jueves, 26 de junio de 2014

Danza: Luna de Oriente

La danza oriental, raks sharquí, es lo que aquí llamamos danza del vientre. Esta denominación de danza del vientre se hizo popular a partir de la exposición Universal de París de 1889, donde se recreó una calle de El Cairo incluyendo sus danzas callejeras. Bailarinas que ejecutaban, casi desnudas, movimientos considerados procaces y muy distintos a los de la danza clásica europea. Fue todo un escándalo. A mí me gusta más llamarla danza oriental. Por dos razones: primera, no se sabe exactamente dónde está su origen, pero en el Mediterráneo Oriental seguro y segunda, en la danza oriental no se sólo se mueven el vientre y la cadera.

Por lo que respecta a su origen, por supuesto es un baile popular. No está muy claro si es una danza egipcia o turca. Ambos países se disputan ser su lugar de nacimiento. Desde luego, es una danza mediterránea, de mujeres y según la tendencia más mística, ligada a ritos de fertilidad. Se supone que en el pasado más remoto de la humanidad, existieron matriarcados y sociedades de mujeres más tarde aplastadas y sustituidas por cultos masculinos. No hay evidencia científica de que haya sido así, pero los partidarios de esta teoría afirman que subsistieron cultos a la Diosa Madre de los que la danza oriental sería una muestra.

Yo no soy nada mística en este aspecto. Bailar es bailar y nada más. Cuando estuve en Alepo (Siria), hace unos años, fui a un hammam. [Hago un paréntesis para decir que es una vergüenza cómo se está comportando la comunidad internacional con el pueblo sirio, masacrado desde hace años, sin que pueda arbitrarse de ninguna manera un alto al fuego. Vergonzoso]. Bueno, pues en Alepo estuve pasando una tarde en un hammam, que no sólo es para darse baños, es también un lugar de relación y ocio. Allí, en el salón del hammam, había un grupo de mujeres jóvenes y adultas, supongo que familiares y amigas, comiendo pasteles, riendo y bailando. Celebraban algo para ellas mismas y bailaban aisladas del mundo.

Es decir que la danza oriental no es sólo un espectáculo. Es diversión. Bailar es pasárselo bien. Pero es una danza por y para mujeres. Me gustó mucho ver a esas mujeres bailando para ellas mismas. Porque la cadera de la Diosa cuando danza hace girar al mundo.

Y respecto a cómo es la danza en sí. Hay que perderse en los movimientos ondulantes. Son profundamente armónicos, continuos, fluidos, pero a la vez separados, segmentados. Es una danza muy especial, difícil de practicar y desde luego de dominar. No sólo implica mover la cadera. Los brazos, los hombros y las manos son muy importantes, también. La sonrisa, los guiños y la picardía de la bailarina son la guinda de la danza.

Este año me decidí a empezar a practicarla y ha sido una experiencia que pienso continuar. Como parte del final de curso (de mi grupo y de otros), la profesora, Irene Arroyo, decidió montar un espectáculo: Luna de Oriente. Que espero que durante el verano repita en algún sitio.

Muy bonito, muy cuidado, presentado con mucho cariño, pasión e ilusión. Una mezcla de diferentes estilos: flamenco fusión, danza oriental, bollywood, con coreografías más clásicas y otras rompedoras. Aquí os dejo una muestra. 

domingo, 22 de junio de 2014

Exposición Fotografía: Testigos de las revoluciones árabes. PhotoEspaña 2014

Este año en el Centro de Historias de Zaragoza, hay dos exposiciones pertenecientes a PhotoEspaña 2014: Testigos de las Revoluciones Árabes e Historia. Miradas de Artistas.

La primera de ellas, Testigos de las Revoluciones Árabes, es una muestra de fotoperiodismo clásico en situación de conflicto. Imágenes impactantes, en blanco y negro, icónicas. Son fotografías destinadas a documentar, a mostrar la realidad sin intervenir en ella, si eso fuera posible. Pero pocas de ellas lo consiguen.

Dos fotógrafos me han interesado especialmente: Manu Brabo y Maysun.

Manu Brabo lleva años trabajando como fotógrafo freelance para diversas ONG. Ha cubierto catástrofes, levantamientos, revoluciones y conflictos de todo tipo. Ganó el premio Pulitzer en 2013. En esta exposición se incluyen fotografías del conflicto en Siria, especialmente de Alepo. No conozco suficientemente la situación de la guerra en Siria, pero Alepo es una ciudad estratégica y por esto los combates son especialmente intensos allí. Existe una amplia comunidad cristiana, no sé si esto influirá también. Recuerdo cuando estuve allí que fui a tres misas en un día: una católica, otra grecoortodoxa y otra armenia.

