domingo, 12 de abril de 2015

Cine: Un cerdo en Gaza de Sylvain Estibal (2011)

Podría decir que Un cerdo en Gaza es una comedia charlotiana. El personaje principal es tan desgraciado como Charlot en sus mejores (o peores) tiempos; es un pescador que la mayoría de los días pesca botas viejas y desechos. Es un cúmulo de desgracias sin fin, un potente imán para las adversidades y ¿qué más le puede pasar a este pescador musulmán tocado por el dedo de la fatalidad? Pues, pescar un cerdo vivo. Sí, el animal más impuro que existe para el Islam y además pescado, en medio del mar, en la franja de Gaza. Lo que debería ser la improbabilidad más improbable del mundo, le sucede a este pobre desgraciado. 


Todo lo que le pasa después lo vemos como comedia, pero para él es un sinvivir. Jafaar pesca el cerdo vietnamita y casi se muere del susto. No lo puede tocar para echarlo fuera de su barca, no lo puede comer, no lo puede vender y no sabe qué hacer con él. Intenta vendérselo a un funcionario de la ONU, pero nada; tampoco puede llevarlo a su casa porque un buen musulmán no puede tener un cerdo y además el ejército ocupante israelí utiliza su casa como torre vigía.

Una joven judía rusa que vive en un asentamiento le proporcionará una solución pero que le traerá casi más problemas. En el asentamiento judío crían cerdos para exportar y necesitan el semen de éste. Absurdo será comprar viagra para el cerdo o acercarlo al asentamiento disfrazado con una piel de cordero o utilizarlo como bomba para atentar contra los israelíes. A partir de aquí la película pierde un poco de picardía y se hace más confusa hasta llegar a un final surrealista e ingenuo. Pero merece la pena verla porque intenta enfrentarse a la situación dramática y abusiva que viven los palestinos de una manera cómica pero respetuosa. No cae en el maniqueísmo, más bien presenta a los israelíes de una manera demasiado edulcorada y esto no conduce a la reflexión que el director pretendía. Gaza es un infierno y eso no se ve en la película; los palestinos han sido desposeídos de su tierra y eso tampoco se ve.

Pero la comedia entretiene porque es imposible no simpatizar con Jafaar porque es un personaje entrañable; en cuanto tiene un poco de dinero compra un vestido nuevo y un perfume para su mujer. Además, también pone de manifiesto que palestinos e israelíes tienen cosas en común. Ambos son pueblos semitas, con una tradición cultural compartida aunque ahora estén enfrentados en una guerra sin fin. Para los dos pueblos el cerdo es un animal tan inmundo que es indigno de pisar la tierra, la tierra palestina y la tierra de Israel y por eso le ponen unos calcetines.

La interpretación de Sasson Gabai como Jafaar es inmejorable.


Intérpretes: Sasson Gabai, Baya Belal, Myriam Tekaïa
Guion y Dirección: Sylvain Estibal
Fotografía: Romain Winding

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