lunes, 30 de enero de 2017

Novela: Blas de Lezo, "el malquerido" de Carlos Alonso Mendizábal (2008)

Blas de Lezo 
Este libro es una biografía novelada de Blas de Lezo y Olavarrieta, importante almirante de la Armada española de la primera mitad del siglo XVIII. Apodado “El malquerido” porque, a pesar de su lealtad y buen hacer, parece ser que no obtuvo el reconocimiento que merecía en vida. Desde hace unos años se está rehabilitando su memoria y es reconocido como un importante estratega. Hasta tal punto que en el Reino Unido iban a nombrar a un buque de investigación Blas de Lezo, pero no se consideró conveniente. En 1741, Blas de Lezo comandó la defensa de Cartagena de Indias frente al asedio de los británicos y les venció aunque le fue en ello la vida. 

Había nacido en Pasajes-Pasaia (Guipúzcoa) en 1689, donde todavía se conserva su caserón natal. Se había formado en la Armada francesa bajo las órdenes del Conde de Toulouse, hijo natural posteriormente legitimado de Luis XIV de Francia e intervino activamente en la Guerra de Sucesión a favor del pretendiente Felipe V. Esta guerra se mantuvo durante casi 15 años y derivó en un conflicto internacional, por esto las batallas navales tuvieron una gran importancia. Blas de Lezo intervino en la más importante de este conflicto, la Batalla de Málaga, donde perdió una pierna.

Batalla de Málaga 1704

Luis XIV dejó de respaldar a su nieto Felipe V para poder establecer la paz con Gran Bretaña, así que Blas de Lezo pidió enrolarse en la flota de Cádiz, abandonando la Armada francesa. Para entonces, aunque todavía era muy joven, había perdido también un ojo. En 1713, todavía no se había firmado la paz con Austria y la Guerra de Sucesión continuaba en el Mediterráneo. Pero el archiduque Carlos, por fin, fue nombrado emperador de Austria y decidió abandonar sus pretensiones a la corona española. Aun así, antes de irse, reclamó la independencia para Cataluña porque le había sido leal durante toda la contienda. En fin, que de aquellos polvos vienen estos lodos y este es un asunto que todavía no se ha solucionado. Por supuesto, Felipe V no concedió la independencia ni respetó los fueros y además sitió Barcelona durante mucho tiempo bombardeándola sin piedad. Sitio en el que Blas de Lezo también participó, perdiendo el brazo; aunque nunca se le ocurrió dejar por ello la Armada.

Asedio de Barcelona 11 de septiembre de 1714

El siguiente destino fue el Caribe donde seguían los problemas con los ingleses. Era lógico, un imperio (el español) estaba en franco declive y el otro (el británico) comenzaba a dar sus zarpazos. Y en este destino Blas de Lezo intervino en otra guerra, como no podía ser de otra manera. La Guerra de la Oreja de Jenkins o Guerra del Asiento. Parece un chiste, pero históricamente fue así. La Guerra del Asiento se desarrolló entre 1739 y 1748 en el Caribe y terminó con una derrota inglesa. Esa derrota que costó la vida a Blas de Lezo.

Blas de Lezo 
Con la firma de los Tratados de Utrecht, Gran Bretaña no sólo consiguió Gibraltar (ahí estamos con otro conflicto que resurge de vez en cuando) y Menorca, también obtuvo lo que se llamaba el “asiento de negros”, es decir, el derecho de vender esclavos negros en los virreinatos españoles en América. Pero aprovechando esta licencia se dedicaba también al contrabando de otras mercancías, desafiando el monopolio del comercio español en la zona. Así que un tal Jenkins, pirata o corsario según se mire, acusó al capitán español Fandiño de haberle apresado, torturado y después cortado una oreja, ante el Parlamento inglés, que no dudó en solicitar una indemnización al reino de España, la cual éste se negó a pagar. Así que otra guerra más, por motivos más comerciales que políticos. Viene bien ahora hacer un paréntesis y explicar para qué sirve la Unión Europea, pues se creó con el firme convencimiento de que los países que comercian entre ellos nunca pelean y hasta ahora había funcionado bien (veremos como supera la zancadilla del Reino Unido y el Brexit). Seguimos con la historia de Blas de Lezo.

