lunes, 18 de diciembre de 2017

Centro Pompidou. París, Agosto 2017

El Centro Pompidou fue el último museo que visité este verano en París. Se le llama también Beaubourg y fue inaugurado en 1977, pero ya desde 1997 a 1999 tuvo que ser rehabilitado y se reinauguró en el año 2000. Con su construcción se trató de rehabilitar una zona muy deteriorada de París, les halles, destinada a los antiguos mercados de abastos de la ciudad. En su momento, fue un diseño muy polémico de Renzo Piano y Richard Rogers en estilo industrialista y que parece que todavía no ha terminado de encajar.


Los arquitectos querían evitar un problema planteado en todos los edificios tradicionales: el espacio excesivamente grande que debía utilizarse para instalaciones, conducciones, escaleras y otras zonas comunes, al final, acababa restando sitio para la exhibición de las obras. Su solución fue sacar todas esas conducciones a la parte exterior del edificio y así, en lugar de plantear una fachada estéticamente atractiva, se ganaba todo el espacio interior para exhibir las obras de arte que, al fin y al cabo, es la función primordial de todo museo.


Las salas diáfanas se interconectan sin necesidad de pasillos y son muy luminosas pero a mí me resultan espacios excesivamente fríos y la pintura blanca de las paredes no ayuda a crear una sensación confortable. La plaza a la entrada del Centro también forma parte del Museo y es escenario para conciertos, representaciones teatrales y performances o simplemente para que los parisinos se tumben y descansen al sol.


Este museo de arte moderno y contemporáneo tiene unas 100.000 obras; es decir que su colección es de las más completas del mundo y también tiene una biblioteca y un centro de investigación musical. Se inició con la colección del Museo de Luxemburgo creado en 1808 y dedicada a los artistas franceses vivos y con las del Jeu de Paume, dedicadas a autores extranjeros.


Pertenecen a la colección moderna las obras realizadas entre 1905 y 1960 y a la contemporánea las de 1960 a 1990. A partir de 1990 se consideran Creación contemporánea y Prospectiva. Me dediqué a ver, principalmente, pinturas de la colección moderna. Me dejé para otro viaje la colección de fotografías, diseño, artes gráficas, etc, y sobre todo la colección de cine, entre la que destaca las primeras películas de Buñuel.


A pesar de que, apenas tengo conocimientos sobre arte moderno, y muchos menos contemporáneo, hay algunas obras que me atraen muchísimo. Cuesta entenderlas, evidentemente, pero eso es porque no conocemos el código de expresión que el autor utilizó. Sin embargo, cuanto más me acerco al arte moderno más me gusta. Ahí van las obras que más me gustaron.

El guitarrista. Picasso, 1910
En el cubismo analítico, Picasso buscaba simplificar las formas y acentuar los volúmenes. Desplegar la escena en múltiples figuras poligonales. En esta obra, aunque la forma queda descompuesta la silueta sigue estando presente. Los colores ocres y grises contribuyen a potenciar la melancolía de la imagen y podemos imaginar a un músico callejero y bohemio, enfrentado a la soledad de la gran ciudad. 

Prismas eléctricos. Sonia Delaunay, 1914
Sonia Delaunay y su marido son los representantes más conocidos del cubismo órfico, tendencia artística bautizada así por Guillaume Apollinaire. Dentro del arte abstracto, es una tendencia mucho más colorista, aunque lo que más la define es su dinamismo, su poética e, incluso, la sincronía entre colores y música. Sonia Delaunay provenía del fauvismo y estuvo influenciada también por el expresionismo alemán. Su primera obra abstracta fue una colcha de patchwork realizada para la cuna de su hijo recién nacido. 

Fontaine. Marcel Duchamp, 1917
También vi la célebre Fontaine de Marcel Duchamp. No puede decirse que sea una obra estéticamente atrayente pero el arte no siempre ha tenido como única función el goce estético. Han sido importantes también su capacidad narrativa (sólo hay que pensar en las biblias de piedra, las catedrales góticas) y su capacidad de hacer reflexionar al espectador. Duchamp estuvo desde muy joven relacionado con los pintores cubistas, aunque estos rechazaron ya su Desnudo bajando una escalera que se acercaba más a la corriente futurista. A partir de 1914, reelabora objetos cotidianos comprados y los presenta como esculturas; este procedimiento se llamó ready-made. De esta manera, es el propio artista quien decide lo que debe convertirse en una obra de arte, iniciándose así el arte conceptual. Esta arrogancia del artista y la ironía de elegir objetos poco habituales y/o hermosos no tiene otra finalidad que la provocación y poner de manifiesto que nuestra percepción del arte está condicionada por nuestra cultura y especialmente, por nuestra clase social. 

