realidad vuelve la rebeldía contra sí misma y acaba pagándolo con su vida. No es muy alentador. Esta ópera se estrenó en 1875 y para la mentalidad burguesa de la época fue todo un escándalo. Presentar esa mujer que derrochaba sensualidad y fatalismo no era lo que los caballeros biempensantes de la época querían que sus esposas y sobre todo sus virginales hijas vieran. Aunque me ha sorprendido saber que Friedrich Nietzsche era una auténtico fan y que acudió varias veces a las representaciones. Supongo que era una válvula de escape a los sentimientos del filósofo; una apertura a la luz y a la vida que no se permitía de otra manera. Hoy es la ópera francesa más famosa y representada.

Fotografía Auditorio de Zaragoza

En la obra original, Carmen vive en Sevilla, durante el Trienio liberal de 1820 a 1823; pero para esta representación se ha cambiado la época y se sitúa la acción durante la Guerra Civil de 1936. Todo lo demás sigue igual. Las cigarreras, el ejército, los toreros y los bandoleros. Tipos costumbristas que, aunque exóticos, suponen una antesala del verismo.

Fotografía Auditorio de Zaragoza

En cuanto a esta representación, tengo que decir que me ha gustado mucho. El escenario del Auditorio de Zaragoza, a priori, no está preparado para una representación operística, pero resultó muy interesante y las interpretaciones intensas.

Fotografía Auditorio de Zaragoza
Irena Parlov interpretó a Carmen y me gustó mucho su expresividad y la manera que tenía de tentar a los hombres, golpeándose los muslos. Era como si tuviese un gran poder sobre perrillos que acudían a sus faldas en busca de su destino fatal. Estuvo muy bien también el Coro Amici Musicae, el bailarín Juan Carlos Sánchez, el resto de solistas y por supuesto la Orquesta Reino de Aragón, encargada de la producción. Quizá el que menos me gustó fue Escamillo, interpretado por Vicent Antequera. No sé si sería por la situación de mi butaca, pero tuve la sensación de que su voz se perdía dentro de la orquesta.

FotografIa Auditorio de Zaragoza
Espero muchas más producciones como ésta, para explotar el talento local.



lunes, 19 de marzo de 2018

Ensayo: Reflexiones sobre el proceso de la Reina de Madame de Stäel (1793)

Las autoras.-
Madame de Stäel
Este libro son dos libros. Un estudio sobre las Reflexiones llevado a cabo por María Victoria López-Cordón Cortezo, catedrática de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid, y las propias Reflexiones sobre el proceso de la Reina de Madame de Stäel. La última obra publicada de María Victoria López-Cordón Cortezo es Condición femenina y razón ilustrada: Josefa Amar y Borbón. 

Madame de Stäel fue una salonnière como Madame de Recamier y otras coetáneas. Mantuvo un salón de intelectuales frecuentado por los políticos, filósofos y escritores más famosos de su época. Publicó obras de teatro, ensayos de crítica literaria y novelas: Sophie ou les sentiments secrets (1786), Corinne ou l’Italie (1807), Réflexion sur le suicide (1812). 

Mi opinión.-
Estas Reflexiones fueron publicadas de forma anónima, como muchos otros, en 1793. Se trataba de dar visibilidad a los excesos de la Revolución Francesa y de algo que empezaba a desarrollarse entonces de forma generalizada, “el monstruo de la opinión pública” y su maquinaria propagandística contra la reina por motivos, según la autora, de venganza, xenofobia y quizá también de misoginia.

Olympe de Gouges
De la Revolución Francesa surgieron las democracias burguesas, pero no fue un parto sin dolor. Olimpia de Gouges también dedicó su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana a la reina María Antonieta y consideraba que ésta no debía ser juzgada por difamaciones interesadas. Gouges terminó en la guillotina, y desde allí gritó su última reivindicación Si las mujeres estamos capacitadas para subir a la guillotina, deberíamos estarlo también para alcanzar la tribuna pública. Definitivamente, la revolución se había vuelto contra las mujeres. Y podríamos decir que fue así porque durante la Ilustración éstas habían alcanzado un claro protagonismo y se permitían cuestionar las leyes de los hombres, monárquicos, republicanos y más tarde izquierdistas. En eso seguimos.

