El autor.-
Patrick Cockburn ha sido corresponsal en Oriente Próximo
para el Financial Times y actualmente
para The Independent. También ha
escrito obras sobre la historia de Iraq. Premio Martha Gellhorn de periodismo
2005 y Premio Orwell en 2009.
Mi opinión.-
Antes de comentar lo que me ha parecido el comentario del
libro tengo que decir que la traducción es absolutamente infumable. No entiendo
como una editorial del prestigio de Ariel, ha podido cometer un error así. No
es que se utilicen americanismos (me parece muy bien y muy acertado que se
utilicen porque enriquecen y renuevan giros y vocablos), pero es que se
utilizan estructuras gramaticales traducidas literalmente del inglés y que en
castellano chirrían, errores como hablar de la ley sharia (pg 24) o considerar
que Gen (abreviatura de general) es
parte del nombre de unos militares iraquíes (pg 32) o traducir concrete (hormigón o cemento) por concreto (pg 79).
Por lo demás el libro es fabuloso. Es breve pero muy
clarificador. En estos últimos años ha surgido (aparentemente de la nada, al
menos para el gran público) un grupo terrorista nuevo con características muy
diferentes a las del resto. Daesh o Estado Islámico de Iraq y Levante o ISIS, tiene de especial
que pretende fundar un nuevo estado. Si consideramos que lo primordial para
configurar un estado es controlar un territorio, ISIS ya lo ha conseguido. Para
terror nuestro y especialmente de la población civil que está sufriendo una
masacre, una parte considerable de Siria e Iraq están bajo el control militar de
su ejército; un ejército que no es improvisado ni está mal equipado. Para Cockburn éste es
el acontecimiento geopolítico más importante en la zona desde el Acuerdo
Sykes-Picot que estableció las zonas de influencia occidentales (francesa y
británica) en Oriente Próximo después de la I Guerra Mundial.
Sin embargo, parece que Occidente no se había dado cuenta de
la magnitud de esta amenaza. En el mes de marzo hice un curso intensivo sobre Viejos y nuevos conflictos armados y
allí el ponente nos habló también del origen de ISIS, coincidiendo con Cockburn
en que sus padres, al menos adoptivos, están en Arabia Saudí. Son las monarquías
del Golfo y Turquía. Es que, a veces, los occidentales tenemos demasiados
complejos de culpabilidad, debe ser por estar inmersos en una cultura
mayoritariamente cristiana, para la cual ya nacemos manchados por el pecado. Olvidamos
que los países árabes, lógicamente, también tienen sus rivalidades y revanchas pendientes.
Con la caída del Sha de Irán, Occidente buscó un nuevo socio
en la zona y eligió a Sadam Hussein, dictador iraquí, facilitándole un gran apoyo político,
económico y militar, hasta que empezó a ser un aliado incómodo. Sin embargo, todavía tardó en caer porque no existía un sustituto que pudiera garantizar la
estabilidad que el mercado del petróleo necesita. Por otra parte, la guerra de
Afganistán había sido el origen de Al Qaeda; Bin Laden era un joven saudí de una
familia muy influyente antes de sufrir su conversión religiosa. En fin que
todos (occidente y oriente) tienen su parte de responsabilidad y a veces (o siempre) Occidente mira
hacia otro lado ante flagrantes violaciones de derechos humanos y de la paz de
la zona, porque la inestabilidad sería mucho peor, sobre todo para el mercado
de petróleo.
Cockburn, critica también la actuación de los
medios de comunicación y considera que las guerras de Afganistán, Iraq, Libia y
Siria han sido, lo que él llama, guerras
propagandísticas. Los reporteros de guerra tienen cierta facilidad para
acceder a información oficial (no olvidemos esto) sobre los combates militares o sobre la
repercusión (sanguinolenta y lacrimógena) de la guerra en la población civil. Pero
este tipo de guerras también se libran en escenarios informales: guerras
irregulares o de guerrillas a los que los reporteros no pueden acceder o si lo
hacen no están en condiciones de entender ni interpretar lo que allí sucede
(porque ni siquiera los combatientes lo saben). Como él dice, los reporteros
dependen de información sesgada o de segunda mano o claramente interesada a
favor o en contra de cualquiera de los contendientes.
Esta es también una diferencia sustancial de los yihadistas
respecto al resto de grupos terroristas que les han precedido: su manejo de los
medios de comunicación y de las redes sociales. Son célebres sus escenografías
para el asesinato de rehenes o prisioneros de guerra, dirigidas a Occidente (para aterrorizarle) y también a Oriente (para captar terroristas o para disuadirles de formar una oposición consistente). Últimamente también hemos asistido a la voladura de monumentos que no "encajan" con el pasado islámico de estos territorios y es que no debemos olvidar que fueron poblaciones tan romanizadas como Hispania o la Galia y que tenemos y de una manera o de otra subsistirá un pasado socio-cultural común. Líbano, Siria, Israel, Palestina, Egipto, Libia todos ellos son países tan mediterráneos como Italia, España o Grecia. La única diferencia radica en la posterior islamización.
Un libro muy recomendable para hacerse una idea de la
situación actual en Oriente Próximo y que nos ayuda a comprender la crisis de los refugiados y a entender que es nuestra obligación asistirles en este momento para mantener las relaciones de buena vecindad mediterránea. Buscad en vuestras ciudades si existen redes de ayuda a los refugiados y si no es así obligad a los ayuntamientos a que se declaren ciudades "Welcome Refugees".
Estoy de acuerdo en que la traducción es infumable. Risible. Pero esto es España, donde los editores rara vez leen libros.
ResponderEliminarLo de que ayuda a entender a los refugiados...
En fin, en ello no estoy de acuerdo. Y mucho menos con lo de que se declaren ciudades refugees. Chica, no vas nada bien, la verdad. Creo que no tienes ni idea de la situación real donde vamos encaminados con toda la progresía que tenéis los ciegos.