Arlequín. Picasso, 1923
El trauma producido por la I Guerra Mundial hace que ciertos artistas reinventen el arte figurativo. Uno de ellos fue Picasso. Recuperó las figuras de arlequines, que tan recurrente habían sido en su pintura. Este arlequín resultaba muy moderno, pensativo e inacabado pero, al mismo tiempo, manifestaba claras referencias de la pintura de Ingres. Contrasta la precisión de la línea de dibujo, próxima a la técnica del grabado, con la ausencia de color en la mayor parte de la figura y con un fondo grisáceo, descontextualizado de un tiempo y un espacio, como si el artista y el arlequín hubiesen detenido la pintura al saber que, sin duda, una nueva guerra comenzaría.

El burdel de los espejos en Bruselas. Otto Dix, 1920
Otto Dix fue un observador claro de la realidad y trató de plasmarla en su crudeza aunque la realidad no quedase bien parada. Perteneció a distintos movimientos de las vanguardias de entreguerras. El burdel de los espejos en Bruselas 1920 puede ser catalogada como una obra cubista. Claramente se distingue a la pareja protagonista, un militar y una prostituta, pero no sólo en el centro del cuadro sino también en sus reflejos en los distintos espejos. Caricaturizados y distorsionados forman una pareja más que grotesca pero el pintor no arremete contra ellos, sólo trata de mostrar una verdad aunque sea desagradable.

Composición Rojo, Azul y Blanco, II. Mondrian, 1937
Mondrian, sin embargo, eligió ver y plasmar todo lo contrario. La serenidad, el equilibrio y la paz de la geometría. Abandonó el cubismo por la abstracción más radical, aquella basada en la rotundidad de la línea negra y en la pureza del color, aunque casi estuviera ausente. Así la línea compartimenta el espacio que a veces es rellenado por rectángulos de colores puros en perfecto equilibrio con la blancura. Un equilibrio que excluye la simetría y potencia el ritmo de la obra. Era un pintor muy espiritual, conectado con la filosofía naturalista y el deseo de encontrar un conocimiento profundo de la estructura de la naturaleza y del universo.

Plata sobre negro, blanco, amarillo y rojo. Pollock, 1948
Diez años después, Jackson Pollock pintaba Plata sobre negro, blanco, amarillo y rojo 1948, dando rienda suelta a su necesidad de vomitar. Utilizando la técnica de dripping, goteo, era capaz de circular rápidamente sobre la tela extendida en el suelo. Se unen así la rapidez, con la violencia del gesto y también el azar. Es una pintura profundamente emocional y poco calculada que evita cualquier tipo de representación y queda profundamente marcada por el vértigo y la angustia. Pollock se inspiró en la pintura tradicional de arena de los indios Navajo y prefirió siempre trabajar con el lienzo en el suelo, para poder dominar sus cuatro lados y estar literalmente incluido en su pintura. También podía añadir arena o vidrio para potenciar la materia pictórica.

La tristeza del rey. Matisse, 1952
Henri Matisse sufrió mucho por la violencia que se mostró durante la II Guerra Mundial; además había sido operado y debía trabajar acostado con lo cual pintar, de manera tradicional, le resultaba muy difícil. Así empezó a utilizar una nueva técnica parecida al collage. Pintaba grandes hojas de papel con gouache y recortaba de ellas las figuras que necesitaba para crear su composición. En La tristeza del rey 1952, a través de la música, la danza y los vivos colores, evoca la memoria y fragilidad de los placeres y de la vida. Paradójicamente la composición resulta una explosión de vida y color. Este es un efecto buscado a propósito por el autor que pensaba que ya había suficiente tristeza y dolor en el mundo.

