lunes, 31 de julio de 2017

Ópera: Parsifal de Richard Wagner (2016)


Siempre me ha interesado la historia o el mito del grial. Hace mucho tiempo me leí algunas de las novelas artúricas. Dejando aparte su significado religioso pueden leerse también como novelas de aventuras o simplemente como novelas de crecimiento. Además, el auténtico grial estuvo hasta 1437 en el monasterio de San Juan de la Peña, en Huesca y quizá queden, por allí, caballeros encargados de custodiarlo. El grial es símbolo de redención por haber recogido la sangre de Cristo en la cruz.

El cáliz que se conserva en la Catedral de Valencia
También Wagner estuvo interesado por las leyendas del rey Arturo y sus caballeros. Entre sus obras, Parsifal destaca claramente por su carga simbólica y no solamente referida a la religión. En esta ópera, el rey Amfortas, que acarrea su culpa como una herida incurable, sólo puede ser redimido por la inocencia salvaje de Parsifal. Es un hombre viejo y enfermo que será sustituido por otro más joven y fuerte. El tercero en discordia, es Klingsor que fue rechazado por los caballeros del grial por ser impuro a pesar de que él mismo decidió castrarse. De alguna manera, todos los personajes viven su masculinidad de manera perturbadora. Están desgarrados entre sus deseos y el servicio a una causa más noble y pura, como es la custodia del grial. 

Parsifal
El único personaje femenino es Kundry, también maldita, condenada a vagar eternamente por el mundo por haberse reído de Cristo, camino del Calvario. Kundry es la mujer fatal, instrumento pasivo utilizado por unos contra otras. De la misma manera que ejerce el mal podría hacer el bien, pero siempre sin tener dominio sobre sus propias acciones. Es otro personaje que vive constantemente en la encrucijada, en la frontera entre el bien y el mal, despreciada por todos.

La lanza 
Klingsor, vengándose por haber sido rechazado por los caballeros del grial, consigue robar la lanza a Amfortas mientras éste era seducido por Kundry. Además Klingsor le hiere con ella, originando la desgracia del rey. La lanza que Amfortas custodiaba era la que atravesó el costado de Cristo, pero también es un signo de la virilidad de Klingsor imponiéndose a la virilidad de Amfortas. Sólo alguien puro e inocente, Parsifal, podrá revertir esta situación y convertirse en el nuevo rey y custodio del grial.

La tentación en forma de cabaret
Esta producción del Teatro Real de Madrid ha sido grabada en tecnología 4K, con una mayor resolución de imagen que mejora la percepción del color y con un sonido más limpio. Sin embargo, yo creo que el cine donde la vi no estaba preparado para esta tecnología porque no aprecié ninguna diferencia. La calidad de la imagen me pareció buena, pero como siempre. No sé si será problema mío o no. Además, a diferencia de otras óperas retransmitidas por la Royal Opera House, en esta ocasión en los intermedios no había entrevistas ni ningún vídeo explicativo que, en otras ocasiones me han resultado muy interesantes. 

Amfortas moribundo y la sombra del grial

Por otra parte, en esta obra el castillo de Monsalvat, donde los caballeros custodian el grial ha sido sustituido por un sanatorio, donde excombatientes de la Primera Guerra Mundial procuran restablecerse de sus heridas físicas y mentales. Entre ellos está el rey Amfortas. El escenario gira y da paso a los tres ambientes diferentes donde se suceden las escenas: el sanatorio, el bosque y el castillo de Klingsor. Pasando de uno a otro, Parsifal emprende su búsqueda personal, hasta llegar a ser digno de poder custodiar el grial. Tendrá que superar la seducción de Kundry y enfrentarse a Klingsor para conseguir la lanza robada.


