jueves, 28 de abril de 2016

Teatro: Hedda Gabler de Henrik Ibsen (2015)

El autor.-
Dramaturgo y poeta noruego, renovador del teatro de principios de siglo XX. Autor de obras consideradas escandalosas porque cuestionaba la familia y también la hipocresía de la sociedad burguesa. Tuvo que trabajar desde muy joven porque su padre se arruinó. Aún empezó estudios de medicina que nunca terminaría porque prefirió la literatura. Vivió en Roma, Alemania y Egipto, en un intento de huir del ambiente puritano de Noruega. Otras obras suyas: Casa de muñecas, El enemigo del pueblo, Peer Gynt. 

Mi opinión.-
Nos ha parecido siempre, por lo menos a los españoles, que los nórdicos eran ciudadanos mucho más sanos, demócratas y liberales que nosotros. Pero eso no siempre tuvo que ser así. Lo digo porque los clásicos de su literatura nos dan una imagen muy distinta de la sociedad, al menos de la de principios de siglo. Una sociedad autoritaria, amargada y pasiva, diluida en su propia indolencia y que acaba ahogando a alguno de sus integrantes, especialmente mujeres.



Al menos eso debía pensar Ibsen, cuando escribía sobre dos de sus personajes más asfixiados y más emblemáticos de su teatro. Nora de Casa de muñecas y esta Hedda Gabler. Hedda no sigue las normas de su clase social. Pertenece a la alta sociedad pero se casa con un hombre de rango inferior. Un hombre al que además no ama y a cuya familia desprecia. Y ¿por qué lo hace? Por aburrimiento. El gran problema de Hedda es que se aburre y su aburrimiento la reconcome, la devora por dentro, la hace violenta y también cobarde.



Es difícil entender a Hedda. No por el tiempo que ha pasado desde que se escribió esta obra, apenas 100 años, sino por la pasividad que muestra ante su aburrimiento. Y porque no podemos entender por qué no combate su aburrimiento en lugar de amargarse la vida y amargar la vida de los demás. Hedda da miedo. Antes, incluso, de que juguetee con una pistola. Da miedo su violencia verbal y su facilidad para despreciar a los demás. Es un personaje cobarde también. Busca la excelencia y la exige a los demás. Pretende que su antiguo amante se suicide de una manera sublime. Haz que sea belleza le dice, pero en lugar de eso él se deja matar por una prostituta callejera de un disparo en la barriga.



Hedda vive, pues asfixiada, por su cobardía y por su aburrimiento. Es un personaje que pide libertad y que no sabe qué hacer con ella. Es un agujero negro que se engulle a sí mismo. Hasta que comprende que, aunque ni siquiera pueda manipular a ese antiguo amante, sí puede destruir lo único que queda de él. El excepcional libro que había estado escribiendo y que hubiera sido su testamento literario.



Hedda ha fracasado siempre. Estuvo enamorada y no se casó con su amor. Se aburre mortalmente y no quiere hacer nada por evitarlo. Es cobarde y manipuladora y los hombres no caen en su manipulación o, al menos, todos no. Intenta amargarle la vida a su marido y su marido vive feliz en su absoluta ingenuidad. Destruye un libro que fácilmente se puede rehacer con las notas que dejó el autor y será además su marido quien lo reescriba. Al final, ¿qué le queda? El suicidio y que sea belleza.



La interpretación de Cayetana Guillén Cuervo es excepcional. Es muy corporal, desgarrada, impaciente, en ebullición. Apoyada en la pared, con la espalda arqueada y arañando como si fuera un gato atrapado o sentada, casi tumbada en una silla, en el suelo o en el piano. Ofreciendo su cuerpo inquieto es la imagen de la furia contenida, de la rabia vuelta contra sí misma. La deriva de Hedda durante la representación queda reflejada en el cambio de color de sus vestidos de seda. Pasa de un blanco inmaculado por grises cada vez más oscuros hasta llegar al negro de funeral. Un escenario austero, con sólo cuatro sillas y un piano, y el trabajo emocional de los actores que llega a la extenuación, es la apuesta del director. Teatro puro, sin artificio. 



lunes, 25 de abril de 2016

Novela: El libro de Jonah de Joshua Max Feldman (2014)

El autor.-
Es guionista y dramaturgo. El libro de Jonah es su primera novela


Mi opinión.-
Esta novela viene precedida de muy buenas críticas, pero yo no he conseguido entrar en ella. Se supone que es una sátira y que brilla por su ingenio y mordacidad. Yo no he visto nada de eso. Me ha parecido tediosa, dispersa, descompensada. A veces me recordaba a Woody Allen, director de cine al que no soporto, y del que sólo me gusta Midnight in Paris.

