lunes, 20 de mayo de 2013

Novela: Cosecha Roja de Dashiell Hammett


Sinopsis.-
El hombre de la Continental, Agencia de detectives privados, llega a Personville contratado por Donald Willson, dueño de los periódicos de la ciudad. El mismo día de su llegada, Donald Willson es asesinado y su muerte supone el desencadenamiento de una espiral de violencia que parece que sólo el detective puede manejar. 

El Autor.-
Dashiell Hammett, 1894-1961, trabajó como detective privado y antes de eso, según su propio testimonio había trabajado “reventando huelgas” durante los conflictivos años 1920-1930 en Estados Unidos. Después fue guionista en Hollywood y escritor, activista político y luchador antifascista. Fue procesado en la célebre “caza de brujas” del senador McCarthy y encarcelado durante 6 meses por negarse a delatar a sus compañeros del Partido Comunista de EEUU. De vida sentimental también bastante turbulenta, mantuvo una relación intermitente durante más de 30 años con la escritora Lillian Hellman. Otras obras suyas son: La maldición de los Dain y El Halcón maltés

Mi opinión.-
Cosecha Roja ya es un clásico, es de esas novelas que definen un género por sí mismas. Es la novela negra pura, más ortodoxa, con corruptos, gánsteres, investigadores privados y femme fatale, y que inicia el subgénero llamado hard-boiled, caracterizado por su extrema violencia. Se podría decir que es a la literatura lo que el Tarantino de Reservoir Dogs es al cine. 

Este subgénero no es una reacción a la novela enigma, de detectives cultos, bien vestidos, muy educados y que toman el té, que utilizan la lógica y su habilidad deductiva para resolver los crímenes, del estilo de Sherlock Holmes y la señorita Marple de Agatha Christie, supone un salto cualitativo. Sería el realismo brutal estadounidense enfrentado y consagrado frente a la pulcritud británica. Pero Cosecha Roja, va todavía más allá, puesto que se centra en describir los ambientes de corrupción y hacer una consistente crítica social, aunque no aporte soluciones ni existan héroes. El agente de la Continental "sólo" facilita la limpieza necesaria para que la ciudad empiece de nuevo. 

Está escrita en primera persona por el detective encargado de “esta limpieza”; así asumimos su punto de vista durante toda la novela, cuando está perdido estamos perdidos y cuando está en peligro sentimos también el peligro. Antes he dicho que es una novela muy violenta, pero no se trata de una violencia gratuita. En realidad, no importa mucho descubrir al asesino de Donald Willsonn, sino que lo más importante para el autor es describir las consecuencias funestas de un ambiente de corrupción cultivada y enquistada. 

No estoy de acuerdo con los que opinan que se trata de describir una ciudad en decadencia. Yo entiendo por decadencia, el descenso después de haber alcanzado la plenitud, pero Personville, (la ciudad persona) en realidad, se está formando, es un personaje más que está naciendo en medio de esas convulsiones, entre las heces de la corrupción y la sangre que trae la violencia. 

En Personville la prensa, la policía y las autoridades, es decir, todo lo que la hace ser una ciudad, está intervenido por los gánsteres (sin olvidar tampoco al respetado magnate, al que aquí llamaríamos cacique, Elihu Willsonn). Son personajes sin pasado y sin futuro, unidimensionales, sin emociones ni sentimientos. No son personajes excesivos por su maldad o cinismo; ni siquiera el agente de la Continental, demuestra la más mínima emoción, habla y actúa con la precisión de un cirujano, curtido en horas de quirófano. No podemos saber qué les ha hecho así porque para Hammett, eso no es importante, sólo son peones en esta crisis de violencia que dará lugar a la nueva Personville.  

El hombre de la Continental es el hacedor de este “milagro de la vida”, de esta “crisis curativa”. Vertiendo un poco de veneno en los oídos adecuados en el momento justo, enciende la mecha, libera todos los odios y resentimientos cruzados entre los personajes, y que les hacen caer como piezas de dominó alineadas. Sólo tiene que soltar un poco de carnaza y agitar el agua, los tiburones se devorarán solos.

