Poco tiempo me quedó para visitar las ciudades de Palencia y
Burgos, durante el puente del último noviembre. Apenas un paseíto para ver las
catedrales y poco más.
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La puerta de los novios |
La Catedral de Palencia, bajo la advocación de San Antolín,
tiene como sobrenombre la “bella desconocida”. Estando tan cerca de otras
catedrales monumentales como la de Burgos o León, incluso Zamora, no extraña
que haya pasado desapercibida aunque tiene motivos también para destacar y cambiar su sobrenombre por el de "la bella reconocida".
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Portada de los reyes |
Esta bella desconocida reconocida tiene una cripta muy especial de época visigoda del siglo VII. Se la
considera la iglesia del rey Wamba y fue abandonada durante la invasión
musulmana. Después con la Reconquista se construyó un nuevo templo románico, a
continuación de esta cripta, del que quedan algunos restos y más adelante, la
actual catedral gótica, encima de ambas construcciones.
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La cripta visigoda |
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La iglesia románica y el pozo de San Antolín |
La cripta visigoda se redescubrió durante unos trabajos de
rehabilitación. La parte más antigua termina en un testero con arcos de
herradura cuyas columnas tienen capiteles con decoración floral muy
esquemática. A continuación de esta construcción se edificó una ampliación
románica en el siglo XII en la que se sigue manteniendo el pozo de San Antolín,
con propiedades curativas en determinadas fechas del año, especialmente el 2 de
septiembre. El brocal de este pozo y el acceso a la cripta mediante escalera
son del siglo XVI. Tiene bóveda de cañón con arcos que arrancan desde el suelo.
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Interior de la nave central |
El templo gótico actual se levantó entre los siglos XIV y
XVI, comenzando por la capilla de la Virgen blanca. Así conviven desde el
gótico flamígero hasta los estilos plateresco y renacentista. Tiene aspecto de
fortaleza y, aunque no se considera que ninguna de sus fachadas sea la principal, sus
cinco puertas de acceso tienen nombres, destacando la Puerta de los Novios
porque en 1388 entraron por ella el príncipe Enrique y su futura esposa. Es una
puerta sencilla, como el resto del exterior de la catedral y hoy sirve de
entrada ordinaria al templo.
En su interior se pueden distinguir claramente los tres niveles de construcción del gótico más clásico: arcos formeros, triforio y claristorio. Son estos dos últimos los que aportan luminosidad al templo. En la página web de la catedral se puede visitar virtualmente el triforio,
catedraldepalencia.org
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Anamorfosis de Carlos V y su vista menos distorsionada |
El ábside es la parte más antigua de la catedral y conserva
las características del gótico más primitivo y sencillo. Tiene planta poligonal
dispuesta en siete capillas y está decorada por pináculos y gárgolas. Aquí es
donde se sirve la polémica. Una de las gárgolas es un esqueleto y otra
representa a José Sanabria, un fotógrafo armado con su cámara de fuelle y que
era amigo del arquitecto Jerónimo Arroyo, que dirigió la restauración entre
1908 y 1910.
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El fotógrafo |
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El esqueleto |
En el interior, sobre la estructura gótica, las capillas
tienen decoraciones diversas: renacentistas, góticas, platerescas. Yo me quedo,
sin dudarlo, con el monumental retablo del altar mayor, obra muy significativa
del renacimiento castellano. El mueble plateresco fue obra de Pedro de
Guadalupe, las esculturas de la época pertenecen a Felipe Vigarny y las once
pinturas fueron encargadas a Juan de Flandes, dos de las cuales, Oración en el huerto y Noli me tangere se han visto en la
exposición Mons Dei.
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El retablo del Altar Mayor |
Posteriormente se incluyeron también obras de Alejo de Vahía
y del barroco Gregorio Fernández. Respecto a las pinturas de Juan de Flandes,
en 1509 se firmó el contrato del encargo que, siguiendo la vida de Jesús,
especificaba claramente cuáles serían los temas a tratar. Pero alguna de las obras
de Juan de Flandes, como la Crucifixión, no terminaban de encajar en el retablo
definitivo y fueron alojadas en otras capillas de la catedral hasta que en 1944
se vendieron. Hoy, afortunadamente, se exhibe en el Museo del Prado.
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La crucifixión de Juan de Flandes |
La Sala Capitular se utiliza actualmente como museo y allí
se puede contemplar el San Sebastián de El Greco que se prestó para la
exposición de Las Edades del Hombre, Mons Dei y también una curiosa anamorfosis
que representa a Carlos V. Otra curiosidad es el sepulcro de doña Inés de
Ossorio, mecenas de la catedral fallecida en 1492, con su estatua yacente; en sus pies se ha esculpido
también a una doncella peinada con una hermosa trenza. La leyenda decía que las
jóvenes casaderas venían a tirar de la trenza para casarse rápidamente, pero
como las necesidades van cambiando ahora son las jóvenes estudiantes las que
vienen a tirar de la trenza cuando se acercan los exámenes. Yo, por si acaso,
también tiré de la trenza. Se puede encontrar más información sobre esta
catedral aquí,
Guía de la Catedral de Palencia
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La trenza |
Vimos otras iglesias pero de pasada y no me quedó tiempo
para mucho más. La iglesia de la Compñía de Jesús o de Nuestra Señora de la Calle y la Iglesia de San Miguel, donde la tradición dice que se casaron el Cid y doña Jimena. Esta última en su momento estuvo en el límite de la ciudad y por eso tiene aspecto de fortaleza. Palencia era una ciudad que sufría frecuentes saqueos.
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Iglesia de San Miguel |
El casco histórico de Palencia no es muy atractivo. La calle
Mayor conserva algunos edificios antiguos y en los porches todavía pueden
observarse las antiguas mirillas para controlar el acceso de extraños. En la
calle, me llamaron la atención dos esculturas. Una de ellas dedicada a la Mujer
palentina por Indalecio López en 1998. Y es que la mujer palentina ha sido famosa
por su valentía desde 1387, cuando el duque de Lancaster intentó conquistar el
reino de Castilla, pero las palentinas le pararon los pies. La otra es un
homenaje realizado a Victorio Macho por Luis Alonso y en ella se representa al
autor dando forma a su famoso
Cristo del
Otero que no pude visitar. Bastantes cosas me quedaron por ver en Palencia,
será cuestión de volver.
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La mujer palentina de Indalecio López, la llaman La Gorda |
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Victorio Macho de Luis Alonso |
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La mirilla |
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