El autor.-
Ramón Saizarbitoria nació en San Sebastián en 1944, es sociólogo
y escritor en euskera. Es también director del Centro de Documentación y
Estudios Sociológicos SIIS de San Sebastián, entidad de referencia para el
estudio y la investigación sobre servicios sociales. Publica desde 1969, pero
con más regularidad desde 1995. Martutene, Premio Euskadi de Literatura en 2013,
es su última novela. Otras obras suyas son: La tradición de Kandinsky, Dos
corazones, una tumba y La obsesión de Rossetti.
Sinopsis.-
Julia y Martín y Abaitua y Pilar padecen sus respectivas relaciones
amorosas en San Sebastián, en los años 90; Lynn, una joven socióloga norteamericana, sacude sus vidas de forma tal
que ambas parejas se verán obligadas a reorganizarse.
Mi opinión.-
Lo primero que tengo que decir es que me enfrenté a la
lectura de esta novela con prejuicios. Por el hecho de que el autor fuera vasco
y escribiera en euskera supuse que el problema del terrorismo sería
determinante en la trama, pero no es así. En cierta manera, ha sido
decepcionante porque me esperaba una reflexión sociológica sobre el fenómeno
del terrorismo, pero por otra parte esto ha contribuido a que la sorpresa que
me ha causado la novela fuera mayor.
Es una novela íntima, intimista. El narrador en presente y
en tercera persona nos sitúa en la posición de mirones, fisgoneando
constantemente en las actitudes más íntimas entre las parejas y dentro de cada
uno de los personajes. Nos descubre su cobardía, sus miedos, sus decepciones y
frustraciones, la doblez y la hipocresía.
La acción se concentra en las dos parejas y en sus problemas vitales
y sentimentales muy similares, casi especulares. Martín es un escritor muy exigente consigo mismo y no muy
bueno, que sufre un bloqueo creativo; su pareja, Julia, es al mismo tiempo su
traductora, su "madre" y amante infiel. Julia tiene un hijo adolescente y también
vive sus propias frustraciones como escritora no suficientemente valiente. Martín
se aprovecha de su intimidad con Julia para escribir la historia de Faustino y
Flora Ugalde; en su círculo más próximo todos pueden reconocer en
Flora a Julia, dejándola totalmente desprotegida.
Gloria Victis |
Abaitua y Pilar son médicos. Él es ginecólogo y claramente
partidario de la sanidad pública; ella es de buena familia y desarrolla su
profesión en la clínica privada de su padre. Tienen un hijo treintañero y
varias historias de infidelidades mutuas.
Lynn, la joven socióloga norteamericana, irrumpe en la vida de estas dos parejas. Comienza una relación amorosa con Abaitua y otra de amistad con Julia, de manera que, involuntariamente, les empuja a seguir sus impulsos. Se convierte en un personaje muy simbólico, un ángel que pretendiendo ayudar acaba perdiendo las alas, una víctima que no quiere culpabilizar a nadie. Es muy significativo que en la relación amorosa entre Abaitua y Lynn esté siempre la referencia a la escultura Gloria Victis de Antonin Mercié.
Lynn, la joven socióloga norteamericana, irrumpe en la vida de estas dos parejas. Comienza una relación amorosa con Abaitua y otra de amistad con Julia, de manera que, involuntariamente, les empuja a seguir sus impulsos. Se convierte en un personaje muy simbólico, un ángel que pretendiendo ayudar acaba perdiendo las alas, una víctima que no quiere culpabilizar a nadie. Es muy significativo que en la relación amorosa entre Abaitua y Lynn esté siempre la referencia a la escultura Gloria Victis de Antonin Mercié.
Es una novela complicada, muy culta, con muchas referencias
en inglés, francés y vasco. A veces marea un poco tanta erudición. Resulta
también larga, más de 700 páginas que también pueden ser repetitivas. Además se
nota que el autor es sociólogo porque relaciona las dudas y zozobras de los
personajes con su contexto histórico-social y religioso. Es muy crítico con el peso
de las tradiciones que ahoga al individuo, especialmente en el País Vasco. Y
como no, el terrorismo tratado de una manera tangencial pero muy profunda. Con el
reproche del que siente que parte de la sociedad vasca optó por la táctica del
avestruz, la cobardía de no querer ver a donde llevaría la violencia ilegítima. Aprovecha
también Saizarbitoria para, de una manera muy sutil, poner en evidencia las
diferencias entre clases sociales. Los vascos rurales y los cosmopolitas (o los que se creen cosmopolitas) que tienen internos a sus hijos en
Inglaterra y que van de compras a Francia, poco enfrentados al nacionalismo
español e incluso, durante la guerra y la posguerra, partidarios de Franco. Unos
vascos que utilizaban el euskera para hablar con los perros y con los criados,
porque, como dice uno de los personajes “comunicarse con los perros y las asistentas del hogar requiere un
léxico muy elemental”. El ejercicio de la medicina y sus conexiones con la política,
siempre desde el punto de vista de Abaitua, está sometido también a esta misma
crítica tan brutal.
Además, la complejidad de la novela se acentúa al
relacionarse, casi de forma mimética, con la novela autobiográfica de Max
Frisch Montauk. No la conozco, pero por las referencias en Martutene, se puede
intuir que se trata también de un paseo por los abismos del alma (de un
escritor). Martutene es muy recomendable pero no apta para todos los públicos.
Martutene
Ramón Saizarbitoria
Editorial Erein
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