jueves, 10 de octubre de 2019

Iglesia del Real Seminario de San Carlos Borromeo en Zaragoza.


Esta iglesia forma parte del Real Seminario de San Carlos Borromeo. Está situada frente a la Casa de los Morlanes, un edificio muy significativo dentro del Renacimiento aragonés. Para quien no conozca la ciudad de Zaragoza, esta iglesia puede pasar desapercibida si nos fijamos únicamente en su sencilla portada barroca, pero el interior es espectacular.

Altar Mayor y Rosetón de la entrada principal


Lo reconozco aunque el barroco-rococó no sea el estilo arquitectónico y decorativo que más me guste. Quizá puede resultar demasiado recargada pero existe una larga lista de espera de novios esperando para casarse en este “marco incomparable”.

Bóvedas

Los jesuitas iniciaron la construcción de este templo durante el siglo XVI. Se edificó sobre los terrenos que había ocupado la antigua sinagoga mayor y la dedicaron a la Inmaculada Concepción, por ello es tan relevante dentro del templo. Cuando los jesuitas fueron expulsados por primera vez de España, en el siglo XVIII, se cambió la advocación y se dedicó a San Carlos en honor al rey Carlos III.

Altar de la Capilla de San José y detalle de la entrada


El retablo mayor, en madera dorada y colores vivos, está dedicado a la Inmaculada y es una excelente muestra de decoración rococó. En el ático hay una representación de la Santísima Trinidad que no es muy habitual y, en algunos momentos, se ha considerado herética. El mismo rostro se repite en cada una de las personas de la Trinidad que pueden distinguirse por portar la cruz de Cristo, el orbe de Dios Padre y una paloma que sale del pecho del Espírito Santo. También hay pinturas murales sobre la expulsión de Adán y Eva del Paraíso.

Adán y Eva. La Trinidad


A lo largo de los siglos la iglesia ha sufrido robos importantes y después de la Guerra de la Independencia también quedó arrasada. Sin embargo, ha subsistido y ahora se comenzará una nueva fase de rehabilitación. La iglesia están tan iluminada que abruma y, como dijo el párroco, se ve hasta la última mota de polvo.

Azulejos

Otra parte muy importante de la iglesia es la capilla de San José. Situada a la entrada, la primera a la derecha, es la capilla privada y lugar de enterramiento de los duques de Villahermosa. Fue la primera que se construyó, hacia 1690, y parece ser que sirvió de modelo para el resto del templo. Tiene también un retablo churrigueresco en madera dorada que provoca vértigo y en los laterales las tumbas de los duques con sus efigies esculpidas en mármol blanco. Conserva varias pinturas de Vicente Berdusán realizadas en 1693. Berdusán fue un pintor religioso barroco que influyó mucho en la representación de la Contrarreforma; había nacido en Ejea de los Caballeros.

Duques de Villahermosa


Una de estas pinturas narra el milagro de la burra. Un judío dudaba de que en la Eucaristía estuviese el cuerpo real de Cristo y San Antonio de Padua le mostró que así era. El caso es que intentaron darle de comer a una burra que pasaba por allí las hostias consagradas y ella las rechazó y se arrodilló delante del cuerpo de Cristo. Por supuesto que el judío se convirtió al cristianismo.

Capilla de las reliquias. Dan un poco de grima
El templo tiene una nave única con capillas laterales, entre los contrafuertes y bóvedas de crucería estrellada. Aunque todavía no se pueden visitar, en el conjunto destacan también la torre barroca, el claustro, una escalinata de inspiración mudéjar que está en rehabilitación y, especialmente, una excepcional biblioteca, algunos de cuyos volúmenes se han prestado para exposiciones.

Las tribunas

Manuel de Roda de familia pobre, nació en Zaragoza y con becas otorgadas por los jesuitas consiguió estudiar Derecho, llegando a ser ministro plenipotenciario ante la Santa Sede y después fue también ministro en algunos gobiernos de Carlos III. Durante toda su vida fue un apasionado de los libros y del saber, como corresponde a un Ilustrado. Reunió esta biblioteca y a su muerte en 1782 dispuso que su biblioteca se trasladase a Zaragoza, al colegio donde él había estudiado.

San Francisco de Borja y el cadáver de la emperatriz Isabel.
Nunca más serviré a señor que se me pueda morir

En el altar mayor hay una escultura de San Carlos Borromeo que, en realidad, desluce un poco todo el conjunto. No es una escultura muy agraciada. Carlos Borromeo era arzobispo de Milán y fue uno de los grandes intelectuales comprometidos con la Reforma Tridentina. Era sobrino de un papa y supongo que eso también influyó para que le declarasen santo.

San Carlos Borromeo
Sin duda, merece la pena visitar esta iglesia. Ad maiorem Dei gloriam, Para mayor gloria de Dios, es el lema de los jesuitas. 




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