A través de una carta hallada por casualidad, Roland y Maud, investigadores universitarios, empiezan a descubrir la relación amorosa entre Randolph Henry Ash y Christabel Lamotte, dos poetas victorianos. Reconstruirla con todos los vestigios que van encontrando influirá en sus vidas.
La Autora.-
Antonia Susan Byatt es profesora de literatura inglesa y norteamericana, Dama de la Orden del Imperio Británico, Caballero (sí, caballero) de la Orden de las Artes y las Letras de Francia y Premio Booker por esta novela. Ángeles e Insectos es otra de sus novelas que, como Posesión, también ha sido adaptada al cine.
Mi opinión.-
Creo que ya he comentado en otra entrada, cuánto me gustan las novelas estructuralmente complejas, con saltos en el tiempo, diferentes puntos de vista y que requieren la implicación absoluta del lector o lectora, que de alguna manera te consideran un personaje más. Son novelas que establecen un juego muy particular entre autor y lector, una complicidad especial. En esta novela se alternan voces y estilos diferentes, dos romances separados por un siglo, intriga y novela de suspense, humor británico y también unos toques de crítica ácida (very british) sobre la actividad académica y los estudios literarios.
Roland Mitchell arrastra una vida acomplejada, es licenciado en literatura inglesa y tiene un trabajo precario. Comparte su vida con Val, que también estudió literatura, pero trabaja como secretaria. Su relación potencia frustraciones, resentimientos y complejos mutuos, pero no son capaces de terminarla. Siguiendo una investigación para el profesor Blackladder, Roland encuentra los borradores de unas apasionadas cartas, sin destinatario, escritas por el poeta Randolph Henry Ash. Decide continuar su investigación sin comunicarlo a nadie y así conocerá a Maud Bailey.
Maud Bailey se ha especializado en la obra de Christabel Lamotte, poetisa de la misma época que Ash, minusvalorada en su tiempo y que ahora es un icono de feministas y lesbianas. Maud es hermosa y de cabello muy rubio, algo que oculta debajo de un turbante; de buena familia, muy comprometida con su trabajo y con dificultades de relación.
Randolph y Christabel, los poetas, fueron amantes clandestinos; él estaba felizmente casado. Sumergirse en su vida, a través de las huellas que fueron dejando, sirve para que Roland y Maud reconstruyan la suya. En esa reconstrucción utilizarán los poemas y las cartas personales de Randolph y Christabel y para aquello que los amantes dejan en silencio, los investigadores encontrarán las voces de quienes les conocieron, y es que por muy reservados que seamos y aunque lo hagamos de manera inconsciente y mínimamente, siempre dejamos huella en los otros. Consultan también el anodino diario de Ellen Ash (la esposa del poeta) que parece decir más de lo que escribe; el diario atormentado de Blanche Glover, amiga o amante de Christabel; y también el diario de Sabine de Kercoz (prima de Christabel) que será decisivo para averiguar qué pasó con ella durante los meses que estuvo desaparecida y que además expresa las dudas e inquietudes del aprendizaje del oficio de escribir.
Uniendo todas estas piezas, llega un momento en que el lector o lectora sabe más de la historia de los poetas que los investigadores mismos. Desde este punto de vista, obtenemos un trato preferencial por parte de la autora; así nos considera sus iguales.
Además la novela también es una lectura sobre la minusvaloración de las mujeres. Val y la profesora Beatrice Nest, a finales del siglo XX, han visto frustradas sus carreras, como Christabel Lamotte fue ignorada en el siglo XIX. La inercia (masculina) en la manera de abordar lo que debe ser objeto de conocimiento, impide valorar las alternativas o nuevos enfoques que las mujeres pueden aportar; el dominio de los hombres sobre qué o quién debe ser objeto de conocimiento ha supuesto el desprestigio de la visión de las mujeres sobre lo humano. Por esta razón, nadie cree que el trabajo que Val escribe sobre el poeta Ash sea suyo; por esta razón, el profesor aconseja a Beatrice Nest que estudie los aspectos más domésticos de Ellen Ash; y por esta misma razón, Maud, debe ocultar su pelo, atractivo y referente sexual, para ser tomada en serio.
Diferentes estilos para todas estas historias entretejidas. El misterio de los amantes y la investigación casi policial; la pasión de su aventura impregna la vida de Roland y Maud, cien años después; las dificultades y las rivalidades en el ámbito académico tienen forma de guerra de baja intensidad en la que los americanos (y su opulencia) derrotan siempre a los británicos (y sus bajos presupuestos). Y también hay sitio para el humor y las situaciones esperpénticas, como todos los personajes convergiendo al final de la novela en un cementerio inglés, en una noche de tormenta y con árboles amenazadores.
He leído en una entrevista como Byatt aborda los primeros trabajos sobre una novela. En esta, concretamente, los colores tuvieron siempre mucha fuerza. Cada personaje está asociado a un color que le define en su personalidad más profunda y compleja: Maud y Christabel y el color verde; Roland y el color blanco. Pero además la autora también "colorea" el proceso de creación de la novela: al principio, era una red grisácea de pensamientos, de fantasmas y poemas; después, la idea de la posesión empezó a tomar protagonismo y el color se convirtió en negro con pinceladas de carmesí; al incorporar el mundo de las hadas, los bosques encantados y la conquista de un ideal, se introdujeron en la novela los tonos verdes y dorados. Me parece que no hay manera mejor de explicar esta novela. Desde luego ha sido la lectura más intensa de todo el año 2013.
He leído en una entrevista como Byatt aborda los primeros trabajos sobre una novela. En esta, concretamente, los colores tuvieron siempre mucha fuerza. Cada personaje está asociado a un color que le define en su personalidad más profunda y compleja: Maud y Christabel y el color verde; Roland y el color blanco. Pero además la autora también "colorea" el proceso de creación de la novela: al principio, era una red grisácea de pensamientos, de fantasmas y poemas; después, la idea de la posesión empezó a tomar protagonismo y el color se convirtió en negro con pinceladas de carmesí; al incorporar el mundo de las hadas, los bosques encantados y la conquista de un ideal, se introdujeron en la novela los tonos verdes y dorados. Me parece que no hay manera mejor de explicar esta novela. Desde luego ha sido la lectura más intensa de todo el año 2013.
Posesión
A.S. Byatt
Traducción de María Luisa Balseiro
Ed. Anagrama
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