jueves, 29 de enero de 2015

Cine: Tintin y el secreto del Unicornio de Steven Spielberg (2011)

Otra película que no pude ver en el cine cuando la estrenaron a pesar de que me apetecía mucho. Ha pasado bastante tiempo de eso, la peli es de 2011, y ni siquiera había podido verla en DVD. Aprovechando para “ponerme al día”, ahora por fin, ¡ya está! Ya la he visto.

No me ha decepcionado en absoluto. Spielberg es un maestro del cine de aventuras; desde el minuto uno hasta el final es puro cine de aventuras: carreras, un piso destrozado, robos, peleas, un secuestro, una tormenta en el mar, un naufragio, un aterrizaje de emergencia en el desierto, persecuciones en sidecar. Todo a velocidad de vértigo, sin que Tintin y Milú (que en la versión en inglés se llama Snowy: ¡nooooo! ¿por qué?) tengan ni un segundo de descanso. Sin respiro, ni para los personajes ni para los espectadores. Toda la acción de la película acomodada perfectamente al ritmo de las viñetas de un comic.

Comienza la historia en París, cuando compra una preciosa maqueta de un barco “El Unicornio” y otros personajes también muestran un profundo y amenazador interés por el barco. A partir de ahí a correr y a ver quién llega antes a conocer el secreto de "El Unicornio" y para ello contará con la ayuda (y el estorbo) del Capitán Haddock, cuya familia sufre una maldición desde el naufragio de ese mismo barco a finales del siglo XVIII.

En realidad se han adaptado tres historias de Tintin: El secreto del Unicornio, El tesoro de Rackham el Rojo y El cangrejo de las pinzas de oro. Uno de los guionistas ha sido Steven Moffat, cocreador del Sherlock de la BBC que es la serie que más me ha gustado en los últimos 30 años. Spielberg había comprado los derechos de las aventuras de Tintin para llevarlas al cine hace tiempo, pero no sabía cómo hacerlo, hasta que Peter Jackson (El Señor de los Anillos, El Hobbit), le convenció que debían intentar adaptarlo mediante “captura de interpretación”. Todo un acierto.

Creo que, a veces, tratar de humanizar a los personajes de comics no resulta (todavía no he visto una película de Superman que me guste y para qué hablar de las adaptaciones de Astérix); sin embargo, "animar" (ponerles alma) a los personajes con la voz, el movimiento y la interpretación de los actores, pero conservando su “bidimensionalidad de papel”, en este caso funciona perfectamente. Es ambicioso y sorprendente.

Hergé, el creador de Tintin, publicó la primera historieta en 1929 (Tintin en el país de los soviets) y terminó con Tintin y los pícaros en 1976; en total fueron 24 álbumes. Además, como todos los personajes que provocan pasión, se han editado también pastiches inspirados en él. Así que queda abundante material para inspirar otras adaptaciones al cine. Se dice por ahí que Spielberg y Jackson, han considerado hacer una trilogía, en cuanto Jackson termine con El Hobbit.

Al final de la película, me quedo con la sensación de que “Tintin” podría ser una de las lecturas de infancia y adolescencia de Indiana Jones. 


Director: Steven Spielberg
Guión: Steven Moffat y Edgar Wright 
Intérpretes: Jamie Bell, Daniel Craig y Andy Serkis
Música: John Williams

jueves, 22 de enero de 2015

Novela: La enredadera de Josefina R. Aldecoa (1984)

La autora.-
Josefina Aldecoa fue escritora y pedagoga. Estuvo en contacto con otros escritores que formaron la llamada Generación del 50: Carmen Martín Gaite, Sánchez Ferlosio y su marido Ignacio Aldecoa entre otros. En 2003 fue Premio Castilla y León de las Letras. Otras obras suyas son: Mujeres de negro, Historia de una maestra, La educación de nuestros hijos y Hermanas (2008) que fue su última novela. También se dedicó a la docencia.

Sinopsis.-
Dos mujeres, Clara y Julia, que habitan la misma casa, aunque separadas por 100 años de distancia, se enfrentan a los mismos problemas, vacíos existenciales, las decepciones en la relación de pareja y el desapego que los hijos sienten por ellas.

Mi opinión.-
La novela está dividida en cuatro partes que se corresponden con las estaciones. En cada una de ellas Julia y Clara, como dos ramas de la misma enredadera, cruzan sus historias. Hablan de la soledad de las mujeres, acostumbradas a que, de vez en cuando, los hombres visiten su mundo y se vuelvan al otro donde se divierten más.