No me molesta que las óperas se adapten a escenarios y tiempos para las que no fueron escritas. Pero no veo en este Parsifal una búsqueda de perfección personal y espiritual. Al final Parsifal regresa al sanatorio donde enfermos y moribundos se han quedado casi eternamente suspendidos; regresa como un hombre sabio pero yo no hubiese elegido un uniforme militar para representarle como un ser espiritualmente perfecto.

Kundry y Parsifal

Estas escenografías resultan, sin duda, impactantes pero a mí (que no soy una gran entendida), me suelen distraer de lo que más me interesa que, en este caso, es la música. De todas maneras, las interpretaciones atrapan al espectador durante las más de cuatro horas de representación. 


Música y libreto - Richard Wagner
Director musical - Semyon Bychkov
Director de escena - Claus Guth
Escenografía y figurines - Christian Schmidt
Coreografía - Volker Michl
Coro y Orquesta - Teatro Real 
Amfortas - Detlef Roth
Klingsor - Evgeny Nikitin
Kundry - Anja Kampe
Parsifal - Klaus Florian Wogty

viernes, 28 de julio de 2017

Cine: Calle 42 de Lloyd Bacon (1933)

La calle 42 se filmó en el año 1933 en apenas 28 días. En aquel momento el cine se utilizó como terapia para superar la Gran Depresión de 1929. América dejó de ser vista como la tierra prometida, surtida de riquezas innumerables y a disposición de quien fuera capaz e inteligente para conseguirlas y, a partir de entonces, empezó a ser un país que abusaba de sus ciudadanos más desprotegidos y que repetía los errores y desigualdades de los países europeos que había pretendido superar. 

Así que este tipo de películas trataban de recuperar la alegría de ser americano. Ésta, sin duda, lo consiguió. Incluso fue nominada al Óscar a la mejor película y mejor sonido. Hay que tener en cuenta que hacía poco tiempo que se había impuesto el cine sonoro y pasar los musicales de Broadway al cine era toda una novedad.


No sé si se podría decir que esto es teatro filmado o cine teatralizado pero la fórmula duró bastantes años, hasta que el cine musical resurgió en los años 1950 aprovechando las innovaciones en la filmación y el sonido. A pesar de todo esto La calle 42 se consagró como un clásico y teniendo en cuenta que ya ha cumplido 84 años hay que mirarla con la ternura que se dedicaría a una anciana.

Ruby Keeler
Resulta una película pícara e inocente al mismo tiempo, estática y de ritmo vertiginoso. Todo un contrasentido, como la vida. Y eso es porque convergen dos tendencias a la hora de hacer musical: el musical clásico teatral y el musical cinematográfico. Esta película es la transición entre ambas maneras de entender el espectáculo. Las escenas entre los actores son netamente teatrales sin que apenas haya movimiento de cámara, sin embargo en las escenas musicales la cosa cambia y es por la influencia de Busby Berkeley.


Esto es lo que más destaca de este musical, las coreografías. Delante de la cámara se desarrollan elaboradas formas geométricas, caleidoscopios filmados con cámara cenital y con arriesgados movimientos de cámara no vistos hasta entonces, espejos que multiplicaban las coreografías realizados por un ejército de bailarinas perfectamente coordinadas. 


Todo ello diseñado por Busby Berkeley que, posteriormente, se encargaría de algunas de las coreografías de la nadadora/bailarina Esther Williams y que también fue director de cine.

Ginger Rogers
Por lo demás, el argumento de la película es muy simple. Un director de teatro recibe como encargo preparar una comedia musical, Pretty lady, para la amante del ricachón que financiará el proyecto y que sólo está interesado en ver las piernas de jovencitas. La amante es una cantante y bailarina consagrada que además tiene otro amante que también trabajará en la obra. Las aspirantes a coristas son jóvenes rubias de piernas bien torneadas y mucho sentido del humor; pero, entre ellas, destaca por su inocencia Peggy “la novata”.