Guerra del Asiento
Así que Gran Bretaña desplegó su armada (que era muy superior a la española desde el desastre de la Gran Armada) y estuvo atacando los principales puertos españoles en el Caribe. En Portobelo que entonces se llamaba Puerto Bello, desde donde se exportaba la plata, la jugada les salió bien a los ingleses y la ciudad fue sitiada y destruida. Pero en Cartagena de Indias, estaba Blas de Lezo al mando y, aunque no se llevaba muy bien con el  virrey Eslava y recibía órdenes contradictorias, pudo repeler los ataques de una flota mucho mayor y mejor armada.

Castillo San Felipe de Barajas, Cartagena 
Durante la batalla fue herido y como consecuencia de ello o de unas fiebres murió allí y no se sabe dónde está enterrado. Mejor que muriera entonces porque, a causa de las intrigas del virrey, en España no se reconoció su intervención en esta victoria contra los ingleses. Al contrario fue acusado de negligente y destituido después de muerto. Años después sí que fue recompensado con un título nobiliario otorgado a su hijo mayor y hoy tiene varias estatuas en España y Colombia y algunos buques también han llevado su nombre. Pero su historia es poco conocida y debería ser estudiada en los colegios e institutos, aunque ahora que la historia en general tiene tan poco sitio en los planes de estudios dudo que así sea.

Fuerte de Portobelo 
Al final, queda resumido en un solo hombre un conflicto internacional que sigue teniendo repercusiones. Un vasco educado en Francia que contribuyó a la entronización de una dinastía francesa en España, luchando contra austriacos y catalanes y que después se enfrentó (y derrotó) a Gran Bretaña cuando ésta empezaba a despuntar como hegemón.



El libro resulta muy interesante como documentación biográfica del personaje, ilustrado además con mapas muy explicativos, pero como novela le falta ritmo y pasión. 


Blas de Lezo, "el Malquerido"
Carlos Alonso Mendizábal

Editorial Dossoles

jueves, 26 de enero de 2017

Cine: Assassin's Creed de Justin Kurzel (2016)

La palabra asesino significa consumidor de hachís y es de origen árabe. El viejo de la montaña estableció en la fortaleza de Alamut, en el actual Irán, una comunidad religiosa musulmana muy estricta, de raíz ismaelita que se convirtió también en orden militar, extremadamente violenta en tiempos de las cruzadas. No sólo atemorizaban a los cristianos sino también a los musulmanes y entre ellos, especialmente, a los chiíes. 

Basándose en esta historia, se diseñaron unos videojuegos de aventura, Assassin’s Creed, ahora adaptados al cine, parece ser que fielmente. Básicamente se trata del enfrentamiento entre el bien y el mal, pero esta vez, paradójicamente el bien son los Asesinos y el mal los Templarios. Aunque los templarios fueron disueltos hacia 1300, para esta película siguen vivos, encarnados en la Santa Inquisición española del siglo XV.


Por supuesto, el enfrentamiento ha llegado hasta el siglo XXI, pero de una manera encubierta. Asesinos y Templarios buscan el fruto del edén. Supuestamente el fruto del edén puede controlar la voluntad humana y eliminar el libre albedrío, con lo cual se eliminaría también esa gran capacidad para la violencia que el humano tiene contra sí mismo y contra los demás.


En el año 2016, los Templarios se ocultan en Abstergo, una organización científica, radicada en Madrid, que investiga y experimenta con recuerdos genéticos. Recuerdos de nuestros antepasados que siguen figurando en nuestra cadena de ADN. Sincronizando estos recuerdos se pueden revivir situaciones del pasado a través de una máquina llamada Ánimus.


Michael Fassbender interpreta a Callum Lynch, un joven que desde la muerte de su madre y la desaparición de su padre ha vivido en varios orfanatos, correccionales y cárceles, hasta terminar condenado a muerte. Él no sabe que es descendiente directo de Aguilar de Nerja, un caballero asesino del siglo XV, que sabe dónde está oculto el fruto del edén. La doctora Sophia Rikkin y su padre Alan Rikkin, presidente de Abstergo, lo reclutan para revivir a Aguilar de Nerja. Pero las cosas no saldrán como ellos esperan.


La película es de pura acción digitalizada. Reproduce la estética del videojuego. Un escenario oscuro, mucha violencia, peleas y saltos perfectamente coreografiados, banda sonora hipnótica y, como dicen en algunas críticas de cine, cuando la acción decae Michael Fassbender se quita la camiseta. 


