La autora.-
Kim Thúy vive actualmente en Canadá aunque nació en Vietnam
en 1968. Un momento muy conflictivo. Por ello salió de allí como refugiada con
sus padres hacia Malasia, para terminar en Canadá. Otras obras suyas: Ru, novela autobiográfica.
Mi opinión.-
La autora no podrá negar que su formación académica francesa
empezó antes del exilio y que continuó en la zona francófona de Canadá. Para mí
se nota en su escritura. Frases, párrafos y capítulos breves y contundentes
pero muy narrativos, que dicen muchas cosas y con un gran sentido poético.
Al principio la narración resulta un poco confusa, sobre
todo para quién no tenga mucha idea sobre la guerra de Vietnam. Su primera
infancia dominada por la cultura francesa y después su reeducación por parte de
la guerrilla, quienes utilizaban las páginas de los libros franceses para
envolver el pescado.
Refugiados |
Después, se va centrando en su nueva vida en Canadá. Una
nueva vida que, sin embargo, se ve condicionada de tal manera por su origen
oriental que le conciertan un matrimonio. Con su marido montará un restaurante
y es allí donde empezará a tomar conciencia de su propia vida y de sus
carencias emocionales.
Notre-Dame de Saigón |
La cocina del restaurante le sirve como laboratorio para
entender que, a pesar de llamarse Man, la satisfecha, tiene un agujero en el
corazón. Le faltan los amores que ha ido perdiendo o que, ni siquiera, ha
tenido tiempo de encontrar. A pesar de que vive, el amor de su madre biológica,
el de su segunda madre y también de la tercera, el amor descafeinado de un
marido ausente, el de sus hijos no deseados, el amor de sus nuevos amigos y la
irrupción del amante que la coge desprevenida. Nada le sirve para estar
satisfecha.
Un chè de tres colores |
Introduce de vez en cuando recuerdos de la vida en Vietnam,
de la represión y de la reunificación posterior de las familias. Algo que para
ella ya no se produjo. Y también de las costumbres, de las tradiciones
culturales que se perdieron por influjo de la colonización francesa, como la
costumbre de las mujeres de teñirse permanentemente los dientes de negro. Los
llamados dientes de azabache eran considerados un signo de distinción y
elegancia.
Qué mejor ciudad para enamorarse y perder el amor |
Queda también espacio para
la crítica en los países de acogida. Especialmente, crítica para algunos
hombres que buscan en las mujeres orientales una sumisión que las occidentales
ya no estamos dispuestas a consentir. Recomendable.
Man
Kim Thúy
Trad. Laura Salas Rodríguez
Ed. Periférica
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