jueves, 28 de agosto de 2014

Narrativa: Cinco Aventuras de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle

El autor.-
Conan Doyle
Sir Arthur Conan Doyle, nació en Edimburgo el 22 de mayo de 1859. Se doctoró en medicina y se embarcó como cirujano y médico en varios barcos. Después prefirió la literatura. En 1887 publicó su primer libro sobre Sherlock Holmes, un detective privado muy peculiar que tuvo mucho éxito y le dio bastantes quebraderos de cabeza. Pero también se dedicó a otros géneros como la novela histórica y la ciencia ficción. En sus últimos años estuvo muy vinculado con el espiritismo. De tal manera que en 1922 escribió el libro The Coming of the Fairies, donde analizaba las fotografías de las hadas de Cottingley, casi convencido de que existían realmente y no se trataba de fotografías falsas.


Mi opinión.-
Descubrí este libro en la biblioteca pública de mi barrio. No se corresponde con la publicación canónica de las historias de Sherlock Holmes. La Colección Escolar de Filosofía de la editorial Siruela, está especialmente preparada para el profesorado y los alumnos de Educación Secundaria Obligatoria. Cada libro tiene una Invitación a la lectura y también Actividades relacionadas con lo leído. Me parece muy interesante que se incentive la lectura entre los jóvenes de esta manera.

Para esta edición se han elegido cinco historias cortas que destacan por mostrar con gran detalle la manera de pensar de Sherlock Holmes. Un hombre reflexivo y gran observador; que hace acopio de una gran cantidad de datos; elabora varias hipótesis y elige una de ellas como la más probable. Al final es simplemente un jugador que apuesta (casi) sobre seguro gracias a su entrenamiento en la observación.

En la Invitación a la lectura, Diego Antonio Pineda Rivera da las pautas de cómo debe enfrentarse una investigación, científica o no. Habla sobre la ética y la libertad del investigador; sobre la aplicación del conocimiento científico; sobre la actuación en los márgenes y también sobre las motivaciones para investigar: el dinero, el prestigio o simplemente el deseo de saber y de perfeccionar el conocimiento. La pasión por el conocimiento.

En La liga de los pelirrojos, la primera de las aventuras de este libro, el doctor Watson describe a Holmes como un hombre de naturaleza dual. Definido por su exactitud y astucia y al mismo tiempo por su talante contemplativo y poético.

En La caja de cartón, Sherlock Holmes hace una demostración detallada de cómo es capaz de leer los pensamientos del doctor Watson observando minuciosamente las pequeñas expresiones de su rostro.

En Los planos del submarino Bruce-Partington aparece Mycroft, el hermano mayor de Sherlock. Un verdadero superdotado, una especie de agente especial del gobierno británico, cuya especialidad es “saberlo todo” y de esa manera decidir la política nacional de Gran Bretaña.

En Los monigotes saltarines vemos otra muestra del talante investigador de Holmes: parte de deducciones sencillas, cada una encadenada a la anterior y a la posterior, pero consigue sorprender a su interlocutor evitando dar explicaciones sobre los pasos intermedios, y comunicándole únicamente el principio y el final de sus pesquisas. Su secreto siempre es observar continua, detallada y metódicamente, todo aquello que a los demás les pasa desapercibido.

En El círculo rojo, se muestra como un personaje vanidoso y que también se deja llevar por la adulación.

Lo interesante de este libro es que corrobora que no hay un único método de investigación, aunque sí que deben cumplir unas pautas generales. Investigar es estudiar los vestigios que algo ha dejado; saber inferir es extraer conclusiones válidas de datos sencillos, pero no hacer simples asociaciones que llevarían al prejuicio. Sherlock Holmes es un gran acumulador de datos (la base de la sociología) y un gran observador de los pensamientos, sentimientos y emociones humanos.

Las cinco historias han sido muy bien elegidas y sobre todo es muy interesante que se intente animar a niños y jóvenes a la lectura. Muy divertido.



Cinco Aventuras de Sherlock Holmes
Arthur Conan Doyle 
Ed. Siruela 
Colección Escolar de Filosofía 

viernes, 22 de agosto de 2014

Cine: Mil veces buenas noches de Erik Poppe

Erik Poppe es un director de cine noruego que antes había trabajado también como reportero de guerra. En esta película aborda su propia experiencia: en un momento clave de su vida tuvo que elegir entre seguir cubriendo zonas en conflicto o dejarlo todo para llevar una vida “normal” con su familia. El mismo director dice que ha preferido que el personaje que se enfrenta a la elección entre su pasión y su vida familiar, sea una mujer para incrementar la tensión. Al fin y al cabo se sigue exigiendo a las mujeres una dedicación en exclusiva a la familia que a los hombres no se les exige, aunque en este caso la pareja compuesta por Rebecca y Marcus parece bastante igualitaria.

Juliette Binoche encarna a Rebeca, esta reportera de guerra comprometida hasta la médula con su trabajo. Está casada con Marcus, un biólogo marino que se ocupa casi exclusivamente de sus dos hijas, una adolescente y otra más pequeña. La película no es una historia sobre el amor o sobre el desamor; es una película sobre decisiones que nosotros tenemos que tomar o que los otros nos empujan a tomar.

