jueves, 30 de junio de 2016

Cine: Laura de Otto Preminger (1944)

En Laura, una mujer fascinante y misteriosa, una inocente femme fatale, logra un nuevo triunfo respecto al hombre. Consigue enamorar a pesar de estar muerta. Mark McPherson (Dana Andrews) es detective en la ciudad de Nueva York; Laura Hunt (Gene Tierney) ha sido asesinada y él se hace cargo de la investigación. A través del testimonio de los sospechosos y de un cuadro que la representa en todo su esplendor, Laura cautiva al detective.

Los sospechosos pertenecen a su entorno más próximo. Su amigo y mentor Waldo Lydecker (Clifton Webb) conoció a Laura cuando ésta acababa de terminar sus estudios y, en cierto sentido, considera que ella es su obra maestra. Es un periodista cáustico, que en su vejez ha descubierto los celos obsesivos. Shelby Carpenter (Vincent Price) es el prometido de Laura; por lo menos era su prometido hasta que ella descubre sus infidelidades. Con la ruptura de su compromiso también se desvanece la posibilidad de acceder a la considerable fortuna de Laura. Laura ha ejercido, aunque involuntariamente, su fascinación sobre estos hombres, aunque algunos no merecieran ni siquiera su saludo. Etiquetada como femme fatale sin embargo, no hace nada para atraer a la tragedia; la estupidez y el engreimiento de los hombres son los que forjan la tragedia.



Es un thriller clásico, cine negro elegante que, si bien no se sumerge en las cloacas de gánsteres y mafiosos, se afana por adentrarse en los recovecos del alma humana, del alma de los hombres que, aparentemente triunfadores, no llevan muy bien ser sustituidos por otros. Un periodista, un vividor y un detective deslumbrados por una única mujer que no se había propuesto deslumbrarlos. Es evidente que la mujer no tiene nada que ver en ese deslumbramiento, sólo es utilizada como trofeo de caza.



Esta peli, formalmente, tampoco sigue las directrices clásicas del cine negro. La ambientación es exquisita. El director procura mostrarnos con lentos movimientos de cámara el lujoso apartamento en Nueva York, donde vivía la víctima. La iluminación huye del brutal claroscuro y se llena de vibrantes matices que realzan todo lo que perteneció a Laura. Y la música que se encarga de hacerla presente aunque ella no esté. Todo gira alrededor de Laura. Y todo ello enamora al detective McPherson, que, sin haberla conocido, vaga por su apartamento husmeando en su ropa, en su diario, en sus sábanas. Es la representación de la necrofilia más elegante que nunca se haya filmado.



Una de las cosas que me sorprendía de esta película es que Laura desempeñaba una profesión y demostraba una gran seguridad en sí misma. No es muy conocido que la autora de la novela original fuese una mujer. Vera Caspary había nacido en Chicago, hija de emigrantes judíos. Después de la muerte de su padre y durante la Gran Depresión tuvo que ponerse a trabajar para mantener a su madre. Fue una prolífica escritora de éxito y también guionista de cine. Llegó a afiliarse al Partido Comunista Americano y fue incluida en la “lista gris”. Los pertenecientes a esta lista no eran considerados peligrosos, pero sí que se les instaba a denunciar a antiguos compañeros suyos por comportamiento antipatriótico. Caspary y su marido decidieron trasladarse a vivir a Europa. 




Director: Otto Preminger
Guion: Jay Dratler, Samuel Hoffenstein, Betty Reinhardt (Novela: Vera Caspary)
Música: David Raksin 
Fotografía: Joseph LaShelle
Intérpretes: Gene Tierney, Dana Andrews, Clifton Webb, Judith Anderson, Vincent Price. 

lunes, 27 de junio de 2016

Novela: Los pozos de la nieve de Berta Vías Mahou (2008)

La autora.-
Es escritora y traductora de alemán. Estudió Geografía e Historia y antes de dedicarse a la escritura trabajó como secretaria. Obtuvo el Premio Dulce Chacón por Venían a buscarlo a él y en 2014 el Premio Torrente Ballester por Yo soy el otro, hasta ahora su última novela. 


Mi opinión.-
Este libro se basa en la historia familiar de la autora. En 1997 se publicó una lista de 104 alemanes y españoles de origen alemán que habían colaborado con los nazis. Como la autora sospechaba, una de sus tías abuelas estaba en esa lista. A partir de entonces se propuso escribir una historia de reconstrucción o de reinvención de la memoria y los recuerdos de unos personajes basados en sus familias, la materna de origen alemán y filonazi y la paterna brutalmente golpeada por los milicianos durante la Guerra Civil.

