Jean-Pierre Léaud es un actor francés que colaboró
principalmente con dos directores de cine de culto: Truffaut y Goddard. A los
13 años hizo su primera película con Truffaut Los cuatrocientos golpes, interpretando al protagonista Antoine Doinel e intermitentemente,
durante 20 años y tres películas más, encarnó la evolución del mismo personaje.
Truffaut también fue el guionista de esta tetralogía autobiográfica.
La tercera película de este ciclo es Domicilio
conyugal. En ella, Antoine acaba de casarse con su novia de toda la vida.
Guapa, inteligente, joven e ingenua, profesora de música y violinista. Antoine
se dedica a teñir y vender flores secas hasta que por casualidad, entra a
trabajar en una multinacional americana. Su éxito profesional, sin embargo, no
hace que madure ni siente la cabeza. Aparece como un hombre caprichoso,
inestable, abusador emocional y pedorro. Además va a tener su primer hijo y
también su primera amante que le dejará porque es un hombre insufrible,
mortalmente aburrido e indeciso. ¡Lástima que su mujer no haga lo mismo!
Esta película es un clásico al que no le voy a discutir su
valor. Fue innovadora en su momento y se destinó a sacudir las conciencias de
la burguesía biempensante. Pero es de esas pelis que me agobia por lo cargante
de su personaje principal. Un hombrecillo atribulado con su propia estupidez pero
que se las arregla para gobernar la vida de los demás, especialmente mujeres. Y
es posible que el director criticase mucho las actitudes de cierta clase
social, pero se quedó corto en la crítica de las actitudes manipuladoras de
(casi) todos los hombres.
Hay dos escenas para incluir en la historia del cine y que me parecen insuperables. Una de ellas es la del imitador de Jacques Tati y la otra cuando la esposa de Doinel se disfraza de
geisha para dar a entender a su marido que conoce su adulterio. Magistrales.
Pero al final la película es la historia de una nueva parejita de
pequeños burgueses destinados irremediablemente a convertirse en burgueses
mediocres. Aunque rodada en 1970 no hay ni una pizca de contexto sociopolítico.
Los personajes viven una vida cómoda protegidos por sus vecinos y por sus
familias y el único incidente que deben resolver (y resuelven como pequeños
burgueses) es el conato de adulterio de Antoine.
Woody Allen, otro director de cine que no soporto, reconoce
que Truffaut ha sido una inspiración para los cineastas de su generación. Desde
luego Antoine Doinel podría pasar por un personaje de los que interpreta y
dirige (magistralmente) el propio Allen: acomodaticio, quejoso y soplagaitas.
Dirección: François Truffaut
Guión: François Truffaut, Claude de Givray, Bernard Revon
Música: Antoine Duhamel
Fotografía: Néstor Almendros
Intérpretes: Jean-Pierre Léaud, Claude Jade, Hiroko Berghauer
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