jueves, 27 de diciembre de 2018

Exposición: Pasión por Zaragoza. El reino de los sentidos. 2018


Los años que terminan en 18 parece que son de especial relevancia para la inmortal ciudad de Zaragoza. Si no viviéramos en una época que aspira a ser tan políticamente correcta, se hubiese conmemorado con mayores fastos la reconquista de la ciudad por parte de tropas cristianas, en 1118. No lo digo porque sea islamófoba, al revés. Admiro mucho la cultura árabe y la arabización de la península trajo momentos de esplendor y también decadencia por esto creo que debería de tener más relevancia en la educación de niños y jóvenes españoles, porque es parte constitutiva de nuestra historia. Tanto como lo fue la pertenencia al Imperio Romano.



No digo que tuviera que celebrarse con fiestas y orgullo cristiano-patrio, pero sí organizar congresos de historia, reproducir las condiciones de vida antes de 1118, hacer un repaso del incipiente reino de Aragón con ciudad principal en Jaca y también estudiar las alianzas con otros reinos y condados, como Castilla o Lérida, que contribuyeron a la reconquista. Palabra maldita últimamente.


Cerámica siglo XI


En fin, parece que para compensar se ha pensado esta exposición que, además, es la última de la trilogía dedicada a la historia de la construcción de la Zaragoza contemporánea. Con el hilo conductor del 18, se examinan brevemente acontecimientos que tuvieron lugar en años terminados en esos dígitos. Aunque, el año 1818 ha quedado fuera con la excusa de que ya se hizo una exposición dedicada exclusivamente a la invasión napoleónica, los sitios y la guerra de la independencia. No me parece lógico que se haya pasado por alto.


Detalle de la reproducción del olifante de Gaston de Bearne. 

En esta exposición, pues, se conmemoran ocho centenarios, grandes momentos para la ciudad y sus habitantes que han conformado la identidad que hoy compartimos con orgullo y también con decepción. No sólo se pueden ver obras de arte. Pintura y escultura, cerámica y tejidos se combinan también con vinilos en paredes y suelo que reproducen mapas y los modos de vida y que sirven de conductores para cada época. Pero también se llama el reino de los sentidos porque se han incorporado a la exposición la música, el tacto y también el olfato.


Reproducciones de El barranco de la muerte y de una torre de asalto

Sobre la vieja ciudad romanizada de origen ibero, Salduie, los romanos erigen Caesar Augusta, en el año 14 a.C, la única ciudad del imperio que ostentaba el nombre completo del emperador. Llegó a ser una ciudad importante para el imperio. Protegida en su lado norte por el río Ebro y circundada en los otros tres por una muralla de la que todavía quedan restos. Además de protección el río Ebro regaba las huertas junto con los ríos Huerva y Gállego. Una ciudad eminentemente comercial y con derecho a acuñar moneda propia.


Nuestra Señora de la Consolación y la Virgen del Ligallo


Después de la caída del imperio romano, los visigodos ocuparon la ciudad. En el año 472, el conde Gauterico incorporó la ciudad al reino de Toledo. Antes de esta sustitución, la ciudad ya era una referencia para los cristianos perseguidos. San Valero obispo había sido desterrado y Santa Engracia y los innumerables mártires también habían sucumbido. En el santuario de Santa Engracia existió una escuela y una gran biblioteca regida por San Braulio donde venían a estudiar prelados del reino de Toledo.

Libro Registro de las marcas y señales del ganado. Notario Martín Maza de Lizana, 1722



Pero también a los reinos visigodos les llegó su final y en 711 comenzó la invasión musulmana. Sólo en 15 años se había conquistado la mayor parte de la península. A Zaragoza llegaron en el 714. Saraqusta, Medina Albaida, la ciudad blanca se convierte entonces en capital de la provincia norte de al-Ándalus. Desde los Califatos omeyas de Damasco y Córdoba hasta la taifa independiente saraqustí del 1018, transcurrieron años convulsos. Mundir I fue el primer rey de Saraqusta y dio origen a la dinastía Tuyibi que en el año 1039 fue sustituida por la dinastía Hudi.


Fernando el Católico y detalles



La sala dedicada a la taifa está perfumada de azahar para recordar los naranjos que todavía hoy viven en el patio de Santa Isabel de la Aljafería y se pueden ver allí objetos de cerámica a la cuerda seca que no se habían expuesto hasta ahora.