A veces resulta un poco pesado ver tanto salto y cabriola y se ve como un producto exclusivo para adolescentes. Pero tiene su gracia. Sobre todo porque una gran parte de los Templarios ya no buscan el fruto del edén, saben que no lo necesitan. Como su lideresa, interpretada por Charlotte Rampling, dice acertadamente, la gente ya no quiere ser libre, no necesitan ideologías que les prometan el poder, la libertad o la justicia. Se conforman con tener un poco de dinero para poder consumir. Esa es hoy la verdadera ideología esclavizante, el consumo. Así, si los seres humanos quedan reducidos con total naturalidad a comer y cagar, ya no se necesitan ni tanques ni el miedo al infierno para que estén dominados. Los Templarios del siglo XXI han ganado, al menos, hasta que Callum Lynch conecta con su antepasado Aguilar de Nerja.


Me extraña que, en las críticas que he leído, no se haga referencia a la actuación de Javier Gutiérrez. En mi opinión, uno de los mejores actores españoles hoy. Conocido por su papel de Satur en Águila Roja y por otros muchos más, el más reciente en 1898. Los últimos de Filipinas (excepcional también). Interpreta, en una aparición breve pero contundente, al único personaje que parece de carne y hueso, el inquisidor Torquemada. Atención al fotograma de Torquemada entre los Reyes Católicos. Película entretenida y casting impresionante.  

Director: Justin Kurzel
Guion: Adam Cooper, Bill Collage y otros (videojuego)
Música: Jed Kurzel
Fotografía: Adam Arkapaw
Intérpretes: Michael Fassbender, Marion Cotillard, Jeremy Irons, Javier Gutiérrez. 

lunes, 23 de enero de 2017

Cuentos: To and Fro/Psychopolis de Ian McEwan (1978)

El autor.-
Ian McEwan es uno de los novelistas británicos más reconocidos en el momento. Parece que sus primeras historias tenían un cierto carácter gótico y se le bautizó como “Ian Macabre”. Empezó su carrera como escritor a finales de los años 1970 y como su manera de narrar o de abordar ciertos temas, generalmente sexuales, era bastante realista en ocasiones fue acusado de obscenidad. Su novela más conocida es Expiación que fue magníficamente adaptada en cine por Joe Wright. Otras obras suyas: Ámsterdam, Sábado, Solar, Operación Dulce, La ley del menor


Mi opinión.-
Sigo con mi intención de mantener mi nivel de inglés a base de leer y ver pelis en versión original. Me niego a seguir yendo a academias y a estudiar más gramática. Así que encontré una edición de libros bilingües que, además, llevan audiobook, y estoy encantada porque, ahora mismo, no podría dedicarle mi tiempo de lectura a una novela en inglés, pero a cuentos, sí.

En este libro, hay dos cuentos que se editaron en 1978, en el volumen In Between the sheets, que puede traducirse como Entre las sábanas o Entre los papeles. Supongo que es un juego de palabras del autor para escribir sobre la intimidad de los personajes.

El primero de los cuentos se titula To and Fro (Vaivén) y es muy extraño. Realmente no he llegado a saber qué es lo que cuenta. A veces me parecía que el protagonista estaba muerto y relataba dos momentos de su vida; otras veces me parecía alguien en una pesadilla de la que no podía escapar. El protagonista narra en párrafos alternos dos situaciones de su vida cotidiana, con un cierto matiz de absurdo o de hastío. En la oficina y en su hogar, más concretamente en su cama. Supongo que por eso el autor lo tituló Vaivén, porque va y viene de una historia a otra sin llegar a ningún sitio. Me ha gustado mucho porque McEwan es capaz de mantener la expectación sobre algo que no llega. Resulta muy inquietante.

El segundo, Psychopolis, parece un delirio de personajes aburridos de sí mismos. Son varios estadounidenses y un inglés. No sé si el autor pretendía ridiculizar a los americanos, pero si fue así el narrador inglés también sale malparado. Una chica americana necesita superar algún trauma a través de prácticas sexuales masoquistas light, como estar atada a una cama; Terence también tiene problemas con sus novias, que invariablemente acaban dejándole; George, es el prototipo de capitalista que poco a poco conseguirá una fortuna que no le servirá para nada y cuyo lema es “Dios, agallas y armas, son los que hicieron de América un gran país”, vamos que es el votante prototipo de Trump; y, el narrador, es el inglés que no sabe qué hacer dentro de su cuerpo, que toca la flauta mal y lo sabe y no quiere molestarse en aprender.