María Antonieta por Elizabeth Vigée-Le Brun. 1783
También Madame de Stäel percibió este odio de la revolución hacia las mujeres y lo criticó especialmente, porque las mujeres habían contribuido grandemente a su triunfo. Con un cierto tono de reivindicación feminista Staël afirmaba que ninguna revolución sería fuerte si no se ocupaba de fortalecer su eslabón más débil, en este caso, las mujeres y su educación.

Madame de Stäel por François Gérard. 1810
Stäel era hija de un banquero francés de origen suizo que terminó siendo ministro de finanzas de Luis XVI. Aun así su relación con la familia real fue mínima. Recibió una gran educación influenciada por su madre que había mantenido un pequeño salón literario. Sufrió una cierta discriminación por parte de la aristocracia por ser calvinista y ella siempre se consideró representante de la burguesía, de la alta burguesía que empezaba a obtener logros explotando sus capacidades en lugar de heredarlos.

Napoleón por Jacques-Louis David. 1812
Políticamente se podía considerar que era conservadora pero inteligentemente partidaria de reformas, especialmente en el acceso a la educación. También defendía el compromiso político de los intelectuales siempre y cuando fuesen capaces de mantener su independencia y de no convertirse en propagandistas. Fue muy crítica, en la época del Directorio, por la concentración de poder propiciada por Napoleón Bonaparte en detrimento de un verdadero régimen republicano.

Madame de Stäel por Elizabeth Vigée-Le Brun. 1808
En lo que respecta a estas Reflexiones, Staël adopta un tono aparentemente neutro afirmando Voy a contar lo que he visto. Se dirige a las mujeres de todos los países y de todas las clases sociales e intenta excitar su compasión hacia la reina a la que pretende salvar o al menos que sea objeto de un juicio justo y no de prejuicios orquestados por motivos espurios. Apela a los sentimientos de los jueces y de la opinión pública, porque la reina pudo exiliarse y quiso seguir la suerte de su esposo y sus hijos. Además su ejecución sería inútil y un ejemplo indecoroso de la ferocidad de la Revolución Francesa, que influiría en el descrédito internacional de ésta.

Un salón de intelectuales
Stäel recomendaba calma, deliberación y uso de la razón, algo totalmente opuesto a una condena basada en las emociones más viscerales, la embriaguez y la venganza. Sin embargo, Stäel no consiguió detener la ejecución de la reina.

María Antonieta por Elizabeth Vigée-Le Brun. 1778
Nos ha quedado una imagen muy negativa de la reina. María Antonieta de Austria se había casado con Luis, delfín de Francia, en 1770. Ya entonces, no debió ser muy bien recibida, porque aprovechando la similitud fonética, empezó a llamársele L’autre-chienne, la otra perra, en lugar de l’autrichienne, la austríaca. En 1774, Luis fue entronizado como Luis XVI y su reinado terminó en la guillotina en 1793. El retrato que llega de ella es el de una niña mimada, consentida y despilfarradora, pero después de leídas las Reflexiones de Madame de Stäel quizá sea un retrato interesado.

María Antonieta y sus hijos. Vigée-Le Brun. 1787
Fue acusada también, al parecer sin motivo, de adúltera y se cuestionó la legitimidad de sus hijos, especialmente de quien debía ser el heredero de Luis XVI que murió en 1789. Luis XVI fue ejecutado en enero de 1793 y María Antonieta encarcelada en la Conciergerie. Allí terminaría meses más tarde Robespierre, principal instigador del juicio contra la reina. Le arrebataron a su segundo hijo varón para reeducarlo e hicieron que testificase contra ella. Parece que el sumario preparado contra ella era bastante inconsistente, pero sólo servía para dar la apariencia de legalidad requerida. El 16 de octubre de 1793 fue ejecutada. Sólo su hija María Teresa llegó a la edad adulta.