Su intención no era reproducir una historia familiar, sino indagar en las dualidades de los seres humanos. Se preguntaba a sí misma si era posible ser nazi y ser buena persona; ser nazi y enamorarse de un republicano; ser nazi y vivir disimulándolo. A mí me parece que no. Ser nazi es ser totalitario y el totalitario, en busca de su supuesta perfección, de su destino heroico o superior, desprecia todo lo humano; independientemente de que la mayoría no apretara el botón de las cámaras de gas, todos se beneficiaban del extermino de seres humanos indefensos e inocentes, aislados como si fuesen una enfermedad contagiosa y marcados como inmundicia. No. Yo estoy segura de que no se puede ser nazi y ser buena persona. Si se es nazi no se es persona.

Sin embargo, la autora separa la ideología de una persona de sus comportamientos. Para establecer esa diferenciación utiliza los nombres de los protagonistas en alemán y en castellano generando una aparente confusión de identidades; poniendo de manifiesto la doble identidad que la mayoría de nosotros escondemos.

Vías Mahou comentó que escribió esta novela sintiéndose amenazada por algunos miembros de su familia que no querían desvelar su pasado nazi. Eso se nota en la novela. Es una novela de silencios, de cosas que se intuyen pero no se dicen y de cosas que se dicen pero no se entienden, en la que el lector tiene que suplir los vacíos que la autora deja; siempre con una escritura muy delicada e intensa. Además, juega con el lector. El título de cada uno de los capítulos es una referencia irónica y cruel. En Revelado automático, se reconstruye la vida de los otros a través de sus fotografías; es un capítulo especialmente doloroso, donde se ha comparado la fiesta de los toros a los campos de concentración, con seres humanos marcados como reses; Sírvase usted mismo, describe la celda de una cárcel donde los presos esperan la muerte; y en Es peligroso asomarse, el pasado de la familia atropella al protagonista. 

Al final de la novela entendemos que las dos familias confluyen en el mismo individuo. Un hombre, Samuel. Yo me preguntaba por qué una escritora elige que su personaje principal sea un hombre si la trama de la misma novela no lo exigía. Berta Vías Mahou lo dijo en su charla. Durante mucho tiempo en su vida, y creo que nos ha pasado a muchas, le hubiese gustado ser hombre porque era más divertido e interesante. Tiene su justificación. Los héroes de las novelas infantiles y juveniles eran siempre chicos, y crecíamos con esos referentes. Lo que nos lleva a menospreciar nuestra vida de mujeres, sin mujeres triunfadoras que puedan servir como referente; y si nosotras mismas menospreciamos nuestra vida, al menos durante un tiempo, es imposible que los otros la valoren. Esto es algo que ya está cambiando. La novela, espléndida. 



Los pozos de la nieve 
Berta Vías Mahou

Ed. Acantilado 

jueves, 23 de junio de 2016

Cine: Orgullo y Prejuicio de Joe Wright (2005)

Uno de los comienzos más conocidos de la literatura universal es el siguiente: “Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, que detenta una gran fortuna, necesita una esposa”. ¿Ironía, sentido del humor o realmente una verdad universal? Nadie puede saber en qué pensaba Jane Austen cuando escribió esto. Prefiero pensar que se trataba de ironía. Jane Austen es una autora que levanta grandes pasiones, filias y fobias, por igual. Yo creo que eso es bueno; significa que la intención de sus obras es ambigua y que cada uno puede interpretarlas como quiera. A mí me gusta mucho su literatura y las adaptaciones a cine de sus novelas también. 


Joe Wright como director y Deborah Moggach como guionista han sido muy fieles a la novela y de alguna manera la han revitalizado. Podemos seguir a los personajes en sus caminatas por el campo, subiendo y bajando las escaleras de su casa, con unos planos-secuencia descriptivos perfectos y con los dorados rayos del sol que son tratados como un personaje más. Ya lo he dicho en otro post: la apacible vida en el interior de Inglaterra, cuando toda Europa estaba en llamas.



La banda sonora de Darío Marinelli es preciosa y muy acertada, llega allí donde el lenguaje hablado no lo hace. Es una música inspirada en el primer romanticismo y casi exclusivamente interpretada al piano. Describe los caracteres y los más íntimos sentimientos de los personajes de manera muy sutil.