Volviendo a la novela, Jonah Jacobstein por supuesto es judío, por supuesto es abogado y por supuesto vive en Nueva York. Es triunfador, o si todavía no lo es dentro de poco lo será. Jonah tiene una novia tan inteligente y triunfadora como él y una amante tan neurótica como él. El problema empieza con unas incómodas visiones que empieza a tener. Antes, después o durante las visiones conoce a Judith y todo cambia, aunque él siga intentando aferrarse a su vida. Se le plantea el dilema moral de defender a una compañía farmacéutica que (oh! sorpresa!) es un poco turbia y toda su vida se descompone. Las alucinaciones es posible que sean la llamada de Dios, pero ¡quién sabe! Después de perder su trabajo, a su novia y a su amante y también el precioso apartamento que iba a alquilar, le queda por intentar la escapada de manual. El viaje a Ámsterdam, las drogas y el alcohol y el (re)encuentro con Judith, que se ha operado la nariz para no parecer tan judía y que se ha cambiado el nombre. 

Al final de la novela, no podría decir si Jonah y Judith acaban juntos o no. Si se salvan mutuamente o no. Si encuentran el perdón o no. No me ha quedado nada claro. Y lo que hay en medio pues tampoco me ha resultado muy sugerente. Sí que tengo claro que, por distintas circunstancias, Jonah por sus visiones y Judith porque sus padres mueren en el 11S, son personajes que quedan a la deriva. Pero sus derivas personales me aburren mortalmente. De triunfadores pasan a supuestas víctimas, pero ni siquiera en ese momento parece que sufran. Y es que el abogado tiburón con crisis de conciencia es un personaje ya un poco manido. Y luego es que tiene algunos momentos tan estrafalarios que te expulsan de la novela. Además entre los dos personajes es abrumadora la presencia de Jonah y Judith, un personaje que a mí me parece más interesante, queda un poco desvaído.

Creo que estoy pasando por una crisis de ultrafeminismo porque en realidad los problemas de los hombres me importan ya muy poco y si son neoyorquinos con dinero todavía menos. No soy capaz de considerarlos como problemas que representan a los del individuo universal y es que debe de ser que un abogado rico de Nueva York no me parece el individuo universal. No sé qué me ha pasado pero esta novela se me caía de las manos. Muy bien escrito pero no lo recomiendo. 



El libro de Jonah
Joshua Max Feldman

Traducción de Damiá Alou

Ed. Libros del Asteroide 

jueves, 21 de abril de 2016

Cine: Casablanca de Michael Curtiz (1942)

No pudo haber sido un estreno más oportuno. Fue en enero de 1943, poco después del desembarco aliado en Casablanca. Esta era una película con presupuesto normal y que no estaba destinada a convertirse en leyenda. Pero sí, se convirtió en leyenda. Obtuvo tres premios óscar y ha sido éxito de público durante años. Todavía emociona, aunque sigamos sin fijarnos en sus decorados de cartón piedra. Es una conmovedora historia de refugiados que huyen porque ya no pueden luchar más. Nunca, hasta los horrendos atentados de París de noviembre de 2015, había sido la Marsellesa tan conmovedora, nunca había servido como himno para todos los que buscan la libertad ¿Ha sido un cañonazo o son los latidos de mi corazón? 

Porque la historia sentimental de Ilsa y Rick es bastante sencilla, el triángulo amoroso de toda la vida. Pero tiene esos toques de cinismo, ironía y humor y, además, no nos podemos resistir a los ojos de Ingrid Bergman que se mueven entre la desorientación y el anhelo absolutos. Aunque al final el triángulo imposible se deshaga, … lo esencial se revela mientras el tiempo pasa. 