Era una ciudad preciosa, con un zoco cubierto medieval y grandes caravasares. La ciudad vieja es Patrimonio de la Humanidad desde 1986, parte de ella ha sido destruida por la guerra.

He leído en alguna entrevista suya que es partidario de hacer fotos desde muy cerca, porque si no es como si no se estuviera allí. Bastante distancia pone ya el objetivo de la cámara. No es tampoco partidario de ver su trabajo con romanticismo, sólo es un oficio, un puto oficio que deja constancia breve en nuestras acomodadas retinas occidentales de horrores lentos y duraderos en países no tan lejanos.

Fotografía de Manu Brabo

Maysun también es una fotógrafa freelance especializada en Próximo Oriente. Para ella el periodismo debe ser una forma de compromiso ético, de ser responsable con el mundo que nos toca vivir. Su origen palestino es fuente de este compromiso vital. También es pintora.

Sus fotografías expuestas aquí tratan de documentar la vida de las mujeres egipcias durante el conflicto, y su lucha por conseguir más derechos y poder dentro de su sociedad. Son mujeres que lloran, que gritan pero que no se rinden. Según Amnistía Internacional desde febrero de 2011 a hasta junio de 2012, las activistas fueron objeto de violencia sexual por parte del ejército y de la política no registrada hasta entonces. Pruebas de virginidad obligatorias. En noviembre de 2012, con el gobierno Morsi, también se denunciaron atrocidades contra mujeres manifestantes en la plaza Tahrir. Las cosas no cambian o cambian muy despacio para las mujeres egipcias. Pero aquí queda el testimonio de Maysun. Actualmente está trabajando en Ucrania. 

Fotografía de Maysun
PhotoEspaña 2014: Testigos de las Revoluciones Árabes
Centro de Historias
Plaza San Agustín 2, Zaragoza
Hasta el 20 de julio 

jueves, 19 de junio de 2014

Cine: The Invisible Woman de Ralph Fiennes

La mujer invisible está basada en la biografía novelada de Nelly Ternan, amante clandestina de Charles Dickens, escrita por Claire Tomalin. Es el segundo trabajo como director de Ralph Fiennes, y donde también interpreta el papel de Dickens, aunque ha dado mucha más importancia al punto de vista de Nelly.

Desde la primera escena, vemos una mujer joven y vigorosa, asfixiada. Una mujer diminuta, vista desde lejos, paseando con paso enérgico por una playa. Después sabemos que han pasado varios años desde la muerte de Dickens, pero todavía continúa sufriendo.

Nelly conoció a Dickens de 45 años, cuando apenas tenía 18. Él estaba casado y tenía 10 hijos. Ella era una actriz, no muy buena, la hija pequeña de una respetable familia de actrices (su madre y sus dos hermanas). La madre (Kristin Scott-Thomas) vivía preocupada por ella, porque consideraba que no tenía suficiente talento para el teatro. No tenían mucho dinero, ni un hombre que velase por ellas. Por esto, la opción de que la hija pequeña se convirtiese en la amante de un hombre rico y famoso era digna de consideración. En la película esto está muy bien tratado, no resulta sórdido. Es una elección pragmática que, en cierta manera, su familia toma por ella.

Pero ella, a pesar del amor que sentía por Dickens, tuvo que aceptar como una imposición, la clandestinidad. Y es algo que mucho tiempo después seguía pesándole como una losa. Sólo, bastantes años tras la muerte de Dickens, felizmente casada por segunda vez y con hijos, cuando ¡por fin! confiesa su amor y su relación, sólo entonces puede volver a respirar.

Han pasado más de un siglo de aquello y ahora se le da visibilidad a esta mujer invisible. Claire Tomalin, en una entrevista, describe cómo fue el proceso de escribir este libro. No pudo recurrir a documentos de los protagonistas de la historia, puesto que Dickens, quiso preservar su imagen y le ordenó a Nelly que quemase todas sus cartas. Existen referencias a Nelly en algún documento de los hijos de Dickens y otras referencias indirectas. Pero ambos fueron muy cuidadosos en no dejar huellas de su vida. Pudor, vergüenza o discreción. En cualquier caso, asfixia.