Hammett, al principio de la novela, llama a la ciudad Poisonville (la ciudad veneno) y al final, después del estallido de violencia curativa, termina diciendo de ella que “se está convirtiendo en rosaleda de dulce olor y sin espinas”, es el único momento que yo recuerde que el detective se permite una cierta emocionalidad (o cinismo). 

Sorprende que no haya sido adaptada para el cine, porque tiene una estructura narrativa y un ritmo muy cinematográficos: frases breves, cortantes, directas sin adornos innecesarios. Imagino que es por el exceso de violencia (que no sería considerada políticamente correcta) o quizá porque describe ambientes de corrupción bastante reconocibles. Muy recomendable. 





Cosecha Roja
Dashiell Hammett
Traducción de Fernando Calleja
Alianza Editorial 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Cine: Disgrace (Desgracia)


En Desgracia, un profesor de literatura sudafricano blanco, David Lurie, en el comienzo del declive, abusa de una joven estudiante negra. Se cree un corazón sublime que está por encima del bien y del mal, aunque en realidad es un depredador sexual entonando su canto del cisne. Un hombre arrogante y frío que sucumbe a un deseo irracional. Pero lo más incómodo de este personaje es que ni siquiera es consciente de su abuso de poder; tanto desconfío del abusador, que su arrepentimiento no me parece sincero. 

Este escándalo, incluida la expulsión de la universidad, supone un reencuentro con su hija. No se dice en la película, pero se intuye que han tenido siempre una relación distante. Lucy, vive en una granja aislada, sola, después de que ha fracasado su relación sentimental, intentando sacar adelante su negocio: vende lo que cultiva y tiene la intención de criar perros. 

Leí la novela hace algún tiempo y me pareció preciosa. Ahora he podido ver la película en DVD y la adaptación es muy fiel. Es una novela muy dura y toda su dureza se ha pasado a la película a través del paisaje. Al principio, un paisaje urbano, lluvioso, oscuro y frío, intelectual, donde David Lurie es dios y sabe cómo controlar el juego; puede someter a las mujeres y violarlas y mostrar su suficiencia al resto de los hombres. Después, el paisaje rural, áspero, luminoso y lleno de brutalidad, intelectualmente pobre y al borde de la subsistencia, le hará tomar conciencia de su condición de víctima, hombre que no tiene el control sobre su vida. 

El título original es Disgrace y se ha traducido como Desgracia, aunque en ninguna de sus acepciones en inglés tiene el significado de "mal que acontece sin que se pueda evitar". Es cierto que los protagonistas sufren una desgracia, una agresión, pero Disgrace es más bien culpa o vergüenza, que se acerca más a lo que viven los personajes. Viven en la culpa y en la vergüenza, por cosas que han hecho y por otras que han heredado.

Es una película muy simbólica, una metáfora sobre las nuevas relaciones interraciales. El macho blanco colonizador no se da cuenta de que su tiempo ha pasado y de que existen nuevas reglas del juego, algo que sí parece haber notado su hija. Lucy, una mujer joven blanca, heredera de los pecados de los colonizadores, se ve obligada a aceptar la protección y la propuesta de matrimonio de un hombre negro (pariente de uno de sus violadores). Mostrando una actitud pragmática, sabe que es tiempo de adaptarse a otras normas. Es consciente de que las cosas han cambiado y de que si quiere conservar su hogar debe hacerlo compartiéndolo con la población autóctona, durante siglos humillada por hombres blancos. Y esto es lo que más me revuelve: las mujeres heredando la culpa de los hombres y sufriendo y aceptando sus consecuencias; aceptando incluso los hijos engendrados por una violación. El cuerpo de las mujeres convertido en escenario donde los hombres dirimen sus contiendas, contra ellos mismos y contra los otros hombres. Hombres blancos abusando de mujeres negras y hombres negros violando a mujeres blancas. 