En el microcosmos del café de Rick en Casablanca, aunque el humo proporcione un aspecto de irrealidad, se vive al límite porque los nazis se encargan de ir empujando a todos los que no son como ellos hacia el abismo (o lo que es peor hacia la extinción). En el café las emociones se desbordan y el tiempo se acaba. Pero aunque se sientan perseguidos y, a pesar de que la huida es el último recurso, todavía se empeñan en resistir un poco más. Esa es la vida en Casablanca. La posibilidad de resistir un poco más.



Murray Burnett y Joan Alison, después de volver de un viaje por Europa y sentirse conmovidos por la situación de los refugiados políticos, habían escrito una obra de teatro que no había tenido mucho éxito en Broadway. Hoy la situación de los refugiados no nos conmueve porque la vemos en directo, en los telediarios de las 15.00 horas, durante todos los días. La televisión tiene ese poder anestesiante.



Volviendo a la película, todo el mundo sabe que el rodaje fue un caos y que el guion cambiaba continuamente. Pero quizá sea eso lo que la hizo excepcional. Parecerse tanto a la vida, donde nada está escrito; donde, en circunstancias tan cambiantes, los sentimientos van y vuelven sin ningún orden. En ese caos Rick (Humphrey Bogart) se reencuentra con Ilsa (Ingrid Bergman). ¡Qué mala suerte! El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos. Pero, ¿qué otra cosa podrían pedir unos enamorados, más que quedarse solos en el mundo para recomenzarlo de nuevo?




Sin embargo, Casablanca va más allá. Plantea también otro dilema, esta vez ético. ¿Qué es el amor egoísta frente a la lucha por el bienestar y la libertad de todos? Rick, el héroe perdedor, se desvanece entre la bruma para continuar la lucha mientras su amada queda a salvo para siempre. Rick y el capitán Renaud, otra vez don Quijote y Sancho… esto será el principio de una bonita amistad.




Director: Michael Curtiz
Guion: Julius J. Epstein, Phillip G. Epstein, Howard Kock (de Murray Burnett-Joan Allison)
Música: Máx Steiner
Fotografía: Arthur Edeson 
Intérpretes: Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, Paul Henreid, Claude Rains, Dooley Wilson 



lunes, 18 de abril de 2016

Cine: Lejos de los hombres de David Oelhoffen (2014)

Argelia había sido más que una colonia francesa. Desde 1830 hasta 1962, había pertenecido a Francia. Pero, aunque al final tenía estatuto de departamento de Francia, dividido en 3 regiones, su población nunca había sido admitida como población francesa de pleno derecho. Albert Camus sufrió mucho durante la Guerra de Argelina, por su condición de francés y de argelino, que había avisado de lo que ocurriría ante la negación de la evidencia por parte de los sucesivos gobiernos franceses. La evidencia era que los argelinos querían poder decidir en su país. 

Camus escribió sobre la Guerra de Argelia, antes, durante y después de que se produjera. Artículos y reportajes para la prensa y también relatos cortos. En El huésped cuenta la historia de Daru (Viggo Mortensen), un francés argelino, de origen español, un compasivo maestro de escuela que vive en las montañas, lejos de los hombres. En 1954, franceses y argelinos están en guerra y Daru tiene que llevar a Mohammed (Reza Kateb) a la ciudad más cercana para que sea sometido a juicio (y ejecutado por haber asesinado a su primo).



David Oelhoffen, director francés que no conocía, se embarca en adaptar este relato corto de Camus y convertirlo en una reflexión sobre la identidad y la ética personal; todo ello incrustado en un paisaje amarillento, agreste e inhóspito, un paisaje de western. Un paisaje deliberadamente situado lejos de los hombres porque cuando los hombres están cerca es para que haya problemas. Mohammed ha desafiado la ley de su pueblo. Ha matado a su primo porque le estaba robando la comida de sus hermanos pequeños. La ley francesa exige que lo juzguen en Tinguit, y él así lo acepta porque si no sus primos se vengarán matando a sus hermanos pequeños. Mohammed siento que morir es su deber moral para con su familia.



