miércoles, 13 de febrero de 2019

Ensayo: En el café de los existencialistas de Sarah Bakewell (2016)


La autora.-
Ella afirma que empezó a escribir porque desde muy joven viajó con sus padres en una caravana. Emigraron a Australia para volver después a través de las islas del Pacífico y del sudeste asiático. Antes de la adolescencia casi había dado la vuelta al mundo. Después, ya en Europa se licenció en Filosofía. Trabajó en varias librerías y empezó a escribir. Otras obras suyas son: The Smart, Cómo vivir: una vida con Montaigne. 

Mi opinión.-
Me gustaría tener más conocimientos de filosofía para haber disfrutado a fondo este libro. Decir que un ensayo de filosofía es divertido puede parecer extraño pero éste lo es. La autora ha sabido combinar diferentes niveles de escritura perfectamente.

Simone de Beauvoir vivió en este edificio. Una placa lo recuerda

La divulgación de la filosofía existencialista, sus antecedentes y sus repercusiones; la crónica de un tiempo excepcional, el ascenso del nazismo, la Segunda Guerra Mundial y la Posguerra; la biografía de los principales personajes y también alguna nota de la biografía particular de la autora. Todo se mezcla perfectamente y todo adquiere su sentido porque, en el fondo, lo que quiere es poner de manifiesto una filosofía vital o una vida impregnada de filosofía, en definitiva una existencia filosófica.

Los cafés de París


Al ocuparse de un individuo concreto, de una existencia concreta, el existencialismo enfatiza la responsabilidad total del ser humano y de ahí, no podía surgir otra cosa que el vértigo y la ansiedad de vivir en este mundo caótico y brutal. Es una filosofía que parte de y busca lo concreto y deja fuera las grandes disquisiciones que no ponen como protagonista al ser humano. Teniendo esto en cuenta, mi pregunta es ¿puede considerarse como uno de sus antecedentes la filosofía de Heidegger que nunca renegó de su condición de nazi? Para mí el nazismo es la destrucción de la existencia del ser humano como individuo. Los intelectuales no se tomaron en serio que el nazismo ganase porque era demasiado absurdo. Lo mismo nos ha pasado ahora con el catalanismo y casi vence. Nunca se puede subestimar al enemigo y nunca podemos pensar que los avances están consolidados.

En el 42 de la calle Bonaparte vivió J.P. Sartre

Partiendo de la existencia humana pura, creo que la lucha personal es la única herramienta para llegar a imponer la justicia. Una de las pocas cosas que he entendido de la filosofía de Heidegger es la influencia del das Man en nuestras vidas. El das Man se puede traducir como el ellos. Que ellos piensen por mí, que ellos decidan por mí; lo aceptaré porque el ellos también está en mí y forma parte de mí. La autora lo llama entidad impersonal que nos roba la libertad de pensar por nosotros mismos. Yo quizá lo llamaría mecanismos de socialización o sesgo de conformidad. Si me acomodo a lo que todos dicen, no tengo que justificarme. Actuar colectivamente es mi única justificación.


Los principales protagonistas de esta filosofía fueron, sin duda, Sartre y Beauvoir. Todavía lo siguen siendo. Se les trató en su vida y también en su muerte como se trataba a las auténticas estrellas de cine o música. Ídolos de masas. Eran diferentes también a la hora de escribir, pensar y filosofar. Sartre más dedicado a la libertad como concepto abstracto y Beauvoir preocupada siempre por los seres humanos, por los sentimientos y pasiones que, a veces, desbordan la propia corporeidad de los seres. Puro existencialismo. Por esto, define El segundo sexo de Simone de Beauvoir publicado en 1949, como la obra existencialista más transformadora de todas… porque se centra en un análisis de las experiencias de las mujeres y sus elecciones vitales (pg. 35).

Funeral de Sartre

Sarah Bakewell también incluye a Albert Camus (si algún día me queda tiempo me gustaría dedicarme a estudiar en profundidad su obra literaria y filosófica), especialmente a su Trilogía del absurdo: El extranjero, El mito de Sísifo y Calígula. Para Camus lo propio de la existencia humana es la decisión constante; decidir si nos rendimos o seguimos. La pregunta sobre el absurdo de nuestra existencia se contesta con esa decisión pura; manifestando una voluntad de seguir o no hacia adelante. Él nunca se rindió y además dejó escrito que Hay que imaginar a Sísifo feliz, aunque viva un absurdo. Quizá esta sea la mayor diferencia con Sartre y Beauvoir y que nazca de sus distintos orígenes sociales. Para ellos, la vida nunca fue un absurdo.

Albert Camus

El pasado invierno vi una representación de Calígula. El hombre, el emperador abrumado por la nada, por el tedio, no encuentra ningún límite a su arbitrariedad; dispone de la vida y la muerte de los demás sin ninguna cortapisa moral. Pero ni siquiera el poder absoluto le satisface. Es un libro exhaustivo pero escrito de una manera tan divulgativa que anima a leerlo, aunque no se tengan grandes conocimientos filosóficos. París y una época fascinante.




En el café de los existencialistas
Sarah Bakewell

Trad: Ana Herrera Ferrer

Ed, Ariel

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