miércoles, 8 de julio de 2020

Memorias: Le Coeur à rire et à pleurer (1999)

La autora.-
Maryse Condé es una escritora francesa nacida en la isla antillana de Guadalupe. Feminista y decidida difusora de la cultura afroamericana. En 2018, recibió el Premio Right Livelihood de literatura, más conocido como Nobel Alternativo. Es doctora en literatura comparada por la Sorbona y ha enseñado en universidades de Guinea, Senegal, Berkeley, la Sorbona y también en la Universidad de Columbia en Nueva York. Se ha publicado en castellano su segundo libro de memorias, La vida sin maquillaje, pero todavía no se ha publicado ninguna de sus novelas. 


Mi opinión.-
Maryse Condé ha sido todo un descubrimiento para mí. Y considero que puede estar perfectamente relacionada con Toni Morrison y su universo literario. Las dos autoras son exponentes esenciales de la literatura afromericana, aunque esta literatura pueda estar expresada en inglés, francés o castellano.

Este es un libro de memorias. La autora lo subtitula como Cuentos reales de mi infancia y así son, recuerdos de infancia, a veces reelaborados y trufados de imaginación, y la evocación de un mundo ya perdido, especialmente con las muertes de su hermano Sandrino y de su madre. Ella fue la última de ocho hijos y cuando nació alguno de sus hermanos ya era adulto e, incluso, se había independizado del hogar familiar, manteniendo una relación muy distante con ellos. Pero no fue así con Sandrino, su alma gemela, el joven encargado de aclarar sus dudas de infancia, al menos, hasta su temprana muerte cuando estudiaba en París.

La autora recurre a recuerdos trascendentes de su infancia a los que pudo dar significado en su vida de adulta. Son recuerdos que tienen a su madre como protagonista y la, a veces, muy difícil relación con ella. Condé nació en una familia burguesa de la Guadalupe. Su padre, ya jubilado, había sido funcionario y su madre era una institutriz, nacida de una mulata soltera y analfabeta, que pudo estudiar gracias a becas y premios y su gran inteligencia. 

Ambos se sentían plenamente asimilados en la cultura francesa. Muy distantes de los mulatos y de los negritos de clase baja. Disfrutaban de estancias en Francia, en las que no querían ser conscientes de las diferencias y discriminaciones raciales y educan a sus hijos ocultándoles las consecuencias de la esclavitud.

Maryse Condé será una niña rebelde que, sin embargo, no querrá hacer sufrir a su madre. También tendrá, como los personajes de Ojos azules de Toni Morrison, a Shirley Temple como ideal de belleza. Y, a pesar, de su rebeldía un juego infantil con una niña blanca le hará sospechar que el mundo no es como ella pensaba. Más tarde será considerada como una mujer junco. Una mujer que puede inclinarse ante las adversidades pero que jamás llegará a romperse por ello; una mujer con las raíces poco profundas para poder desplazarse y asentarse en otras tierras en busca de su lugar en el mundo. 

En la Guadalupe de los años 1940 y 1950, los negros se ocupan de los negros, los mulatos sólo se relacionan con mulatos y los blancos se relacionan con blancos. Toma conciencia también de que las diferencias raciales son potenciadas por las diferencias de clase y que es mucho más elegante hablar francés que criollo. Pero aunque empieza a considerarse como una peau noire-masque blanc, hasta que no llega a estudiar a París, siendo una adolescente, no se encontrará con estudiantes de origen africano y con profesores blancos que, a veces brutalmente, le expliquen su herencia representada por “la degradación del África transportada al nuevo mundo” o como la llamaba su profesora Mme Épée una “africana destribalizada”. Entonces comenzará su toma de conciencia y el descubrimiento de su verdadero origen que dejará plasmados en un segundo libro de memorias que todavía no he tenido oportunidad de leer. Muy recomendable. 



Le Coeur à rire et à pleurer
Maryse Condé

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