Daru, como funcionario francés, debe encargarse de llevarle a Tinguit. Pero Daru tiene tantas identidades cruzadas que no es capaz de responder a ninguna. Es francés para unos y para otros no; es argelino para unos y para otros no; es español para unos y para otros no. Ha sido discriminado por los franceses por ser hijo de inmigrantes de origen español en Argelia, (nos llamaban los caracoles dice en un momento de la película); pero sin embargo ha luchado en la II Guerra Mundial defendiendo a Francia. En esta confusión, terminará por obedecer únicamente a su humanidad y su ética. Pero será después de un viaje a pie, extenuante, mientras los dos son perseguidos por los colonos, por los rebeldes, por el ejército. Sólo en un burdel encuentran cobijo momentáneamente. Ángela Molina interpreta a la señorita Martínez, una prostituta, vieja conocida de Daru. Pero fuera del burdel sólo hay casas abandonadas, viento, lluvia, frío y muerte.  



Difícil mantener una posición ética individual en tiempos tan turbulentos. No se puede escapar de la ley, ni de una ni de otra, porque lo que hay fuera de la ley es todavía peor. La lucha por la supervivencia en una Argelia ocupada por colonos y que desplazaban a la población autóctona condenándola a la pobreza de la que esos mismos colonos huían, desata la espiral de violencia y venganza. Pero Daru se rebela por Mohammed, desesperado por darle otra oportunidad a la vida.

Hollande reconoció en 2012 que “Argelia había sido sometida a sistema profundamente injusto y brutal”. 


Director: David Oelhoffen
Guion: David Oelhoffen (relato: Albert Camus)
Música: Warren Ellis, Nick Cave
Fotografía: Guillaume Deffontaines 
Intérpretes: Viggo Mortensen, Reda Kateb

jueves, 14 de abril de 2016

Cine: Carol de Todd Haynes (2015)

Carol, Cate Blanchet, es una dama de la alta sociedad neoyorquina. Elegante, sofisticada y muy atractiva; vive un cambio drástico en su vida. Ha pedido el divorcio a su marido y éste le chantajea con no dejarle ver nunca más a su hija. Therese Belivet, Rooney Mara, es una dependienta de grandes almacenes, joven, inocente y con muchas ilusiones. 

Son los años 1950 y las dos mujeres se enamoran. A pesar del conservadurismo de la época y de las diferencias entre ellas (diferencias de clase, de edad y de educación) las dos mujeres pueden vivir una relación no oculta; mantienen la discreción todo lo que pueden, aunque también es más fácil cuando se tiene dinero y una cierta posición social.

La película destaca, sobre todo, por la interpretación de las actrices. Sobria y en todo momento sutil. También una fotografía muy cálida, intensa y muy de los años 1950. Es la adaptación de una novela autobiográfica de Patricia Highsmith, conocida autora de novela de suspense y de maldad humana (lo digo por el personaje, manipulador por antonomasia, de Tom Ripley). Esta novela El precio de la sal, había sido publicada con pseudónimo.



Todo se narra con juegos de miradas y conversaciones exquisitas. El miedo, la duda, el deseo. Todo es muy contenido, delicado, poniendo de manifiesto la presión de la época sobre las emociones y también la propia extrañeza de esas mujeres embarcadas en una relación amorosa que no habían esperado. Carol y Thèrese se intercambian fortalezas y debilidades; ninguna de las dos asume de una manera estereotipada uno de los dos papeles.



Se agradece que el director, preocupado por abordar una película de temática homosexual, haya elegido una historia de amor entre mujeres y haya conseguido adaptar esta novela (que no he leído) con tanta poesía y sensibilidad, lejos de exhibicionismos efectistas. Se agradece también que tenga un final feliz, que ofrece un poco de esperanza para confiar en que las cosas sigan cambiando para bien.



Rooney Mara obtuvo el Premio a mejor actriz en la última edición de Cannes por este papel y fue nominada al óscar a la mejor actriz de reparto. Cate Blanchett también fue nominada al óscar a mejor actriz, pero no lo ganó. 


Director: Todd Haynes 
Guion: Phyllis Nagy (sobre la novela de Patricia Highsmith)
Música: Carter Burwell
Fotografía: Edward Lachman 
Intérpretes: Cate Blanchett, Rooney Mara

lunes, 11 de abril de 2016

Novela: A la sombra del árbol violeta de Sahar Delijani (2014)

La autora.-
Sahar Delijani nació en la prisión de Evin en Teherán, 1983. Cuando era adolescente sus padres decidieron emigrar a Estados Unidos en busca de futuro y una vida mejor para sus hijos. En Berkeley, Delijani estudió Literatura Comparada. A la sombra del árbol violeta es su primera novela. 