Los señores Bennet (Donald Sutherland y Brenda Blethyn) tienen cinco hijas casaderas. Las dos mayores son sensatas y discretas, muy parecidas a su padre; las dos pequeñas son alocadas y sensibleras como su madre. La del medio no tiene ningún atractivo especial y posiblemente termine soltera y trabajando de institutriz, pero ésta no es su historia. Como Jane Austen nos hace saber en casi todas sus novelas (en Sentido y Sensibilidad, era el origen del drama), las mujeres no podían heredar cuando sus padres murieran. Su único puesto de trabajo en la vida era intentar conseguir un buen marido (o ser institutriz). No se les puede reprochar que se volvieran locas ante cualquier soltero de posibles, puesto que no podían hacer otra cosa a principios del siglo XIX para procurar por su bienestar y el de sus futuros hijos. Se preparaban, además, concienzudamente. Un poquito de francés, un poquito de música, un poquito de baile, algo de dibujo y buenas maneras, sobre todo buenas maneras. Discreción, timidez y recato.



Elizabeth Bennett, la segunda de las hijas y protagonista de la novela, se encargará de cuestionar todas esas cosas y buscar una relación más verdadera. En esta versión está interpretada por Keira Knightley, con picardía, vivacidad y elegancia. Ella declaró que el personaje de Elizabeth Bennett es el sueño de toda chica.



Así que, un nuevo soltero rico está disponible en el pequeño pueblo donde viven los Bennett. Ha llegado para pasar las vacaciones (bueno en realidad en su clase social estaban de vacaciones todo el año) y asistir a los distintos bailes para ver si encuentra algo que le convenga. El señor Bingley se presenta con su buen amigo Fitzwilliam Darcy (Matthew Macfadyen), también un soltero cotizadísimo. Darcy es un personaje complejo, frío y sufriente. Es joven y aparentemente arrogante, pero de buen corazón; se preocupa mucho por su hermana pequeña y odia a Wickham. Wickham es un oficial, pendenciero y donjuán que recuerda totalmente al Willoughby de Sentido y sensibilidad y que será el responsable de una tragedia para los Bennett. Tragedia que Darcy se encargará de arreglar.



Elizabeth y Darcy se conocen en un baile y, aunque la primera impresión no es muy buena, el flechazo es imparable. No obstante, hay muchas cosas que los separan. No pertenecen a la misma clase social, la familia de Elizabeth es un poco vulgar y chillona y la familia de Darcy (su tía es toda una lady interpretada por Judi Dench) se opondría a un compromiso. En principio, no era habitual que los jóvenes de diferentes clases se conocieran en este tipo de acontecimientos, pero he leído algo muy curioso sobre esto. A la Revolución Francesa, donde habían rodado unas cuantas aristocráticas cabezas le siguieron las guerras napoleónicas, no menos sangrientas. Los aristócratas ingleses no podían olvidar tanta violencia y no se sentían a salvo aunque viviesen en una isla. Así que empezaron a organizarse bailes públicos donde las clases más altas pudiesen alternar con las clases medias. Por esto las chicas Bennett podían aspirar a matrimonios que 25 años antes hubieran sido impensables. A mí la película me parece una delicia. 



Director: Joe Wright
Guion: Deborah Moggach sobre la novela de Jane Austen
Música: Dario Marianelli
Fotografía: Roman Osin 
Intérpretes: Keira Knightley, Matthew Macfadyen, Brenda Blethyn, Donald Sutherland, Judi Dench

lunes, 20 de junio de 2016

Cine: Sentido y Sensibilidad de Ang Lee (1995)

Esta es la adaptación al cine de la primera novela que escribió Jane Austen y que apareció publicada en 1811. Es una novela menos famosa que Orgullo y Prejuicio, pero ambas comparten preocupaciones. Jane Austen es considerada una gran novelista en lengua inglesa, no sólo por el detalle con el que se refiere a las costumbres y maneras de principios del siglo XIX, sino por su sutil y fina ironía y también por una aguda descripción psicológica de los personajes. A pesar de lo que piensa la mayoría del público, sus novelas no son pequeñas historias de jóvenes casaderas en busca del marido ideal. A mí lo que realmente me atrae de esta obra y de Orgullo y Prejuicio es pensar que el resto de Europa estaba en llamas con las guerras napoleónicas y en la pequeña Inglaterra estos eran los problemas más graves.