Isabel la Católica y detalles



En 1118 se produjo la conquista cristiana de la ciudad (esa que deberíamos haber conmemorado este año). Los reyes de Aragón querían dominar el valle del Ebro y se buscaron como aliados para conseguirlo al rey de Castilla Alfonso VI y al vizconde Gastón de Bearne que terminará siendo el primer señor de la ciudad. Del vizconde puede verse en la exposición una réplica del olifante de marfil.


Busto relicario de Santa Engracia, 


En esta pequeña sala se ha reproducido en vinilo el cuadro de Agustín Salinas El barranco de la muerte, cuyo original puede verse en el Palacio de Sástago. Verse es mucho decir puesto que está en una zona bastante mal iluminada, si no fuese así podría apreciarse mejor. También hay una reproducción a escala de una torre de asalto como las utilizadas para la conquista de Jerusalén. Este cuadro siempre me ha impresionado por la frialdad y la desolación que representa. Se supone que el ejército cristiano ha vencido pero los soldados y el rey sólo muestran cansancio por tantas guerras. Muy interesante.


Benedicto XIII entre dos cardenales de la obediencia de Avignon. Siglo XV



En 1218, cincuenta años antes de la creación de la Mesta castellana, el rey Jaime I el Conquistador nombró un justicia con jurisdicción civil y criminal para dirimir los pleitos relacionados con la ganadería y que ha llegado hasta hoy en forma de fundación. Tenía horca propia; hoy, ya no. Se muestran en esta sala diversos documentos, uno de ellos con el sello de cera más antiguo que se conserva con la firma del rey, y también el trono donde se sentaba el justicia.


Nuestra Señora de Zaragoza la vieja, finales del siglo XIII


Nuestra Señora del Burnao, tercer cuarto del siglo XIV

Seguimos con el año 1318. Doscientos años después de su reconquista el obispado de Zaragoza se transformó en arzobispado a instancias del rey Jaime II. El 18 de julio de ese año mediante la Bula Romanus Pontifex se creó la provincia metropolitana de Zaragoza de la que dependían los obispados de Huesca, Jaca, Tarazona, Albarracín, Pamplona y Calahorra. Se pueden contemplar en esta sala los bustos relicarios de los principales patronos y santos de estas ciudades. Me quedo, sin dudarlo, con el busto de alabastro de Santa Engracia y el cáliz del Compromiso de Caspe.


Planta de los cimientos del Pilar. Felipe Sánchez, 1695

Hay también dos oleos de los reyes católicos, acompañados cada uno por uno de sus hijos y que pertenecen a la Iglesia de Santa María de los Corporales de Daroca. Estas dos tablas son preciosas por el detalle y el colorido con el que están realizados. Después damos un salto en el tiempo hasta llegar a 1518 (se ve que en 1418 no pasó nada reseñable). En 1518, Carlos I fue jurado como rey de Aragón en La Seo, siendo ungido por el arzobispo de Zaragoza. Sería el último de los reyes españoles en seguir esta tradición.


Réplica de uno de los leones del Puente de Piedra.


La pieza estrella de la exposición, desde mi punto de vista, es un cuadro que representa a Benedicto XIII, el papa-antipapa Luna, entre dos cardenales de la obediencia de Avignon que está en restauración y que, antes, era identificado como San Pedro. También son muy interesantes las tallas de las vírgenes románicas y góticas, especialmente la de Nuestra Señora de la Consolación, de principios del siglo XIII, virgen de la capilla de Jaime I. Tiene una expresión tan dulce y risueña que mirarla produce felicidad. Nada que ver con la desdeñosa expresión de la Virgen del ligallo de la primera mitad del siglo XVI. También está la virgen del Burnao de Jaca o Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja. Se exponen también los Estatutos Fundacionales de la Universidad de Zaragoza, creada en 1618 y un plano original con los cimientos de la basílica del Pilar erigida en 1718, pero nada de 1818.


Blasón de Zaragoza, 1520

Darío Siserol y Agustín Serra se han ocupado de recrear los olores y paisajes sonoros de cada una de las épocas y para animar el sentido del tacto se han dispuesto unas cajas con diferentes objetos dentro que pueden identificarse fácilmente. Para no perdérsela porque además tiene programadas muchas actividades para niños y adolescentes.


La ciudad de Çaragoça, 1592
Francisco Miranda


Pasión por Zaragoza. El reino de los sentidos
Patio de la Infanta. C/ San Ignacio de Loyola 16, Zaragoza. 
Hasta el 29 de enero de 2019

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