Entre los ensayos, los números musicales y el estreno se desarrollan las tramas: los enredos, los engaños, los amoríos y el humor. Porque un musical romántico no puede hacerse sin grandes dosis de humor (esto debería haberlo sabido el director de La la land). Y esto es lo que provoca esta película ternura, risas y un número musical que pone la guinda y el final feliz. Donde los barriobajeros pueden encontrase con la elite, en la calle 42. Todos contentos.




Director: Lloyd Bacon
Guion: Rian James, James Seymour (Novela. Bradford Ropes)
Música: Harry Warren
Fotografía: Sol Polito 
Intérpretes: Dick Powell, Ruby Keeler, Warner Baxter, Ginger Rogers, Guy Kibbee.

Exposición: Tiempo de ensoñación. Andalucía en el imaginario de Fortuny.

Mariano Fortuny y Marsal nació en Reus en 1838 y apenas vivió 36 años. En su escasa vida tuvo talento suficiente, y dejó muestras de ello, para ser considerado uno de los mejores pintores del siglo XIX. Se le encuadra en la corriente del Orientalismo, pero si hubiese podido vivir más supongo que hubiera demostrado una gran versatilidad.


Había nacido en una familia sin tradición pictórica y quedó muy pronto huérfano. Su abuelo se ocupó de él, enviándole a Barcelona a trabajar en un taller de orfebrería. Esa sería su primera formación como dibujante y de ahí quedaría su pasión por plasmar los detalles minuciosamente.

Boceto. Patio de las monjas

Recibió varias becas para estudiar pintura en Barcelona y también en Roma y empezó a frecuentar los ambientes artísticos de Madrid. Se enamoró y se casó con Cecilia Madrazo, la hija del pintor Federico de Madrazo que también fue director del Museo del Prado.

Almuerzo en la Alhambra
Esta exposición se dedica a un período muy concreto de la producción de Fortuny y también muy cercano a la muerte del pintor. Un momento en que se dedicó plenamente a la pintura que quería hacer sin los límites que los clientes le pudieran poner. Fortuny sintió una verdadera pasión por Granada, por la Granada más exótica. Tiempo de ensoñación es el título de la exposición.



Diseño para alfombra de las Alpujarras
Durante su estancia en Andalucía, de 1868 a 1872, Fortuny se dedicó a callejear por Granada, buscando los rincones y los habitantes más típicos. Quedó tan fascinado por la Alhambra que consiguió celebrar el bautizo de uno de sus hijos allí. Aunque su atracción por el exotismo oriental, que expresaba vistiéndose frecuentemente como los marroquíes, había empezado años antes. En 1860 fue enviado en 1860 como reportero gráfico a cubrir la Primera guerra de Marruecos y se enamoró del paisaje, de la luz y de la cultura.



La matanza de los abencerrajes
Por entonces ya era un pintor de prestigio pero estaba encasillado en una pintura demasiado burguesa. En Granada, buscó y encontró un nuevo camino para su pintura. En la exposición hay numerosos dibujos preparatorios para sus cuadros, ligeros apuntes en los que también puede encontrarse la influencia de los grandes pintores españoles, entre ellos, Velázquez y Goya. Fortuny también era un coleccionista apasionado de todo tipo de objetos que después utilizaba para sus propias pinturas.

Carta de Fortuny con un dibujo de El tribunal de la Alhambra
Aparecen también varias cartas enviadas a familiares y amigos en las que dibujaba con todo detalle los paisajes de Granada y cuadros de pequeño formato o con escenas familiares en los que experimenta con total libertad y que, a veces, dejaba inacabados como en La matanza de los abencerrajes o El tribunal de la Alhambra donde el agua de un pequeño estanque es un auténtico espejo. También se exponen diseños de alfombras inspirados en la decoración de la Alhambra.

El tribunal de la Alhambra
El cuadro que más me ha gustado es precisamente una escena familiar, Almuerzo en la Alhambra, donde retrata a su mujer y sus hijos, éstos asomados por encima de una tapia, junto a unos amigos que están jugando a la baraja. Unas naranjas en el suelo, las flores del primer plano y los animales casi confundidos con la hierba equilibran la composición y el muro del fondo es el encargado de difundir la luz por todo el cuadro.