Para Julia, ir conociendo a alguien cada vez más significa encontrar más y más diferencias. Por eso y porque no quiere limitarse a ser comparsa en la vida de un hombre, parece no estar dispuesta a intimar con nadie. Para Clara, que ha vivido en la casa 100 años antes que Julia, su matrimonio termina cuando es incapaz de cumplir con su deber de darle hijos varones a su marido. De la familia de Julia no sabemos nada; sin embargo Clara siempre nos recuerda el profundo amor que sintió por su madre y su abuelo.

La libertad frustrada en el caso de Clara y la libertad que Julia ejerce plenamente, es la mayor diferencia entre las dos. Julia vive en los años 80, ha estudiado y trabajado como socióloga fuera de España, ha tenido varios amores y rechaza el refugio y la relación de “aparente” libertad que le facilita Juan, su último amante. Clara siempre reconoce que los demás decidieron por ella. Su familia, sus circunstancias personales, su marido.

Son mujeres muy diferentes, pero enfrentadas a las mismas decepciones, por esto creo que la autora ha utilizado recursos narrativos diferentes. En el caso de Julia, el narrador en tercera persona nos cuenta lo que ella vive, recuerda, piensa o siente en el mismo momento, pero con una cierta distancia; en el caso de Clara es ella misma quien, mediante su, a veces caótico, monólogo interior, va desgranando íntima y cercanamente su propia historia.

Madreselva

Clara, la fiel esposa y Julia, la mujer independiente, viven historias diferentes con consecuencias diferentes, en tiempos diferentes, pero en diálogo continuo, de manera que los recuerdos o sentimientos de una de ella parecen zarcillos que se enganchan en la historia de la otra. Para Clara, a principios del siglo XX una mujer sin marido no es nada; sin embargo, Julia, en 1980 prefiere seguir su camino sola.

Es una novela muy poética, muy atenta a los olores y colores de las distintas estaciones: el frío, la explosión de la primavera, el calor y la luz cegadora del verano y la calma y la melancolía del otoño. Cada estación requiere un estado de ánimo diferente y también una enredadera diferente: yedra, ampelopsis, buganvilia o madreselva. Escritora muy recomendable. 


La enredadera
Josefina R. Aldecoa 

Ed. Anagrama 

jueves, 15 de enero de 2015

The imitation game de Morten Tyldum (2014)

Biopic convencional, muy convencional. Con poca emoción. La acción está dividida en tres partes. Tres momentos cruciales en la vida de Alan Turing. El director sí que ha sabido pasar de uno a otro con flashbacks adecuados, pero a la película le falta vida. Creo que parte del problema puede ser que se trata de la adaptación de una novela, en lugar de haber tomado como base una biografía mejor documentada.


En la película se van alternando estos tres momentos de su vida. La adolescencia, la guerra y la detención por conducta inmoral. La mayor parte de la película lógicamente se desarrolla durante la guerra, cuando le encargan la misión de descifrar mensajes encriptados de los nazis. Tarea imposible puesto que las claves cambian cada 24 horas. Esta es la parte de la película más floja. Apenas se sabe nada de lo que el resto del equipo de Turing hacía para decodificar los mensajes; de vez en cuando, los actores aparecen por la pantalla con unos papeles en la mano y cara de preocupación, pero no sabemos nada de lo que hacen.

Lo mismo ocurre con Jane Clark, interpretada muy bien por Keira Knightley. Lo cual me parece un poco absurdo, puesto que parece que esté cumpliendo la cuota feminista que toda película tiene que tener. En su caso, el guion sí que es más explicativo y se extiende un poco en la situación de las mujeres y su incorporación a la educación o a la vida laboral durante los años 1940. Lo difícil que lo tenían, porque todo resultaba indecoroso; porque aunque fuesen espléndidas estudiantes no les concedían becas para la universidad (reservadas para los hombres). Una lástima que el director no haya profundizado más por ahí.

Se supone que Turing y su equipo (que a ratos le detestaba y algo de razón tenían) estuvieron casi dos años hasta que lograron descifrar Enigma, pero en la película no percibimos ni el paso del tiempo, ni la frustración de tener que empezar todos los días la tarea de nuevo, ni el agobio de vivir en una guerra. 

Las interpretaciones de los actores son magníficas. Benedict Cumberbatch, espléndido como siempre y una pena que Matthew Goode no se luzca más. Alex Lawther interpreta al adolescente Alan Turing. En el colegio es donde aprende el valor de los secretos. Aprende a vivir negándose, acosado y apaleado por sus compañeros; es allí también donde vive su primer amor, frustrado por la muerte de su amigo Christopher. Mucho dolor durante la adolescencia, una época trascendental para la formación de la personalidad. Muy bien matizado por este joven actor. 

