Después del éxito de La
novia de Paula Ortiz, basada en Bodas
de Sangre de Lorca, he aprovechado para volver a ver Yerma, también adaptada al cine por otra mujer, Pilar Távora en
1998. La principal diferencia es que La
novia es una recreación aunque respetando el texto, una interpretación de
la tragedia de Lorca y en Yerma, y Pilar Távora tuvo más en cuenta la literalidad
de la tragedia.
Yerma (Aitana Sánchez Gijón) es una joven casada que sólo
desea tener hijos. Para ella, los hijos son el trabajo de la mujer y la alegría de su
casa y no tenerlos es el mayor fracaso. Sin ellos una mujer no es nada. Quiere a su marido y se entrega a él con
la esperanza de ser fértil. Cada año que pasa Yerma se consume en su
infertilidad. La vieja pagana, interpretada por Irene Papas, le hace sospechar
que, en realidad, es su marido (Juan Diego) el causante de la infertilidad.
Pero el sentido
de la lealtad y la honradez de Yerma le impiden recurrir a otro hombre, aunque
en el pueblo comienzan a correr rumores. También los espectadores sabemos que
el marido es el estéril. Tiene poco interés en Yerma, es un hombre amargado y
consumido. Es un hombre cobarde que sabe pero no quiere
confesar.
Con el paso de los años, sin embargo, vemos que Yerma sigue exigiendo a su marido unas relaciones que él no quiere tener. Le reprocha el poco uso que
hace de las sábanas, Cada noche, cuando
me acuesto, encuentro mi cama más nueva, más reluciente, como si estuviera
recién traída de la ciudad. Y lo único que se le ocurre a él es ponerle
a Yerma, como guardianas, a sus hermanas solteras. Tan resecas como él.
La naturaleza apasionada de Yerma se consume en su amargura.
Pero es una mujer valiente que no duda en recurrir a cualquier remedio para
conseguir a su hijo, aunque sea un hijo
para sufrir. Acude a las conjuradoras del pueblo, para despertar con
antiguos ritos en un cementerio, su fertilidad. Pero tampoco resulta. Cada vez Yerma está más triste y más amargada, más alienada y homicida. Para intentar alegrarla, su marido le ofrece ir a la
romería del santo. Allí se consumará la tragedia.
A pesar de las buenas interpretaciones, esta película resulta muy fría. Mantiene un excesivo realismo que debería haber compensado mejor con
las escenas oníricas. Lorca escribió tres poemas trágicos sobre mujeres
andaluzas violentadas, Bodas de Sangre,
Yerma y La casa de Bernarda Alba. Pero en esta adaptación el lirismo del
texto se ha perdido; supongo que en favor del lirismo de las imágenes, pero aun
así no es suficiente.
Dirección y Guion: Pilar Távora (Federico García Lorca)
Música: Vicente Sanchís
Fotografía: Acacio de Almeida
Intérpretes: Aitana Sánchez-Gijón, Juan Diego, Irene Papas, María Galiana
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