miércoles, 15 de febrero de 2023

Biografía: Memorias habladas, memorias armadas de Paloma Ulacia Altolaguirre (1988)

La autora.
Paloma Ulacia Altolaguirre ha escrito cuentos y novelas y también es pintora. Memorias habladas, memorias armadas fue declarado finalista en 1988 del Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias de la Editorial Tusquets. Concha Méndez fue su abuela.  

Mi opinión.-
Supongo que debe ser muy difícil transcribir una conversación mantenida a lenguaje escrito. Sin embargo, desde mi punto de vista la autora de este libro lo ha conseguido. Quizá ha influido en ello el inmenso cariño que sentía por su abuela, la protagonista. Incluso puede diferenciarse claramente el estado emocional de la entrevistada. La primera parte del libro, cuando Concha Méndez recuerda su infancia y juventud, se puede respirar la alegría, la rebeldía y las ganas de vivir. Todo aquello que se consume con el paso del tiempo y cuya ausencia queda bien reflejada en la parte final del libro.

Concha Méndez fue una mujer excepcional. Lo que se dice una adelantada a su época. Una mujer deportista y vigorosa a la que, en el final de su vida, también la depresión la alcanzará, aunque será capaz de superarla. Aventurera y valiente. Dispuesta y, a veces, obligada a cambiar de país, a dejar una familia que no la comprendía y a formar otra lejos de lo que siempre había conocido.

Porque Concha Méndez sólo quería viajar y aprender, escribir y vivir; y esto la obligó a desertar de su familia y de su clase social. Porque en aquel momento, si en determinadas clases sociales todo esto estaba mal visto para los hombres, mucho peor era considerado para las mujeres. Como ella misma dice había nacido «en un mundo que la obligó a la evasión».

Fue, durante 7 años, novia del cineasta Luis Buñuel al que había conocido durante unas vacaciones de niños pijos en San Sebastián. Fue amiga también de Lorca y Dalí, pero no quería que la incluyesen en la etiqueta de «surrealista». Ella sólo quería vivir sin asfixiarse. Maruja Mallo fue su gran amiga. Habían sido compañeras de colegio.

De familia rica, su padre se había hecho a sí mismo y su madre pertenecía a la aristocracia empobrecida por haberse mantenido durante generaciones sin hacer nada. Típico matrimonio en el que uno, el advenedizo, pone el dinero y la otra, el apellido de alcurnia. De aquí venía la insistencia de su padre en querer olvidar sus orígenes de clase baja y en que sus hijos e hijas fuesen señoritos sin veleidades artísticas.

Concha Méndez era una mujer muy inteligente que supo enseguida que para emanciparse de su familia y su clase y ser libre debería prepararse primero. Pero como su familia le tenía prohibido asistir a la universidad decidió cultivar sus contactos ya que su círculo íntimo le quedaba muy estrecho. Algunas escenas con su familia, reproducidas en el libro, son de puro vodevil. Estando de vacaciones en San Sebastián, decide marcharse a Suecia y le dice a su madre «me voy a Estocolmo». La madre contesta: «Esto es el colmo». Así que Concha decide salir corriendo y su madre llama a la policía. Como se trata de la huida de una menor de edad, solicita a un juez que no la haga volver a su casa. El juez sentencia que estará viviendo en un hotel hasta que su padre le prometa que la dejará viajar. Pero el padre nunca cumplirá esa promesa.

También fue una de las fundadoras del Liceum Club Femenino, como centro cultural y también de beneficencia para, principalmente, señoras y señoritas burguesas. Escribía poesía, especialmente hai-kus, poemas breves japoneses que ya me gustaría encontrar; también obras de teatro y fue, durante toda su vida, de país en país, editora.

Hay que recordar la época en la que vivió para ser conscientes del esfuerzo que tuvo que hacer. No sólo por enfrentarse a su familia, sino después por vivir en el período convulsivo de la república y la posterior Guerra Civil, el exilio y la II Guerra Mundial. Todo mucho peor para las mujeres. En el código español «la mujer, el niño y el retrasado mental estaban en el mismo plano…». Se interesó también por la política pero puede definirse como conservadora a pesar de su carácter aventurero. No habla muy bien de Alberti, cuando se entera de que éste, sin su consentimiento, la ha mencionado en unos panfletos del Partido Comunista. Tampoco perdonó la infidelidad de su marido.

Un libro muy recomendable. Sobre todo para aquéllos y aquéllas interesados en recuperar parte de la Generación del 27, de las mujeres de la Generación del 27, doblemente silenciadas. Por el régimen franquista y por sus compañeros de generación.

Poemas de Concha Méndez recitados por ella misma: Aquí

Más poemas

Un fragmento de las conversaciones con Concha Méndez:

 


 

Memorias habladas, memorias armadas
Paloma Ulacia Altolaguirre
Concha Méndez
Editorial Renacimiento

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