Retrato de María Antonieta realizado en la cárcel de la Conciergerie
He estado recientemente en París visitando los sitios turísticos habituales, incluido Versalles. He notado en los guías turísticos una intención de disculpar a los reyes y de presentarlos como víctimas de un ambiente generalizado de corrupción debido más a los ministros y funcionarios de la corte que ha ellos mismos. No sé no tengo conocimientos de la historia de Francia para verificar si eso fue cierto o no, pero podría haberlo sido. No obstante, no podemos olvidar que los reyes era los principales beneficiarios de esa riqueza y por ello deben ser considerados los principales responsables, aunque fuesen monigotes manejados por otros.

Tumba de María Antonieta y Luis XVI en la basílica de Saint Denis. 
De todas maneras, las Reflexiones de Madame de Staël me han parecido muy interesantes. Las escribió inspirada por la prudencia y por el deseo de no verter sangre innecesariamente. Sin embargo, en su momento fue poco escuchada quizá por la misoginia que se intuía en los revolucionarios franceses. Hoy seguimos prácticamente igual. Arrinconamos las opiniones de especialistas, no confiamos en el criterio de los intelectuales y los profesionales y esperamos que "un sentido común" que se alimenta de los instintos más bajos, de la visceralidad más oportunista y de lo que se ha llamado la "dictadura de las emociones, nos dé soluciones oportunistas a problemas complejos. Nos hacen creer que podremos terminar con toda la delincuencia que nos acosa ampliando la prisión permanente revisable, que no es más que un eufemismo para no escandalizarnos con el término más contundente de cadena perpetua, y no es cierto. Si no podemos poner a la "opinión pública" en su sitio, terminaremos debatiendo la conveniencia de restablecer los linchamientos y la ley del talión.



Reflexiones sobre el proceso de la Reina
Madame de Stäel

Estudio de 
María Victoria López-Cordón Cortezo

Abada Editores

jueves, 15 de marzo de 2018

Cine: The Party de Sally Potter (2017)


Sally Potter es una reconocida directora de cine con una amplia trayectoria. No ha debido ser fácil para ella. La primera película suya que recuerdo haber visto es Orlando, una adaptación de la novela de Virginia Woolf. La lección de tango es otra de sus películas que recuerdo especialmente. 

The Party es una de esas películas que yo encuadraría en el género de cena catártica. No creo que exista como tal, ese género, pero a mí me gusta llamarlo así. Un grupo de amigos, emparejados, educados e intelectual y económicamente solventes, se reúnen en casa de uno de ellos para pasar una tranquila velada. Quedan así enfrentados en un espacio reducido. El motivo de la invitación es poco importante. Lo importante es que, a partir de un hecho más o menos nimio, se desencadenará la ¿tragedia? Más bien, una tragicomedia.


Lo primero que me chocó, desde los fotogramas iniciales, fue lo ruinosos que parecían los hombres de esta película. De verdad, que cuesta creer que la diferencia de edad entre las actrices y los actores sea apenas de dos o tres años. Y no se trata de que las actrices se hayan operado o estirado la piel, o que los hombres prefieran mujeres mucho más jóvenes, es que los hombres están hechos una pena. Al menos, en esta película.


En resumen, ocho personas van a celebrar una pequeña fiesta. Janet, la anfitriona, Kristin Scott-Thomas, acaba de ser nombrada “ministra en la oposición” y, aunque se encuentra preocupada por su marido, Timothy Spall, decide dar una pequeña fiesta. Están invitadas tres parejas más y un intruso que se colará por teléfono, el amante de la anfitriona.


Todos ellos son amigos íntimos y de toda confianza, por esto no extraña que Bill, el marido, esté “ido”, obsesionado con el tocadiscos y una copa de vino, inmerso en un absoluto silencio o en sus desvaríos. Gottfried, con todas sus herramientas y estrategias de la New Age, intentará que salga de ese mutismo. La meditación, la comprensión, la empatía, todo lo que Gottfried despliega para conectar con su amigo desquicia a su pareja, April. April es la quintaesencia del cinismo británico, la acidez elegante y la mordacidad sin límites.