Mi opinión.-
Una de las protagonistas nace también en la prisión de Evin y termina viviendo el exilio en Italia. Es, pues, una novela autobiográfica. La primera novela de la autora se nutre de su experiencia de la represión, la violencia y el exilio. Para ser exactos es la experiencia de varios miembros de su familia. Encarcelados, ajusticiados y exiliados. Algo que se repite habitualmente en los regímenes autoritarios como es el de la República Islámica de Irán.

En esta novela hay momentos verdaderamente intensos y dolorosos, descritos de una manera muy poética. Pero al mismo tiempo, hay tantos personajes y tantas historias que me ha resultado difícil de seguir. La autora ha repartido sus experiencias en varios personajes emparentados entre ellos, de manera que las historias se desarrollan independientemente; pero hay tantos saltos en el tiempo y tan fragmentados que a veces no se siente la necesidad de continuar con la lectura.

La realidad de la prisión de Evin


Por otra parte, yo hubiera necesitado también una descripción del contexto sociopolítico, que dio lugar a esa represión tan brutal durante 30 años; o que, al menos, aparecieran personajes del otro bando. Pero no hay nada de eso. Poco sabemos de la represión iraní concretamente y aunque tampoco tiene porqué ser diferente de cualquier otra represión surgida de un estado totalitario y excluyente, hubiese sido necesario para completar la vida de desarraigo y de muerte por motivos políticos. Y también para entender cómo muchos iraníes, activistas durante la revolución contra el sha, que querían modernizar el país, se sintieron traicionados una vez que la revolución se mostró tan intolerante.

Jacarandá

Es una novela de esperanza y de mujeres muy fuertes. Todos tratan de mantener la lucha por la libertad continuamente porque en cierta manera, aunque los padres intentan evitarlo, los hijos heredan ese capital de represión y lucha. Los padres ocultan su historia en la cárcel, pero los hijos tarde o temprano la descubren y necesitan conocer su pasado para poder entender su presente en otros países, en otras culturas. Algunos de ellos ya no sienten deseos de volver a Irán, pero sí interés por cómo evolucionará la situación política. Al fin y al cabo, como dice la autora en una entrevista, Reza Sha obligó a las mujeres iraníes a quitarse el velo para poder salir a la calle y los ayatolás las obligaron a ponérselo si querían salir; pero la verdadera libertad está en que cada mujer elija si quiere llevar velo o no. 



Sahar Delijani
A la sombra del árbol violeta

Ed. Salamandra 

jueves, 7 de abril de 2016

Exposición: Georges Méliés. La magia del cine (2016)

Méliés nació en París en 1861 y es reconocido como uno de los pioneros del cine, especialmente en lo que se refiere a cine fantástico y efectos especiales. Fue de los primeros en utilizar la doble exposición y el stop trick. Había sido mago e ilusionista, pero consideraba que el cine debía ser mucho más que una sucesión de trucos de magia más propios del teatro de variedades. Experimentó también con el uso de robots y autómatas. 

Llegó a construir su propio estudio cinematográfico, del que en esta exposición se puede contemplar una maqueta y en 1900 fundó también el primer sindicato de cineastas. Ya después de la Primera Guerra Mundial su cine deja de interesar y empieza su decadencia. En 1925 se casó con una actriz que había trabajado con él y regentaron juntos una tienda de juguetes y chucherías. Después los surrealistas le considerarían un autor de culto y para minorías. Sigue siendo una influencia clara en los cineastas del siglo XX, por ejemplo en El mago de Oz de Víctor Fleming y recientemente, en 2011, Martin Scorsese le ha recordado en La invención de Hugo.



La exposición comienza con las influencias que tuvo Méliés. Ya en el siglo XVIII era frecuente que nobles y aristócratas se divirtieran en verano proyectando sombras e imágenes (más o menos truculentas) en los jardines de sus mansiones. Las fantasmagorías eran trucos ópticos muy elaborados que entusiasmaron a los franceses que habían vivido la Revolución Francesa. Sería que para espantar el horror de la guillotina debían hacer que un esqueleto con guadaña provocase carcajadas.



Y también hay un par de praxinoscopios para que el público pueda ver qué fácil es crear la ilusión del movimiento de una imagen, una vez que tienes unos cuantos espejos colocados en el ángulo correcto.