El señor Dashwood ha muerto y esto significa que ni su viuda ni sus tres hijas heredarán la mansión en la que estaban acostumbradas a vivir ni podrán conservar el personal de servicio que atendía sus necesidades. Se trasladan a una pequeña casa en la campiña inglesa y enseguida aceptan su nueva vida. El título, Sentido y Sensibilidad, hace referencia a los caracteres opuestos de las dos hermanas mayores. Elinor, interpretada por Emma Thompson, es la sensatez, la razón y la prudencia; así, aunque tiene sólo 19 años, la encontramos siempre ejerciendo de padre de familia, mientras su madre y su hermana mediana se recomponen. Elinor tiene una gran capacidad para amar y se enamora de Edward Ferrars (Hugh Grant), pero sabe cómo gobernar sus sentimientos; se ocupa del presupuesto de la casa mientras su madre borda y llora y su hermana Marianne lee poesía y sueña con un amor romántico. 




Marianne (Kate Winslet) es impetuosa, apasionada, no le importan los convencionalismos sociales ni los modales burgueses; quiere vivir el amor absoluto y prohibido y Willoughby (Greg Wise), un oficial del ejército, le ofrecerá la oportunidad para ello. El joven resultará ser un donjuán que la dejará abandonada y expuesta al ridículo y a todas las críticas de su clase social. Como es de esperar, por distintos acontecimientos, cada una de las hermanas aprenderá de la otra y encontrarán al final un sano equilibrio entre el sentimiento y la sensatez.


Hay un personaje secundario que para mí destaca, el coronel Brandon. No sé si porque está interpretado por el fallecido Alan Rickman (que me cautivó definitivamente en Robin Hood, príncipe de ladrones) o por qué. Es un hombre enamorado de Marianne, bastante mayor que ella y con muy poco atractivo, que sabe apartarse cuando entiende que Marianne no le ama y que recibirá su gran recompensa por ello.



Hay otros personajes que resultan fundamentalmente odiosos. Vulgares, cotillas, chillones y glotones. Los Middleton, el mezquino John Dashwood, hermanastro de Elinor y Marianne y su no menos mezquina esposa, o la aparentemente dulce Lucy Steele, prometida en secreto a Edward, el amor de Elinor.



La ambientación, el vestuario, la música y la fotografía acompañan al excelente guion de Emma Thompson, por el que ganó el Oscar en 1995. Sin dudarlo, para mí la mejor escena es la del reencuentro entre Elinor y Edward. Termino por decir que hay final feliz para todos excepto para Willoughby.


Director: Ang Lee
Guion: Emma Thompson sobre la novela de Jane Austen
Música: Patrick Doyle
Fotografía: Michael Coulter
Intérpretes: Emma Thompson, Kate Winslet, Hugh Grant, Alan Rickman y Greg Wise

jueves, 16 de junio de 2016

Cine: El olivo de Icíar Bollaín (2016)

Esta película tenía todos los puntos para llegar a ser un pastelón. Sin embargo, Icíar Bollaín ya es una directora con muchas tablas y mucha experiencia para no caer en sentimentalismos baratos y en lágrima fácil. Es una historia muy emotiva, pero tratada con bastante sobriedad y calma. 

En realidad varias historias atraviesan a los protagonistas: la crisis financiera y el despertar de esa borrachera de éxito aparente que se vivió entre los años 1990 y 2010, el viaje emocional de una adolescente un poco perdida y la decrepitud y la muerte física de un anciano que hace mucho tiempo que ya ha dejado su sitio en este mundo.



Dicho así, parece un melodramón. Pero ya he dicho que Icíar Bollaín ha sabido anclarse en otras cosas. Y ha tenido mucha ayuda por parte de Anna Castillo, que interpreta a Alma y que atempera con su frescura todo el drama. Ella y sus dos amigas, Wiki (María Romero) y Sole (Ana Isabel Mena) y por supuesto, también el resto de protagonistas: Javier Gutiérrez “Alca”, el tío alcachofa y Pep Ambrós, Rafa, el eterno enamorado lleno de esperanza contagiosa.



Alma, Alca y Rafa se embarcan en un viaje y lo que sucede es que, cuanto más se alejan, más firmes se vuelven sus raíces y más prisa tienen en volver. El abuelo de Alma, hace mucho tiempo que se instaló en su silencio y en su olvido, pero ella, se empeña en querer sacarle de allí. Durante su infancia fue su compañero de juegos más fiel. Un hombre rudo, un agricultor mediterráneo que, sin embargo, dejaba que su nieta le pintase las uñas y los labios de color rosa. El olivo era su escenario de juegos preferido, aunque pareciese un monstruo. Un olivo que no tenía nada de especial y lo tenía todo. Testigo de la vida de la familia durante años y años.