Al principio de la película asistimos a un ritual de muerte. Una mujer musulmana afgana se prepara para el martirio. Yace, en la que sería su tumba, rodeada de otras mujeres que rezan. Después esa misma mujer sale de la tumba, aunque ya está ausente de este mundo. Es lavada y purificada por las otras mujeres que no paran de rezar, hasta que al final colocan sobre su cuerpo el cinturón con los explosivos. Durante toda la escena, Rebeca gira alrededor de estas mujeres tomando fotografías. Más tarde la misma Rebeca quedará gravemente herida cuando la mártir haga estallar su cuerpo.

Cuando vuelve a su casa para restablecerse tendrá que enfrentarse a su marido y a sus hijas para tratar de hacerles entender que su tarea es necesaria. Será sobre todo su hija Steph quién le exigirá una explicación. Steph es una adolescente que empieza a descubrir el mundo y a relacionarse como una adulta con su madre. Descubre el trabajo de reportera de su madre y las consecuencias que tiene. En una escena que a mí me pareció muy sobria pero muy intensa, Rebeca le dice a Steph que trabaja por rabia, que fotografía la atrocidad para que en algún lugar del mundo cómodo y civilizado a alguien se le atragante la comida y haga algo. Con toda crudeza, pero al mismo tiempo con una gran serenidad le cuenta a la adolescente la historia que hay tras una fotografía: una joven mujer africana a quien le han cortado los labios y las orejas para asustar a toda su comunidad. Aquí empieza la toma de conciencia de Steph.

Pero en la película, por encima del planteamiento inicial de una persona en esta disyuntiva de elegir, el director plantea también una reflexión sobre la utilidad del fotoperiodismo, de fotografiar el horror. No dudo de que los reporteros tengan una intención humanitaria (al jugarse la vida de esa manera, aunque en general trabajan protegidos), una intención de denuncia, de dar testimonio de la injusticia; pero hay que preguntarse si su trabajo es útil o no. Los nazis documentaron con todo lujo de detalles sus experimentos y después esa documentación sirvió en el Juicio de Nuremberg, pero hoy parece que ya estamos inmunizados contra el horror emitido desde el telediario.

El trabajo del reportero va dirigido a eso que se llama gran público (que es como no decir nada), a la prensa y a la televisión. Pero llega a haber tal cúmulo de imágenes sobre los conflictos que anestesian y no creo que produzcan el efecto que los reporteros querrían. Por otra parte, el poder de los medios de comunicación, especialmente la televisión, es todavía inmenso aunque estén tomando una deriva hacia la espectacularidad morbosa. Lamentablemente lo que no sale en la tele no existe, según la teoría de la fijación de agenda (agenda-setting): si hay disturbios en Misuri, no queda espacio para hablar de la guerra de Siria; si se habla de Siria, no queda espacio para Palestina. Pero si esas imágenes no salieran, ¿la impunidad sería mayor? Sin duda. 

Además, cada vez estoy más segura de que no debemos esperar grandes cambios. Así que si ese trabajo de los reporteros consigue movilizar a personas anónimas que con sus pequeñas aportaciones alivian mínimamente el sufrimiento de la gente en una situación de conflicto, todo queda justificado.

Al final Rebeca no tiene que decidir porque su marido Marcus la echa de casa.


Director: Erik Poppe
Intérpretes: Juliette Binoche (Rebeca), Nicolaj Coster-Waldau (Marcus), Lauryn Canny (Steph)
Guion: Erik Poppe

jueves, 14 de agosto de 2014

Cine: Maléfica de Robert Stromberg

Me gustan las relecturas que se están haciendo de cuentos tradicionales, en una especie de clave feminista. Bueno, más que feminista yo diría que matriarcal. ¡Ya era hora! Evidentemente la historia y las novelas, las grandes y las pequeñas, las han escrito los hombres, si no no se entiende que todas las heroínas de la narrativa del siglo XIX terminaran muertas antes o después de consumar sus amores locos: Ana Karenina, La Regente, Fortunata, Naná y etc etc.
Maléfica niña

En Maléfica se cuenta por qué la mala malísima se vuelve mala malísima y descubrimos que hubo un tiempo en el que fue feliz, inocente y bondadosa. Aunque ya entonces se llamaba Maléfica. 

En la ciénaga viven un montón de seres fantásticos, más o menos hermosos e inteligentes. Aparentemente en armonía, aunque algunos de ellos recuerdan que hubo una guerra contra los hombres. El hada Maléfica se distingue por su fuerza, inteligencia y por sus magníficas alas. Enormes, poderosas y de plumaje oscuro.

Cuando Maléfica es adolescente conoce a Stefan, un joven humano en el que confía. Años más tarde, el adorable Stefan la traicionará por codicia. Le cortará las alas y las entregará a cambio de casarse con la princesa y convertirse en rey.