Los cuatro se citan para una pequeña fiesta en casa de uno de ellos. De la conversación se pasa a la discusión y de la discusión a la violencia y la tragedia. Aparentemente, porque de la manera más absurda la apatía se impondrá otra vez. 


jueves, 19 de enero de 2017

Cine: 1898. Los últimos de Filipinas de Salvador Calvo (2016)

Recuerdo haber visto varias veces, y siempre en televisión, Los últimos de Filipinas, la versión filmada en 1945 e interpretada por los principales actores de la época. Quedaba de esta película la resistencia heroica de los soldados frente a condiciones de extrema dureza pero puesta al servicio de la propaganda franquista. Esta conexión no le beneficiaba en nada, ni para verla como cine histórico ni mucho menos como cine de reflexión o denuncia del colonialismo o del absurdo de la guerra. 


Quedaban también de esta primera adaptación los ecos de una canción, Yo te diré… que vuelven ahora interpretados por una prostituta a la que le encantan los españoles. Un personaje poco y mal desarrollado y que es el que menos me ha gustado de esta nueva versión.


La verdad es que sobre los hechos históricos del Sitio de Baler sé muy poco y esperaba, después de la película, saber un poco más. Pero no ha sido así. Esperaba, esta vez, más cine de reflexión. Que en la película se incluyese lo que estaba pasando al mismo tiempo en España, si sabían que ese destacamento estaba sitiado o no, si la actuación de los oficiales fue la correcta y sobre todo qué pasó después con todos los soldados. Tampoco la película es muy explicativa respecto a la situación de Filipinas, su rebelión y sus deseos de independencia y sus relaciones con Estados Unidos.


Con la pérdida de Cuba y Filipinas se daría por terminado el Imperio Español, aquel en el que no se ponía el sol. En plena expansión, los Estados Unidos necesitaban controlar el Caribe y el futuro Canal de Panamá para evitar la circunvalación por América del Sur y respecto a la Costa Este, también debían controlar el Pacífico, a través de los archipiélagos de Guam y Filipinas para asegurarse el acceso a Asia. Así que, los legítimos deseos de independencia de estos territorios fueron convenientemente avivados por la intervención, evidentemente interesada, del gran amigo americano. Después de buscar información esto me ha quedado claro.


Pero, me queda la duda de si el sitio y las muertes que se produjeron se podían haber evitado. Si el teniente Martín Cerezo, interpretado por Luis Tosar, se comportó erróneamente, por pura cabezonería y falta de visión o si su sentido del deber le impulsó a comportarse como un suicida. Los personajes, excepto lo ya comentado, están bien delineados y muy bien interpretados; aunque no me parece tampoco muy interesante incluir a un sacerdote adicto al opio que, consciente de que se acerca su final, parece que lo acelera con una dosis de más. Creo que no aporta mucho, aunque Karra Elejalde lo interpreta alternando la picaresca, las verdades como puños y la ternura porque es un actor más que solvente.


Otros personajes son: el veterano (Javier Gutiérrez), maleado por las circunstancias, que ha sobrevivido ya a unas cuantas batallas y vive de la desesperanza y el resentimiento. Está dispuesto a seguir matando porque matar envicia y se ve que él disfruta con ello. Es ya lo único que le queda y que sabe hacer muy bien. El joven idealista (Álvaro Cervantes), con talento para la pintura y una sensibilidad especial que se verá marcada para siempre con esa aventura. El cobarde, que a la mínima oportunidad deserta y se engancha con los aparentemente vencedores, está interpretado por Patrick Criado. Todos ellos excelentes junto con Eduard Fernández y Carlos Hipólito.