Antropometría de la época azul (ANT 82). Yves Klein, 1960
La obra de Yves Klein, pintor neodadaísta, me sirvió para reflexionar sobre el sitio de la mujer en el arte. Hasta hace pocos años, cumplía una función meramente decorativa y pasiva. Los artistas han preferido, casi siempre, utilizar a las mujeres, en realidad, utilizar su cuerpo desnudo como símbolo de cualquier cosa. Por supuesto, con títulos grandilocuentes: la libertad guiando al pueblo, la paz, el amor, la vida, el progreso de la industria, etc. etc. Todo excusas para magrear visualmente el cuerpo de las mujeres. Pero Yves Klein todavía llevó este abuso, yo lo llamaría así, más lejos. Él utilizaba el mismo cuerpo de las mujeres como si fuera un pincel. Por supuesto, cuerpo de mujeres jóvenes y atractivas aunque eso no se distinguiera en la pintura final. Untaba a las modelos con azul Klein y les decía cómo tenían que arrastrarse por el lienzo colocado en el suelo. No contento con eso, tenía el cinismo de llamar a sus cuadros ANTROPOmetrías. Nunca ha sido más claro que, para la mayoría de los hombres y de los artistas, la mujer no es más que un objeto. Mujer-pincel.

La novia y detalles. Niki de Saint-Phalle, 1963


Pero prefiero quedarme con la obra de Niki de Saint-Phalle. Ya hablé de ella en el post sobre los Cementerios de París. No quiso nunca reflejar los cánones de belleza burgueses. Fue una autodidacta y una auténtica rebelde. Tenía que digerir todos los introyectos que su educación burguesa le había inculcado. Para la psicología Gestalt los introyectos son ideas, creencias y valores que los individuos engullen en la infancia sin haberlos masticado, sin cuestionarlos y es esa falta de digestión la que hace que nos sigan torturando. Para luchar contra esto, a Niki de Saint-Phalle no se le ocurrió mejor manera que expresarse artísticamente.


Hizo bastantes versiones de las esculturas de las Novias. Las consideraba bellas pero también dolorosas y sobre todo una manifestación de la condición esclava de las mujeres. Creaba estas esculturas con fragmentos de juguetes y otros objetos encolados y unidos a estructuras de alambre, después pintadas, a la que podía dar forma. Añadía también velos y otros complementos. Esta concretamente me resulta desagradable. El color blanco del vestido llega a tener matices grises y más parece el cadáver de una novia. Niki de Saint-Phalle es considerada la primera artista feminista. 

Fuente de los autómatas. Niki de Saint-Phalle y Jean Tinguely, 1983.
De ella es también la Fuente de los Autómatas o Fuente Stravinsky en el mismo Centro Pompidou. Ahora los autómatas no se mueven porque, aparentemente, su mantenimiento es muy costoso. No me parece una buena razón para alterar de esa manera la obra de la escultora.

Notre-Dame desde el Centro Pompidou
Quedan muchas más salas por descubrir, Centro Pompidou









viernes, 15 de diciembre de 2017

Cine: Blade Runner 2049 de Denis Villeneuve (2017)

Ya han pasado varias semanas desde que se estrenó Blade Runner 2049, pero no he querido escribir mi opinión antes. Tenía que dejarla reposar un poco. Si soy generosa la película me ha gustado mucho, pero si me pongo las gafas violeta no da la talla, repite estereotipos y es profundamente anticuada a la hora de definir los personajes femeninos. 

Reproduce el ambiente inquietante y apocalíptico de la anterior. Y además deja con la sensación de que, lamentablemente, este mundo no se acabará nunca; sólo irá empeorando cada vez más. La trama cuenta, desde el final hasta el principio, qué fue de la relación entre Deckard y Rachel y de… su retoño. Porque esta vez, además de la reflexión sobre si son humanos o no, los replicantes se preguntan qué es lo que nos hace ser humanos específicamente. En esa reflexión llegan a la conclusión de que lo netamente humano es tener hijos.


