Esta es una película verdad. Sí, una película verdad. Una película que no necesita artificios. Es una
película de paseantes que, a veces, te hacer recordar la trilogía de Richard
Linklater, Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer. Son unos personajes que te puedes encontrar
a la vuelta de la esquina o a la entrada del parque. Unos personajes en los que
te puedes reconocer perfectamente. No en uno o en otro, sino en reacciones de
cualquiera de las tres mujeres. Impresionantes las tres actrices protagonistas.
Encarnan a tres mujeres en un momento vital complicado.
Alguna de ellas se resigna pero otras no. Todas pasan de los 50 años. Pero son
atractivas, vitales, graciosas, profundas e invisibles para los hombres. Por lo
menos, para los hombres que ellas querrían. Son unas paseantas que hablan sin
censura, sin pelos en la lengua y con mucha contundencia, pero también con
mucha lealtad y amor entre ellas. Una cosa que me gusta mucho de esta película es que se centre en ese momento semanal en el que las tres mujeres pueden ser sinceras entre ellas y consigo mismas, o no.
Yo puedo perfectamente identificarme con cada una de ellas.
Nathalie Poza interpreta a Amelia, vestida siempre de rosa clarito. Es una ingenua que trabaja en un vivero y
que, tras dos relaciones fallidas, se acaba de emparejar con un hombre y su
hija adolescente. Esta mujer tiene graves problemas para vivir sola. Siempre ha
tenido que estar emparejada aunque sus parejas no le aportasen mucho. Pero es
que este último hombre, además de aportarle poco, le da quebraderos de cabeza.
Él no, su hija adolescente. Una adolescente que no ha digerido bien la
separación de sus padres, que considera a la nueva pareja de su padre una
enemiga y una bruja que ha roto su familia y que, por consiguiente, se consagra
a hacerle la vida imposible. Claramente, la niña le come el terreno a la adulta
y ésta no sabe cómo reaccionar. Bueno, sí. En realidad, sabe perfectamente cuál
va a ser su reacción. Retirarse para que la niña no se sienta molestada ni
amenazada. ¿A quién no le ha comido el terreno alguien alguna vez?
Julia, el papel que interpreta Adriana Ozores es, a priori,
el de mujer sensata. Vestida siempre de negro. Es adulta, responsable, profesora de matemáticas que no tiene
ganas de meterse en ningún lío. Y, precisamente, esto es lo peor. Su falta de
ganas de vivir. Está acomodada a su situación aunque no le gusta. No le gusta
su trabajo, no le gusta su marido, no le gusta su vida, no le gusta la vida de
los demás, no le gustan sus alumnos adolescentes. Ni siquiera la pobre niña que
le llamó por teléfono antes de suicidarse. Julia da lecciones a las demás sobre
cómo deben comportarse pero ella no sabe qué hacer con su vida, por eso no hace
nada. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez?
Por último, Emma Suárez es Elsa, vestida de rojo o de azul, depende del día. Una ejecutiva agresiva y
exitosa. Guapa y segura de sí misma que empieza a notar que pierde su
atractivo. Además, ha sido consciente por primera vez de que no cobra lo mismo
que sus colegas que trabajan en iguales condiciones y que, además, al protestar
por esta situación sólo ha recibido burlas. Elsa es obstinada y se ha empeñado
en seducir a su jefe. En realidad piensa, acertadamente, que su jefe quiere
tirársela pero no se atreve a decírselo. Por eso y por no reconocerse a sí
misma que está empezando a perder atractivo sexual, es capaz de perder su
trabajo. Es acusada de acoso y como no quiere dar su brazo a torcer, la
despiden. ¿Quién no ha seguido su instinto o su orgullo hasta las últimas
consecuencias?
Las tres amigas se reúnen todos los jueves a la entrada del
parque para caminar. Allí cada una habla de sus cosas y surgen los consecuentes
rifirrafes. La situación se altera. Surgen silencios incómodos e inseguridades.
A veces, alguna de ellas falla. Pero al final saben, y nosotras también, que la
semana siguiente podrán seguir contando con el apoyo y la sororidad, no exenta
de críticas, de las otras. Puro feminismo.
El cuarto personaje es la primavera en el parque. Los
arbustos y las plantas en pleno estallido. La hierba verde y fresca. Los
paseantes que se cruzan y ninguno se para. El sol, a veces, hiriente pero
siempre iluminador. En fin, la vida. Tener a las tres protagonistas caminando
constantemente por el parque, le da a la película una apariencia muy fluida y, engañosamente,
sencilla pero, en realidad, disecciona temas candentes con una gran delicadeza
y firmeza. El miedo a la soledad, el miedo al compromiso, el miedo a perder
ventajas. El miedo, siempre el miedo.
El guion es muy preciso y las interpretaciones
espectaculares. La puesta en escena es muy original y todo ello hace que la película
sea muy interesante y, que además, nunca, se deje vencer por el pesimismo. Al
revés. Y, para quien diga que en la película no pasa nada, habrá que hacerle
notar que en la película pasa la vida real; la vida de tres cincuentañeras. Y para aquéllas que tienen miedo de cumplir los 50, les diré que, a veces, ser invisible es una bendición. Las mujeres y sus superpoderes. Muy
recomendable.
Dirección: Gracia Querejeta
Guion: Santos Mercero y Gracia Querejeta
Música: Federico Jusid
Fotografía: Juan Carlos Gómez
Intérpretes: Emma Suárez, Adriana Ozores, Nathalie Poza.
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