Angelina Jolie que interpreta a Maléfica ha dicho en una entrevista que el hecho de cortarle las alas a Maléfica puede interpretarse como una castración u otro tipo de agresión sexual. El caso es que Maléfica, después de ese trauma, se endurece, se acoraza dentro de ella misma y rodea la ciénaga de espinos para estar preparada para la próxima agresión. Años más tarde, se presenta el momento de su venganza: el rey ha tenido una hija adorable y olvida invitar a su bautizo a Maléfica. A partir de aquí, el cuento es conocido: la maldición de Maléfica, el pinchazo que le produce un sueño mortal y el príncipe al rescate con un beso de amor; pero en esta versión también han reinterpretado el final.

Yo creo que por eso no ha tenido muy buenas críticas y es que los hombres, en esta nueva interpretación han perdido su protagonismo. El rey era un pobre mozo de cuadras despreciado por todos que vendió su alma por tener un reino y un poco de respeto por parte de sus semejantes, pero que a partir de entonces vivió toda su vida consumido por el miedo; y el príncipe que tiene que rescatar a la princesa de su sueño letal tiene que aprender primero a rescatarse a sí mismo.

Así que, ¿qué es lo que nos queda?, ¿quién puede darle a la princesa el beso de amor verdadero? Pues nos queda, y esto es lo que más me gusta, lo que empezamos a construir hace un siglo, con las sufragistas inglesas, la plena incorporación social de las mujeres, la responsabilidad de las mujeres sobre su propia vida, la solidaridad entre mujeres, el respeto entre mujeres y la ayuda mutua entre mujeres en un mundo macho hostil.

Aurora, la princesa que despierta gracias al beso de amor verdadero de Maléfica, será la encargada de reunir en un solo reino el mundo humano y el mundo de las hadas. A ver si con el matriarcado nos va mejor. Bueno, para que los chicos no se asusten en el matriarcado también hay sitio para el príncipe azul pero no es el lugar "principal".

A destacar también la versión que Lana del Rey hace de la canción no apta para diabéticos de la versión de Disney, Once upon a dream. 



Dirección: Robert Stromberg
Guión: Linda Woolwerton 
Intérpretes: Angelina Jolie, Elle Fanning y Sharlto Copley

jueves, 7 de agosto de 2014

Novela: El maestro del Prado y las pinturas proféticas de Javier Sierra

El autor.-
Javier Sierra
Periodista, escritor e investigador, especialista en misterios históricos relacionados con el esoterismo y las verdades ocultas. Sus novelas tienen gran éxito de público, aunque no tanto de crítica. La cena secreta se colocó en el Top Ten de más vendidos en EEUU, según The New York Times. Otras novelas suyas son: El Ángel Perdido y La dama azul.
 
Sinopsis.-
Javier Sierra se hace personaje principal de su propia novela. En 1990, es un joven que acaba de llegar a Madrid para comenzar la universidad. Por causalidad, si las casualidades existen, tropieza con el doctor Fovel en el Museo del Prado. Aprenderá a ver las pinturas de los grandes maestros de otra manera, porque “el maestro llega cuando el discípulo está preparado”.

Mi opinión.-
No soy partidaria de tener prejuicios respecto a las lecturas a elegir, quiero decir que también leo bestsellers. No muchos, porque me resultan bastante previsibles y llegan a aburrirme. Pero en los últimos meses, después de leer novelas muy duras, de las que te hacen pensar mucho (algunas comentadas aquí), ahora, después de los exámenes y con el calorazo que llega, quería novela de puro entretenimiento. Y los misterios me gustan. Sin embargo, no he estado acertada en la elección, esta novela me ha decepcionado.

Se lee fácilmente, pero a veces abruma con tantos datos, fechas, documentos y notas que deberían estar colocadas a pie de página. Pero no, además de ser excesivas están colocadas al final del libro, y eso no me gusta nada. Me resulta muy incómodo estar leyendo y buscar al final del libro la nota correspondiente. Definitivamente, no me gusta nada. Es mucho más cómodo que estén a pie de página.

Dejando este detalle formal aparte, hay otras críticas más relevantes. El misterio de la novela se ve venir desde el principio: los alquimistas, la muerte, la vida eterna, la llave del conocimiento. Los personajes son muy básicos, tienen poco fondo y hay algunos que se pasean por el libro un ratillo y después desaparecen sin más. El final (después de 300 páginas) también es un poco atropellado, muy previsible y nada misterioso.

Como novela de misterio, para mí, no funciona. Pero como creo que todo libro lleva su esfuerzo y soy partidaria siempre de salvarlos, daré dos motivos para leerlo. Primero, resulta ser una buena guía sobre las pinturas del Museo del Prado y una buena excusa para volver a visitarlo. Segundo, incluye, por lo menos mi edición, fotografías de los cuadros que encierran los misterios. Así podemos seguir los detalles que cuenta. A ver a quién se le ocurre hacer una visita guiada por las pinturas esotéricas del Prado. Yo sin dudarlo me apuntaría. El book trailer promete más misterio del que hay. Pero ahí lo dejo.