jueves, 16 de octubre de 2014

Cine: La isla mínima de Alberto Rodríguez (2014)

No sé por qué a la gente le sigue extrañando que en España se hagan buenas películas y de todos los géneros. Yo hace ya mucho tiempo que no tengo dudas. Evidentemente, también las hay malas. Pero para ser una industria mediana, con pocas ayudas (las zancadillas del Ministro Wert) y con un público que está completamente entregado al cine estadounidense, creo que va bastante bien.

La isla mínima es una buena película. Cine negro en el que ya no importa saber quién hizo qué; se trata más bien de diseccionar los males y vicios de una época no muy lejana. En este caso España, Andalucía, las marismas del Guadalquivir, en los años 80. El tráfico de drogas y otros contrabandos con más solera, el paro, la falta de expectativas de los jóvenes y la extrema vulnerabilidad de las mujeres pobres, adolescentes o adultas. ¿Qué hacen para salir de esa situación de miseria?, ¿qué precio pagan? y ¿a quién? De todo esto trata la película.

Desaparecen dos chicas adolescentes en las fiestas de su pueblo. No sería extraño que se hubiesen escapado para vivir la vida; eran chicas que tenían fama, concretamente fama de putas. No es la primera vez que desaparecen mujeres jóvenes y todos creen que están en un sitio mejor. Además siendo putas y pobres, a nadie le molesta su huida. Pero esta vez la madre de las chicas consigue que se abra una investigación.

Para seguir las indagaciones son destinados, como castigo por su mal comportamiento, dos policías de Madrid, interpretados por Javier Gutiérrez (Concha de plata al mejor actor en el último Festival de San Sebastián) y Raúl Arévalo. Aparentemente son muy distintos, pero la violencia del ambiente y la crudeza de lo que descubren les obliga a utilizar las mismas estrategias violentas para resolver el caso.

El guion de Rafael Cobos y Alberto Rodríguez mantiene el alma en vilo, pero a mí me gustaría que hubiese profundizado un poco más en la historia de los policías. Teniendo en cuenta que la acción se sitúa en los 80 y que entonces el franquismo era todavía más evidente que hoy en determinadas instituciones, era ocasión de contraponer los caracteres de un policía más o menos afecto a un régimen dictatorial y otro que espera desempeñar su trabajo con las reglas y herramientas que la democracia facilita. Pero ahí, yo creo que el guion se ha quedado un poco corto.

La isla mínima al igual que Grupo 7 (del mismo director) podrían ser capítulos de la crónica criminal de la transición. Ambas tienen el mismo tono narrativo,  la misma fotografía (Premio San Sebastián a la mejor fotografía para Alex Catalán, que también trabajó en Grupo 7) y los mismos personajes. Personajes inmovilizados en un paisaje de fango, bajo decrépitos cielos amarillos, curtidos por el sol y la vida; de piel áspera para evitar las heridas y asfixiados por los crucifijos y la miseria, viviendo siempre en un silencio que mata porque nunca han tenido voz.

Para que no haya dudas y siga la desesperanza, al final no cogen al asesino.




Director: Alberto Rodríguez
Guión: Alberto Rodríguez y Rafael Cobos
Fotografía: Alex Catalán

Intérpretes: Javier Gutiérrez, Raúl Arévalo, Nerea Barros, Antonio de la Torre.

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