viernes, 29 de diciembre de 2017

Palacio de Larrinaga, Zaragoza.

La historia del Palacio Larrinaga empieza con una historia de amor, trágica como las buenas historias de amor. Miguel Larrinaga, de origen vasco, había nacido en Liverpool, donde su familia se había instalado para lanzar su naviera al mundo. Cuando era todavía joven, sus padres decidieron que volviera a estudiar a España y concretamente eligieron Zaragoza, porque era una ciudad tranquila y su Facultad de Derecho tenía cierto prestigio.

Asunción Clavero
Aquí llevaba una vida tranquila, hasta que conoció a Asunción Clavero. Esta joven también había venido a estudiar a Zaragoza, piano y violín. Había nacido en Huesca, aunque sus padres y el resto de su familia vivían entonces en Albalate del Arzobispo, Teruel. Ahora parece normal, pero en 1892 cuando se conocieron no era habitual que los jóvenes dejasen su casa para ir a estudiar, especialmente las chicas. El caso es que los dos jóvenes coincidieron en Zaragoza y el flechazo fue inmediato.

Actualmente

Hay dos versiones de cómo se conocieron. La primera dice que estaban Miguel y un amigo tomando el sol en el Puente de Piedra, cuando el amigo le lanzó una apuesta: ¿a que no te casas con la primera chica que cruce el puente? Aunque Miguel había nacido en Liverpool, era vasco y aceptó el reto. La segunda versión dice que Asunción era muy devota y que todos los días iba a misa de 12.00 en el Pilar y allí coincidieron un día. Ella salía y él entraba y surgió el amor.

Dos palomas, el anagrama ML del novio y rosas. 

Después de un noviazgo de un año, los jóvenes se casaron y sin terminar sus carreras se volvieron a vivir a Liverpool. Asunción no se adaptaba bien y además tenía problemas con su suegra, así que le hizo prometer a Miguel que, algún día, volverían a vivir a Zaragoza, donde había nacido su amor. Miguel le prometió que así lo harían cuando se jubilase y que construiría una hermosa casa para ella.

Motivos marineros por toda la fachada


Las cosas se fueron complicando y las obras de la casa también. Se comenzaron en 1901 y tuvieron que ser interrumpidas varias veces, entre otras cosas, porque Miguel quería tener los mejores materiales y los mejores muebles para su casa y aprovechaba sus viajes por el mundo para conseguirlos, así que hasta 1911 no terminaron. Además, por el bien de sus negocios, Miguel fue retrasando su jubilación y la ocupación de la casa se fue demorando así que cuando ya se habían decidido, era 1936 y estalló la Guerra Civil y fue imposible habitarla. Después de finalizada la guerra, pasaron cortas temporadas hasta que repentinamente Asunción murió.

Caballitos de mar en el interior y en el exterior de la casa


Ni Miguel ni sus tres hijos quisieron entonces trasladarse definitivamente y la casa se vendió. Los marianistas la compraron e hicieron allí un colegio. En 1993, cuando la adquirió Ibercaja, se inició una completa obra de restauración.


La casa fue proyectada por el arquitecto zaragozano más famoso de la época, Félix Navarro, en estilo ecléctico y trató de fusionar el gusto británico con la tradición de los palacios renacentistas aragoneses, además de incluir decoración modernista. Es de planta cuadrada y casi perfectamente simétrica, ordenándose a partir de una escalinata monumental que da lugar a un patio neorenacentista.

El anagrama de Asunción Clavero
Destacan los suelos de la planta principal hechos en taracea con diseños diferentes para cada una de las habitaciones y el mosaico de la entrada con un motivo marino que se repite por toda la casa. Son los caballitos de mar.

El anagrama de Miguel Larrinaga
Como el palacio se construyó a las afueras de la ciudad (y casi todavía lo está), Miguel Larrinaga dispuso que su esposa tuviera su propia capilla. Actualmente esa habitación es un despacho donde se ha colocado parte de la biblioteca de Luis Legaz Lacambra, jurista aragonés que investigó sobre la historia del palacio en los años 1970-1980 y descubrió que don Miguel había tardado casi 30 años en conseguir su título de licenciado en derecho. Los negocios le tenían demasiado ocupado. De la primitiva capilla sólo queda la vidriera que representa al arcángel San Miguel alanceando al diablo en forma de dragón.