La película sí que incide, desde los primeros planos, en la falta de preparación de los soldados. Todos ellos jóvenes reclutas que estaban haciendo el servicio militar, aunque para algunos existían maneras de evitarlo. Se podía pagar una cantidad de dinero para que el recluta quedase exento o fuese sustituido por otro. Así que a estos destinos iban los soldados de las clases sociales más bajas, aquellos que no tenían dinero para evitarlo. No sabían leer ni escribir, apenas habían salido de sus pueblos, tenían que dejar sus oficios y perder el salario que entregaban en sus casas. Y a cambio de ese reclutamiento forzoso, y en este caso de su heroísmo inútil, no obtenían más que enfermedad y muerte; la prueba de ello está en que ninguno de los soldados sitiados recibió ninguna condecoración.


Martín Cerezo sí que regresó a España, fue recibido con grandes honores y continuó con su carrera militar. También escribió un libro sobre sus recuerdos del Sitio de Baler y según una noticia aparecida en heraldo de Aragón, a su vuelta litigó contra el estado para obtener una pensión y reconocimiento para quienes habían sido los últimos de Filipinas. No lo consiguió.


Dirección: Salvador Calvo 
Guion: Alejandro Hernández
Fotografía: Álex Catalán
Intérpretes: Luis Tosar, Álvaro Cervantes, Javier Gutiérrez, Karra Elejalde, Carlos Hipólito, Eduard Fernández, Patrick Criado.

lunes, 16 de enero de 2017

Pintura: Las Pinturas Negras de Goya 1819-1823 - Museo del Prado

De la primera visita que hice al Museo del Prado, recuerdo perfectamente la sala de las Pinturas Negras de Goya y el Autorretrato de Durero. Pero a pesar de que Durero es el pintor más guapo de todos los tiempos y algunas veces he soñado que me encontraba con él, las Pinturas Negras me impresionaron mucho más. Nadie puede dar un significado cierto de cada una de ellas, pero lo que es incontestable es que todas son imágenes trágicas.

Dos viejos comiendo
Después de aquella primera visita ha habido otras más y también he intentado leer todo lo que caía en mis manos sobre ellas, con el ánimo de desentrañar sus secretos, si es que los tienen. Puede que no haya encontrado secretos pero sí que he descubierto cosas que no sabía y que desmontan la idea que me había hecho de alguna de ellas.

Duelo a garrotazos

Fotografía de Jean Laurent
Por ejemplo, en el Duelo a garrotazos, yo siempre había visto ese fatalismo que acompaña sin misericordia a este país nuestro, cainita y que también se extiende por todo el Mediterráneo. Fatalismo que periódicamente hace que nos enfrentemos unos contra otros, hermanos contra hermanos, para terminar muriendo todos como ahora está sucediendo en Siria. Ese es el significado que yo le daba al hecho de que los personajes estén enterrados hasta la rodilla e irremediablemente no puedan escapar de los golpes. No hay misericordia para ellos. Después me enteré de que no es así.

Las parcas (Átropos)
Goya no había pintado a esos hombres con las piernas aprisionadas por la tierra como si fuesen árboles; al contrario los había pintado en un prado con vegetación de la que todavía quedan vestigios. Fue en el proceso de restauración cuando se repintó la obra y se le dio un carácter totalmente diferente al que tenía. Al desprenderlas de la pared para trasladarlas al Prado, sufrieron muchos daños y el restaurador Martínez Cubells, 50 años después de haber sido pintadas, tuvo que “inventarse” una buena parte del cuadro. Supongo que lo hizo con toda su buena intención pero este hecho cambia, casi radicalmente, la interpretación que yo había hecho de esta pintura. Es cierto que los personajes siguen enfrentados, chorreando sangre y golpeándose con saña, pero podrían escapar si quisieran… y no lo hacen.

Saturno devorando a su hija
Más confusiones, Saturno devorando a su hijo, en realidad está devorando a su hija. No cabe duda por la curva de la cadera. Además, parece que no le gusta demasiado su carne y la vomita espantado. El perro. Verle duele en el alma. Hundido, abandonado y mirando hacia al cielo, busca ayuda y compasión o espera que caiga algo más de arena y le asfixie definitivamente. El pobre perro también ha sido reinventado un montón de veces por Antonio Saura.

