Giorgio de Chirico fue el creador de la pintura metafísica,
en la década de 1910 y ejerció una gran influencia en el movimiento surrealista.
Son unas pinturas inquietantes porque a pesar de tratarse de la representación en
un espacio geométrico sin existencia humana, existe una gran vitalidad. Como si
las personas que alguna vez hubiesen habitado ese espacio dejasen para siempre
su energía y su impronta. A veces están presentes maniquíes con ciertos rasgos
humanos. Surgieron de una visión o un sueño que el autor tuvo antes de la I
Guerra Mundial.
Autorretrato 1960. de su etapa neobarroca |
También desarrolló esta pintura metafísica en interiores. Los interiores metafísicos son bodegones geométricos, donde dominan las líneas rectas, los colores planos y las sombras. Pero nuevamente el color domina la escena y la dota de una gran fuerza. Son cuadros que representan cuadros situados cerca de una ventana y que despliegan toda su narrativa
Interior metafísico con óvalo negro c.1968 (firmado 1958) |
Después de la I Guerra Mundial trabajó en un estilo más realista, neoclásica y neobarroca, pero sin perder su sello personal. Sin embargo, durante los años 1960-1970 fue cuando empezó a utilizar de nuevo la pintura metafísica. No sé si trató de recrear cuadros que se habían perdido o dar una nueva interpretación a esa pintura metafísica. El caso es que varias de las pinturas de esta exposición lo hacen constar en las cartelas. Por ejemplo, este Trovador c.1972 (firmado 1938), un maniquí sin vida, pero con unas piernas claramente humanas. ¿Es una broma del autor o quiso retomar su primera inspiración que le ofreció muchos más éxitos que las posteriores?
Trovador |
Otro ejemplo es Las
máscaras de 1962, que reinterpreta un tema de 1918, Las musas inquietantes y que, como en Los arqueólogos, las figuras deshumanizadas parecen querer hablar y
relacionarse. Se acercan y parece que susurran y se acarician. ¿No son más humanas
que los humanos?
De Chirico fue también escultor. Y esta es la pieza que más
me ha gustado de la exposición. Los
arqueólogos de 1968, son dos hombres sentados en un sofá y que albergan en
su regazo las ruinas de una ciudad. Claramente desproporcionados y con sus
cabezas levemente inclinadas, dan la sensación de estar compartiendo
pensamientos.
Existe otro de Chirico que se aleja de la pintura metafísica
y reinventa otras tendencias, imitando o casi copiando a grandes maestros. No
parece que sea el mismo pintor: la voluptuosidad de las náyades recuerda a
Rubens o la placidez del paisaje copia claramente a Canaletto. ¿Sería un gran
bromista?
Bañistas en la fuente o Náyades bañándose. Detalle |
Venecia, isla de San Giorgio |
Las sibilas. Pintura y escultura. |
Estas dos piezas me parecieron una auténtica sublimación de lo kitsch, con esos pelucones y tantos drapeados. Sin embargo, no dejan de tener su encanto. Yo vi la exposición en CaixaForum Zaragoza, aunque ya no
está disponible allí. El montaje simulaba una de las plazas metafísicas y fue
un placer visitarla sin que hubiera nadie más. Era la atmósfera perfecta para
los cuadros de de Chirico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, deja tu comentario