miércoles, 22 de marzo de 2023

Novela: Pedro Páramo de Juan Rulfo (1955)

El autor.-
Juan Rulfo fue un escritor mexicano de solo una novela y un libro de cuentos. A pesar de su poca producción es considerado uno de los mejores escritores hispanoamericanos del siglo XX. También trabajó como agente de inmigración para el estado. Otras obras suyas: El llano en llamas, libro de cuentos. 

Mi opinión.-
Pedro Páramo es la única novela que escribió Juan Rulfo. Me queda la duda de por qué no siguió escribiendo si tenía un inmenso talento para ello. Era una persona muy tímida y retraída. Puede verse una entrevista para televisión que le realizó Joaquín Soler Serrano, en el programa A fondo, en 1977. En cualquier caso, es una lástima que no siguiera escribiendo.

Su literatura me ha recordado a la de Federico García Lorca por la utilización de símbolos y la recurrente visión de la muerte. Juan Rulfo vivió toda su infancia en una zona rural mexicana marcada por las supersticiones y que yo creo que inspira directamente su obra de ficción. Pero no deberíamos olvidar que ese ambiente de supersticiones y muerte es una mezcla de la herencia azteca y de la española, en ese sentido, bien parecidas.

El libro que tengo es una edición de bolsillo pero muy cuidada, en tapas duras, de 1983. Quiere decirse que lo leí hace muchos años y lo recordaba perfectamente, pero ahora lo he podido disfrutar mucho más. Sobre todo los símbolos: el caballo como esa fuerza indómita, una pasión desenfrenada y, al mismo tiempo, el heraldo de la muerte de uno de los hijos de Pedro Páramo. El caballo del muerto que regresa a la finca la Media Luna a buscar a su amo y no lo encuentra. Y todas las noches repite lo mismo: el caballo y la Media Luna; el caballo regresa a la Media Luna; el caballo. 

Pedro Páramo es el símbolo del poder del señor, poder sobre la vida y la muerte (como en Los santos inocentes de Delibes), el poder sobre las mujeres (como en El alcalde de Zalamea) e incluso es el poder político que hace lo que sea para sobrevivir en diferentes circunstancias. Recurre a la amenaza, al soborno, a un matrimonio de conveniencia con una mujer rica a la que debe mucho dinero. Pero Pedro Páramo, a pesar de su gran número de hijos, también es el símbolo de la esterilidad. Así lo dice su apellido, páramo definido como gran extensión de terreno yermo y así lo confirma la muerte de la mayor parte de sus hijos. Pedro Páramo es el esfuerzo y la lucha eterna por conseguir la riqueza, una riqueza que nadie heredará, que se perderá con su muerte, que se desintegrará como él y volverá a la tierra.

Porque si hay una sensación que se repite durante toda la novela es la de que todo está cubierto de polvo, que se mete por los ojos y por la boca. Es la sensación de que la tierra envuelve “la vida” de los muertos. Unos muertos que no encuentran descanso, que tienen tantas cuentas pendientes que la eternidad para ellos será un volver a la tierra constantemente, vagando por las calles polvorientas y abandonadas: «…mastico terrones plagados de gusanos que se me anudan en la garganta y raspan la pared del paladar».

Muy recomendable. Siempre es recomendable volver a los clásicos y más a aquéllos que nos recuerdan tantos otros clásicos en lengua castellana. También recomiendo una película que se rodó basada en esta novela, en 1967. Dirigida por Carlos Velo e interpretada por John Gavin. Consigue transmitir con sus imágenes en blanco y negro, la decadencia, el abandono y la muerte de Comala.

Pedro Paramo
Juan Rulfo
Ed. Club Bruguera



miércoles, 8 de marzo de 2023

Novela: Les loyautés de Delphine de Vigan (2018)

La autora.-
Delphine de Vigan es una escritora francesa muy reconocida que ha recibido los más importantes premios literarios. Ha trabajado también como guionista y directora de cine. Podríamos subrayar el carácter autobiográfico de varias de sus obras y que algunas de ellas han sido adaptadas al cine. Otras obras suyas: No y yo, Las horas subterráneas, Nada se opone a la noche

Mi opinión.-
Según el nombre de los capítulos de esta novela podríamos concluir que existen cuatro personajes principales. Hélène es una profesora de instituto en su cuarentena, soltera, aparentemente sin amigos y sin vínculos familiares. Arrastra el recuerdo de una infancia traumática debido al alcoholismo de su padre. Es la única que se da cuenta de que algo no funciona bien en la vida de uno de sus alumnos.

Théo es un adolescente que no puede soportar su situación y bebe alcohol hasta llegar a la inconsciencia. Es un niño obligado a desenvolverse como un adulto aunque apenas tenga doce años. Desde el divorcio de sus padres, vive en custodia compartida. Su padre está en el paro y sumido en una profunda y paralizante depresión y su madre vive carcomida por el odio hacia el marido que le fue infiel. Esta situación provoca en Théo una inmensa tristeza y una continua culpabilidad. En el colegio está aislado y sólo se relaciona con Mathis.