Felicity Jones interpreta a Nelly y ha sido capaz de transmitir esa sensación de ahogo contenido que vivieron (y viven) muchas mujeres maniatadas y amordazadas por las buenas costumbres y las buenas maneras de muchos hombres hipócritas y de doble moral. Para las mujeres la situación de adulterio era un suicidio social; para los hombres, diversión.

Dickens también fue ese hombre de doble moral. Se separó de su esposa, pero sin embargo no quiso divorciarse para casarse con Nelly. En la película se le presenta como un niño grande, divertido, jovial, lleno de vida y de entusiasmo por todo. Yo creo que, en el apogeo de su fama y riqueza, podría haber sido más crítico con las morales hipócritas, pero no quiso o no se atrevió a serlo. 


Director: Ralph Fiennes
Intérpretes: Ralph Fiennes, Felicity Jones, Kristin Scott-Thomas
Música: Illan Eshkeri
Fotografía: Rob Hardy

jueves, 12 de junio de 2014

Cine: El Ángel Exterminador de Luis Buñuel

Varios personajes, representantes de la alta burguesía mexicana, sin ninguna causa aparente, se quedan atrapados en el salón de una gran casa. Han sido invitados a cenar a casa de los Nóbile después de una representación de ópera, pero terminada la cena son incapaces de salir de la habitación. Algunos se conocen, otros son nuevos en ese ambiente; hay unos hermanos incestuosos, una pareja de enamorados, otros adúlteros, una enferma terminal enamorada de su médico, otro invitado que morirá en la casa.

Unos caballeros y señoras muy peripuestos, pero que sin embargo tendrán que habilitar un armario como retrete, sin perder la compostura. Pasarán días y días. Se agotará la comida y no tendrán ni siquiera agua para beber. Se dedicarán al chismorreo y a la supervivencia, sufrirán alucinaciones y también llegará el momento en que se pongan violentos y busquen un chivo expiatorio para romper el maleficio. Ese es el punto de partida de toda la angustia de la película. Algo desconocido y absurdo que les impide salir.

Luis Buñuel dirigió El Ángel Exterminador en el año 1962, cuando estaba viviendo su exilio en México. Buñuel había estudiado con los jesuitas en Zaragoza y siempre arrastró un gran sentido de la culpa y el pecado. No podía concebir la existencia de un Dios bueno y omnipotente, teniendo en cuenta la existencia del mal en el mundo. Le parecía que si Dios podía consentir las maldades del mundo debía ser por su carácter esencialmente sádico. Era muy avanzado intelectualmente, pero sin embargo tenía un sentido muy anticuado de la religión. Contradicciones humanas.

En esta película es dónde menos se nota su anticlericalismo; tampoco es una crítica social o política porque el autor no ofrece alternativas de redención a los personajes. Es una película más surrealista; entendiendo que el surrealismo no debe ser simbólico ni crítico. Por estar conectado con el mundo de los sueños y del subconsciente está abierto a la interpretación subjetiva de cada cual.

Yo creo que más que una crítica a una clase concreta es una crítica esperpéntica al gregarismo humano. En este caso, ha señalado como objetivo la alta burguesía, pero lo que critica no es su riqueza o su esnobismo. Sitúa en la acción a personas, de una u otra condición, burgueses o criados, que se sienten obligados a hacer o dejar de hacer cosas sin saber por qué. Rutina, inercia, adoctrinamiento. Pero no tienen la más mínima intención de averiguar sus razones.

Por eso, los corderos aparecen durante toda la película y por eso también el director incluye repeticiones de varias escenas (que en algunas copias se consideraron un error y que fueron suprimidas). Pero él las incluyó conscientemente, porque la vida es repetitiva y absurda. Y las repeticiones no tienen otro objeto que resaltar nuestro carácter borreguil.

Desde este punto de vista, Buñuel estaría contento de ver a tanta gente pensar en los significados de una película, cuando él mismo no se había propuesto darle ninguno, sino que cada espectador debía pensar lo que quisiera, sin tener miedo a imaginar. Para él cualquier interpretación personal de la película sería coherente.

Creo que esa era su intención. Que los espectadores nos demos cuenta de lo borreguiles que somos. Y reírse de nosotros porque estamos haciendo cábalas sobre los significados ocultos de la película. A ver si acabamos dándonos cuenta de que El Ángel Exterminador no existe.


Director: Luis Buñuel
Guion: Luis Buñuel y Luis Alcoriza
Fotografía: Gabriel Figueroa

Intérpretes: Silvia Pinal, Claudio Brook, Enrique Rambal, José Baviera, Augusto Benedico.