Sin embargo, el padre de Alma y su tío decidieron venderlo por 30.000 euros y desde entonces el silencio se apoderó del abuelo. Parece que, hace unos años, fue normal comprar olivos centenarios y ponerlos de adorno en los vestíbulos de grandes y pequeñas compañías (yo he conocido algún caso). Y este olivo mediterráneo que necesita la luz y el calor del sol fue a parar al vestíbulo de una empresa alemana, donde lo único que la única luz que le llegaba era la de fluorescentes y el olor a sobaquina de los pulcros ejecutivos. Y hasta allí se van los tres protagonistas, dos de ellos engañados pero tan contentos. Sin un plan que les guíe, porque no saben qué quieren hacer. Los tres saben que intentar recuperar el olivo es inútil, pero allá que van, por lo menos podrán verlo en su “nuevo hogar”.



La película es un cuento para adultos. Para recuperar la esperanza y para entender que el final igual es el principio de otra cosa nueva o de la misma un poco transformada, como otra oportunidad para ver si esta vez sale mejor. Y que aunque las cosas no sirvan para nada, por lo menos es divertido hacerlas y seguro que haciendo algo raro conocerás de ti cosas que ni te habías imaginado que tuvieras. De ti y de los demás.



Hay otras muchas cosas en la película. Pinceladas bien dadas sobre la frustración y la desorientación aparente de los adolescentes, la movilización a través de las redes sociales, una nueva generación de jóvenes europeos con movilidad y un incipiente sentido de ciudadanía europea y sobre todo la posibilidad de renacer siempre. Muy recomendable.


Directora: Icíar Bolláin 
Guion: Paul Laverty
Música: Pascal Gaigne
Fotografía: Sergi Gallardo
Intérpretes: Anna Castillo, Javier Gutiérrez, Pep Ambrós. 

lunes, 13 de junio de 2016

Cuento: Le Chef-d'oeuvre inconnu de Honoré de Balzac (1831)

El autor.-
Honoré de Balzac, 1799-1850, fue un escritor realista francés. Es conocido principalmente por su obra La comedia humana, una descripción exhaustiva de la sociedad francesa desde la caída de Napoleón hasta 1830, hasta la restauración de la Monarquía de Julio que terminará con otra revolución. Sin duda fue uno de los períodos más convulsos de la historia de Francia. Deberían haber sido 137 novelas, pero Balzac dejó inconclusas varias de ellas. Otras obras suyas son: Eugenie Grandet, La piel de zapa, Papá Goriot


Mi opinión.-
El tema principal de este cuento es la frustración por no poder alcanzar la obra de arte perfecta y la locura y desesperación subsiguientes. Un tema que no es nuevo en literatura; basta recordar al legendario Pigmalión de Las metamorfosis de Ovidio, que esculpió a una mujer perfecta y se enamoró de ella. Protagonistas casi exclusivos de este cuento de Balzac son: Frenhofer, un viejo pintor, desastrado y con aspecto estrafalario; Porbus, pintor de Enrique IV de Francia, en su madurez creativa; y, Poussin, joven aspirante a pintor, apasionado e inseguro, que no duda en sacrificar a su amada. Frenhofer es el único de ellos que no existió.


Enrique IV de Porbus

La existencia de estos tres personajes puede interpretarse también como el desarrollo del artista. En la juventud, la pasión le conduce al riesgo, su ímpetu no se detiene ante nada. Es capaz de sacrificarlo todo por consagrarse como pintor y poderse dedicar a su arte. En la madurez, el oficio de pintor ya comienza a pesarle. Ya no es una actividad pasional, es un modo de vida y es posible que, incluso haya sido recompensado con el éxito y la fama, pero ya no es pasión. En la vejez, con la pérdida de facultades llega la decadencia. La sensación de haber desperdiciado la vida; de no haber sabido ver la belleza y haber terminado emborronándola con sucesivas capas de pintura.

Et in Arcadia Ego de Poussin 

No por ser una obra breve deja de ser intensa. Es lo que más llama la atención, la intensidad de las descripciones y de la desesperación de sus personajes abocados a la frustración por no poder lograr dar vida a una pintura. Para Frenhofer dibujar puede ser simple geometría y pintar rellenar huecos con color. Otra cosa es dar vida, aliento y pálpito a una pintura; capturar la forma, la esencia y la vida es tarea de poetas. Y eso sólo puede obtenerse plasmando delicadas sombras y veladuras, intentando recrear el aire, la iluminación y la atmósfera que rodean a cualquier figura representada. Si el artista al representar una mano sólo representa la anatomía ha fracasado; la mano debe captar y expresar pensamientos, sentimientos y emociones. Un pequeño tratado de la estética en la pintura y en la poesía.

