Vivaldi afirmaba que había escrito miles de obras por eso no
es de extrañar que hayan llegado a nosotros más de 700. Principalmente
conciertos, música sacra u oratorios pero también óperas de enredo con libretos
ligeros y graciosos que, lamentablemente, no son muy conocidas. Por lo menos
para mí.
En este concierto se han programado las obras más famosas.
Por supuesto, Las cuatro estaciones
de 1725, el Magnificat RV 610 y el Gloria en Re, RV 589. El Magnificat es la obra que menos me gusta
de las tres. Después de haber oído las cuatro
estaciones el Magnificat resulta
muy denso, grandilocuente y tristón. Sin embargo, en el Gloria se recupera ese ritmo alegre y profundamente esperanzador.
Vivaldi fue virtuoso del violín y compositor de fama
internacional. Llegó a ser tan influyente durante la primera mitad del siglo
XVIII que, incluso, Bach le tomó como modelo. Hacía constantes giras por Italia
y Austria pero el éxito se le subió a la cabeza y terminó en la indigencia.
Después los gustos musicales cambiaron y su música no fue rehabilitada hasta
principios del siglo XX.
Las cuatro estaciones son los cuatro primeros conciertos de
su obra Il cimento dell’armonia e dell’inventione.
Están dedicados al conde von Morzin de Bohemia que era también mecenas de Haydn.
Es una música muy expresiva. Pueden distinguirse claramente la somnolencia del
verano, los pájaros, los perros persiguiendo a una presa, la alegría de la
borrachera, el frío o el peligro de resbalar en el hielo durante el invierno.
Están orquestados para cuerda y violín solista. Los instrumentos de cuerda habían
evolucionado mucho y se habían consolidado como principales.
Las otras dos obras del programa son obras corales y fueron interpretadas
por la FEDARCOR, la Federación Aragonesa de Coros, con dos solistas: la soprano
Paloma Friedhoff Bello y el contratenor Víctor Jiménez Díaz. El Magnificat es una oración cristiana,
basada en el evangelio de San Juan, concretamente en el episodio de La
Visitación de la Virgen a su prima Isabel.
Yo prefiero el Gloria,
otra de las composiciones más conocidas del autor, por ser más vital y enérgico.
Esta música religiosa estuvo compuesta para ser interpretada en un orfanato
para niñas en el que Vivaldi desarrolló su trabajo. Formaba parte de una
incipiente ruta turística tomada por viajeros franceses o ingleses sorprendidos
porque las niñas vivían en una clausura propia de religiosas sin haber
profesado.
El concierto estuvo interpretado por la Orquesta Reino de
Aragón fundada en el año 2011, dirigida por Ricardo Casero y desde el año 2017
es orquesta residente en el Auditorio de Zaragoza. El violín solista que
interpretó Las cuatro estaciones fue
Gabor Szabo. Lo peor del concierto parte del público aplaudiendo a destiempo.
No sé cómo podría evitarse esto. Todo lo demás muy bien.
Todas las fotografías son del
Auditorio de Zaragoza.
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