Me llamó la atención de esta película que abordase el tema
de las bandas de chicas adolescentes,
conflictivas pero todavía no delincuentes
declaradas. No es un tema habitual en el cine. Muchas feministas nos quejamos
de que el cine es machista y exigimos más papeles y mejores para las mujeres y
sobre todo que incluyan la diversidad de las distintas maneras de ser mujer.
Es una película de Laurent Cantet (Palma de Oro en Cannes
por La clase) basada en la novela de
Joyce Carol Oates del mismo título (que todavía no he leído). La acción se
desarrolla en Estados Unidos, en los últimos años de la década de 1950. Varias
chicas de personalidades diferentes forman una banda liderada por la
carismática Legs. No tienen el rumbo bien definido y esto es algo que se entiende
perfectamente. Las mujeres que no quieren seguir las normas establecidas para
nosotras y que no quieren asumir los roles tradicionales apenas tienen
referentes. Hay pocas “triunfadoras sociales” dentro de la historia de la
humanidad. Existen escritoras, pintoras, a partir de los años 1960 también hay
políticas; pero son muy pocas y a veces son grandes desconocidas (sobre todo
las clásicas). No tenemos “ídolas” que hayan triunfado como los futbolistas,
toreros o grandes empresarios hechos a sí mismos.
Así que si una adolescente se planteaba dejar su hogar (en
el que es víctima de constantes abusos, sexuales o no) no tenía un modelo claro
de lo que podía hacer. Pero tenía casi todas las papeletas para terminar trabajando de puta.
La película resulta bastante confusa. Se tratan demasiados
temas sin profundidad y bastante deprisa, aunque paradójicamente el metraje sea
demasiado largo. Rita, Madeleine, Violet y otras más han sufrido distintos tipos de abusos. Sus
padres las ignoran, sus tíos intentan meterles mano, sus profesores se ríen de
ellas por ir demasiado maquilladas, los adolescentes matones las arrinconan y
se dedican a sobarlas. Sufriendo esas condiciones deciden alquilar una casa
(con el dinero que empiezan a conseguir de manera poco ortodoxa) y vivir todas
juntas. Crear, casi casi, una república de mujeres pero con bases muy poco
sólidas. Apenas les une el tatuaje que se hacen en la espalda.
Además, ellas mismas también caen en una dinámica excluyente. Por esto deciden que una
adolescente negra no puede pertenecer a su grupo, sólo porque es negra. No son
santas ni solidarias; viven en un país donde el individualismo es religión. Así que por qué iban a ser solidarias si nadie les ha enseñado cómo.
Gamberradas para vengarse del orden patriarcal que les
impone silencio y pequeños hurtos para subsistir, se mezclan con un mensaje
comunista idealizado y bastante ingenuo. La lideresa del grupo, Legs representa
la conciencia política y el ímpetu de la juventud. Pero termina pasando una
temporada en un reformatorio y a partir de entonces las cosas sólo irán a peor.
Paradójicamente, esta banda de chicas que lucha contra los estereotipos y la
jerarquización de la vida, lo hace a través de un grupúsculo, una comuna socialista
pero que resulta estereotipada y tan jerárquica como aquello de lo que huyen; una sociedad secreta a imagen y
semejanza de la sociedad exterior. No tardan en aparecer las disidencias y la
violencia incluso dentro del grupo; y la comuna idealista del principio se
convierte en una banda de delincuentes (con poco futuro).
La película no resulta. No
profundiza en la conflictividad social o en las relaciones lésbicas o en los
derroteros que toman las vidas de las chicas fuera de la comuna. Se centra
únicamente en el estallido de estas chicas contra la violencia que sufren y que
al final acaba explotándoles en la cara. Sólo la voz en off de Maddie adulta,
que ha conseguido reconducir su vida, da calidez a la película y un matiz de
nostalgia y melancolía.
Intérpretes: Raven Adamson, Katie Coseni, Madeleine Bisson, Claire Mazzerolle, Rachael Nyhuus.
Guion: Laurent Cantet (sobre la novela de Joyce Carol Oates)
Música: Thomas Jamois
Fotografía: Pierre Milon
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