La casa estuvo muy adornada con vidrieras que, lamentablemente, se han perdido. En lo que se llama la rotonda, un invernadero al que se accedía por el salón principal, sólo quedan unas guirnaldas como testimonio pero, en realidad, todo el acristalamiento tenía vidrieras con motivos vegetales. Quedan otras dos vidrieras, muy sencillas, en la fachada principal. Son los anagramas de los dueños, AC y ML.

Suelo de taracea
De los muebles originales no se conserva ninguno. Se fabricaron con las mejores maderas. Existen fotos en blanco y negro, de los años 1940, de las piezas y del estado original de la casa. Toda esta información la he sacado de la visita guiada realizada y también de un libro editado por Ibercaja en el año 2000, de Ignacio Iraburu Elizondo y Jesús Martínez Verón. En la fotografía en blanco y negro de la fachada principal puede verse que la casa no tenía los jardines que tiene hoy. Aunque Miguel Larrinaga compró terreno suficiente para realizar unos inmensos jardines y un estanque, nunca pudieron realizarse. 

El oratorio es hoy un despacho. Puede verse la vidriera de San Miguel que todavía se conserva

Salones donde se puede apreciar el mobiliario y el forrado de las paredes en madera de caoba


miércoles, 27 de diciembre de 2017

Iglesias de París. Agosto 2017

La Catedral de Nôtre-Dame se sitúa en pleno corazón de París, en la parte este de la Île de la Cité. Se edificio sobre una pequeña iglesia románica de la que no queda nada. Es visita obligada, aunque no es muy recomendable. Hay que pelearse con turistas, especialmente turistas chinos, para poder entrar. Será, pues, una visita hecha entre murmullos, cada vez en tono de voz más alto, y constantes empujones y sobre todo teniendo en cuenta la posibilidad de ser asaltado por un carterista.

Nôtre Dame
Se tiene constancia de la existencia de un templo galo-romano en un emplazamiento muy próximo; pero será en 1163 cuando se comience la actual catedral gótica. En el siglo XIII continúan los trabajos Jean de Chelles y Pierre de Montreuil. Antes de estar terminada ya fue el centro de importantes ceremonias para la corona francesa. San Luis, el rey santo, depositó allí la reliquia de la corona de espinas, hasta que se terminaron las obras de la Sainte Chapelle, o la coronación de Enrique VI en 1431. Y lo más curioso, en su boda con Marguerite de Valois, Enrique IV no pudo entrar al templo porque no era católico. En 1314, fue quemado vivo en el exterior de la catedral todavía en construcción, Jacques de Molay, el último Gran Maestre de la Orden del Temple.

El rosetón de la fachada principal
Además del deterioro normal por el paso del tiempo, la catedral también ha sufrido las mismas convulsiones que la ciudad: la demolición de su jubé en 1699 o la destrucción de sus esculturas durante la Revolución, para convertirse en Templo de la Razón o del Ser Supremo. Se puede visitar una cripta y también subir a las torres para tener una buena panorámica de la ciudad. Yo nunca he subido, así que espero hacerlo la próxima vez que vaya o no porque cuando estoy allí siempre me da pereza.

Una vidriera 
En la fachada principal hay tres portadas dedicadas a la Virgen, al Juicio Final y a Santa Ana. Por encima hay una galería de estatuas dedicada a los 28 reyes de Judá y de Israel, antepasados de Cristo. En 1793, durante la Comuna se decapitaron las esculturas porque se creía que eran los reyes de Francia. En una restauración posterior se restablecieron las imágenes, pero las originales decapitadas se encuentran en el Museo de Cluny.