El director ha decidido no mostrar la violación que sufre la hija, pero sí vemos como los agresores brutalmente matan a los perros. Al principio pensé que era una omisión imperdonable (o un sesgo patriarcal imperdonable) y que el director se centraba en mostrar el sufrimiento y la humillación de un hombre (el padre), pasando por alto el sufrimiento y la humillación de una mujer (la hija); ahora no estoy tan segura de que fuese así. En un momento de la película, David le reprocha a su hija que no quiera hablar de la violencia que ha sufrido; ella le contesta que eso sucede todos los días a todas las mujeres, en Sudáfrica y en otros sitios y que no van a estar hablándolo constantemente. 

Lucy, como mujer que ha sufrido el abuso, sabe que si no hurga en la herida, las cosas se calmarán solas. Surgirá un nuevo equilibrio de fuerzas en el que las mujeres tampoco serán el género dominante. De una manera o de otra, las mujeres blancas, dependientes y humilladas por hombres blancos, pasarán a ser dependientes y humilladas por hombres negros; es el precio que tienen que pagar por seguir viviendo en su casa. 

Lucy decide apostar por el futuro, como si su útero fuese el recipiente donde lavar todas las culpas. Es ese punto de inflexión, cuando termina una época y todavía no se sabe cómo será la siguiente; las reglas de unos hombres ya no sirven y todavía no ha habido tiempo para que los otros hombres impongan las suyas. Las mujeres en medio, objetivo de la violencia de ambos. Para sobrevivir deben mezclarse con lo nuevo; y ese proceso de mezclarse con el otro es una renuncia a los privilegios mantenidos injustamente durante años.




David Lurie – John Malkovich
Lucy Lurie – Jessica Haines
Petrus – Eriq Ebouaney

Steve Jacobs – Director
Anna María Monticelli - Guión a partir de la novela de J.M. Coetzee
Steve Arnold - Fotografía
Coproducción entre Australia y Sudáfrica (2008)


jueves, 2 de mayo de 2013

Novela: Sab de Gertrudis Gómez de Avellaneda


Sinopsis.-
Cuba, 1818, en la plantación de azúcar de Bellavista vive y trabaja Sab, un mulato esclavo propiedad de don Carlos. Es hijo de una princesa africana y de don Luis, hermano de don Carlos. Desde siempre ha estado enamorado de Carlota, la hija de su amo y su prima, ahora prometida a Enrique Otway, inglés rubio y de ojos azules, que sólo pretende su dinero y posición social.

La autora.- 
Gertrudis Gómez de Avellaneda, escritora del siglo XIX. Nacida en Camagüey, Cuba, en 1814, se trasladó pronto a España. Fue madre soltera, se casó un par de veces y tuvo una vida apasionada y sufriente. Recibió una educación esmerada e incluso postuló su candidatura para la Real Academia Española de la Lengua, pero fue rechazada por ser mujer. Era considerada atea por su familia por leer a Rousseau; sin embargo, al morir su primer marido estuvo una temporada en un convento. Escribió poesía y teatro; Sab, escrita en 1841 y prohibida en Cuba, es su novela más famosa. Murió en Madrid en 1873. No sé si en los colegios españoles se estudia a la Avellaneda, pero debería hacerse.

Mi opinión.-
Me ha sido imposible encontrar una edición española o hispanoamericana del libro (eso ya da que pensar); sin embargo, sí que he encontrado una edición de la Manchester University Press, con un estudio introductorio a cargo de la profesora Catherine Davies.

Esta profesora dice que existió una tradición notable, entre las escritoras anglosajonas, a la hora de abordar la esclavitud y el sometimiento de las mujeres a través de la novela, relacionando íntimamente esos dos tipos de opresión. Pero no ocurre lo mismo entre las escritoras en castellano, la Avellaneda es el único ejemplo. Creo que sólo por eso ya debería ser objeto de estudio en los colegios y por supuesto en las universidades.

