Con los hermanos Coen me pasa lo mismo que con Berlanga, que
no acabo de pillar su humor ácido. Me parece que tanto sarcasmo sólo surge de
creerse superior a los demás. Aunque tuve dificultades para terminar Fargo me
he decidido a ver ésta ¡Ave, César! y el resultado ha sido el mismo. Poca
diversión.
Se puede intuir en esta película el amor de los hermanos
Coen por el cine, pero poco más. Me vale como cine de homenaje al cine, pero
como comedia no. Para mí hay un exceso de personajes y de situaciones que
buscan comicidad pero que, en realidad, son un peso muerto.
No entiendo a las periodistas gemelas; el espía de la Unión
Soviética con un perrillo que se llama Engels es patético; el personaje de
Scarlett Johansson plano y transparente, perfectamente suprimible sin que la
película sufra. En fin, que lo he intentado otra vez y no funciona. Me pasa lo
mismo con Woody Allen. Cada cierto tiempo vuelvo a darle otra oportunidad pero
no me seduce nunca.
George Clooney no es el mejor actor de la historia, pero desde
luego para la comedia no tiene ningún talento. Josh Brolin, está perfecto en su
papel de directivo de Hollywood tirando a mafioso, resolviendo más problemas de
los que tiene, católico y con problemas de conciencia. La única escena que yo salvaría de la película es la de Ralph
Fiennes interpretando a un exquisito director de cine europeo intentando
enseñar a hablar a un vaquero paleto desdentado reconvertido en galán
interpretado por Alden Ehrenreich.
Por lo demás, la película parece un recosido de diferentes
géneros: el musical gay, la comedia elegante, una de romanos, una prima lejana
de Esther Williams y una parodia de espionaje, con los guionistas de Hollywood haciendo
labor de zapa a favor de la URSS.
Magnífica fotografía y pobre guion.
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