La galería de los reyes
En el siguiente nivel se sitúa el rosetón occidental de 10 m de diámetro. Dedicado a la virgen, como trono de Cristo, su autor fue Pierre de Montreuil, entre los siglos XII y XIII. La Galería Principal formada por una línea de arcos apuntados es la base de las torres y está decorada con las esculturas de la restauración de Viollet-le-Duc del siglo XIX, quimeras, pájaros fantásticos y demonios, hoy una restauración bastante cuestionada. La verdad es que después de ver Chartres, Notre-Dame de París queda un poco deslucida, aunque es posible que influya la incomodidad de visitarla rodeada por tanta gente y por tanto barullo.

La Piedad 
En la sacristía, construida por Viollet-le-Duc se conservan piezas y relicarios de orfebrería, la colección de camafeos de los papas y una estatua de Saint Denis. También destaca en la cabecera principal de la iglesia una escultura monumental de la Piedad y un pequeño Descendimiento realizadas ambas por Nicolás Coustou en el siglo XVIII.

El descendimiento
Visitamos también le Sacré Coeur y nos pasó lo mismo. Un montón de turistas ruidosos y posibles carteristas. Esta basílica es también el Santuario de la Adoración Eucarística y de la Misericordia Divina. Está situada en Montmartre, el Monte de los Mártires, donde fueron decapitados Denis y sus compañeros. En 1147, ya fue consagrada allí una abadía; pero en el siglo XIX había desaparecido completamente. Fue allí también donde en 1534, Ignacio de Loyola, Francisco Javier y otros, decidieron tomar los votos de pobreza, castidad y mutua consideración por la Salvación de las almas, fundando la Compañía de Jesús.

Santuario del Sacré Coeur
Después de la derrota militar francesa de 1870, en un ambiente de absoluta decadencia y depresión nacional, Legentil y Rohault de Fleury, dos católicos seglares, padres de familia, instaron la construcción de un nuevo templo en París, como signo de regeneración moral, sufragada a través de pequeñas donaciones de gente anónima. El arzobispo de París eligió Montmartre como emplazamiento. Es curioso como los católicos franceses asumen la responsabilidad de proteger a su iglesia, aunque sepan mantener y apreciar los valores del laicismo de la república. Entre 1875 y 1919 se llevó a cabo la construcción en estilo románico bizantino, otra manera de volver a los orígenes del cristianismo. Es un santuario de adoración perpetua, durante las 24 horas del día desde hace más de 130 años.


No conocía la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont, en pleno Quartier Latin y quedé impresionada. Está muy cerca del Panteón. Es conocida sobre todo por su jubé, por tener el órgano más antiguo de París y por guardar las reliquias de Santa Genoveva, patrona de la ciudad porque, en 451 arengó a los parisinos de entonces para que impidieran entrar en la ciudad a los hunos. Les dijo si los hombres se van, las mujeres rogaremos tanto a Dios que Él nos protegerá. También alberga las tumbas de Blaise Pascal y de Jean Racine.

Saint-Étienne-du-Mont
Las primeras construcciones datan del siglo VI y su fachada principal es de lo más peculiar que he visto. Destaca por sus tres frontones superpuestos en una extraña armonía. Sin embargo, lo más espectacular está en su interior. Su jubé construido en 1541 es el último que se conserva en París. Es una galería alta que ocupa toda la anchura de la nave principal y que separa el coro del resto de la nave, es decir, separaba al clero de los laicos. Se llamaban así por las palabras que el oficiante utilizaba para iniciar la liturgia, Jube, Domine, Benedicere, (Dígnate, señor, bendecirme). Fueron característicos de las catedrales e iglesias góticas hasta que, con la construcción de púlpitos, cayeron en desuso. La iglesia es muy luminosa gracias a sus vidrieras. Más información aquí: Iglesia de San Esteban

El famoso jubé


Y recomiendo su visita, aunque encontré este cartel a la entrada. Entiendo que no se pueda entrar a una iglesia en bragas o con patines o fumando o comiendo; pero los perretes sí que deberían tener derecho a entrar.