La Avellaneda utiliza la estructura del melodrama romántico y costumbrista de amores imposibles y diferencias sociales, como soporte para su alegato a favor de la igualdad, para esclavos y para mujeres. Critica la esclavitud mucho antes de que fuera oficialmente cuestionada, aunque en la edición de sus obras completas (que preparó ella misma), excluyó deliberadamente esta novela. No se sabe si lo hizo porque literariamente no estaba satisfecha con la escritura o porque en ese momento no era adecuado manifestarse como antiesclavista. 

Tenía 24 años cuando escribió Sab, su primera novela, convirtiéndose en una transgresora literaria. Se consentía que las “mujeres literatas” se dedicaran a la poesía amable, romanticona, pero no que cuestionasen el orden social a través de las novelas, como hace la Avellaneda a través de sus personajes. Critica la esclavitud, las convenciones sociales y el enriquecimiento rápido que ahogan el instinto y la pasión; ensalza la virtud de ser fiel a sí mismo y la grandeza moral. 

Sab, Carlota, Enrique y Teresa, viven su vida y sus pasiones en un paisaje fértil, exuberante, tórrido y tormentoso. Descrito por la Avellaneda con minuciosidad: los pájaros, las plantas, los árboles, los colores y las tormentas son personajes también de la novela. Sab es el buen salvaje, inspirado en las lecturas de Rousseau, el hombre moral que está muy por encima de su condición social y de su destino en la vida. Héroe trágico que es consciente de ser víctima de una injusticia. 

Sab está enamorado de Carlota que está enamorada de Enrique que es amado por Teresa. Todos son una cadena de fatalidad. Socialmente, Sab y Teresa son seres marginales, uno es esclavo y la otra es pobre, ambos excluidos de poder gobernar su destino. Sab y Teresa, precisamente por su grandeza moral no conseguirán la felicidad. Carlota y Enrique, jóvenes, blancos y ricos, sujetos a las normas  y convenciones de lo correcto y adecuado, tampoco conseguirán la felicidad. 

Os recomiendo que la leáis, aunque en algunos momentos es un pelín cursi. No sé cómo encontré la encontré pero leyéndola me he podido enterar de varias cosas sobre la esclavitud: 
  • En 1734 había habido rebeliones de esclavos en Jamaica. 
  • En 1791 las hubo en Haití. 
  • En 1804 Haití proclamó su independencia. 
  • En 1880 se sustituyó la esclavitud en Cuba por un sistema transitorio, el Patronato.
  • En 1886 se abolió el patronato y terminó la esclavitud. 
  • España fue de los últimos países occidentales en abolir la esclavitud. Sólo hace 127 años. 
Mary Wollstonecraft escribió en su Vindicación de los derechos de la mujer, que las mujeres son esclavas y que la esclavitud degrada por igual al amo y al esclavo.

Hay también un cierto paralelismo entre el apoyo de las mujeres a la causa de la antiesclavitud y la que se produce en los siglos XX-XXI, en apoyo de los derechos de los homosexuales. Sin embargo, y lo dejo ahí para reflexionar, siempre he pensado que las mujeres acabamos dando nuestro apoyo a "causas de hombres" o a "causas organizadas por hombres", con el correspondiente sobreesfuerzo y desperdicio de nuestras capacidades. Por supuesto luchar por la igualdad es luchar por los derechos de todos, esclavos y esclavas, gays y lesbianas; así debería ser, pero la visibilidad de la discriminación de las mujeres, en cualquier ámbito social, es todavía menor que la de los hombres y las mujeres deberíamos priorizar nuestros intereses. Algo así decía María Antonietta Macciochi dirigente del Partido Comunista Italiano, cuando en los años 70 se dio cuenta de que las reivindicaciones laborales de las mujeres (distintas de las de los hombres) se iban dejando, sistemáticamente, aparcadas por parte de los dirigentes varones del partido. 



Sab
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Editado por Catherine Davies
Manchester University Press