El autor.-
Sándor Márai está considerado unos de los escritores
centroeuropeos más importantes del siglo XX, aunque durante muchos años su obra
estuvo prohibida en Hungría, su país de origen, por considerarla decadente y
burguesa. Fue también periodista y dramaturgo. Otras obras suyas: El último encuentro, Divorcio en Buda, Los
rebeldes.
Mi opinión.-
El autor nació en 1900 en Kassa (entonces Hungría y hoy
Eslovaquia) y vivió momentos muy turbulentos: desde la decadencia del imperio
austrohúngaro hasta el auge del nazismo y la posterior ocupación comunista de
Hungría. Todo ello en apenas 50 años. Todo ello tuvo reflejo en su obra, aunque
en esta novela pueda ser un reflejo muy indirecto.
Eszter es una dama de la alta sociedad que sobrevive a duras
penas en un antiguo caserón heredado de su familia, acompañada por Nunu, una
pariente lejana que ejerce también como criada. En su juventud se enamoró de
Lajos, un vividor que terminó casándose con su hermana y dilapidando la fortuna
familiar. Cuando Lajos, después de tantos años, vuelve a presentarse Eszter no
tiene ninguna duda de que viene a hipotecar la casa y a llevarse el poco dinero
que queda.
Ante estas pretensiones de Lajos y a pesar de que sus amigos
le instan a que actúe de otra manera, Eszter sólo reacciona con pasividad. Y
esto es lo que más llama la atención en la novela, la aceptación pasiva de su
destino. Más que personajes individuales, Eszter y Lajos son la personificación
de lo que desaparece y de lo que va a surgir. Por una parte, el mundo de la
alta burguesía ligada al imperio austrohúngaro, definitivamente hundido y por
otro, algo que todavía está por definirse pero que, sin duda, no aportará nada
bueno.
Lajos es un seductor egoísta, un embaucador, pero no sólo de
mujeres. Siempre ha conseguido vivir del dinero de los demás explotando su
capacidad de victimismo; es un mentiroso que cree sus propias mentiras y al que
los demás también creen conscientes del engaño porque aporta una cierta
sensación de peligro a sus vidas monótonas y gastadas. Lajos es un manipulador que exige que le amen sin
condiciones porque “El amor es cosa de mujeres. Sólo destacáis en eso… No es
verdad que los hombres sean responsables de su amor. Hubieras tenido que amarme
como ama una heroína”. Es decir, con abnegación, sin cuestionamientos y hasta
la muerte. Así queda retratado este personaje abusador, bajo esa apariencia de encantador.
Si es así como Eszter fue educada no extraña que acepte con
pasividad, con calma y con cierta dignidad, el fin de esa sociedad tan
decadente. La mayor parte de la novela está escrita como un monólogo interior y
desarrollada en el espacio cerrado de la casona, considerada casi como un
escenario teatral (ha habido adaptaciones a teatro y también al cine).
Cuando Lajos se va, llevándose la hipoteca y lo poco que
quedaba (Nunu dice que se llevan hasta las conservas), las dos mujeres sólo
tienen que cerrar puertas y ventanas y esperar, tranquilas y resignadas, el
momento final porque su mundo ya hace tiempo que terminó. Y está bien que así sea.
La herencia de Eszter
Sándor Márai
Trad. Judit Xantus Szarvas
Ed. Salamandra
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