Me encontré otras iglesias paseando por la ciudad pero por falta de tiempo no entré en ellas. Todas ellas con mucha historia. Saint Germain des Près es la única iglesia románica que queda en París, es decir, que es la iglesia más antigua de París y está muy relacionada con Zaragoza. Fue fundada por Childeberto I, rey merovingio de Francia para custodiar y glorificar la túnica de San Vicente Mártir. No sé por qué Childeberto puso sitio a la ciudad de Zaragoza (esta ciudad ha debido ser la más sitiada del mundo) y al saber que San Vicente Mártir la protegía decidió dejar de asediarla. Como agradecimiento la ciudad le regaló la túnica del santo. Allí está enterrado René Descartes. En el próximo viaje prometo visitarla, aunque sólo sea para mandarle recuerdos de Zaragoza.

Saint Germain des Près
La iglesia de Saint Sulpice está situada en el barrio del Odeón. Llama la atención su fachada totalmente ocupada por columnas y las torres que parecen inacabadas. La única reina española enterrada fuera de España está aquí. Luisa Isabel de Orléans estuvo casada con Luis I, hijo de Felipe V, que apenas reinó unos meses, de enero hasta septiembre de 1724. Como no tuvieron hijos ella volvió a Francia. Durante la Revolución Francesa esta iglesia fue convertida en Templo de la Razón.

Saint Sulpice
Un ejemplo de barroco jesuítico en París es la Iglesia de San Pablo y San Luis, en el Marais. En 1627, Richelieu colocó la primera piedra de este edificio. Madame de Sevigné, escritora del siglo XVII, frecuentaba esta iglesia. 

San Pablo y San Luis


Quedan muchas más iglesias que visitar; muchas más historias que contar y muchas muchas ganas de volver. 

lunes, 25 de diciembre de 2017

Novela: Azules son las horas de Inés Martín Rodrigo (2017)

La autora.-
Es licenciada en periodismo y trabaja actualmente en la sección de Cultura del periódico ABC. Ha sido jurado del Premio El Ojo Crítico de Narrativa y esta es su primera novela. 

Mi opinión.-
En 1958, con casi 100 años Sofía Casanova murió en Polonia y todavía sus familiares no han podido cumplir su último sueño, ser enterrada en Galicia. Sofía Casanova fue la primera corresponsal de guerra de ABC. Conoció de manera directa la Revolución Rusa, la Guerra Civil y las dos guerras mundiales. Hoy por diversos motivos excepto para los estudiosos, es un personaje olvidado que Inés Martín Rodrigo se ha propuesto rescatar en esta biografía novelada.  


Sofía Casanova resulta un personaje fascinante y terminas la novela queriendo saber mucho más de ella. No sólo lo que hayan escrito los demás, si no especialmente sus crónicas desde Europa, durante los distintos conflictos que cubrió. No tenemos la suerte de que en el libro se hayan incluido más que uno o dos párrafos originales.


Conoció durante su vida a los personajes más importantes de la política y la literatura de la época: las Pankhurst, Trostky, Tolstoi. Su primer libro de poemas fue financiado por el rey Alfonso XII. A veces parece imposible que su vida haya sido así, que fuese propuesta para el Premio Nobel y que hoy esté tan olvidada. Sin embargo, la autora de la novela ha podido acceder a la documentación que corrobora esos hechos, tal y como consta en una nota final. 


Pero, por lo que respecta a la novela, tengo que decir que a mí no me ha gustado. No puedo decir si es buena o mala novela, porque no he estudiado para ser crítica literaria, pero sí puedo decir que no me ha gustado, aunque la excepcionalidad de la protagonista nos pique la curiosidad.


Cada capítulo comienza con la voz de la Sofía anciana y que, a punto de morir, rescata sus recuerdos. Entonces esa voz suena intimista y a veces conmovedora. Sin embargo, después la autora aprovecha para encajar unos diálogos de la Sofía joven con diversos personajes, en los que utiliza demasiadas frases hechas con tono de chascarrillo y un lenguaje excesivamente castizo. Es de agradecer que la autora intente reproducir el castellano de la segunda mitad del siglo XIX y que las voces de Sofía joven y Sofía anciana sean diferentes, pero, en mi opinión, llega a ser excesivo y distrae y resulta un poco ñoño o demasiado rimbombante, casi como vivir en un sainete: “soy socialista como lo fue Cristo”, dice Sofía Casanova.