Influencia de Goya



Una exposición muy recomendable. Únicamente como sugerencia: los castellanohablantes deberíamos esforzarnos por pronunciar Fortuñ en lugar de Fortuni. Abajo un catálogo editado en 1928 en Milán, encuadernado en tela y que contiene cincuenta reproducciones de sus cuadros. 



Tiempo de Ensoñación. Andalucía en el imaginario de Fortuny
CaixaForum Zaragoza 
Hasta el 27 de agosto. 

miércoles, 26 de julio de 2017

Cine: Gilda de Charles Vidor (1946)

Put the blame on Mame, boys! ¡Echadle la culpa a Mame, chicos! Echadle la culpa a las mujeres de todo lo que pase en el mundo. Desde Pandora, desde Eva, las mujeres siempre tenemos la culpa de todo. Especialmente de la soltura de bragueta de los hombres. Mame tiene la culpa del incendio de Chicago de 1871, de la tormenta de nieve de Nueva York de 1888 y del terremoto de San Francisco de 1906 que, por supuesto, provocó con un leve movimiento de cadera. Pero Gilda es demasiado sentimental para comportarse como Mame aunque vaya dándoselas de dura y de mujer fatal. 

Esta canción, junto con Amado mío, fue compuesta por Allan Roberts y Doris Fisher para que Rita Hayworth la interpretara en Gilda, pero en realidad sólo hacia playback y la cantaba Anita Ellis.

¿yo?

Gilda es uno de los vértices del triángulo compuesto por Ballin Mundson, su reciente marido y Johnny Farrell, su antiguo amante. Así que, como es de esperar, una mujer fatal, su marido relacionado con un cártel poco decente y su antiguo amante, un paleto en toda regla, lo único que pueden tener son problemas. Pero la película puede tener muchas más lecturas.


La lectura más clásica es la de la sensualidad de Gilda volviendo locos a los hombres: cuando canta, cuando se viste, cuando se desnuda, cuando fuma, cuando mira y cuando piensa. No voy a negar que sea así, pero también hay otras interpretaciones mucho menos evidentes.


Otra que se puede intuir es la de la mujer fatal completamente alienada y tonta y que mantiene un amor tonto hacia un paleto que la maltrata. Sí que es cierto que Gilda utiliza todo su cinismo contra Johnny y su cinismo es artillería pesada. Pero él tampoco se queda corto. La insulta, la zarandea, le pega y se casa con ella al final para seguir maltratándola. Le obliga a tener en su nuevo apartamento un retrato de su primer marido muerto (el mafioso) y la olvida. La deja abandonada en su hogar conyugal sin pasarse por allí ni siquiera para decirle hola. ¡Ahhhh! ... pero la venganza de Gilda será terrible. 



En cierta manera Gilda es una imagen especular de la película Casablanca. También en ésta hay un triángulo amoroso y dos amantes que se reencuentran en un lugar exótico y en una situación turbulenta. Hay canciones inolvidables y frases que han pasado a la historia y que todos repetimos con admiración: Siempre nos quedará París o Johnny, que nombre tan difícil de recordar y tan fácil de olvidar. También en las dos películas hay un oficial de policía muy peculiar, que tiene una gran relevancia en el destino de los amantes. Pero en Gilda hay final feliz. Rocambolesco, pero final feliz. 


Gilda, la blanca
Gilda, la mujer fatal
En Gilda también hay otro triángulo que pueda pasar más desapercibido. Un triángulo de camaradas, con ciertas connotaciones homosexuales. Ballin, su bastón y Johnny. Cuando Johnny conoce a Ballin también queda fascinado por él. El flechazo es sonoro. No sé si por su riqueza y poder, por su elegancia como caballero o porque Johnny es tan paleto que cualquiera puede deslumbrarle.

