lunes, 13 de abril de 2020

Novela: Lágrimas en la lluvia de Rosa Montero (2011)

La autora.-
Es periodista y escritora y, en su juventud, trabajó como actriz en algunos grupos de teatro independiente. Publica regularmente colecciones de sus artículos aparecidos en prensa, libros de cuentos y novelas. También ha recibido reconocimientos en el ámbito académico y docente y algunas de sus obras han sido adaptadas a teatro y cine. Ha sido Premio Nacional de las Letras Españolas en 2017. Parece que ahora se está preparando una serie de TV con la trilogía de Bruna Husky. Otras obras suyas: Crónica del desamor, La carne, El corazón del tártaro

Mi opinión.-
Apenas me ha costado 15 días terminar las tres novelas protagonizadas por Bruna Husky. Así de absorbente ha sido su lectura. Lágrimas en la lluvia, El peso del corazón y Los tiempos del odio son los tres títulos publicados hasta ahora.

Esta es Bruna Husky
En una entrevista escuché a Rosa Montero decir que le gusta la literatura resbaladiza, es decir, aquélla que queda enmarcada como un determinado género pero que, al mismo tiempo, lo desborda. Esta novela sería un ejemplo muy claro. Es una novela, aparentemente, de ciencia ficción pero también la más realista que ha escrito la autora; puede funcionar como novela negra y como novela de crítica social; y, por supuesto, es una novela de crecimiento y de reflexión sobre la identidad y el alma humanas porque, en definitiva, aborda la cuestión crucial de qué es lo que nos hace ser humanos. Es también una reflexión sobre la democracia y sobre el problema de sustituirla por otra cosa.

Madrid, año 2109

En esta primera novela la autora nos introduce en el mundo del siglo XXII, año 2109, de una manera muy original. Será Yiannis, un viejo herido, desencantado e inocente, amigo de Bruna y editor del Archivo Central de los Estados Unidos de la Tierra, quien, al facilitarnos el acceso a la historia política y social del país, detectará que alguien está tratando de reescribir esa historia.

Yiannis, fiel amigo y colaborador
El mundo se está recuperando de las guerras robóticas pero sigue siendo muy inestable. Los Estados Unidos de la Tierra han sustituido a la conflictiva división en estados conocida desde el siglo XVII. Eso no quiere decir que el mundo sea mejor, ni más justo. El aire es irrespirable y se debe de pagar por él; se necesita una autorización para tener coche propio porque el combustible es muy escaso y porque, para los grandes desplazamientos, existe la teleportación; las aceras se han sustituido por cintas rodantes para que los ciudadanos puedan ir más deprisa hacia no se sabe dónde.

El tatuaje y las pupilas verticales
Hay una verdadera obsesión por la salud y por mantenerse joven; la cirugía estética es obligatoria y la seguridad social ha sido sustituida por carísimos seguros privados. Junto a los humanos y los tecnohumanos hay también otros seres extraterrestres sintientes. Pero en realidad, existen todas las formas posibles de discriminación, abuso y violencia aunque, eso sí, amplificadas por la tecnología. Y especialmente sigue existiendo la amenaza del fascismo, allí donde los ciudadanos empiezan a estar cansados de la corrupción democrática.

La complicada relación con Paul Lizard
En ese mundo que parece no haber mejorado nada, Bruna Husky es una tecnohumana, una replicante, una androide o despectivamente una muñeca. Ha nacido de un cultivo de células madre (hasta la tercera novela no sabremos quién ha sido la donante-madre genética de Bruna y será una verdadera sorpresa); genéticamente mejorada para superar a los humanos en todo, especialmente en las tareas  más peligrosas (en Blade Runner, la película que dio origen a los replicantes y que recibe un homenaje en el título de esta novela, se les definía como más humanos que los humanos).

El sexo como ansiolítico o ¿será algo más?
Estos replicantes nacen ya como adultos después de unos pocos meses de gestación y con unos implantes de memoria sobre su infancia que constituyen su identidad básica y que contribuyen a hacerlos más estables. Pero Husky es especial. Es una sofisticada tecnohumana de combate que ya ha cumplido con los dos años obligatorios de milicia y puede desarrollar su vida libremente. La gran diferencia entre humanos y tecnohumanos es que éstos últimos saben la fecha exacta de su muerte. Sólo pueden vivir 10 años. Ese es el contrato que les ha sido impuesto.

Oli y su bar hacen pensar inmediatamente en el Café de Rick, Casablanca.
Decía que Bruna Husky no es una replicante más. Ahora trabaja como detective privado pero tiene inquietudes que el resto de los androides ni siquiera se plantea. Su memorista, el ingeniero que diseña los recuerdos artificiales para los tecnohumanos, ha hecho un trabajo excepcional. Le han implantado recuerdos que suscitan sus dudas existenciales, la angustia de vivir y la agonía de conocer la fecha de su muerte. Ha vivido una gran historia de amor y pérdida. En definitiva, puede apreciar el goce y el sufrimiento, es decir, una  vida más completa, de otra manera mucho más profunda que el resto de replicantes. Pero el hecho de no poder escapar de su obsesiva cuenta atrás la hace ser mucho más rabiosa y violenta.

Pablo Nopal, el memorista, ¿es su creador o es ella misma?
En esta novela deberá investigar una trama internacional que, mediante la implantación de memas ilegales, provoca el enloquecimiento de los replicantes y su  utilización como bombas para atentar contra los humanos. Parece que hay alguien muy interesado en resucitar las guerras robóticas y el enfrentamiento entre seres sintientes. En el transcurso de su investigación, Husky irá incorporando en su vida a seres tan necesitados de amor y atención como ella misma, conformando una sólida troupe familiar de desarraigados. Un thriller existencial muy recomendable.

Maio, el bicho
Las fotografías pertenecen a la adaptación al cómic, guion de Damián Campanario Hernández. No me imaginaba a Bruna Husky exactamente así pero, en la tercera novela, quizá pueda cambiar de aspecto.

Rosa Montero
Lágrimas en la lluvia
Ed. Seix Barral


                            



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