Picasso 


Ambroise Vollard propuso a Picasso ilustrar esta obra en 1931. Realizó para ello trece aguafuertes cuya temática fue la relación entre artista y modelo, entre creador y criatura. 

Le chef-d'oeuvre inconnu
Honoré de Balzac

jueves, 9 de junio de 2016

Cine: Madame Bovary de Sophie Barthes (2014)

Es una pena que en el cine español no se pueda abordar periódicamente la adaptación de las grandes novelas clásicas como sucede en otros cines europeos. Sería una manera de acercar la gran literatura a públicos diferentes y de suscitarles la curiosidad. Aunque como pasa en este caso la adaptación no me parezca muy acertada. De todas maneras después de la excelente adaptación de Anna Karenina de Joe Wright en el 2012, el listón está muy alto.  

Historia de frustración y adulterio con la muerte como la única salida honrosa, pero también (aunque en la película se pierde un poco) de descripción de costumbres en la Francia más provinciana. Me ha gustado mucho el arranque de la película. Durante bastantes minutos no se escucha la voz de madame Bovary. Vive en su convento feliz porque pronto lo va a abandonar para casarse. Sonríe y juega con sus compañeras y sólo cuando reza oímos su voz; "Dios, que sea el adecuado", unas pocas palabras. Después en la boda, sólo sonríe. Sonríe cuando su padre (un desconocido que la ha internado en el convento después de quedar viudo) le da su regalo de bodas. Sonríe cuando su marido la lleva a su nuevo (primer) hogar por unos caminos desolados y llenos de barro. Pero pronto deja de sonreír y empieza a hablar, aunque sólo con su criada, con el prestamista y con su poco ambicioso marido.



Parece entonces que muestra su verdadero carácter o que en el transcurso de esos meses de casada en realidad ha cambiado. No deja las novelas románticas, ni la música romántica, ni los paseos románticos. Pero sí que empieza a mostrar la frustración de no ser nadie más que la esposa de un médico rural en la Francia de mediados del siglo XIX. También muestra su ambición, una ambición que tiene como objetivo inalcanzable salir de ese pueblo y aunque no se pueda plantear nunca vivir en París, por lo menos sí acercarse a la capital de la provincia.



Otra cosa a destacar de esta madame Bovary es la falta de relación con cualquier otra mujer, excepto con su criada. No tiene vecinas, en la iglesia no se cruza con otras feligresas; los amigos de su marido parecen no estar casados o quizá sí y sus esposas viven consagradas a sus empequeñecidos hogares. No sé sabe; pero madame Bovary, como la novedad de la temporada, sólo se relaciona con hombres. Y como ya he dicho en otros post, estos hombres en las novelas del siglo XIX eran pequeños miserables, petimetres e insustanciales. Arrogantes, inmaduros y dados a la caza mayor. A la caza mayor de mujeres casadas.



Flaubert quería bucear en el alma, en la psique de una mujer, cosa imposible, teniendo en cuenta que su protagonista no tenía alma de mujer. Era una cría bobalicona educada entre fantasías. Madame Bovary apenas pasa de ser una joven semianalfabeta que ha vivido en la oscuridad y que se ve deslumbrada por cualquier breve chispa. Si el ambiente provinciano ahogaba a las mujeres, los hombres provincianos tampoco eran unos grandes triunfadores sociales. Es posible que tuvieran más dinero que las mujeres, pero desde luego brillantez intelectual tenían poca. Monsieur Bovary tenía poco encanto, pero los amantes de su mujer tenían mucho menos. Al menos Bovary era honesto en el trato que mantenía con ella y conocía muy bien sus propias limitaciones.




Los amantes por el contrario sabían muy bien nadar y guardar la ropa. Ese fue el problema de madame Bovary no se dio cuenta de que en ese juego ella era el premio, pero no era una jugadora. No podía pretender dominar el juego que los hombres habían inventado para entretenerse. Una vez que madame Bovary se saltó las reglas del juego que no conocía, su única salida honrosa era la muerte. Por haber sido tan estúpida. No la culpo por ser estúpida, no la culparía por nada. Era una niña indefensa, inculta, emocionalmente analfabeta, en un mundo aburrido y que no se parecía al mundo de sus novelas. Parece una copia mala de don Quijote y su enloquecimiento por las novelas de caballería. Y lo peor de todo es que, posiblemente, hubiese tenido condiciones y ambición para convertirse en una gran médica o abogada o modista o cualquier otra profesión que hubiese podido elegir, pero la vida no le concedió ni una oportunidad para desarrollarse. Siglo XIX, que para las mujeres, sigue existiendo en la mayor parte del mundo. 