El otro triángulo ¿amoroso?
Poca gente se habrá fijado en este triángulo (posiblemente) amoroso, pero del guante de Gilda nadie se olvida. Gilda, la mujer fatal, la que agitando su melena perturba al mundo, no puede no destacar. Sin embargo, también hay rasgos en la película de la Gilda que no es una mujer fatal, sólo una mujer asustada que trata de sobrevivir en un mundo de tiburones. Es Gilda la blanca, la que canta Amado mío, ámame siempre, y que el siempre empiece esta noche; la que provoca, cuando su canción termina, que la luz se apague y vuelvan las tinieblas al mundo.




Hoy ya ha pasado el escándalo que, para las mentes calenturientas, supuso esta película desde su estreno. Ya no es un fenómeno sociológico pero queda su maestría, porque no podemos olvidar que Nunca existió una mujer como Gilda. 



Dirección: Charles Vidor
Guion: Marion Parsonnet (historia E.A. Ellington)
Música: Hugo Friedhofer
Fotografía: Rudolph Maté
Intérpretes: Rita Hayworth, Glenn Ford, George MacReady

lunes, 24 de julio de 2017

Visita musical: Iglesia de Santa Isabel y San Cayetano con GozARTE

La iglesia de Santa Isabel y San Cayetano está muy ligada a la primitiva Diputación General del Reino de Aragón, vigente desde 1364 a 1708, que representaba a los distintos estamentos del reino y tenía funciones fiscales, políticas y administrativas en los períodos entre cortes. Salvando las distancias, podemos decir que la actual Diputación General de Aragón es su sucesora. 

Fachada y detalle


Esta iglesia se construyó en el siglo XVII, cuando empezó a crecer la devoción por Santa Isabel, infanta de Aragón y reina de Portugal, canonizada en 1625. Había nacido en la Aljafería en 1271, hija de Pedro III de Aragón y de Constanza de Sicilia. Todavía el patio principal de la Aljafería conserva su nombre. Se casó (la casaron) con 11 años con el rey don Dionís I de Portugal, un hombre violento e infiel; ella, sin embargo, fue siempre muy devota y piadosa, comprometida con los pobres y un poco milagrera. Aunque su marido la admiraba por ella no dejaba de sospechar que “robaba” del Tesoro Real para comprar pan para los pobres. Así que un día la siguió y cuando le exigió ver lo que escondía en su regazo el pan se convirtió en un maravilloso ramo de rosas. Así se la representa en la fachada de la iglesia, en el retablo principal y también en El Pilar.

Detalle de las barras aragonesas en la fachada
Siguiendo con la construcción de la iglesia, en 1678, la Diputación General del Reino quería edificar un templo en honor de Santa Isabel y como capilla oficial. Parece ser que no disponían de mucho dinero para comprar el solar, puesto que, con la entronización de los Borbones y su centralismo, la decadencia de la institución había comenzado hacía tiempo. Por otra parte, los teatinos, disponían de un solar en el centro de Zaragoza, pero no tenían dinero para edificarlo.

Detalle de las tribunas en el altar
San Cayetano de Thiene, fundó en 1524 la Orden de Clérigos Regulares, conocidos como teatinos, con el fin de promover una reforma de costumbres dentro de la iglesia católica y olvidar los excesos del Renacimiento. Así que los de San Cayetano pusieron el solar y los de Santa Isabel, la edificación. Por esto la iglesia se conoce como de Santa Isabel y San Cayetano, concluida en 1726.