Por último el tercer período de su vida y el más conocido. La detención por conducta inmoral y el proceso de castración química que le impedía llevar una vida normal y que, aparentemente, le condujo al suicidio. Aunque no queda muy claro si fue una muerte accidental. Aquí Cumberbatch despliega toda su capacidad dramática. Al mismo tiempo le da a Alan Turing la oportunidad de mantener el control sobre su vida y quizá sobre su muerte. 

El resultado de la película es demasiado dulce para la tragedia que quiere transmitir. La injusticia con la que se trató a Alan Turing únicamente por ser homosexual, es algo que queda para la historia, aunque desde instancias oficiales británicas se haya pedido perdón y se haya intentado rehabilitar su memoria. Injusticia y brutalidad contra los que son o se comportan de manera diferente, pero en la película poca emoción. 



jueves, 8 de enero de 2015

Cine: El hobbit, La batalla de los cinco ejércitos (2014)

No me gustó en la segunda entrega que Peter Jackson interrumpiera el ataque contra la ciudad del lago. Creo que fue una gran equivocación por su parte. El ataque de Smaug el magnífico hubiese sido el final perfecto. Así, como principio de esta tercera entrega el terror del dragón queda un poco deslucido.

Aun así y partiendo de la base de que el guion está muy “engordado” para que pueda dar lugar a una trilogía, yo que soy incondicional de la saga he disfrutado muchísimo matando orcos. Una batalla épica, sin duda, con final “provisional” feliz después de mucho sufrimiento. Digo final provisional porque ya sabéis que después vino todo aquello de El señor de los anillos”, más sufrimiento y caos.

****** A partir de aquí todo son spoilers*****

Bueno pues ya estoy aquí; ya he vuelto a la Comarca después de este tiempo de aventuras y desventuras con los enanos. Jamás me hubiera imaginado que un hobbit pudiera aguantar tanto. Somos pacíficos y perezosos, pero cuando es necesario podemos hacer otras cosas también. No ha habido final feliz como era de prever. El mal es poderoso y no hemos podido con él. Pero en fin, hemos ganado un poco de tiempo para la paz y para reflexionar en lo que ha pasado. Muchas muertes. Demasiadas. La estirpe de Thorin Escudo de roble ha quedado aniquilada. Fili y Kili eran los últimos y han muerto, juntos, tal y como vivieron desde su nacimiento.


Los elfos tampoco han quedado mejor. Tauriel desolada, ¡pobre! Incapaz de amar a Legolas porque es el hijo del rey, va y se enamora de Kili. Alguien que no es de su raza. Los dos cuentan con la oposición de los suyos y además en la última batalla Kili muere. ¡Qué desastre! Creo que de ahí viene la enemistad de Legolas con todos los enanos. Al fin y al cabo un enano le robó la novia. Pero a pesar de esto, Legolas se comportó como un caballero e intentó salvar a Kili, para ayudar a Tauriel, pero el orco asqueroso fue letal. Tauriel es una elfa muy valiente, aún así no sé dónde la podrá llevar el dolor que siente ahora.


Legolas tampoco terminó mejor. Tuvo que irse después de la batalla. Evidentemente, sin Tauriel no tenía sentido que volviese al reino de su padre, Thranduil. Thranduil es un elfo bastante antipático y arrogante, no tiene la sensibilidad de la dama Galadriel. Creo que está demasiado metido en su mundo élfico, en su reino de El bosque negro y que se considera perfecto y quiere exigir a su hijo que se encierre también en su perfección. Como consecuencia de su intolerancia y rigidez pierde a Legolas. Él es el único culpable. Ahora a Legolas no le queda más que buscar nuevas aventuras; se irá a a buscar a Trancos y se encontrará con él en la siguiente trilogía en la que yo tengo poco que hacer.

Ninguna elfa (ni mortal, ni enana, ni hobbit) puede compararse a la dama Galadriel. En cierto sentido, estoy secretamente enamorado de ella, aunque sé que nuestro amor es imposible. He visto también su lado oscuro, y creedme es muy oscuro. Pero era necesario para detener al mal y salvar a quien creo que es su único y verdadero amor, Gandalf. Sí, estoy convencido de que Gandalf y Galadriel se aman desde el inicio de los tiempos, pero quizá ni siquiera ellos mismos lo sepan.


Con todos los horrores que hemos pasado, lo peor de todo, lo más devastador, ha sido ver las consecuencias de la codicia. Los hobbit somos raterillos, robamos cosas que nos hacen sentir bien; pequeño hurtos que no tienen trascendencia. Pero esos tesoros capaces de hacerte perder la cabeza, no tienen ninguna importancia para nosotros. Sin embargo, Thorin sucumbió a la codicia. Una vez que recuperó el oro de sus antepasados que Smaug había robado, se volvió loco. Loco de codicia. Se le veía en los ojos y se sentía en su voz. Sus palabras eran dardos envenenados lanzados contra los que, hacía muy poco tiempo, habían sido además de súbditos sus amigos. ¡Pobre Thorin! Se había asomado a un abismo y casi estuvo a punto de caer. Yo le hice entrar en razón. Al final, volvió a ser el Thorin de siempre, pero Azog le mató.

