La autora.-
Ella afirma que empezó a escribir porque desde muy joven
viajó con sus padres en una caravana. Emigraron a Australia para volver después
a través de las islas del Pacífico y del sudeste asiático. Antes de la adolescencia
casi había dado la vuelta al mundo. Después, ya en Europa se licenció en
Filosofía. Trabajó en varias librerías y empezó a escribir. Otras obras suyas
son: The Smart, Cómo vivir: una vida con
Montaigne.
Mi opinión.-
Me gustaría tener más conocimientos de filosofía para haber
disfrutado a fondo este libro. Decir que un ensayo de filosofía es divertido
puede parecer extraño pero éste lo es. La autora ha sabido combinar diferentes
niveles de escritura perfectamente.
Simone de Beauvoir vivió en este edificio. Una placa lo recuerda |
La divulgación de la filosofía existencialista, sus
antecedentes y sus repercusiones; la crónica de un tiempo excepcional, el
ascenso del nazismo, la Segunda Guerra Mundial y la Posguerra; la biografía de
los principales personajes y también alguna nota de la biografía particular de
la autora. Todo se mezcla perfectamente y todo adquiere su sentido porque, en
el fondo, lo que quiere es poner de manifiesto una filosofía vital o una vida
impregnada de filosofía, en definitiva una existencia filosófica.
Los cafés de París |
Al ocuparse de un individuo concreto, de una existencia concreta, el existencialismo
enfatiza la responsabilidad total del ser humano y de ahí, no podía surgir otra cosa que el vértigo y la ansiedad
de vivir en este mundo caótico y brutal. Es una filosofía que parte de y busca lo concreto y deja
fuera las grandes disquisiciones que no ponen como protagonista al ser humano.
Teniendo esto en cuenta, mi pregunta es ¿puede considerarse como uno de sus antecedentes la filosofía de Heidegger que nunca renegó de su condición de nazi?
Para mí el nazismo es la destrucción de la existencia del ser humano como
individuo. Los intelectuales no se tomaron en serio que el nazismo ganase porque
era demasiado absurdo. Lo mismo nos ha pasado ahora con el catalanismo y casi vence.
Nunca se puede subestimar al enemigo y nunca podemos pensar que los avances
están consolidados.
En el 42 de la calle Bonaparte vivió J.P. Sartre |
Partiendo de la existencia humana pura, creo que la lucha personal
es la única herramienta para llegar a imponer la justicia. Una de las pocas cosas
que he entendido de la filosofía de Heidegger es la influencia del das Man en nuestras vidas. El das Man se puede traducir como el ellos. Que ellos piensen por mí, que ellos
decidan por mí; lo aceptaré porque el ellos
también está en mí y forma parte de mí. La autora lo llama entidad impersonal que nos roba la libertad
de pensar por nosotros mismos. Yo quizá lo llamaría mecanismos de
socialización o sesgo de conformidad. Si me acomodo a lo que todos dicen, no
tengo que justificarme. Actuar colectivamente es mi única justificación.
Los principales protagonistas de esta filosofía fueron, sin duda, Sartre y
Beauvoir. Todavía lo siguen siendo. Se les trató en su vida y también en su
muerte como se trataba a las auténticas estrellas de cine o música. Ídolos de
masas. Eran diferentes también a la hora de escribir, pensar y filosofar.
Sartre más dedicado a la libertad como concepto abstracto y Beauvoir preocupada
siempre por los seres humanos, por los sentimientos y pasiones que, a veces,
desbordan la propia corporeidad de los seres. Puro existencialismo. Por esto, define
El segundo sexo de Simone de Beauvoir
publicado en 1949, como la obra
existencialista más transformadora de todas… porque se centra en un análisis de las experiencias de las
mujeres y sus elecciones vitales (pg. 35).
Funeral de Sartre
Sarah Bakewell también incluye a Albert Camus (si algún día me queda tiempo
me gustaría dedicarme a estudiar en profundidad su obra literaria y filosófica), especialmente a su
Trilogía del absurdo: El extranjero, El
mito de Sísifo y Calígula. Para Camus lo propio de la existencia humana es la decisión constante; decidir si nos rendimos o seguimos. La pregunta sobre el absurdo de
nuestra existencia se contesta con esa decisión pura; manifestando una voluntad de seguir o no
hacia adelante. Él nunca se rindió y además dejó escrito que Hay que imaginar a Sísifo feliz, aunque
viva un absurdo. Quizá esta sea la
mayor diferencia con Sartre y Beauvoir y que nazca de sus distintos orígenes
sociales. Para ellos, la vida nunca fue un absurdo.
Albert Camus |
El pasado invierno vi una representación de Calígula. El
hombre, el emperador abrumado por la nada, por el tedio, no encuentra ningún
límite a su arbitrariedad; dispone de la vida y la muerte de los demás sin
ninguna cortapisa moral. Pero ni siquiera el poder absoluto le satisface. Es un libro exhaustivo pero escrito de una manera tan
divulgativa que anima a leerlo, aunque no se tengan grandes conocimientos
filosóficos. París y una época fascinante.
En el café de los existencialistas
Sarah Bakewell
Trad: Ana Herrera Ferrer
Ed, Ariel
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