La esperanza de los replicantes, su último cartucho para ser reconocidos como seres humanos, es probar su capacidad de engendrar. Y para ello tienen que saber por qué Rachel consiguió quedarse embarazada. Rachel pudo quedarse embarazada, pero no debemos olvidar que Rachel pertenecía a un modelo único de replicante. Eso quiere decir que por mucho que el resto de replicantes desee ser humano no lo podrá ser nunca. Nunca podrán tener hijos. Esa es su tragedia. Con esta película además queda claro que Deckard no es un replicante. Ha envejecido y los replicantes no se diseñan para envejecer. A cambio de no ser humanos, son eternamente jóvenes… hasta que mueren jóvenes. Buena reflexión filosófica.


Por eso es una lástima que no cumpla, ni por asomo, con el test de Bechdel. Los guionistas y directores siempre esgrimen en su descargo que el cine es un reflejo de la realidad. Pero esta excusa ya no nos la creemos. Hoy en 2017, existen variados modelos de mujeres que, de ninguna manera, aparecen reflejados en Blade Runner 2049. Será que la humanidad retrocede en lugar de avanzar o que los guionistas y directores repiten clichés exitosos y que no les interesa la vida de las mujeres.


Primero tenemos el personaje de Joi interpretado por Ana de Armas. Una mujer holograma que parece salida de 1949. Eternamente joven, eternamente amable, eternamente abnegada, eternamente disponible y con un cuerpazo virtual de escándalo. La mezcla apropiada de lujuria e inocencia. Comprende, disculpa, vuelve a comprender y vuelve a disculpar. Si él está triste, ella le anima. Si él quiere la desconecta y ya está. El director ha dicho que ha intentado darles profundidad a todos los personajes y que éste concretamente evoluciona durante la película. Pero evoluciona según el programa diseñado para ello y que, sólo por casualidad [sarcasmo], se parece a una ama de casa estadounidense tradicional, preparando el pavo de Acción de Gracias.


La teniente Joshi, Robin Wright, aparece brevemente para ser asesinada así que el personaje no tiene mucho tiempo para evolucionar. Tiene unos 50 años, viste de negro, lleva el pelo corto, poco maquillaje y modos y maneras neutros. Parece que en su carrera como policía hubiese tenido que dejarse parte de su personalidad y que esa parte fuese su femineidad. Así da la imagen de la coartada perfecta para que cualquier machista diga que las feministas parecen tíos cabreados. No convence tampoco.


Aparecen también dos prostitutas replicantes. Nietas virtuales de Priss, modelo básico de placer. Y una asesina implacable al servicio de alguien que se cree DiosTodoPoderoso y que, en realidad, es un pelmazo. También está la niña milagro a la que le han hecho creer que ha nacido enferma y que salir de su burbuja sólo le traería problemas. Alma sensible y llorona que no sabe lo que es el mundo. Hay algunos otros personajes interpretados por mujeres pero que no destacan en exceso. También el replicante que nace y muere un momento después asesinado por el dios pelmazo es una mujer.


¿Esta es la representación de la sociedad actual que Villeneuve ha proyectado hacia el futuro? ¿En qué mundo sórdido vive? Lo pregunto para no ir. Yo conozco muchas mujeres de este mundo, de esta sociedad y ninguna está representada. Villeneuve debería ser más honesto y decir que, en realidad, lo que ha copiado es la manera hipermachista de hacer cine propia de la industria cinematográfica.


Dejo ya el asunto feminista y me meto ahora con el dios pelmazo. Está interpretado por Jared Leto, últimamente elevado a los altares de la interpretación por sus personajes canallas. En este caso, su personaje es previsible, fatuo, aburrido, psicópata, abusador y se cree el más listo de la clase y además suelta unas parrafadas verborreícas inaguantables, pastosas como mierda de elefante y absolutamente vacías de contenido. Un Dios tan gradilocuente como vacuo que no aporta nada a la trama, excepto metraje completamente prescindible.



Aun así la recomiendo porque nos permite soñar otra vez con aquella primera Blade Runner aunque las lágrimas en la lluvia sean copos de nieve. 


Director: Denis Villeneve
Guion: Hampton Fancher, Michael Green
Música: Hans Zimmer, Benjamin Wallfisch
Fotografía: Roger Deakins
Intérpretes: Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoeks, Robin Wright.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Novela: Pétronille de Amélie Nothomb (2014)

Resumir el argumento de este libro es fácil, la amistad entre dos mujeres. Lo difícil es que en literatura se aborde este tema más a menudo. También hay que decir que, en este caso, se trata de una amistad muy peculiar y basada en hechos reales. La escritora es protagonista de su propio relato e incluye en él a una amiga también escritora. Se inscribe entonces en lo que se llama autoficción.

