En el Palacio de Sástago, la Diputación Provincial de
Zaragoza ha inaugurado la quinta edición de la exposición Joyas de un
Patrimonio. Se trata de dar a conocer los trabajos de restauración del
patrimonio cultural zaragozano, llevados a cabo mediante la colaboración de
varias entidades, durante los años 2011-2019.
Son principalmente obras religiosas, aunque al definir el
patrimonio en un sentido amplio, se ofrecen a la vista del visitante también carteles,
documentos, libros y, esta vez, incluso una momia; en el caso de los bienes
inmuebles, 36 edificios, se ha destinado una sala para albergar fotografías,
planos y explicaciones audiovisuales sobre las intervenciones llevadas a cabo. Son
bienes que pueden datarse desde el siglo XIII hasta el XX.
Entre los 85 bienes provenientes de 41 localidades de toda
la provincia, hay algunos muy interesantes. A mí me ha resultado especialmente
curioso el indicador del reloj viejo del Monasterio de Veruela que seguro que
Bécquer consultaría cuando vivió allí o es muy posible que no porque durante
años la tabla pintada al temple estuvo oculta por una pintura sobre tela. La pintura
sobre tabla es de autor desconocido y respecto a la fecha se puede datar entre 1474
y 1479 y el San Antonio Abad, el óleo sobre lienzo de Francisco Espinosa que la
cubría, está datada en 1563 (en la última línea del libro que lleva San Antonio
puede verse). Supongo que a alguien se le ocurriría aprovechar la tabla como
soporte del lienzo, porque las modas cambian y el antiguo reloj no le gustaría. A mí me parece precioso.
Hay varios retablos góticos y también otros renacentistas.
En el banco del retablo de Santiago el Mayor de la parroquia de Santa María de
Maluenda, hay una pintura que me ha gustado mucho. Es una piedad y aunque el
autor ha colocado la cabeza de Cristo muerto en una posición muy peculiar ha
tenido el detalle y la delicadeza de pintarle la boca entreabierta mostrando
sus dientes y unas lágrimas impetuosas que surgen de los ojos de la Virgen. En
una de las calles hay una escena que no he conseguido identificar. Un personaje
lanza libros a un río. Maldito sea. Es un retablo atribuido a Benito Arnaldín,
de 1430-1445.
En el retablo de la Virgen de la Corona de la parroquia de
Santa María la Mayor de Erla, el detalle simpático está en las cerezas que
cuelgan de la oreja del niño regordete y en el puñado que la propia Virgen
lleva para darle. También los ángeles músicos y cantores que rodean a la Virgen
con sus alas de múltiples colores. Hay que fijarse también en la alfombra sobre
la que reposa el sillón de la Virgen. Parece una cenefa de adorno y aunque yo
no sabría identificar qué es lo que pone, creo que se trata de árabe, escritura
cúfica. Está pintado con tanto detalle que reproduce exactamente la textura de
la alfombra. Es de Tomás Giner y Arnault de Castellnou, 1465-1466.
El último de esa misma época es el de Santa María la Mayor,
de la parroquia del mismo nombre de Tosos. Perteneciente al taller de Blasco de
Grañén y fechado entre 1457-1458. Con las escenas de la vida de la Virgen hasta
la dormición, donde vemos claramente cómo el alma se le escapa y vuela hacia su
hijo.
También hay obras barrocas de las que me llama mucho la
atención los cielos revestidos con nubes tan sólidas que parecen nata batida y
que se abren para comunicar la eternidad y la tierra. Como ejemplo este retablo
de San Joaquín, San José y el Niño Jesús, de mediados del siglo XVII de la
parroquia de San Miguel Arcángel en Fuentes de Ebro.
Otra pieza muy interesante es la Divina Pastora que
representa a la Virgen María, sola o con el Niño Jesús, pero siempre acompañada
de su rebaño de ovejas. Pertenece a la parroquia de Nuestra Señora de la
Asunción de Badules y es atribuida a Fray Manuel Bayeu, último cuarto del siglo
XVIII. Fue cartujo y un pintor muy importante en su época. Después los Bayeu quedaron
oscurecidos por la genialidad de Goya, su cuñado, pero últimamente se están
revalorizando de nuevo y con toda la razón. No se ve muy bien en esta pintura
pero una de las ovejas que se ha alejado del rebaño y es atacada por una bestia
esta balando, Ave María, y acude en
su auxilio el arcángel San Miguel.
También llama la atención este cuadro atribuido a Pedro
Urzanqui de 1636 de Santo Domingo de
Guzmán con la imagen orante de Luisa de Gurrea y Aragón, duquesa de
Villahermosa y condesa de Luna. Y llama la atención por el detalle en la
reproducción del atuendo y las joyas de la duquesa. Diamantes negros que
contrastan con la palidez de su piel. Actualmente está en la parroquia de
Nuestra Señora de los Ángeles de Pedrola.
Paisaje rocoso con un
pastor de Carlos de Haes, 1866, me ha recordado que podría haber sido cualquiera
de mis bisabuelos o tatarabuelos de los que no queda memoria. Es triste. Hay muchas otras obras de las que disfrutar. En el Palacio
de Sástago, Coso 44, Zaragoza; hasta el 23 de junio de 2019.
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