jueves, 28 de febrero de 2019

Cine: La favorita de Yorgos Lanthimos (2018)


Algunas veces los tráileres de películas son bastante, bastante engañosos. Y el tráiler de La favorita es uno de ellos. Al menos, así me lo parece a mí. Promete una película jocosa, una comedia casi de enredos, un triángulo amoroso e intrigas políticas. Lo que se le olvida mencionar es la carga de amargura que lleva. La amargura no es algo nuevo en el cine de Lanthimos. La última película que vi de él, Langosta, bajo un presupuesto bastante surrealista, también estaba cargada de amargura y tristeza. Aquí mi opinión sobre Langosta y Canino.


Basada ligeramente en acontecimientos históricos, relata la relación entre la reina Ana de Gran Bretaña, la última reina estuardo y su valida Lady Sarah Malborough. Esta relación se ve interrumpida por la irrupción de la joven Abigail Hill. El trío de actrices es conocido y reconocido pues han sido nominadas y premiadas ya por estas actuaciones. Esperemos a ver qué pasa con los óscar. Además dos de ellas son habituales en el cine de Lanthimos. No podemos caer, no obstante, en la trampa de que se trata de una película feminista. Más bien trata de esos momentos excepcionales en la historia en los que el patriarcado se viste con faldas y utiliza poco maquillaje. 


Olivia Colman ofrece una reina Ana frágil, abusiva, excéntrica y enferma. Ha sustituido a sus numerosos hijos muertos y abortos por conejos (muy significativo, hubiese sido más habitual sustituirlos por perros) que mantiene en su dormitorio y a los que ha bautizado con los nombres de aquéllos. Padece terribles dolores de gota y accesos de bulimia incontrolables. Sus piernas están llenas de pústulas y apenas puede andar. Tampoco se ocupa mucho más de los asuntos de gobierno.


Lady Sarah Malborough, interpretada por Rachel Weisz, por el contrario es una mujer joven y llena de vida. Ejerce casi de primera ministra y ninguna decisión que afecte al reino se toma sin su consentimiento. Esto es lo que causa verdadero estupor y envidia a los sucesivos primeros ministros; aunque éstos frecuentemente estén más interesados en disfrazarse de petimetres que en gobernar un país en guerra. Es una mujer determinada y vital que haría cualquier cosa por su patria.


Emma Stone es una dulce Abigail, joven y desvalida, que busca su sitio en el mundo. Muy inteligente y entrenada en utilizar sus armas de mujer. Hay tres escenas muy significativas protagonizadas por masturbaciones que dicen mucho más de Abigail que todo los discursos que ella puede dar: todavía se escandaliza, pero sabe cómo utilizar a los hombres y al final claudica a la amargura. Ha nacido noble pero una serie de desdichadas decisiones de su padre la han sumido en la pobreza más absoluta. Tendrá que empezar a trabajar en palacio de criada y no será muy bien recibida ni por unos ni por otros.


Sorprende el lenguaje que utilizan las damas, más propio de una taberna. No recuerdo las frases textualmente pero podían ser así: lady Sarah comenta “me gusta que me meta la lengua” y Abigail cuenta su desdichada vida “mi padre vendió mi coño a un alemán gordo y me las ingenié para convencerle de que las mujeres sangran 28 días al mes”. Y ese es el gran poder que estas mujeres pueden utilizar, sus cuerpos y específicamente sus coños, para poder medrar en la sociedad que les ha tocado. Una sociedad, en guerra contra Francia, mientras que los nobles se divierten con carreras de patos, carreras de langostas o lanzando tomates a un señor gordo y con pelucón que, además, está desnudo y se ríe como un demente.


Teniendo esto en cuenta no extraña que las mujeres quisieran tomar el poder. Sin embargo, me plantea algunas dudas considerar a estos personajes femeninos como mujeres porque todas actúan como harían los hombres. Sobrepasan todos los límites para conseguir su objetivo; son agresivas y conspiradoras, seres amorales que parecen disfrutar con el combate.


Aunque sí que hay una diferencia fundamental con la manera de actuar de los hombres. Las tres mujeres son conscientes de la amargura que conlleva el triunfo, pero también son conscientes de que no pueden parar. Esa es la clave de esta comedia tan amarga.


La película es muy recomendable. El punto de vista bajo de la cámara y los angulares contribuyen a crear una atmósfera irreal, esperpéntica y cómica que tiene su zénit en la escena del baile. Y la música, a veces estridente, a veces dulce, es el contrapunto ideal de las imágenes.



Dirección: Yorgos Lanthimos
Guion: Deborah Davis, Tony McNamara
Fotografía: Robbie Ryan
Intérpretes: Olivia Colman, Emma Stone, Rachel Weisz 

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