El autor.-
Javier Sierra |
Sinopsis.-
Javier Sierra se hace personaje principal de su propia novela.
En 1990, es un joven que acaba de llegar a Madrid para comenzar la universidad.
Por causalidad, si las casualidades existen, tropieza con el doctor Fovel en el
Museo del Prado. Aprenderá a ver las pinturas de los grandes maestros de otra
manera, porque “el maestro llega cuando el discípulo está preparado”.
Mi opinión.-
No soy partidaria de tener prejuicios respecto a las
lecturas a elegir, quiero decir que también leo bestsellers. No muchos, porque me resultan
bastante previsibles y llegan a aburrirme. Pero en los últimos meses, después de leer novelas muy duras, de las que te hacen pensar mucho (algunas comentadas aquí), ahora, después de los exámenes y con el calorazo que
llega, quería novela de puro entretenimiento. Y los misterios me gustan. Sin embargo, no he estado acertada en la elección, esta novela me ha decepcionado.
Se lee fácilmente, pero a veces abruma con tantos datos, fechas,
documentos y notas que deberían estar colocadas a pie de página. Pero no,
además de ser excesivas están colocadas al final del libro, y eso no me gusta
nada. Me resulta muy incómodo estar leyendo y buscar al final del libro la nota
correspondiente. Definitivamente, no me gusta nada. Es mucho más cómodo que
estén a pie de página.
Dejando este detalle formal aparte, hay otras críticas más
relevantes. El misterio de la novela se ve venir desde el principio: los
alquimistas, la muerte, la vida eterna, la llave del conocimiento. Los
personajes son muy básicos, tienen poco fondo y hay algunos que se pasean por el
libro un ratillo y después desaparecen sin más. El final (después de 300
páginas) también es un poco atropellado, muy previsible y nada misterioso.
Como novela de misterio, para mí, no funciona. Pero como
creo que todo libro lleva su esfuerzo y soy partidaria siempre de salvarlos,
daré dos motivos para leerlo. Primero, resulta ser una buena guía sobre las
pinturas del Museo del Prado y una buena excusa para volver a visitarlo.
Segundo, incluye, por lo menos mi edición, fotografías de los cuadros que encierran
los misterios. Así podemos seguir los detalles que cuenta. A ver a quién se le
ocurre hacer una visita guiada por las pinturas esotéricas del Prado. Yo sin
dudarlo me apuntaría. El book trailer promete más misterio del que hay. Pero ahí lo dejo.
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