El autor.-
Jean Baelen fue embajador de Francia en Polonia y Grecia
entre los años 1940 y 1955. Otras obras suyas: La chronique du Parthénon.
Mi opinión.-
Lo primero que tengo que decir es que este ensayo biográfico
no me ha gustado; pero su protagonista, Flora Tristán me ha parecido un
personaje sumamente interesante. Desde mi punto de vista, el autor ha escrito
una obra caótica, siguiendo la vida del personaje pero sin acercarse a ella. Ha
habido, además, capítulos en los que copiaba textualmente las obras de la
autora; cosa que habría que agradecerle porque supongo que las obras de Flora Tristán serán inencontrables. Este
libro se publicó en 1972 y yo lo compré en 1989; todavía no había podido
leerlo. Llevo bastante retraso, ¿no?
Flora Tristán nació en París en 1803 de madre francesa y
padre español, con orígenes vascos y peruanos. Muy relacionado con la alta burguesía
peruana y entre cuyas amistades estaba Simón Bolívar. No obstante, con la
muerte temprana de su padre, ella y su madre empezaron a padecer penurias
económicas. La solución, como en tantas otras ocasiones, fue un matrimonio de
conveniencia con un artesano para el que Flora había empezado a trabajar. Con
él tuvo tres hijos y cuando se decidió a dejarle y a huir del hogar conyugal,
sólo se llevó consigo a su hija pequeña, Aline. Extraño, ¿no?
Hoy, su vida puede parecer un culebrón,
incluso su marido intentó matarla de un disparo, pero logró escapar. A partir de entonces su vida tuvo bastante
más interés desde un punto de vista sociopolítico. Huyó al Perú, en 1833, donde su padre tenía familia. Una familia
adinerada que, con la excusa de que el matrimonio de sus padres no había sido
valido, le negó su parte de la herencia. En realidad la recibió como a una hija,
pero de dinero nada. Así que no tuvo más remedio que volver a Francia. Vivió
una época de constantes revoluciones y disturbios; cuando se empezaba a fraguar la sociología como nueva ciencia social. Las independencias de las
colonias americanas, los coletazos del imperio de Napoleón y también la
conflictividad en Inglaterra. Durante su estancia en Perú, escribió el primero de sus
libros. Era un análisis bastante exhaustivo de la historia y las costumbres en
Perú; y también prestó gran interés a la indumentaria de las limeñas en comparación
con las habitantes de Arequipa, donde ella había vivido. Desde este punto de
vista podría considerarse ya un ensayo sociológico. Se tituló Peregrinaciones de una paria y tuvo
mucho éxito.
Se preocupó por temas candentes. Por ejemplo, en relación con
la situación de los esclavos una vez liberados, afirmaba que la liberación
debía ser gradual y que debía prepararse y educarse al esclavo para que pudiese
vivir como un individuo libre. Y, por supuesto, también fue una adalid del
feminismo, publicando en 1835, cuando todavía nadie pensaba en las mujeres
migrantes, Nécessité de faire bon accueil
aux femmes étrangères y de la causa de los obreros constituida,
principalmente, por la necesidad de unir a los obreros y obreras para que
formasen una clase universal. Dejará expuesta esta teoría en su obra fundamental L’Union ouvrière que publicará en 1843.
Por esa época también vivía en París Karl Marx. Sin embargo,
no hay constancia de que nunca se encontraran. A partir de la publicación de L’Union ouvrière Flora Tristán toma
conciencia de su cometido en la vida. Siente que tiene una especie de misión,
de apostolado social. Conseguir que los obreros se unan y se reconozcan como
clase social será su meta. Viaja por toda Francia y se entrevista con los
líderes de las diferentes ciudades y de todos los gremios y también con algunos
empresarios. Uno de ellos le dice sin rubor: “Pagamos la mitad a las mujeres, cosa muy justa, porque trabajan mucho
más aprisa que los hombres; si les pagáramos el mismo jornal, ganarían demasiado”.
Sin embargo, no podrá terminar su obra. Enferma y muere en 1844. Era muy joven y no podemos saber qué
hubiese conseguido.
Por supuesto, es un
personaje muy desconocido en Francia y en el resto del mundo. Apenas los
estudiosos muy especializados se fijan en ella. Supongo que porque era mujer,
más que por haber muerto tan joven.
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