Mathis también vive en un hogar conflictivo. Su madre, Cécile, acomplejada por su origen social notablemente inferior al de su marido, sin embargo acaba de descubrir su verdadera cara. William, el caballero de clase privilegiada, bien educado y culto, desde el anonimato de un pseudónimo en las redes sociales, transpira odio contra los judíos, las mujeres, los negros y los homosexuales. Cécile desbordada por la situación no sabe qué hacer con su hijo, de quien sospecha que le roba dinero.

Nos encontramos con una novela sobre relaciones familiares tóxicas vistas desde el punto de vista de la maternidad. Los retratos hechos por la autora de Cécile y de la madre de Théo son desesperanzadores. Son mujeres que no pueden superar la decepción de sus fracasos de pareja, la infidelidad y la mentira y que transmiten a sus hijos la amargura, la frustración y la angustia de vivir, sin darles, al mismo tiempo, las herramientas necesarias para arreglárselas.

En realidad, son los padres los causantes de la destrucción de la familia. Por infidelidad y por hipocresía, pero la autora ha preferido mantenerlos en un segundo plano para centrarse en los sentimientos y la zozobra de las mujeres. Me parece que esta novela es espléndida desde un punto de vista literario. Se apoya en un lenguaje muy sobrio, a veces incluso, seco y duro; con frases muy cortas, que golpean y son muy dolorosas. Una novela que llega a cortarla respiración y que sólo muestra un rayo de esperanza en las últimas líneas. Muy recomendable.


Les loyautés 
Las lealtades 
Delphine de Vigan 
Ed. JCLattés 


miércoles, 1 de marzo de 2023

Obra de teatro: Bodas de sangre de Federico García Lorca (1931)

El autor.-
Federico García Lorca nació en Fuente vaqueros, Granada en 1898 y fue asesinado en agosto de 1936, recién comenzada la Guerra Civil. Su cuerpo todavía no ha sido encontrado. Sigue en una cuneta para vergüenza de todos. Se le asocia a la Generación del 27. Otras obras de teatro: Yerma (1934), Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935), La casa de Bernarda Alba (1936). Poesía: Poema del cante jondo (1921), Romancero gitano (1928) y Sonetos del Amor Oscuro (1936). 

Mi opinión.-
Sigo en mi empeño de aprender a leer teatro. Creo que la mejor estrategia es leer de corrido la obra y después releerla poniéndole interpretación. Aunque sea una interpretación mínima.

En esta obra, como en Cierva acosada de Alfonsa de la Torre, el autor parte de un hecho real; lo embellece, lo simboliza y lo eleva a la condición de poesía eterna, lo cual tendría su peligro si el autor no fuese Federico García Lorca. Esta tragedia en verso, como suele ser renombrada, fue escrita en 1931 y estrenada en teatro en 1933. Ya muy pronto, en 1938, se hizo una versión cinematográfica protagonizada por Margarita Xirgu que me encantaría localizar y poder visionar en pantalla grande. Junto con Yerma y La casa de Bernarda Alba constituye la Trilogía rural de Lorca.

En el teatro de Lorca llama mucho la atención la utilización de las flores y de los objetos cotidianos como símbolos de la tragedia que se cierne sobre los protagonistas. En el transcurso de esta obra, además, se percibe cómo el último acto es mucho más simbólico y poético que los primeros dominados por una opción más realista.

Así destaca la luna como mala influencia, luna sola, luna mala, triste luna, la que “llena de jazmines la sangre”; la que habla con la mendiga que es la muerte. Y por contraposición, la luz que es fecunda y que hace producir a la tierra y que provee de trigo a los humanos. La flor de azahar, al mismo tiempo símbolo de pureza y fertilidad, es lo que lleva la novia en su corona y el novio en el ojal del traje. Además, es el novio quien debe ofrecerlo a la novia y es la novia quien debe colocarlo en el ojal. Y el caballo, el galope del caballo como símbolo de pasión sexual.

Dejando aparte todos estos símbolos, Bodas de sangre también es ejemplo de una realidad más prosaica aunque expresada poéticamente. La rigidez de un orden social basado en el dinero y la propiedad de la tierra; la honra de toda la familia depositada en la virginidad de las mujeres y consecuentemente el valor de una mujer por su capacidad para parir; la resolución de los conflictos a través de la violencia y la muerte; el luto, las lágrimas y el aislamiento para las mujeres que sobreviven a sus muertos; y el ostracismo para la mujer que desafíe el orden social garantizado por la severidad de las madres. Cómo no pensar en las mujeres afganas de hoy, valoradas como ganado. 

En fin, una verdadera tragedia griega y que ha sido adaptada muchísimas veces. En el teatro y el cine, incluso, creo que hay una ópera. Aparte de las versiones teatrales que he visto, yo me quedo con la película de Paula Ortiz, La novia, estrenada hace unos años. En esta película algo que me llamó mucho la atención fue la diadema de la novia porque parece una corona de espinas, aunque lleve el azahar, la flor de azahar.


Bodas de sangre 
Federico García Lorca
Espasa-Calpe