¿Qué ocurre cuando la película que todo el mundo (y es
literal) adora a ti no te dice nada? ¿Soy rara? Por supuesto que sí. ¿Tienen
razón los otros? Por supuesto que no. Pues esto es lo que me pasa con La La
Land. Reconozco que es una buena película (de la industria de Hollywood);
filmada con un gran presupuesto y por profesionales competentes; con buena
fotografía, buenas interpretaciones, buena música y (sobre todo) con una maquinaria
publicitaria trabajando a tiempo completo desde hace más de un año.
Aquí me toca reflexionar por qué no me ha gustado y a eso
voy. Y aviso que hay spoilers. Creo que el principal fallo de la película es
que es una dramedia romántica sin comedia y sin drama. En los musicales
románticos clásicos siempre hay un trasfondo de comedia interrumpido por un
nubarrón. Esta peli hubiese sido una buena comedia si hubieran existido
personajes secundarios potentes y no los hay. Serían los típicos amigos de la
chica y del chico, más feos que ellos pero mucho más graciosos y que dan pie a
escenas equívocas, que confunden a los protagonistas y que después contribuyen
a que se vuelvan a juntar. Clásico.
Después en los musicales clásicos siempre hay un
acontecimiento funesto que debe superarse para llegar al final feliz o para
llegar al lagrimón. Aquí tampoco lo he visto. El problema que desborda a los
enamorados no se sostiene. Cada uno quiere seguir con su carrera artística sin
sacrificarse ni un poquiiiiiitooo por su vida amorosa. El problemón es que tienen que separarse porque no pueden conciliar su vida laboral y su vida de pareja. ¡Vaaaamooooosss! Que yo no digo que haya que sacrificarse pero, ¡por favor!, que estamos en el siglo XXI y en el
siglo XXI no hay distancias físicas ni de comunicación. Vamos a ver, el chico
empieza una gira por Estados Unidos y después quiere grabar un disco y después
seguir con otra gira. Y la chica está muy comprometida con su carrera de actriz
en Hollywood que en 6 años no ha despegado. Pero, ¿de verdad no se
pueden coordinar? ¡Joer! ¡Qué hay aviones a todas horas!
Llega el momento ahora de analizar críticamente los sueños
de cada uno de ellos. La chica, treintañera y guapa. Creo que es de Nevada y
hace 6 años decidió colgar la carrera de derecho y marcharse a Hollywood para
trabajar de camarera durante el día y asistir a fiestas durante la noche para intentar que un buen productor la descubra. El sueño americano clásico. Chica sin estudios pero con
un buen culo y un buen corazón y dotes naturales para la interpretación, que pretende
triunfar como actriz.
Pero, alma de cántaro… ya que dejas la carrera de derecho
¿no podías haber empezado la de arte dramático? Si tenías dinero para pagarte
una carrera, ¿no te podías pagar la otra? Nos encontramos en esta película con
una mujer del siglo XXI que toma la misma decisión que una mujer de mediados de
los años 1950, cuando no estaba muy bien visto que las mujeres entraran en la
universidad. Pero, ¿es que no hemos avanzado nada en 70 años? ¿Es que sólo
puede haber dos alternativas, o camarera o estrella de Hollywood? ¿Es que no
hay teatros en Nevada, en Dakota del Norte, en Dakota del Sur o dónde sea? ¿Es
que sólo existe Hollywood?
El sueño del chico. Treintañero, yo no diría que guapo, pero
sí con mucho talento. Es un buen músico de jazz que ha tenido un tropiezo
económico y malvive tocando Jingle Bells,
dando tumbos hasta que pueda volver a montar su propio local. Se pasea por
las calles de Hollywood añorando la época dorada de los clubes de jazz. Está profundamente
enamorado de un club clásico que ha cerrado y se ha reconvertido en, ¡oh, gran
herejía!, un local de salsa y tapas. ¡Increíble!
Sí, un local de salsa y tapas. Supongo
que para un purista como él no puede haber mayor desazón, salsa y tapas, en lugar de whisky, humo y decadencia.
Yo les dejo aquí mi alternativa a los guionistas por si pensaran en reescribir este musical. Yo, si hubiese sido la chica, me hubiera ido de gira con el chico y le hubiese hecho los coros. Además como soy actriz y también tengo talento para escribir hubiese escrito una serie de monólogos sobre la vida itinerante de los músicos y los hubiera representado en alguna sala aprovechando la gira. Me hubiese dedicado a absorber la mayor cantidad de experiencias para poder ponerlas en escena más tarde y hubiese ahorrado un dinerito para, dentro de dos años, poner mi propio local-club de jazz-pequeño-teatro, donde martes, jueves y sábado representaría mis monólogos y miércoles, viernes y domingo mi chico tocaría con su banda de jazz. El lunes descansaríamos. Eso sería triunfar.
Al principio la película funciona, pero empieza a tomarse tan en serio a sí misma que termina siendo muy pesada. Al final sólo ves a treintañeros ñoños y
atocinados, persiguiendo el sueño de ganar mucho dinero a cualquier precio. Totalmente
sometidos a las reglas de hierro del capitalismo más rancio, convertido en una
religión que todo lo engulle, aunque en lugar de sacrificar un animal ante el
altar del becerro de oro se sacrifican ellos mismos, sólo un poquito. Esa agonía
de pensar que sólo hay dos opciones en la vida, el hondísimo abismo del fracaso
y la altísima cima del éxito, me resulta absolutamente insufrible y no me
extraña que dé como resultado una sociedad de trastornados bipolares.
La película se plantea como un homenaje a los
clásicos y lo cumple a rajatabla, pero le hubiese venido bien algo de
innovación porque si no, tanto homenaje parece más bien una excusa para paliar
la poca imaginación del director (no puedo afirmarlo porque no he visto más
películas suyas). Sé perfectamente el momento en que, para mí, la película se
hunde o mejor dicho se quema: durante la cena romántica. El chico viaja mucho y
la chica le ve poco. Una noche el chico vuelve para estar con ella apenas unas
horas y prepara una cena romántica que obviamente termina en discusión y con el
pollo abrasado en el horno. ¡Qué previsible!
Conclusión, y siento decirlo, me parece que la película tiene tanta emoción como una botella de champán bueno esbafada. Sobre todo cuando los protagonistas se
reencuentran a los cinco años e imaginan como hubiera sido su vida si hubieran seguido juntos y…
resulta que hubiese sido igual, excepto que en lugar de una hija hubieran
tenido un hijo, ¿¿¿????? Soy hipercrítica, lo sé.
Dirección y Guion: Damien Chazelle
Música: Justin Hurwitz
Fotografía: Linus Sandgren
Intérpretes: Emma Stone, Ryan Gosling.
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