Luis Buñuel nació en Calanda, en el Bajo Aragón, en la Ruta
del Bombo y el Tambor, pero su infancia y adolescencia las pasó en Zaragoza.
Aquí fue al colegio, a los Jesuitas del Paseo de Sagasta, y recibió una
estricta educación. Igual que Alfred Hitchcock, pero éste en Londres. Casualidades.
Su padre había hecho fortuna en Cuba, de tal manera que,
cuando Cuba se independizó de España volvió a Calanda y se casó con una
jovencilla (le llevaba casi 30 años). Leonardo, así se llamaba, esperaba que su
hijo mayor, Luis, se hiciese cargo de todos sus negocios. Pero el hereu estaba más interesado por la
literatura, la fotografía y el incipiente cine. Leonardo también había tenido
sus veleidades artísticas y se había aficionado a la fotografía. Pero era eso,
una afición, nunca se imaginó siendo de profesión fotógrafo.
Ramón Acín |
Sin embargo, su hijo sí. Sí que quería desarrollarse
profesionalmente como un artista. Ya desde niño organizaba funciones teatrales
con una linterna mágica que su padre le había regalado. Esta vocación fue lo
que les separaría. Luis siempre quiso que su padre estuviera orgulloso de él,
pero Leonardo esperaba otra cosa. Esta frustración emocional tiene su
protagonismo en esta película de animación. El padre está presente en la vida
de Luis aunque ya había muerto, está personificado en una pistola que el
director de cine llevaba siempre consigo. El deseo de agradar a los padres y a
las madres es algo que nunca nos abandona, pero que no todos conseguimos.
Luis Buñuel acarreó también esa frustración y resentimiento contra
la religión católica, supongo que por su educación severa que quedaron patentes
en sus primeras películas. Cuando ya estaba trabajando en París, sus películas
surrealistas no fueron muy bien recibidas y sufrió una especie de boicot por
ser blasfemo e inmoral, de manera que nadie quiso financiar más su cine. Volvió
a España con la intención de “dar algún sablazo” a sus amigos, pero era demasiado
comedido para ello.
En Huesca se reunió con su amigo Ramón Acín, escultor,
pedagogo e intelectual anarquista que, aun andando escaso de dinero, le
prometió financiar su próximo proyecto si le tocaba la lotería. Ramón Acín se
merece mucha atención por su gran talento interrumpido por su fusilamiento en
los primeros días del golpe de estado de 1936. Aparte de sus obras anteriores,
quedaron como legado de Ramón Acín y su esposa Concha Monrás, dos hijas, Sol y
Katia, una poetisa y una pintora grabadora. No está mal, pero si no hubiesen
sido fusilados quedaría de ellos mucho más.
Así que Buñuel, consiguió en Huesca el dinero que necesitaba
para llevar a la pantalla un guion de Pierre Unik, sobre un estudio del
antropólogo Maurice Legendre, que se llamaría Las Hurdes: tierra sin pan. Se eligió este título porque los hurdanos
no conocían el pan. Conocían la pobreza, la miseria, el hambre y las
enfermedades, pero no conocían el pan.
Hurdanos |
Esta película cuenta cómo se desarrolló el rodaje. Los
agobios de Ramón Acín, en su papel de productor; el malhumor y las salidas de
tono de Luis Buñuel; la incredulidad de Pierre Unik y el fotógrafo Éli Lotar. Y
sobre todo, las vidas, la ignorancia y la ingenuidad de los hurdanos.
La película se rodó entre abril y mayo de 1932, está
clasificada como falso documental y apenas dura 27 minutos. En su primera versión
era una película de cine mudo, pero en 1935 se añadió una voz en off en francés
que la hizo más asequible para el público; en España Paco Rabal puso la voz. Este documental hizo que Buñuel se
distanciase del surrealismo y empezase a considerarlo como una aventura para
señoritos como Dalí. Inició así su etapa como cineasta social aunque algunas de
las imágenes de este documental puede asimilarse estéticamente todavía al
surrealismo.
El estreno en España supuso un gran fracaso porque las
autoridades de la II República no querían admitir ni mucho menos mostrar al
mundo que todavía existía ese nivel de miseria en España. En Francia, tampoco
fue mucho mejor por la radical crudeza de las imágenes. Una crudeza que, se
dice, Buñuel se encargó de potenciar. En la escena del burro “comido” por las
abejas, Buñuel untó de miel al burro para atraer todavía más picotazos; y en la
escena de la cabra montesa que se despeña se puede ver el humo de la escopeta recién
disparada con la que el mismo equipo de rodaje la mató. Para ser justos con
Buñuel habría que decir también que, a pesar de que se le exigió retirar de los
títulos de crédito al fusilado Ramón Acín, en los años 1960 cuando se
reestrenó, volvió a incluirlo y dio a sus hijas huérfanas el dinero
correspondiente.
Todavía es una película que genera muchas suspicacias, especialmente entre los hurdanos. Pero es nuestro pasado y hay que asumirlo. Es una adaptación fiel de la
novela gráfica publicada por Fermín Solís e incluye también fragmentos de la
película original. Además es todo un acierto que la voz de Luis Buñuel sea
interpretada por el actor zaragozano Jorge Usón, con un acento aragonés
contundente. Muy recomendable.
Dirección: Salvador Simó Busom
Guion: Eligio R. Monterio, Salvador Simó Busom (cómic de Fermín Solís).
Música: Arturo Cardelús
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, deja tu comentario