Todo lo contrario de Jinny, embarazada de trillizos, insegura, sensiblera y, constantemente, al borde del llanto. Está enamorada de Martha a la que no quiere volver a ver porque hace 30 años se acostó con Bill, el marido borracho de la anfitriona. Martha trata de poner un poco de sensatez y calidad en un ambiente tan corrosivo y muestra abiertamente su fragilidad, pero poco importa a medida que el ambiente se va caldeando.


Muestra de este ambiente caldeado es el conato de incendio que se produce en la casa y que Tom se encargará de sofocar. Tom, a priori, es un personaje que no casa con los demás. Es el amigo nuevo, en realidad, el marido de la colaboradora más estrecha de Janet. Desde el principio se muestra muy nervioso, tiene que recurrir a esnifar unas rayitas para intentar tranquilizarse y lleva una pistola. No es normal que alguien como él lleve una pistola.


No llegan a cenar, porque en el transcurso de los preparativos, todo su mundo se desmorona, más o menos. Se descubren amantes, enfermedades terminales, drogadicción, aventuras que les ponen, especialmente a Janet, en el disparadero. Cada línea del guion es una patada a algo o alguien directamente en la boca del estómago. No se salva la política, ni la sociedad, ni la medicina, ni las relaciones personales. Según la autora, el personaje de April, interpretado por la genial Patricia Clarkson, ejerce de corifeo, expresando sin cortapisas lo que todo el mundo piensa y siente y no se atreve ni a pensar ni a sentir. Al final, es la más sincera.


Dirección y Guion: Sally Potter
Fotografía: Aleksei Rodionov
Intérpretes: Patricia Clarkson, Bruno Ganz, Cherry Jones, Emily Mortimer, Cillian Murphy, Kristin Scott-Thomas, Timothy Spall. 

lunes, 12 de marzo de 2018

Exposición: Sorolla y la moda. Museo Thyssen-Bornemisza



Se reprochaba a Sorolla que fuese un pintor demasiado amable. Demasiado preocupado por lo bonito, la luz, el optimismo y la frescura del bien vivir. Estuvo muy bien relacionado con la burguesía española de finales del siglo XIX y principios del XX que parecían vivir en una eterna primavera y en un verano sin fin. Siempre tuvo éxito con esta clase social, con la nacional y también con la internacional, y no fue el prototipo de artista bohemio y maldito que vive en una buhardilla ruinosa. Es posible que las críticas surjan de ahí. 


Esto es lo que se muestra en esta Exposición. La vía cotidiana, los bailes y las fiestas de una burguesía fina y delicada; además, la exposición está centrada en su indumentaria, principalmente en la indumentaria de las mujeres. Finas sedas, visones, lentejuelas, tafetanes; vestidos de fiesta, de diario, de veraneo. Porque es, entonces, cuando surge la posibilidad de veranear. Para unos pocos, evidentemente. Pero ir a la playa a tomar baños de sol y de luz (no de agua) requiere una indumentaria fresca, elegante e incluso exquisita. Linos, algodones, sombrillas y pamelas se imponen para disfrutar, bajo los toldos, de la luz, el olor y el sabor del mar. Mediterráneo o Cantábrico, dependiendo de la temporada, cualquiera de los dos era, para Sorolla, sinónimo de pura luz.



Vemos vestidos y retratos de su familia, de su mujer y sus hijas (sólo hay uno de su hijo) y también de sus clientas, incluida la familia real. La reina María Cristina, su hijo Alfonso y más adelante su nuera Victoria Eugenia.

Detalle del uniforme de gala de Teniente de húsares de Pavía

También se puede ver la evolución de la moda de la época. Dependiendo del gusto masculino, la ropa de las mujeres remarcaba el busto, la cintura o la cadera. Poco a poco, se van dejando atrás los corsés de cinturita de avispa y, ya en 1920, existían vestidos del tipo Delfos, diseñado por Mariano Fortuny y Madrazo, hijo del pintor impresionista del mismo nombre. Vestidos de este tipo liberaban a las mujeres burguesas y no sería extraño verlos hoy en una pasarela porque mantienen toda su vigencia.