El perro 

El perro de Antonio Saura
Goya realizó estas catorce pinturas entre 1819 y 1823. Son óleos directamente pintados sobre las paredes de su casa de la Quinta del Sordo ¿o no fue así? ¿Por qué alguien elegiría para decorar su casa temas tan sórdidos y ejecutados en unos colores tan tétricos? Siempre he oído que el aislamiento provocado por la sordera, había sumido a Goya en una profunda depresión y que también podía padecer algún tipo de trastorno mental o un envenenamiento por plomo o, quizá, síntomas de la sífilis. Además de todo esto, la guerra de la Independencia también había supuesto un gran shock para él. Era un hombre educado y liberal y pensaba que la modernidad a España llegaría desde Francia; sin embargo, lo que llegó fue Napoleón y su afán destructor y, por si fuera poco, cuando éste fracasó lo que quedó fue el restablecimiento de una monarquía aborrecible mucho peor que la que existía anteriormente. Fue el principio de un siglo muy complicado para España. Puede que mucho más que el siglo XX y lo que llevamos del XXI.

El Santo Oficio
Todo esto podría justificar la desesperación y melancolía que le llevaron a encerrarse en su quinta y pintar para desahogarse. Pero recientemente, he visto el documental de RTVE La mitad invisible, sobre estas pinturas, donde Juan José Junquera, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid duda sobre la autoría de Goya. Se basa en que en inventarios posteriores a la muerte de Goya no se dice nada de la existencia de estas pinturas y esto le induce a pensar que el autor sería su hijo, Javier. El profesor Junquera concluye que, al fin y al cabo, qué importa quien fuera su autor, lo único que importa es su excepcionalidad y las emociones que provocan. Pero la gran mayoría de turistas, ¿estarían de acuerdo con esto o dejarían de visitarlas en el Prado?

La romería de San Isidro (Detalle)
Quizá Goya, anciano y desesperado, ocultase la realización de estas pinturas en una casa en la que, parece, que no vivió mucho tiempo. Quizá sean obra de su hijo, un desconocido con cierto talento que fue engullido por la genialidad de su padre. No podremos saberlo.

Judit y Holofernes
En esta última visita, me he parado especialmente en Judit y Holofernes. Según el profesor Junquera, es de las pinturas que resultó más alterada. Bajo las figuras hay un paisaje en colores más claros que en algunas partes del cuadro se impone. Judit (o cualquier otra mujer) está siendo manoseada por Holofernes (o cualquier otro hombre), que apenas aparece en el cuadro, aunque con una mano levanta sus faldas y con la otra intenta quitarle la camisa. Judit le amenaza con el cuchillo y una mujer vieja parece arrodillarse implorando clemencia. La iluminación brutal recae únicamente sobre Judit para que no se nos olviden nunca los rasgos de la asesina, sin embargo Holofernes queda, apenas, visible en una esquina del cuadro. Judit es la protagonista absoluta de esta pintura, con una expresión doliente y sofocada por toques de pintura roja, como si sintiera pena por tener que matar a Holofernes.

Aquelarre
De todas las pinturas negras, existen fotografías tomadas por Jean Laurent en 1874, en su ubicación original y también se conservan los negativos en placa de cristal. Algún día me gustaría poder verlos.


jueves, 12 de enero de 2017

Exposición: El arte de Clara Peeters (2016-2017)


Pocas mujeres han destacado en las bellas artes antes del siglo XX. Es lógico siempre hemos estado consideradas más animales reproductores que seres humanos. Una afirmación así puede parecer brutal pero desde luego hay argumentos que la apoyan. Sin derechos para recibir educación, sin derechos para poder desempeñar una carrera o trabajar y sin derechos para exigir. Así es imposible ser considerada ser humano. 


En el siglo XX ha empezado a corregirse esta tendencia y aunque vamos despacio, muy despacio, a pesar de lo que les parece a los machirulos, creo que no habrá vuelta atrás. Me parece que la Lupe decía en una canción p’atrás ni pa’tomar impulso. Pues eso. El Museo del Prado ha decidido participar en esta lucha. Dispone de obras de treinta pintoras pero sólo expone de cinco: Lucia y Sofonisba Anguissola, Artemisa Gentileschi, Angelica Kauffmann y Clara Peeters. Todas en su momento tuvieron éxito pero no crearon escuela. Debió ser tan difícil su situación que nadie quiso imitarlas. Muchísimo talento perdido.


