La autora.-
Josefina Aldecoa fue escritora y pedagoga. Estuvo en
contacto con otros escritores que formaron la llamada Generación del 50: Carmen
Martín Gaite, Sánchez Ferlosio y su marido Ignacio Aldecoa entre otros. En 2003
fue Premio Castilla y León de las Letras. Otras obras suyas son: Mujeres de
negro, Historia de una maestra, La educación de nuestros hijos y Hermanas
(2008) que fue su última novela. También se dedicó a la docencia.
Sinopsis.-
Dos mujeres, Clara y Julia, que habitan la misma casa,
aunque separadas por 100 años de distancia, se enfrentan a los mismos
problemas, vacíos existenciales, las decepciones en la relación de pareja y el desapego que los hijos sienten por ellas.
Mi opinión.-
La novela está dividida en cuatro partes que se corresponden con las estaciones.
En cada una de ellas Julia y Clara, como dos ramas de la misma enredadera,
cruzan sus historias. Hablan de la soledad de las mujeres, acostumbradas a que,
de vez en cuando, los hombres visiten su mundo y se vuelvan al otro donde se
divierten más.
Para Julia, ir conociendo a alguien cada vez más significa
encontrar más y más diferencias. Por eso y porque no quiere limitarse a ser
comparsa en la vida de un hombre, parece no estar dispuesta a intimar con nadie. Para Clara, que ha vivido en la casa 100 años antes que Julia, su matrimonio termina cuando es incapaz de cumplir con su
deber de darle hijos varones a su marido. De la familia de Julia no sabemos
nada; sin embargo Clara siempre nos recuerda el profundo amor que sintió por su
madre y su abuelo.
La libertad frustrada en el caso de Clara y la libertad que
Julia ejerce plenamente, es la mayor diferencia entre las dos. Julia vive en
los años 80, ha estudiado y trabajado como socióloga fuera de España, ha tenido varios amores y rechaza el refugio y la relación de “aparente” libertad que le
facilita Juan, su último amante. Clara siempre reconoce que los demás
decidieron por ella. Su familia, sus circunstancias personales, su marido.
Madreselva |
Clara, la fiel esposa y Julia, la mujer independiente, viven
historias diferentes con consecuencias diferentes, en tiempos diferentes, pero
en diálogo continuo, de manera que los recuerdos o sentimientos de una de ella
parecen zarcillos que se enganchan en la historia de la otra. Para Clara, a principios del siglo XX una mujer sin marido no es nada; sin embargo, Julia,
en 1980 prefiere seguir su camino sola.
Es una novela muy poética, muy atenta a los olores y colores de las distintas estaciones: el frío, la explosión de la primavera, el calor y la luz cegadora del verano y la calma y la melancolía del otoño. Cada estación requiere un estado de ánimo diferente y también una enredadera diferente: yedra, ampelopsis,
buganvilia o madreselva. Escritora muy recomendable.
La enredadera
Josefina R. Aldecoa
Ed. Anagrama
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