Vestido Delfos y retrato de Elena Sorolla con el mismo vestido en amarillo


Hay también algunos dibujos y cartas. En las cartas que Sorolla enviaba a su familia dibujaba los vestidos y complementos que veían en París, para que su mujer y sus hijas pudieran elegir modelo. Se encargaba entonces de comprar las telas allí e incluso, pedía que le enviasen las medidas para que los trajes se confeccionaran allí. Su mujer Clotilde se quejaba de que debido a alguna mala intepretación, a veces, cuando los vestidos llegaban a Madrid había que rehacerlos por completo; con el coste de tiempo y dinero que eso conllevaba.



No falta tampoco en la exposición un vestido regional de valenciana que perteneció a María, una de sus hijas y el correspondiente retrato de la chica con su hermano en alguna fiesta local. No hay que olvidar que, a finales del siglo XIX, había resurgido todo lo que tuviera que ver con el pueblo y sus costumbres, el folclore y la vida campestre. Hoy diríamos todo lo étnico. En La grupa, 1906, podemos ver los reflejos del sol en la seda del vestido y la pincelada suelta en las ramas de los árboles.

Vestido de María Sorolla y detalle de La grupa


Han cedido vestidos diferentes museos nacionales y extranjeros y, por lo que respecta a los vestidos de la familia Sorolla también el Museo Sorolla ha hecho su aportación. El Museo Sorolla de Madrid ocupa la antigua vivienda de los Sorolla. Allí tenía el pintor instalado su atelier y todavía se conserva tal y como él lo dejó. Es muy interesante y allí se desarrolla la segunda parte de esta exposición que yo no pude ver por falta de tiempo. Es una excusa perfecta para volver a ver este pequeño museo la próxima vez que vaya a Madrid.

Vestido de verano y sombrilla

Sin embargo, para que la exposición hubiese sido más completa yo hubiese añadido la ropa interior de las mujeres que llevaban esos trajes. Una muestra de los complicados corsés y enaguas que daban volumen y vida a esos vestidos, al mismo tiempo que martirizaban a sus dueñas, hubiera sido muy oportuna.

La señorita Barrios y su gato
Como curiosidad, se expone un vestido de seda de Jeanne Lanvin, en la sección El veraneo elegante. Esta diseñadora de moda francesa creó la casa del mismo nombre y que todavía sigue en funcionamiento. También puede verse en la exposición un vestido de niña, que acompaña al retrato de La señorita Barrios con su gato. Hay piezas de mobiliario interesantes, pertenecientes a la familia Sorolla y también un costurero que, visto de lejos, me pareció un enorme joyero. Así de lujoso es.

Costurero de Clotilde

Para finalizar, este es mi vestido favorito. Es de tafetán de seda, bambula de seda y pasta vítrea y pertenece a la colección permanente del Museo del traje de Madrid. Fue diseñado por Julia Virac, entre 1910 y 1915. La combinación de colores rosa y gris me parece perfecta y el corte estilo imperio siempre es muy favorecedor. Julia Virac destacó como modista en la época y fue también proveedora de la Casa Real. El retrato que le acompaña es de Mrs Ira Nelson Morris y sus hijos y mejor no sacar un primer plano de ellos porque los niños no han salido muy favorecidos. 

Vestido de baile de Julia Virac y detalles




Todos esos colores blancos, rosas, beiges y grises constituían el mundo de día de esta burguesía; pero el negro también tiene su lugar en la exposición, casi como el color nacional español. Respecto a los cuadros, mis preferidos en esta exposición el retrato de Miss Mary Lilian Duke y el de María Luisa Martínez de Tejada, con el detalle de incluir una mano de Fátima y otros amuletos que la modelo sostiene. Hasta el 27 de mayo en el Museo Thyssen-Bornemisza y en el Museo Sorolla. Aunque Sorolla es el pintor del blanco, este vestido negro no podía faltar.



Miss Mary Lillian Duke



Retrato de María Luisa Martínez de Tejada y detalles de vestido