El planteamiento de esta película es siniestro. ¿Qué puedes
hacer si cada vez que te despiertas no sabes nada acerca de ti misma, de tu
vida, de tu familia? Aterrador. Pues eso es lo que sufre Christine (Nicole
Kidman) todos los días, como consecuencia, aparentemente, de un accidente. Para
su tranquilidad cuenta con la entrega y el amor absolutos e incondicionales de
Ben, su marido (Colin Firth). Aunque a veces las cosas no son lo que parecen.
Desde el principio hay indicios de que las cosas no son así,
pero hay que estar muy atenta sino se escapan: ¿por qué vive una mujer amnésica
aislada del mundo en una casa fuera de la ciudad? Es cierto que el guion es un
poco tramposo y eso le quita emoción a la película. El trío lo completa el
psiquiatra (Mark Strong) que, a escondidas, atiende a Christine. Así hay un
poco más de dinamismo, pues las sospechas (todavía no sabemos exactamente de
qué) van alternándose entre los dos hombres.
El director en lugar de optar por profundizar en la angustia
que puede provocarle a cualquiera no recordar nada de su vida durante años, se
dedica a mosquearnos pasándoles la pelota de la sospecha a los dos hombres que
están pendientes de Christine y por eso es tramposa, porque cualquiera de los
dos, en realidad, podría ser el causante de sus males y cualquiera de los dos
podría estar intentando que no recordara.
Gran parte del atractivo de la película está en el trío
protagonista, aunque ni Colin Firth ni Nicole Kidman estén en sus mejores
papeles. Su relación resulta fría. Nicole Kidman no trasmite la angustia de la
falta de memoria, ni la desorientación de tener que recordar cada día todo. Y Colin Firth, aunque hay ciertas miradas suyas y una capacidad de
violencia contenida que podrían paralizar a cualquiera, tampoco consigue su propósito. La película no da para
mucho más.
Intérpretes: Nicole Kidman, Mark Strong, Colin Firth
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