Sofía Casanova a la izquierda

Por otra parte, apenas se detiene en los hechos ni en los personajes históricos. No facilita las crónicas escritas por Sofía Casanova. Ni hace mención a las novelas que escribió durante toda su vida. El libro parece escrito para convertirlo fácilmente en un guion de televisión o cine. Una escritura en primera persona con esos diálogos con otros personajes y una cierta reflexión sobre la vejez, la decadencia y la muerte. Tampoco hay análisis político de unas circunstancias históricas tan peculiares.



Lo que me resulta extraño es que las críticas que he leído sobre esta novela sean muy positivas. Yo no la recomiendo, pero ya he dicho que no soy especialista, ni crítica literaria. Sí recomiendo buscar información e indagar sobre la protagonista, Sofía Casanova.


Azules son las horas
Inés Martín Rodrigo

Ed. Espasa

viernes, 22 de diciembre de 2017

Exposición: Gaudí y la Sagrada Familia. Una experiencia interior. Zaragoza

Hasta el 7 de enero de 2018 se puede ver esta exposición en el Museo Alma Mater de Zaragoza. Es el antiguo Museo Diocesano y desde que vivió la última transformación está muy bien. No puedo decir lo mismo de la exposición. No me ha gustado mucho. No la recomiendo. 

Para esta exposición se han colocado unos paneles con fotografías de la Sagrada Familia, bonitas fotografías y también unos audiovisuales sobre la historia de la construcción, el método que utilizaba Gaudí y sobre su vida. También hay una maqueta. El problema es que no son muchos paneles y la exposición se queda bastante corta.


Antonio Gaudí había nacido en Reus en 1852 y pasó su infancia aquejado de reumatismo. Los médicos le recomendaban estancias cerca de la playa, pero no podía llevar la misma vida que los niños de su edad. Por esto, tuvo un carácter reservado y se concentró más en la lectura y sus estudios. Fue durante toda su vida muy observador. Se graduó en Arquitectura en Barcelona en 1878.


Estuvo cercano al socialismo utópico. Se hizo vegetariano y siguió las recomendaciones higienistas del doctor Kneipp, partidario de los ayunos. Empezó a trabajar en Barcelona, pero el gran proyecto de toda su vida fue la Sagrada Familia. Tanto fue así que dormía en el pequeño estudio que construyó en el mismo edificio, como si se tratase de un ermitaño. Todos los miembros de su familia habían muerto antes de llegar a la madurez y presentía que a él le pasaría lo mismo.


Así fue. El 7 de junio de 1926 fue atropellado por un tranvía cuando se dirigía a misa como todos los días. Iba vestido tan pobremente que, aunque el golpe no fue mortal, murió días después, desatendido porque todos le tomaron por un mendigo. Algunos le consideran un místico y no sé muy bien en que se basan las autoridades eclesiásticas pero se ha iniciado su proceso de beatificación.


Gaudí fue el arquitecto del modernismo. Su obra estaba inspirada en la naturaleza que tanto había observado siendo niño. Reproducía en piedra las espirales que conformaban las conchas de los caracoles y los troncos de los árboles en pilares que sustentan la propia iglesia. Estaba muy interesado en que la luz (de Dios) atravesara los materiales e iluminase a los fieles dentro del templo; y así sucede con las vidrieras. A mí, la fachada del nacimiento, siempre me ha recordado a los castillos que construíamos de niños en la playa para el verano. Esos que estaban hechos de churrutones de barro. Es una preciosa fachada. 


También se inspiró en el arte islámico y en el mudéjar. Pero sin duda fue el estilo gótico el que sirvió de principal fuente para la estructura de la catedral que, como las catedrales góticas, tardará todavía años en terminarse.


Gaudí sabía que él no vería terminada su obra; nosotros también tenemos dudas. Quizá sea la primera catedral que se inaugure en la República Catalana. Espero que no. 

martes, 19 de diciembre de 2017

Novela: Vaciar los armarios de Rodolfo Notivol (2016)

El autor.-
Es Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza. Ha publicado varios libros de cuentos, en solitario y con otros autores. En el año 2000, ganó también el Premio Ciudad de Zaragoza. Vaciar los armarios es su primera novela.