San Jorge en el altar barroco
La fachada de la iglesia es espectacular; de barroco churrigueresco, única en Zaragoza. Yo creo que es la fachada más hermosa de toda la ciudad y eso que a mí no me gusta especialmente el barroco. Es de alabastro blanco en los entrepaños y mármol oscuro para la estructura, con lápidas labradas en piedra de Calatorao. Por la historia de la iglesia, el protagonismo del escudo del Reino de Aragón es indiscutible. Está encima de la puerta principal y también se repiten los cuatro cuarteles, por separado, en toda la fachada. La imagen central es una escultura de Santa Isabel, aunque la del retablo es mejor y encima de ella se repite el escudo de Aragón. A los lados de la puerta principal los santos principales de los teatinos, San Andrés Avelino y San Cayetano.

Escudo del Reino de Aragón
En el interior destaca el retablo barroco, obra de José Ramírez de Arellano, con la escultura de la santa y también una escultura ecuestre de San Jorge alanceando al (pobre) dragón. También en el interior de la iglesia encontramos los cuarteles del escudo: el Árbol de Sobrarbe, la Cruz de Íñigo Arista, la Cruz de San Jorge y las Barras aragonesas.

Retablo y detalle de Santa Isabel de Portugal


Destacan también dos esculturas de Antonio Palao. En la iglesia está la Piedad de 1871 y en la sala capitular una Virgen de la Soledad. Ambas procesionan en Semana Santa. 

La Piedad de Palao
En una capilla, no muy bien iluminada y (parecía) un poco abandonada hay una pintura mural de Baqué Ximénez, representando a San Jorge que ha bajado del caballo para rematar al (pobre) dragón, de 1962. De estética geométrica, me gusta mucho en este cuadro la representación del dragón articulando diferentes planos triangulares en gama de verdes, como correspondería a las escamas del animal. Baqué Ximénez trabajó mucho durante el franquismo, especialmente en las iglesias de los pueblos de colonización y supo conjugar las exigencias de una representación religiosa tradicional con tendencias más modernas en la pintura. Muy interesante también la representación del pueblo donde sucede la acción.

San Jorge de Baqué Ximénez
La iglesia se construyó al mismo tiempo que El Pilar y San Juan de los Panetes. E incluso se dice que sirvió como modelo y ensayo del Templo del Pilar, sobre todo para la construcción y disposición de las cúpulas. Cuando se disolvió la Diputación General pasó a propiedad del Cabildo de Zaragoza; pero durante la desamortización de Mendizábal se expulsó a los teatinos y sus propiedades se vendieron. El estado la adquirió y la transmitió a la Diputación Provincial de Zaragoza. Actualmente la iglesia no tiene culto pero es residencia de la Hermandad de la Sangre de Cristo desde 1813 y tiene un papel destacado durante la Semana Santa.

Detalle de la Sala Capitular

Virgen de la Soledad
Otra curiosidad es que en, una pequeña arca, están parte de los restos de Juan de Lanuza, el último Justicia de Aragón. El resto está en el Panteón de Ilustres de Madrid. La visita terminó con un pequeño concierto de órgano en la misma iglesia. No me pude quedar por falta de tiempo. Tendré que repetir. Más información aquí: GozARTE

El arca de Juan de Lanuza

viernes, 21 de julio de 2017

Exposición de Fotografía: Juana Biarnés. A contracorriente. PhotoEspaña 2017

Las mujeres tenemos tan interiorizado que nuestro trabajo es trivial que somos las primeras que no lo valoramos. Eso le pasó a Juana Biarnés. Después de toda una vida dedicada a la fotografía periodística, un día decidió o se vio obligada a dejar ese trabajo y archivó todos sus negativos sin pensar que podían ser testimonio de toda una época.

Juana Biarnés nació en Terrassa en 1935 y hoy es una apacible anciana que disfruta de todo lo vio, vivió y fotografió durante años. No era muy buena estudiante, así que su padre decidió que le ayudase en sus tareas de fotógrafo deportivo. Le ayudaba con las cámaras, los objetivos y los trabajos de laboratorio. Esa fue su principal escuela, aunque después también completó sus estudios en la Escuela de Periodismo de Barcelona como reportera gráfica. La única mujer de su promoción y una buena fotorreportera. Uno de sus profesores se encargó de que lo fuera.