Amélie Nothomb tiene un aspecto delicado, sumamente chic y muy extravagante. Viste siempre de negro, con originales sombreros y frecuentemente con guantes de encaje. Se dedica exclusivamente a la literatura y a cultivar su imagen excéntrica. Por supuesto, protagoniza siempre las portadas de sus libros. Tiene por costumbre escribir varios de ellos al año, pero sólo publica uno. En el espacio de crítica literaria de TV5 en Francia, La grand librairie, comienzan todos los años la nueva temporada entrevistándola. Adora el champán y la conversación original y chispeante y flirtea descaradamente con quien el entrevistador, François Busnel. Aquí la última entrevista

Stéphanie Hochet
Precisamente ese es el inicio de la novela: la necesidad de mantener una buena conversación mientras se está bebiendo champán. Es la necesidad de la autora de encontrar una convinera. Nothomb tiene un gran sentido del humor y puesto que aquéllos con los que se comparte el pan son los compañeros, aquélla con la que se compartirá el vino (aunque sea champán francés de excelente calidad) será una convinera.

Librairie l'astrée donde se conocen Amélie y Pétronille
Esta convinera será Pétronille Fanto. Nombre que, en realidad, esconde a la también escritora Stéphanie Hochet. Una persona, según Amélie Nothomb “insufrible e imbebible” pero gran compañera, perdón, convinera. Stéphanie es todo lo contrario a Amélie por eso se convierte en su imagen especular. Digamos que las dos se compensan.

Shakespeare and Company. Resulta extraño pensar que Nothomb no conociera esta librería.
Los modales aristocráticos de una, frente al descaro proletario de la otra. El triunfo literario frente a los márgenes de la nueva creación. Una joven mujer exquisita frente a un ser andrógino, de edad indefinida y de oscuros pensamientos; arrogante y déspota. Así son Amélie y Pétronille. No sé si serán así también Amélie y Stéphanie.

La diseñadora de moda Vivienne Westwood
En una entrevista para Página 2, Amélie confesó que antes de publicar su libro, Stéphanie lo había leído. Así que, en principio, no ha habido abuso por parte de Nothomb. No hay truculencia, aunque haya algunas situaciones escabrosas. No hay tampoco venganza, sólo amistad y lealtad entre mujeres.

Librairie Le merle moqueur
Por lo demás, la novela me ha resultado desternillante. Aprovecha para dar un buen repaso a ciertos ambientes literarios y también de la moda. La entrevista surrealista con Vivienne Westwood es eso, surrealista; las firmas de libros que obligan a los escritores a vagar por ciudades y a aguantar “impertinencias” de sus seguidores resultan agotadoras, pero también una fuente de nuevos conocimientos; para Nothomb las señoras pretendidamente intelectuales que desprecian a los proletarios son aburridísimas.


Esta novela también resulta una buena guía turística sobre las librerías de París y una guía gourmet sobre los mejores crus. Por encima de todo un elogio sobre la amistad y la ebriedad elegante y no autodestructiva como la que algunos escritores viven. De alguna manera, emborracharse con bebidas espirituosas eleva el espíritu.

Tez como la nieve, ojos como el carbón y labios como el carmín. 
Está escrita cuidando mucho el léxico. De lectura fluida pero de escritura muy ágil y afinada y que, en francés se disfruta mucho más: J’enneigeai mon teint, charbonnai mes yeux et carminai mes lèvres. Recorre una amistad de años, pero mostrando solamente algunos episodios concretos e hilarantes. Un final sorprendente es lo único que le faltaba y también lo tiene. Muy recomendable. 


Amélie Nothomb
Pétronille

Le livre de poche

lunes, 11 de diciembre de 2017

Exposición: Dicen que hay tierras al este. Palacio de Sástago.

El Palacio de Sástago había estado cerrado unos meses y ahora se reabre con la exposición “Dicen que hay tierras al este”. Preparar una exposición, sin duda, lleva muchos meses pero ésta no ha podido ser más oportuna. Se tratan en la exposición los vínculos históricos, económicos y culturales entre Aragón y Cataluña, sólo desde los siglos XVIII al XX. Aun así, es una exposición muy extensa e interesante.


