Ya hace unos meses que terminó la XXIV Temporada de Conciertos de
Primavera en el Auditorio de Zaragoza y la hecho de menos. En verano, no tengo
previsto (a no ser que alguien me invite) ir a ningún otro concierto.
En éste, el programa era muy atractivo. Beethoven y Rachmáninov, el inicio y el final de la
música romántica; ambos excelentes compositores, pianistas y directores de
orquesta. Rachmáninov nació en Rusia en 1873 y comenzó sus estudios de música
cuando todavía era niño. Después de la Revolución Rusa se instaló
definitivamente en Estados Unidos, donde ya era un músico famoso.
Concierto para piano y orquesta nº 2
Fue siempre muy perfeccionista y exigente consigo mismo y
quizá fue esto lo que le condujo a una fuerte depresión, cuando su obra no fue
bien recibida por el público. Después de una grave crisis compuso su pieza más
famosa, el Concierto para piano y
orquesta número 2 que hace ya bastantes años también escuché en el
Auditorio. Me pareció conmovedor, sutil e intenso al mismo tiempo. Desde
entonces he procurado conocer mucho más su obra.
Concierto para piano nº 3, en Re m, Op. 3
En esta ocasión la Orquesta de Cadaqués dirigida por
Vladimir Ashkenazi interpretó el Concierto
para piano nº 3, en Re m, Op. 3 y el solista fue Denis Kozhukhin, al que ya
había visto en un concierto dedicado a músicos rusos, en el mes de marzo. El Concierto nº 3 tiene fama de ser de los
más exigentes para un pianista y fue el mismo Rachmaninov quien lo interpretó
el día de su estreno, en 1909. Para mí, sin embargo, no tiene la expresividad,
la nostalgia ni la melancolía teñida de furia del Concierto nº 2.
La segunda parte del concierto se dedicó a la Sinfonía nº 6
en Fa, Op. 68 “Pastoral” de Beethoven. La crítica considera que esta obra
inicia la transición del autor del clasicismo sereno al romanticismo más desatado.
Sus primeras notas transportan a un mundo bucólico y tranquilo que se verá
sorprendido por una tempestad, para resurgir posteriormente. La obra fue
compuesta en 1808 y se estrenó ese mismo año. Por entonces, Napoleón se paseaba
por Europa ganando batallas. Aunque Beethoven había sentido cierta simpatía por
Napoleón, porque combatía el absolutismo monárquico, dejó de creer en él cuando
se coronó emperador.
Sinfonía nº 6 en Fa, Op. 68 “Pastoral”
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