miércoles, 6 de febrero de 2019

Cine: Tiempo después de José Luis Cuerda (2018)

Tiempo después, qué pocas cosas han cambiado para las mujeres. Esto es lo primero que pensé cuando vi el cartel de la película, donde tienen incluso menor protagonismo que las ovejas. Es cierto que tampoco para los hombres parecen haber cambiado mucho en el año 9177, mil años arriba, mil años abajo. Pero los hombres siempre han estado en posición privilegiada, incluso los más empobrecidos.


En esta distopía absurda nos enfrentamos a un mundo constituido únicamente por un edificio, el Edificio Representativo para privilegiados con trabajo, y unos arrabales donde subsisten con muchas dificultades el resto de la humanidad. El problema surge cuando los desempleados desarrapados, especialmente uno de ellos, se empeñan en acceder al Edificio Representativo para vender una riquísima limonada y romper el equilibrio establecido y su aparente tranquilidad. Y es que como el conserje dice queda excluida toda posibilidad de vender puesto que si el parado pudiese vender y consiguientemente trabajar se desnaturalizaría en sí mismo.

Los parias de la tierra
Pero en el Edificio Representativo también hay problemas. Celos y envidias, amores no correspondidos, un rey incompetente, una monja y un monje que viven en auténtica recochura, asesinatos y ovejas, muchas ovejas y también una pareja de la Guardia Civil. También hay gente que quiere salir y unirse a los habitantes de los arrabales. En fin, una locura de Cuerda, José Luis Cuerda. Pero que nadie busque compararla con Amanece que no es poco. No tienen nada que ver, ni deben de tenerlo. Amanece ya es un clásico y a Tiempo después le falta eso, tiempo.

El barbero envidioso y asesino

Creo que no es suficiente verla una sola vez; se necesita más tiempo para poder apreciar los diálogos absurdos que, entre el palpable humor, alguna sensatez deben de tener. Cómo si no puede entenderse que todos los parroquianos de un bar se pongan a corear y dar palmas al unísono diciendo: taxidermia, taxidermia, taxidermia. Algún sentido debe de tener.

Las fuerzas vivas del Edificio Representativo

También hay espacio dentro de esta película atípica para la crítica a un tiempo pasado en el que se perdieron grandes oportunidades para el cambio real. Fue esa época que condujo directamente a la situación actual y empezó cuando todos los valores tradicionales de la izquierda cayeron al precipicio por culpa de un desarme ideológico esterilizante y una praxis política insultantemente pragmática… Pues eso, el acabose. ¡La que se puede liar por una limonada!

El rey

Lo mejor de la película: los diálogos y la dirección de actores y también la estética que en algún momento me recuerda a El Gran Hotel Budapest de Wes Anderson. Lo peor: tendré que descubrirlo en el próximo visionado. Es adaptación de la novela del mismo José Luis Cuerda, por si alguien quiere comparar diálogos. Visionado imprescindible. 


Dirección y guion: José Luis Cuerda, sobre su propia novela 
Música: Lucio Godoy
Fotografía: Pau Esteve Birba
Intérpretes: Innumerables

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