Siempre han existido personalidades excepcionales como estas pintoras. Hoy se les llama token women, mujeres que han conseguido triunfar en un mundo de hombres, pero que quedan como meros símbolos. Ha habido reinas, primeras ministras, incluso heroínas militares, pero una vez desaparecidas, nada. Excepciones que, en ocasiones, han llegado a ser una carga para el resto de mujeres, puesto que, paradójicamente su incorporación al mundo de los hombres poderosos ha cerrado el paso a otras.


En octubre de 2016, se inauguró en el Museo del Prado, la primera exposición dedicada a la obra de una pintora. Clara Peeters murió con casi 60 años en La Haya, en 1657. Puede encuadrarse dentro de la pintura barroca exclusivamente dedicada (o al menos es las treinta obras que se conservan) a la pintura de bodegones.


No sabemos si era hija o esposa de pintores, pero sería muy difícil haber trabajado como pintora profesional sin estos antecedentes. Apenas se conservan datos sobre su vida, ni documentos sobre su formación como pintora excepto sus propias obras. Firmadas por la artista y donde, a veces, incluía su propio autorretrato en los reflejos de jarras de metal o vidrio, de forma muy ingeniosa. Quizá tuviera miedo de que su nombre desapareciera y por ello incluía su imagen, para evitar que alguien se apropiara de la autoría de sus obras.


Era detallista, muy precisa y delicada. Disponía las flores y las frutas en armonía, en mesas a veces vestidas con manteles de lino que todavía llevaban la marca de la plancha. Reproducía las texturas de panes y quesos de manera tan real que invitan a comérselos. Lujosas copas y jarras de plata, elegantemente labradas que repetía en distintos cuadros. Sin duda objetos que le pertenecían como mujer burguesa que empezaba a imponer sus gustos.


Una exposición dedicada a una mujer pintora que no debería ser la última. Porque en el siglo XXI todavía seguimos sin ocupar el espacio público que merecemos y que deberíamos exigir en la pintura, en la política, en el hogar, en la sanidad, en la educación, etc. Hasta ahora hemos desempeñado los trabajos de los hombres como los desempeñan los hombres, sometiéndonos a sus horarios, a sus criterios y a sus reglas. Pero a partir de ahora queremos y debemos incorporar a la vida pública, una manera de vivir y trabajar con las normas, los horarios y los criterios de las mujeres, que beneficien tanto a hombres como a mujeres. Eso es igualdad de género. 


El arte de Clara Peeters
Museo del Prado
Paseo del Prado s/n, Madrid (España)
Del 25 de octubre de 2016 al 19 de febrero de 2017

lunes, 9 de enero de 2017

Cine: ¡Ave, César! de Joel e Ethan Coen (2016)


Con los hermanos Coen me pasa lo mismo que con Berlanga, que no acabo de pillar su humor ácido. Me parece que tanto sarcasmo sólo surge de creerse superior a los demás. Aunque tuve dificultades para terminar Fargo me he decidido a ver ésta ¡Ave, César! y el resultado ha sido el mismo. Poca diversión.


Se puede intuir en esta película el amor de los hermanos Coen por el cine, pero poco más. Me vale como cine de homenaje al cine, pero como comedia no. Para mí hay un exceso de personajes y de situaciones que buscan comicidad pero que, en realidad, son un peso muerto.


No entiendo a las periodistas gemelas; el espía de la Unión Soviética con un perrillo que se llama Engels es patético; el personaje de Scarlett Johansson plano y transparente, perfectamente suprimible sin que la película sufra. En fin, que lo he intentado otra vez y no funciona. Me pasa lo mismo con Woody Allen. Cada cierto tiempo vuelvo a darle otra oportunidad pero no me seduce nunca.


George Clooney no es el mejor actor de la historia, pero desde luego para la comedia no tiene ningún talento. Josh Brolin, está perfecto en su papel de directivo de Hollywood tirando a mafioso, resolviendo más problemas de los que tiene, católico y con problemas de conciencia. La única escena que yo salvaría de la película es la de Ralph Fiennes interpretando a un exquisito director de cine europeo intentando enseñar a hablar a un vaquero paleto desdentado reconvertido en galán interpretado por Alden Ehrenreich.


Por lo demás, la película parece un recosido de diferentes géneros: el musical gay, la comedia elegante, una de romanos, una prima lejana de Esther Williams y una parodia de espionaje, con los guionistas de Hollywood haciendo labor de zapa a favor de la URSS.


Magnífica fotografía y pobre guion.