jueves, 12 de junio de 2014

Cine: El Ángel Exterminador de Luis Buñuel

Varios personajes, representantes de la alta burguesía mexicana, sin ninguna causa aparente, se quedan atrapados en el salón de una gran casa. Han sido invitados a cenar a casa de los Nóbile después de una representación de ópera, pero terminada la cena son incapaces de salir de la habitación. Algunos se conocen, otros son nuevos en ese ambiente; hay unos hermanos incestuosos, una pareja de enamorados, otros adúlteros, una enferma terminal enamorada de su médico, otro invitado que morirá en la casa.

Unos caballeros y señoras muy peripuestos, pero que sin embargo tendrán que habilitar un armario como retrete, sin perder la compostura. Pasarán días y días. Se agotará la comida y no tendrán ni siquiera agua para beber. Se dedicarán al chismorreo y a la supervivencia, sufrirán alucinaciones y también llegará el momento en que se pongan violentos y busquen un chivo expiatorio para romper el maleficio. Ese es el punto de partida de toda la angustia de la película. Algo desconocido y absurdo que les impide salir.

Luis Buñuel dirigió El Ángel Exterminador en el año 1962, cuando estaba viviendo su exilio en México. Buñuel había estudiado con los jesuitas en Zaragoza y siempre arrastró un gran sentido de la culpa y el pecado. No podía concebir la existencia de un Dios bueno y omnipotente, teniendo en cuenta la existencia del mal en el mundo. Le parecía que si Dios podía consentir las maldades del mundo debía ser por su carácter esencialmente sádico. Era muy avanzado intelectualmente, pero sin embargo tenía un sentido muy anticuado de la religión. Contradicciones humanas.

En esta película es dónde menos se nota su anticlericalismo; tampoco es una crítica social o política porque el autor no ofrece alternativas de redención a los personajes. Es una película más surrealista; entendiendo que el surrealismo no debe ser simbólico ni crítico. Por estar conectado con el mundo de los sueños y del subconsciente está abierto a la interpretación subjetiva de cada cual.

Yo creo que más que una crítica a una clase concreta es una crítica esperpéntica al gregarismo humano. En este caso, ha señalado como objetivo la alta burguesía, pero lo que critica no es su riqueza o su esnobismo. Sitúa en la acción a personas, de una u otra condición, burgueses o criados, que se sienten obligados a hacer o dejar de hacer cosas sin saber por qué. Rutina, inercia, adoctrinamiento. Pero no tienen la más mínima intención de averiguar sus razones.

Por eso, los corderos aparecen durante toda la película y por eso también el director incluye repeticiones de varias escenas (que en algunas copias se consideraron un error y que fueron suprimidas). Pero él las incluyó conscientemente, porque la vida es repetitiva y absurda. Y las repeticiones no tienen otro objeto que resaltar nuestro carácter borreguil.

Desde este punto de vista, Buñuel estaría contento de ver a tanta gente pensar en los significados de una película, cuando él mismo no se había propuesto darle ninguno, sino que cada espectador debía pensar lo que quisiera, sin tener miedo a imaginar. Para él cualquier interpretación personal de la película sería coherente.

Creo que esa era su intención. Que los espectadores nos demos cuenta de lo borreguiles que somos. Y reírse de nosotros porque estamos haciendo cábalas sobre los significados ocultos de la película. A ver si acabamos dándonos cuenta de que El Ángel Exterminador no existe.


Director: Luis Buñuel
Guion: Luis Buñuel y Luis Alcoriza
Fotografía: Gabriel Figueroa

Intérpretes: Silvia Pinal, Claudio Brook, Enrique Rambal, José Baviera, Augusto Benedico.

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