Mi opinión.-
Vuelvo a leer una novela ambientada en Zaragoza. Y es que la literatura aragonesa está viviendo una de las mejores temporadas de su larga existencia. Así lo han sabido ver también en el número de septiembre de la revista Leer.

Plaza de España, Zaragoza

Rodolfo Notivol ha planteado su novela como una saga familiar. Abarca casi los últimos 80 años de la historia de una familia y tenemos como portavoz de la familia a Marina, la segunda hija de una familia de 9 hermanos. Nacida durante la Guerra Civil asiste, con serenidad y resignación, a los cambios sufridos durante los años siguientes.


Presentación de Vaciar los armarios en la librería Los portadores de Sueños de Zaragoza

No se trata en la novela de abordar los cambios sociales y políticos, sino de observar con cierta calma las repercusiones que estos grandes cambios tienen en las vidas pequeñas, en las microhistorias que suelen pasar desapercibidas a todos menos a quienes las viven. Sin eximir de responsabilidad a los personajes el autor señala lo condicionadas que pueden estar nuestras decisiones según el contexto histórico, la clase social o la ideología que tengamos. Durante toda la novela van pasando muchos personajes y Marina se encarga de contar sus vidas y la relación que mantuvo con ellos. A veces, tal cantidad de personajes lleva a confundir un poco al lector. Sin embargo, muchas otras veces nos reconocemos en esas pequeñas historias.

En el café Alaska estaba "el chico del bigote" que le lanzaba piropos, más o menos groseros. Ella tenía 15 años



Marina mantiene una larga conversación con otra persona que nunca le contesta. Avanzando en la lectura sabemos que es su sobrina. La sobrina que más alejada ha vivido de la familia; la que ha podido escapar de su influencia. Entendemos que no esté al corriente de todos los datos y que necesite explicaciones más detalladas de cómo ha sido su familia. De alguna manera, siempre que devanamos el pasado, podemos entender nuestro presente y quizá también el futuro. En el trasfondo de la novela encontramos también las herencias de errores y culpas que nos marcan el camino sin que nos demos cuenta. No sé si me explico es lo último que Marina le dice.

En el Soto del francés pasó la luna de miel
Por momentos me ha recordado a Cinco horas con Mario de Delibes pero con más serenidad y menos amargura. Aunque la vida de Marina (ni la de nadie de su familia) no haya sido fácil, no guarda rencor y es capaz de hablar con distancia y al mismo tiempo con cariño. En las microhistorias de su familia se engarzan los cambios sufridos por nuestra sociedad de provincias: los resentimientos y el enchufismo de la posguerra; la prosperidad que en muchas ocasiones resulta ficticia y las ruinas por un enriquecimiento demasiado rápido; los primeros estragos de las drogas; las nuevas relaciones amorosas y sus expectativas, tan altas y tan frustradas; los desamores y las carencias emocionales y, por último, la vejez y toda su decadencia.

Por el Paseo Independencia
El autor ha preferido que la voz principal fuese la de una mujer. Era necesario que así fuera porque la carga narrativa de la novela está en los vínculos personales y, en general, somos las mujeres quienes mantenemos las relaciones de familia y también su memoria; y, además, nos encargamos de contarla para que no se pierda. También me ha recordado este libro a la novela de otro gran autor aragonés, La buena reputación de Martínez de Pisón. Allí era más evidente que la familia puede convertirse en una gran trituradora que machaca y engulle a sus propios miembros. En Vaciar los armarios no se trata tanto de eso, sino del desgaste cotidiano de unas relaciones forzadas e impuestas socialmente, sin posibilidad de que sean cuestionadas.

Se casa en la Iglesia de Santa Engracia. Como mis padres
Paseamos también, durante toda la novela, por escenarios de Zaragoza, tan conocidos que no podemos evitar la nostalgia, aunque la mayoría de ellos estén ligados a acontecimientos poco felices. Novela muy recomendable. Además en el siguiente enlace se puede seguir la Ruta por la Zaragoza Literaria con Los portadores de sueños Vaciar los armarios


Vaciar los armarios
Rodolfo Notivol 

Ed. Xordica