Está dividida en doce ámbitos. Desde las relaciones mercantiles a través del Ebro al patrimonio cultural, pasando por el exilio austracista. Los catalanes y aragoneses que tuvieron que abandonar su tierra después de haber perdido la guerra contra la dinastía Borbón; también está presente Agustina de Aragón, los Sitios de Zaragoza y la solidaridad de los aragoneses con los catalanes como consecuencia de los bombardeos de Barcelona por Espartero o la ayuda de Cataluña al frente aragonés durante la última Guerra Civil.


Épocas dolorosas que vivimos juntos. Épocas de grandes relaciones bidireccionales, en una simbiosis beneficiosa para ambos. Pintores, escultores, músicos y escritores; también políticos y militares. Esculturas de Pablo Gargallo y el retrato del General Ricardós pintado por Goya. Obras del oscense Ramón Acín. Y muy pocas mujeres. La ya mencionada Agustina de Aragón y alguna fotografía de la actriz Margarita Xirgú en el Centro Aragonés de Barcelona y poco más. Buscando con más ahínco quizá hubiesen encontrado más.


También se exponen algunos objetos personales de Juan Prim y Prats, personaje histórico con varios título nobiliarios e incluso Grande de España. Para la Wikipedia, militar y político liberal español y para la Vikipedia, militar y político catalán con gran influencia en la política española del siglo XIX. Propuso la independencia para Cuba si así lo decidía el pueblo cubano en referéndum y también fue decisivo en la entronización de Amadeo de Saboya como rey de España (aquel fracaso). La historia de España en el siglo XIX fue muy problemática, ¡cómo estarían las cosas que varios candidatos rechazaron el trono! Además en aproximadamente 70 años, cuatro presidentes de gobierno fueron asesinados: el propio Prim, Cánovas, Canalejas y Dato.

Juan Prim y Prats
La pieza que más me ha gustado es esta escultura de un don Quijote agonizante. No le voy a buscar ningún simbolismo, simplemente es preciosa. Aunque en las fotografías no se aprecie bien, tanto el metal como el vacío contribuyen a formar la imagen que vemos. Hay también un traje de buzo del siglo XIX, de los que se utilizaban para reparaciones en el Canal Imperial.



Una exposición muy recomendable. Yo ya he ido tres veces y no la he visto todavía entera; hay mucho público y esto dificulta la visita. En Zaragoza, ha sido un éxito. Sin embargo, esta declaración de amor a Cataluña no creo que fuera bien recibida hoy allí. Aquí vino a inaugurarla Serrat, que hoy es considerado fascista en su tierra.


El 20 de octubre de este año 2017, el titular de eldiario.es sobre la inauguración de esta exposición era “Aragón declara su amor por Catalunya”. A mí hace tiempo que se me terminó el amor por Cataluña. Concretamente cuando un catalanet me quiso explicar que Fernando el Católico, Fernando de Aragón, había sido (como su propio nombre indicaba), rey de Aragón pero no de Cataluña. Todavía me estoy riendo de la incapacidad de este sujeto para consultar, siquiera, la Wikipedia.


Fernando el Católico, rey de Aragón, de Cerdeña, de Mallorca, de Valencia, de Nápoles y de Navarra, príncipe de Gerona, conde de Barcelona y alguna cosa más. 

Esto es una anécdota provocada por un taujà, palurdo en catalán, pero no podemos olvidar que otros más formados y con más estudios, se han inventado aquello de la Corona catalano-aragonesa, que nunca existió pero que ha calado en la población. Además, la perturbación que vivimos después de la asonada puigmontina no es una anécdota. Ha creado una fractura evidente dentro de la sociedad catalana y todos sufriremos sus consecuencias por muchos años.