Momento divertido entre dos toreros. Madrid 1967
Lo que más asco le daba en el mundo era la sangre, así que su profesor Manuel del Arco la envió a un matadero a hacer un reportaje. No le quedaron dudas al señor del Arco de que la señorita Biarnés sería una gran fotorreportera.

Pilar Miró, realizadora de televisión. Madrid 1970
Mientras era estudiante siguió colaborando con su padre como fotógrafa deportiva y trabajando por su cuenta en cuántos reportajes pudiera. No le era fácil y a menudo se encontraba con la hostilidad de los hombres, principalmente de los árbitros, para que entrase en los campos de fútbol y en cualquier otro dominio masculino, a pesar de que esta acreditada como periodista.

Inundaciones Terrassa, 1962


Estas dificultades no mermaban su entusiasmo y tampoco quiso nunca que condicionasen su manera de ser y de expresarse, incluso su manera de vestir. Nunca quiso masculinizarse y se presentaba en el “campo de trabajo” con sus vestidos y sus faldas con vuelo y sus tacones y sus bolsitos, además, claro está, de las cámaras, objetivos y flashes.


Su primera gran oportunidad fue fotografiar unas terribles inundaciones que sufrió la comarca del Vallés en 1962 y especialmente su ciudad, Terrassa. 800 muertos e incalculables daños materiales. Su reportaje se emitió en el telediario (de la única cadena de televisión) y en prime time. Trabajó también en el diario Pueblo, que a pesar de ser un periódico del Sindicato Vertical, siempre ha tenido fama de mantener una cierta calidad y ser una gran escuela para periodistas.

Sammy Davis Jr. Toledo 1967
Fundó también su propia agencia y fue la fotógrafa personal de Raphael que, en aquélla época, era el artista más cotizado de España, con más proyección internacional y más protegido por el régimen franquista del que ejercía de embajador de facto. Eso le permitió acceder a todos los famosos internacionales que aparecían por España y a fotografiar sus fiestas, pero sin flash para no molestarles.

Tom Jones, Madrid 1969
Fue amiga personal de Lola Flores, de la duquesa de Alba, de Sara Montiel. Fotografió a los Beatles, Audrey Hepburn, Nureyev, Polanski, Jacqueline Kennedy. Sus fotografías demuestran que, bajo la dictadura de Franco, había algunos que vivían muy bien. Y se ponían por montera la moral rancia y represora de falangistas y curas afectos al régimen.

Rocío Dúrcal, Madrid 1969
Nada de esto quita ningún valor a sus fotografías porque siempre supo mantener su objetividad y reflejar situaciones atroces, como la del trabajador discapacitado. No obstante, a pesar de su éxito, en 1985, desengañada de tener que fotografiar siempre lo mismo decidió dejar su actividad y archivar todos sus negativos. Debemos agradecerle que los conservara y que no se perdiesen en alguna mudanza como ha ocurrido tantas veces.

Trabajador discapacitado. Madrid 1967

Allí se quedaron guardados hasta que en 2012, con motivo de la conmemoración de la tragedia de las riadas del Vallés, un fotógrafo, Cristóbal Castro le preguntase, por casualidad, si conservaba algún documento para la exposición conmemorativa. De esta manera toda esta riqueza documental que ahora se exhibe reapareció. Yo creo que si Juana Biarnés hubiera sido un hombre, antes de archivar su trabajo de 30 años, le hubiera dado alguna publicidad, hubiera sabido venderlo de alguna manera. Ella, sin embargo, se conformó con la discreción y el silencio.

Joana Biarnés hoy.

Bienvenida sea la hora en que rompamos con esa discreción y con ese silencio. Por esas mujeres que trabajaron tanto sin tener conciencia de la valía de su trabajo. 



La Lonja
Plaza del Pilar, Zaragoza.
Hasta el 10 de septiembre de 2017