 
Azog el profanador, lleno de maldad y cicatrices, era rey de los orcos de Moira. ¡Por fin tuvo su merecido! Aunque su muerte costó la vida a Thorin. Thorin tenía una cuenta pendiente con él, había sido Azog quien había matado a su abuelo y fue el responsable de haber comenzado las guerras con los enanos.

Ahora que estoy de vuelta en la Comarca pienso en la vida que nos queda después de tanta muerte. No hemos sido capaces de forjar una alianza sólida entre humanos, elfos y enanos y el mal volverá a atacar. Deberemos estar siempre alerta. Los humanos también sufrieron sus pérdidas en la batalla. Se espera de ellos que sepan liderarnos en nuestra próxima batalla común contra él, Sauron. Pero... no sé, ¡qué cansancio!



Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y en las tinieblas atarlos




jueves, 1 de enero de 2015

Miss Julie de Liv Ullman (2014)

Julia es una joven de la alta sociedad; vive en una absoluta soledad emocional desde la muerte de su madre. Su padre nunca sale a escena, pero impone su presencia autoritaria constantemente a todos los habitantes de la casa.

La adaptación de Liv Ullman es completamente fiel a la obra de teatro de Strinberg (escrita en 1888 y que en su momento fue un escándalo), excepto por el detalle de haber situado la acción en Irlanda y porque da más protagonismo a la criada. Todo un acierto. Kathleen, la criada que también mantiene una relación con John, es una mujer estable y sensata, sensible también (lo demuestra cuando se niega a matar a la perra preñada por un chucho callejero). A pesar de la tragedia que se les viene encima, siempre tiene una palabra de esperanza. Está interpretada por una actriz que yo no conocía, Samantha Morton.

Los protagonistas son Jessica Chastain (la señorita Julia) y Colin Farrell (John, el criado). Imprescindible por supuesto ver la película en versión original. Magníficos y sobrios en su desesperación y también devastadores y feroces; no dudan en lanzarse a dentelladas uno contra otro cuando los reproches y la ocasión lo requieren. Estos dos personajes se enfrentan no sólo como hombre y mujer, sino también como ama y criado; la lucha de clases entre ricos y pobres se mezcla con los perversos juegos de poder y sometimiento de los deseos sexuales reprimidos.

La primera impresión que tuve nada más empezar la película es que Julia ha estado siempre muerta. A diferencia de los criados, Julia no tiene recursos vitales para sobrevivir después de haber transgredido las normas y ser una deshonra para los de su clase; sin proponérselo, jugando con el fuego de la mágica Noche de San Juan, ha seducido a su criado, pero él saldrá más o menos indemne de la aventura. Las consecuencias deberían ser trágicas para ambos; sin embargo, en las sociedades patriarcales los hombres tienen siempre por donde escapar. Al fin y al cabo han inventado las reglas del juego y saben cómo jugarlo. Aunque sean criados que no tienen dinero, ni futuro fuera de la influencia del amo, sí que tienen sabiduría para sortear ciertas penurias. El hambre y las humillaciones sufridas durante años enseñan a sobrevivir.

Julia sabe que transgredir las normas tiene su precio, en el siglo XIX y también en el XXI; pero no se paga lo mismo si eres hombre que si eres mujer; si eres rico o eres pobre; negro o blanco; etc, etc. Dualidades creadas por la desigualdad de derechos, más que por la propia diferencia.

Evidentemente, el comportamiento inadecuado de Julia sólo tiene como salida la muerte. En una escena preciosa, rodada con una estética muy próxima a la de los prerrafaelitas, el plano final recuerda claramente a la Ofelia muerta de Millet.

Se critica de esta película que no utilice un lenguaje propiamente cinematográfico y que haya optado por filmar teatro; los personajes se mueven con ansiedad por la cocina, encerrados en su propio destino. A mí parece un acierto, enmarcar a los actores en esos planos teatrales tan estáticos porque contribuye a transmitir la sensación de agobio de dos personas atrapadas en sus roles sociales que no han podido elegir. Por un momento, pensamos que se van a salvar, pueden huir y empezar una nueva vida, pero en realidad sabemos que es imposible porque entonces se enfrentarían al peso de sus propias conciencias modeladas por la sociedad.



Dirección: Liv Ullmann
Intérpretes: Jessica Chastain, Colin Farrell, Samantha Morton