miércoles, 17 de marzo de 2021

Narrativa: Memoria de chica de Annie Ernaux (2016)

La autora.- La literatura de Annie Ernaux ha sido calificada como auto-socio-biografía. Partiendo de su propia vida y experiencias, la autora intenta explicar el mundo y sus contradicciones sin caer en la autoficción. Premio Renaudot en 1984 y Premio Formentor en 2019. Otras obras suyas: L’autre fille, L’occupation, La femme gelée, Une femme

Mi opinión.- He dicho en el párrafo anterior que la autora no cae en la autoficción puesto que su característica fundamental, desde mi punto de vista, es que huye de cualquier artificio y de cualquier adorno. Con su literatura, según los críticos, nos enfrentamos a la literatura más real, más encarnada en lo real del siglo XXI.

En esta novela especialmente podríamos decir que Annie Ernaux utiliza los recursos de algunas escuelas de sociología consagradas. La relectura de sus diarios, redactados durante toda su vida, la recuperación de cartas escritas durante el momento estudiado e, incluso, la investigación de las fotografías de la época. No recurre únicamente a los “traicioneros” recuerdos sino que recrea las situaciones que quiere narrar acudiendo a las fuentes originarias. Todo un desafío de estilo literario.

En Memoria de chica resucita los años de su primera juventud: desde su primer trabajo como monitora hasta la elección de una carrera universitaria. Dos hitos en su evolución como persona independiente que trata de controlar su vida alejándose de sus padres. En ese momento examina con atención su origen social, para dar paso a una cierta vergüenza de clase social desfavorecida que incluye también a sus padres.

En esta novela Ernaux empieza a dejar atrás su condición de hija de la tendera, de niña sofocada por un ambiente provinciano y católico aunque bien atendida por sus padres. Y aprovechando su inteligencia y predisposición para los estudios puede acceder a una educación que, en principio, no le habría correspondido. Esto produce un quiebre en su personalidad. Por un lado, la vergüenza por su origen al compararse con otras compañeras de clase social superior y por otro lado, la vergüenza de sentir vergüenza por sus padres. Unos padres que se han desvivido por ella, por darle la mejor educación para que viviese mejor que ellos.

Es una situación difícil de digerir para una adolescente que se enfrenta en 1958 además con su educación católica y con sus primeras experiencias y decepciones sexuales y con las consecuencias que éstas tendrán: el ridículo y el escarnio por parte de sus compañeras, la maledicencia y el insulto por parte de los chicos, pero que ella acepta porque se considera una vanguardista de la libertad sexual, incluso antes de leer a Simone de Beauvoir cuando, en realidad, es una joven analfabeta sexual.

Annie Ernaux utiliza la literatura para dar voz a quienes no han sido escuchados nunca. Es decir, a la clase trabajadora que intenta y consigue que sus hijos lleguen a ser clase media, aunque éstos se sientan incómodos en esa zona fronteriza y dentro de la clase trabajadora a las mujeres, presionadas y utilizadas sexualmente y, al mismo tiempo, condenadas por ello. Es, en este sentido, una literatura subversiva y de clase en el sentido marxista de la expresión.

En el discurso de agradecimiento del Premio Formentor, Annie Ernaux menciona constantemente la expresión no estar en mi sitio que aplica a su adolescencia y primera juventud y especialmente a su estancia en el internado burgués en el que la convivencia con sus otras compañeras, de origen social superior, casi le había convencido de estar ilegitimada e incapacitada para emprender estudios universitarios superiores. Es allí cuando empieza su vocación de escritora y su rebeldía se proyecta en la elección de sus temas. Fijarse en la microhistoria de la vida cotidiana de una adolescente en conflicto y esforzarse en recrearla en toda su crudeza supone una búsqueda de la verdad y de lo real, desprovista de artimañas, excusas y coartadas que no puede identificarse con la autoficción que, desde mi punto de vista, trasciende la autoficción. Elegir para esta literatura un lenguaje y un estilo tan descarnados, neutros y tan desprovistos de emociones en realidad consigue el efecto contrario, revivir la realidad. Cualquier libro de Annie Ernaux es muy recomendable. Está ya entre mis autoras favoritas.


Memoria de chica
Annie Ernaux
Trad. Lydia Vázquez Jiménez
Cabaret Voltaire

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