No creo que se deba diagnosticar a los colectivos humanos como se hace con los individuos. Pero esto no se va a poder entender si no lo consideramos una especie de neurosis colectiva obsesiva, alimentada durante años desde asociaciones culturales y colegios dedicados a adoctrinar, a recatalanizar según el programa diseñado por Jordi Pujol publicado en la prensa en 1990 y cuyo pdf se puede descargar aquí. En ese proceso de recatalanización era imprescindible construir o reconstruir un enemigo que sirviera de chivo expiatorio. Espanya ens roba


Lo terrible del caso es que, desde 1978,  hemos dejado que esta neurosis creciera porque hemos asumido como nuestras las culpas del franquismo. El franquismo reprimió a catalanes y vascos, es indudable, pero al resto de españoles también. Nos robó los símbolos que eran de todos y los utilizó en su provecho. Por eso, durante años hemos sido reticentes a pasear la bandera constitucional, a identificarnos como españoles y a asumir nuestra historia, con sus fracasos y sus grandezas, sin delirios ni añoranzas imperialistas, asumiéndola críticamente, como debería ser.

Paradójicamente en Zaragoza, donde sopla cierzo día sí y día también, me costó varios días conseguir esta foto. No se desplegaba la bandera. 

Y durante años también, hemos dejado que los nacionalismos periféricos nos mirasen por encima del hombro y nos hemos sentido culpables porque Franco no les dejase hablar en vasco o en catalán, olvidándonos de que tampoco nos dejaba hablar en castellano. Así que, aprendimos a respetar unas diferencias creyendo que nos enriquecían culturalmente a todos, pero al final ha resultado que sólo ocultaban una supuesta superioridad. Hemos permitido que, en cierta manera, esos nacionalismos reprodujesen las estrategias franquistas de inventarse una historia y unas identidades excelsas y grandilocuentes, víctimas sojuzgadas por lo castellano o lo español.

Agustina de Aragón por Juan Gálvez
Yo nunca había creído en la hispanofobia de los catalanes, pero tal y como van las cosas no me quedará más remedio que reconocer lo equivocada que estaba. Soy de la generación que creció amando a Lluís Llach y que sentía la Nova Cançó como algo suyo, aunque no hablásemos catalán; de los que aceptamos con normalidad (y que todavía seguimos haciéndolo) el trilingüismo en Aragón; de los que apreciamos la literatura catalana, las dos, la escrita en catalán y la escrita en castellano; y de los que, engañados por Cataluña, pensábamos que su proyección exterior era algo nuestro, de todos los que la apoyábamos.


Al final, parece que han utilizado, otra vez, nuestra buena fe y la confianza que teníamos en ellos, para intentar hacerse un huequito en Europa. Aunque con el dineral gastado en “embajadas” lo único que hayan conseguido es que les apoye la ultraderecha más rancia, ¡vaya triunfo! Vergüenza ajena daba ver, esta última semana, a una líder política de la izquierda catalana paseando del bracete por Bruselas con la ultraderecha. Por supuesto me dicen que todos los catalanes no son catalanistas. Pero el resto tampoco es que se haya mostrado abiertamente constitucionalista durante todos estos años. Y no hay que olvidar que, por supuesto, afortunadamente para todos, no tenían una pistola en la nuca y podían expresarse en libertad. Lo que me lleva a pensar que gran parte de ellos estaba en silencio esperando ver hacia dónde se inclinaría la balanza para apostar a caballo ganador. Seré malpensada, sin duda.

General Ricardos de Goya

Respecto a la declaración de amor hacia Cataluña, yo tengo muy claro que en el siglo XXI, intentar seducir a quien no quiere ser seducido es acoso y me queda muy claro también que Cataluña ni quiere ni necesita nuestro amor. Así que no me queda más que decirles adiós. Que su república y su independencia les sienten bien porque ahora ya no sólo hay tierras al este. Si tenemos que irnos de Aragón podemos elegir norte, sur y oeste. Así que,…que tingueu sort i que trobeu el que us va mancar en nosaltres. Adéu siau! Pero no dejéis de visitar la exposición. Además han editado un catálogo muy completo. Otra cosa, hoy 11 de diciembre de 2017, expira el plazo para la devolución de las obras de Sijena. ¿Veremos otra maniobra marrullera por parte de las autoridades catalanas o de los pacíficos ciudadanos catalanes?



"Dicen que hay tierras al este"
Vínculos históricos entre Aragón y Cataluña. Siglos XVIII al XX
Palacio de Sástago, Zaragoza
del 20 de octubre de 2017 al 7 de enero de 2018.

Petronila, reina de Aragón y condesa de Barcelona. Contigo empezó todo