Se pueden contemplar también fotografías, dibujos y grabados, maquetas, objetos y decorados que utilizó en sus películas e incluso una capa de mago (que el mismo Merlín hubiese vestido gustoso) que Méliés utilizó en sus películas; pieza esencial de la exposición es el autómata hilo conductor de la película La invención de Hugo.



Méliés fue un hombre muy imaginativo y curioso. Segundo de Chomón (turolense nacido en 1871) otro pionero del cine, también trabajó con él y juntos experimentaron con la energía eléctrica cuando se consideraba casi un invento del diablo. Sin embargo, los hermanos Lumière no le tuvieron en mucha estima porque consideraban que el cine debía ser algo más serio: cine documental frente a cine de evasión y divertimento. Este es un debate que todavía no ha terminado.



Una exposición muy recomendable. Didáctica y muy divertida, también para ir con niños. Se ha llevado a cabo con la colaboración de la Cinémathèque Française



CaixaForum Zaragoza
Avda. Anselmo Clavé, 4. 
Del 4 de febrero al 8 de mayo de 2016

lunes, 4 de abril de 2016

Cine: Mr Holmes de Bill Condon (2015)

No podemos ponernos en el lugar de una persona que percibe cómo va perdiendo su memoria y sus capacidades. Si además esta persona es admirada por haber sido una de las inteligencias más agudas y perspicaces que hayan existido aunque sea en la ficción, la angustia de esa pérdida todavía es más dolorosa. El deterioro de la vejez es algo a lo que, con suerte, todos nos tendremos que enfrentar. 

Esta película es la adaptación de una novela escrita por Mitch Cullin, A Slight Trick of the Mind, y no en un relato de Conan Doyle. Sherlock Holmes vive apartado de la vida pública en Sussex y ya es 1947. Está solo, el doctor Watson murió hace tiempo y como es sabido él nunca se casó ni tuvo hijos. Su hermano mayor, Mycroft, quizá haya muerto también. De él se ocupa un ama de llaves (Laura Linney) y su hijo (Milo Parker). Mr Holmes se enfrenta a la pérdida de sus capacidades intelectuales. La memoria le falla, no consigue recordar un caso que Watson no contó correctamente, pero Roger el hijo de su asistenta es el acicate que necesita para que las piezas vuelvan a encajar.


Relacionarse con este niño preadolescente le dará la vitalidad necesaria. Además Roger será el punto donde confluyan las tres líneas narrativas de la película: Roger le impulsará a que resuelva el caso que tiene pendiente; en su relación con Roger intentará corregir el error del joven japonés a quien privó de su padre; y Roger y su madre serán su familia a partir de ese momento, paliando la soledad de su vejez. En la película saltar de una línea a otra no era fácil, sobre todo porque suponían envejecimientos y rejuvenecimientos del protagonista, posibles gracias a un magnífico maquillaje.


Pero en esta película, lo verdaderamente importante no es Holmes, como gran detective, ni la intriga de un viejo caso sin resolver; es la humanización del personaje, abrumadoramente solo en su vejez. Un personaje que se enfrenta a los errores que cometió y al reproche que los desconocidos pueden hacerle por el sufrimiento que indirectamente les causó. Y también el personaje del ama de llaves, interpretada por Laura Linney. Es una viuda de mediana edad con un hijo pequeño al que sacar adelante. Apenas sabe leer ni escribir, así que sus puestos de trabajo serán siempre de baja cualificación. Dispuesta a sacrificarse por su hijo, no quiere que éste se encariñe demasiado con un viejo a las puertas de la muerte. Considera que su hijo ya ha sufrido por la muerte de su padre en la guerra y que no tiene que sufrir ninguna otra pérdida. Al final, esta señora tendrá que volver a aprender cómo comprometerse con alguien, aunque se pueda sufrir.



Es una película también sobre la invención de los recuerdos. Sobre cémo nuestro pensamiento cocina una realidad para que se ajuste más a nuestras necesidades. En ese sentido nos quedamos con la duda de si lo que Holmes empieza a recordar no será otra vez de su invención (aunque ni siquiera él lo sepa).


Director: Bill Condon 
Guion: Jeffrey Hatcher (adaptación de la novela de Mitch Cullin)
Música: Carter Burwell
Fotografía: Tobías A. Schliessier
Intérpretes: Ian McKellen, Milo Parker, Laura Linney