De esta adaptación cinematográfica pocas cosas más que destacar. Bastante plana y un poco tediosa y especialmente la música no acompañaba a la imagen. Una adaptación demasiado fiel y que no aporta nada nuevo. 



Dirección: Sophie Barthes
Guión: Rose Barreneche, Sophie Barthes (Novela: Gustave Flaubert)
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine
Fotografía: Andrij Parekh
Intérpretes: Mia Wasikowska, Henry Lloyd-Hughes, Rhys Ifans, Paul Giamatti. 

lunes, 6 de junio de 2016

Novela: The testament of Mary de Colm Tóibín (2012)

El autor.-
Novelista, dramaturgo y periodista irlandés. Su abuelo y sus tíos, a principios del siglo XX, habían estado relacionados con el IRA. En los años 1970 estuvo viviendo en Barcelona y escribió un libro sobre la ciudad que es más una guía sentimental sobre su cultura. Es considerado uno de los 300 intelectuales más importantes. Varias veces seleccionado para el Booker Prize. Otras obras suyas son: The South, The Blackwater Lightship, Mothers and Sons, Brooklyn y Nora Webster.  

Mi opinión.-
María, la madre de Jesús de Nazaret, reflexiona en su vejez sobre los acontecimientos de su vida. Con distancia y desapego, pero con una notable amargura, narra la muerte de su hijo y mucho más.



Esta mujer está asfixiada por dos mundos de hombres, a los que ya no pertenece. María no es cristiana, porque el cristianismo todavía no existe; pero tampoco es judía porque los judíos mataron a su hijo. No tiene nada. Vive protegida/vigilada por los sectarios seguidores de Jesús; aquellos que tratan de preservar/inventar su imagen, ideologizar su mensaje y su memoria para establecer una nueva religión poderosa. Ella, que vivió esos acontecimientos, sabe que están fabulando y mintiendo en su propio interés, no en el del hijo muerto. Pero su amargura viene de mucho antes.



En el último encuentro con su hijo trató de advertirle del peligro, pero éste no la escuchó. La trató con frialdad y arrogancia. Jesús llevaba una túnica que nunca había llevado; hablaba con palabras que nunca había utilizado; miraba con soberbia y sin ver. Ya no era su hijo, pertenecía a la muchedumbre de fanáticos que le seguían. Después de la crucifixión, ella, María, ya no se quedó a recoger al hijo muerto porque tenía miedo de que la mataran también y porque ya no era su hijo. Este remordimiento por su cobardía la persigue hasta el final de sus días. Se atormenta porque la muerte de Jesús no sirvió para nada. Nada cambió en el mundo. Los mismos abusos, las mismas torturas, la misma indiferencia. El mundo no fue mejor a partir de entonces.



En la tradición católica, María, desde la inmaculada concepción, sabe que su hijo es Dios. Pero en este monólogo, ella sólo sabe que su hijo ha muerto y que antes de morir ya le había perdido. Su hijo había sido capaz de traer a Lázaro de la muerte, pero a partir de entonces Lázaro se convirtió en un no-vivo. Sólo gritaba y lloraba y se escondía en la oscuridad; nadie quería acercarse a él, ni siquiera sus hermanas. ¿Qué sentido tenía, pues, volver a la vida, para sufrir más? ¿Qué sentido tenía haber muerto por otros?



Pero lo que más ha escandalizado a los católicos es que María vuelve a ser pagana. María la anciana que ya no es madre, sólo encuentra sosiego en el culto a Artemisa, la diosa cazadora, virgen y salvaje. Porque si algo queda al terminar de leer, es el estupor de una mujer ante la muerte estúpida de su hijo. Es un relato de lucidez, amargura, dolor; muy emocionante y revulsivo.  




En realidad este libro no es una novela. Es un monólogo teatral que en España está interpretando Blanca Portillo y que creo que, lamentablemente, no llegará a Zaragoza. Así que, he aprovechado que existe un audiolibro narrado por Meryl Streep y, aunque no es una verdadera interpretación teatral, sí que su voz tiene matices e inflexiones que acercan al verdadero estado emocional de María. Es una grata experiencia, leer un libro al mismo tiempo que escuchas el audio, sobre todo si es en otro idioma. Y especialmente si es la voz de una actriz de tanto talento. 




