Una comedia sobre lo que los padres-macho-alfa sufren cuando
sus hijas deciden enamorarse de hombres que supuestamente no les convienen. Película
para pasar el rato sin más expectativas, que tira del humor fácil y del tópico,
pero con cierta gracia aunque, a medida que se acerca el
final feliz, se vaya desinflando y que tiene como baza fundamental sus tres protagonistas y también
las tres sufridas cónyuges hermanas entre sí: una pija, una intelectual y una choni.
Buenos actores y actrices todos ellos.
La trama es sencilla. Tres cuñados, cada uno de ellos con
una hija de diferentes edades, empiezan a percibir la amenaza que los machos
jóvenes suponen para su reinado, hasta hace poco tiempo, incuestionado. Así que
deciden constituirse en una especie de ComandoCuñao
para boicotear, de las maneras más disparatadas posibles, las relaciones
amorosas de sus amadas hijas.
Algo que no podría resultar más desastroso,
teniendo en cuenta además las diferentes situaciones y personalidades de los cuñaos, José Coronado, Javier Cámara y
Roberto Álamo, ahí es nada. Cada uno de ellos podría ser un ejemplo de una masculinidad arquetípica.
José Coronado es el macho alfa, reconocido por tal no sólo por su familia. Un abogado de éxito casado con una mujer, pija y todavía atractiva y con una hija casi treintañera que lo es más, más pija y más atractiva. Viven en un
chalet de una lujosa urbanización y en sus jardines se celebran semanalmente
las barbacoas familiares. Ya lo único que puede desear es un nieto y puede
estar a punto de conseguirlo puesto que su hija va a casarse con un joven
abogado, un poco desustanciado, de su mismo bufete. Este futuro idílico se
frustra el mismo día de la boda cuando aparece el perroflauta que acaba de enamorar a su hija. Un perroflauta de manual: rastas,
pendientes, pañuelo palestino, pulseras, mucho rojerío, malaleche y que además ha convencido a su hija de que traer hijos a este mundo es un crimen.
Desde mi punto de vista, el personaje que interpreta Javier
Cámara es el más flojo, pero se le podría reconocer como el hombre inseguro que intenta obtener la estima de los demás con su amabilidad y buena disposición. Es el cuñao
graciosete y pesado, casado con la hermana intelectual, que tiene que enfrentarse al primer amor de su hija
adolescente. La niña perfecta, estudiosa y recatada que empieza a fumar a
escondidas (tabaco y algún porro), a decir tacos y a tener broncas con los
profesores que antes la consideraban una alumna modélica. Parece que todo es
influencia de su noviete, un compañero de clase que empieza a transitar por el lado salvaje de la vida.
Y Roberto Álamo, sin duda, es la masculinidad más bruta y emocional. Interpreta al hombre de pocas luces, impulsivo
y camorrista que todo lo soluciona a puñetazos. Trabaja como albañil y asiste a
una terapia, obligado por su mujer, la hermana choni, para intentar dominar su carácter conflictivo. Su psicólogo le ha
recomendado contar hasta diez antes de actuar, pero le resulta difícil a
partir del cinco. El problema es que su hija se ha enamorado de un hombre mucho
mayor que ella y que además resulta ser un compañero de colegio y de ligoteo de
su padre. Y además argentino. Qué puede hacer este pobre hombre que recuerda cómo
él y su amigo argentino ligaban con chicas como su hija. Desesperarse, sin
duda.
el final feliz |
Aunque no es una gran comedia, la recomiendo especialmente
por ver a Roberto Álamo en un registro que no es habitual en él.
Director: Carlos Therón
Guion: Manuel Burque, Josep Gatell
Música: Javier Rodero
Fotografía: Miguel P. Gilaberte
Intérpretes: José Coronado, Javier Cámara, Roberto Álamo, Pilar Castro, Carmen Ruiz, María Pujalte, Silvia Alonso, Georgina Amorós, Andrea Ros, Miki Esparbé, Luis Mottola, Miguel Bernardeau.
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