The Testament of Mary 
Colm Tóibín

Read by Meryl Streep

Penguin Books

jueves, 2 de junio de 2016

Cine: El halcón maltés de John Huston (1941)

El halcón maltés contiene sin duda la declaración de amor más cínica de la historia del cine. Algo así como si eres buena saldrás en 20 años (se supone que de la cárcel) y te esperaré, si te ahorcan te recordaré siempre. No está mal, ¿no? Humphrey Bogart lo dice. Bueno, en realidad Sam Spade, el personaje escrito por Dashiell Hammett. La película es una adaptación de la novela del mismo título escrita por Hammett en 1930.


Se considera que esta película da inicio al género negro clásico americano, caracterizado por el fuerte contraste en la iluminación, el ambiente urbano, la brutalidad exenta de sangre y sobre todo por servir de contexto para analizar las pasiones humanas y resaltar la ética amarga de los protagonistas. Fue la primera película dirigida por John Huston y la preparó concienzudamente, plano a plano. Por supuesto, exigió que el protagonista fuera Bogart que al principio se había negado. 





Malta es una isla del Mediterráneo muy curiosa. Pequeña (el país está formado por dos islas y un islote) pero estratégica en el momento en que Aragón dominaba el Mare Nostrum. Perteneció a la Corona de Aragón desde el año 1282. El emperador Carlos V, que la había heredado de su abuelo Fernando el Católico, la cedió, en 1530, a los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén después de su derrota y de la expulsión de Tierra Santa por parte de Solimán el magnífico. 



Una orden militar, un verdadero ejército transnacional que no obedecía a ningún soberano en particular, tan poderosa y con tantas riquezas era considerada un peligro para la formación de un estado moderno. Ya los templarios habían sido disueltos por lo mismo. Así que tener vagando a los caballeros hospitalarios por el Mediterráneo, sin una lealtad clara, no le gustaba a Carlos V. Decidió que lo mejor era cederles a perpetuidad unas islas que ya habían dejado de tener interés a cambio de un pago simbólico: un halcón cada año. Se supone que el primer halcón era una talla incrustada con las más bellas gemas que existían en el tesoro de los hospitalarios. Más tarde, cuando Napoleón invadió la isla volvió a expulsar a los caballeros; y después Napoleón fue expulsado por los británicos. De manera que ahora Malta pertenece a la Commomwealth y también a la Unión Europea desde 2004. La orden terminó disolviéndose, aunque la actual Soberana Orden de Malta se considera parcialmente heredera de ella. Curiosa historia.



Bueno, el halcón que da título a esta película es, claramente, el primer regalo de los hospitalarios. Pero todo el enredo comienza con una misteriosa mujer, que se presenta con nombre y personalidad falsos en el despacho del detective Sam Spade. Mary Astor interpreta a Brigid O’Shaughnessy, asesina fría y cínica, codiciosa y egoísta, escondida tras una apariencia de joven virginal desprotegida, dubitativa y en grave peligro que encandila a Spade. Una auténtica femme fatale detrás de la damsel in distress. Contrata a los detectives para que localicen a su hermana menor, pero en realidad quiere el halcón y no duda en matar para conseguirlo.



Claro que Sam Spade tampoco se queda corto. Mantiene una aventura con la mujer de su socio y no duda de dejarla plantada, en el peor momento para ella, cuando se acaba de quedar viuda. Spade es un cínico pero guarda todavía un cierto comportamiento ético hacia la memoria de su socio, aunque le haya estado poniendo los cuernos, y resuelve su asesinato con graves consecuencias para el mismo Spade. En fin, un torbellino de dobleces en el que lo mejor que puedes hacer es desconfiar de todo el mundo, incluso de ti mismo.



La película fue un éxito y consiguió tres oscars: a la mejor película, al mejor guion y al mejor actor secundario, para Sidney Greenstreet, un actor de teatro británico que al año siguiente volvería a coincidir con Bogart y Peter Lorre en Casablanca.




Se crearon dos estatuillas para la película de 20 kilos de peso cada una, fundidas en bronce, pero para Sam Spade el halcón maltés estaba hecho de la materia con que están hechos los sueños. Estuve de vacaciones en Malta hace unos años. No encontré ninguna referencia al halcón maltés, pero sí que me quedaron ganas de volver. 



Director: John Huston 
Guion: John Huston sobre la novela de Dashiell Hammett
Música: Adolph Deutsch
Fotografía: Arthur Edeson 
Intérpretes: Humphrey Bogart, Mary Astor, Peter Lorre, Sydney Greenstreet.