viernes, 29 de mayo de 2015

Novela: La mala luz de Carlos Castán (2013)

El autor.- Carlos Castán, cincuentañero, profesor de filosofía en un instituto de Huesca y escritor muy apreciado por sus cuentos. Premio Vargas Llosa NH de relatos en 2010. Sus libros de cuentos son: Frío de vivir, Museo de la soledad o Sólo de lo perdido.

Sinopsis.- Jacobo ha sido asesinado, pero no importa. En esta novela lo importante es el enfrentamiento de un personaje consigo mismo; asomarse al abismo. Jacobo y el narrador son dos personajes solitarios. Comparten conversaciones y el amor por la literatura hasta que el miedo de Jacobo se instala entre ellos.

Mi opinión.-
La mala luz es literatura de angustia existencial. Profunda y desgarrada. Carlos Castán es un escritor muy apreciado como cuentista y esta es su primera novela. Es una literatura muy detallada, a veces farragosa y que sirve para llegar a la intimidad sofocada bajo lo superfluo.

Lo verdaderamente terrible son los años perdidos por venir. No se puede decir de manera más angustiosa que, casi la mayor parte de nuestro tiempo vital es mera repetición de estupideces que ni nos llevan a ningún sitio ni le sirven al resto de la humanidad para aprender y hacerse más sabio. Antes de que lleguen esos momentos futuros, ya sabemos que los hemos vivido y mucho más terrible, ya sabemos que nos van a aburrir mortalmente, por repetitivos.

Es un homenaje a la literatura fatal y suicida de Celan. Kavafis o Marguerite Duras también circulan por allí y Cesare Pavese y la literatura existencialista de mediados del siglo XX. Es un homenaje también a los libros que nos hacen ser como somos y que quedan como hitos en nuestra biografía, compañeros ya inseparables. París, Madrid y Zaragoza son sus escenarios aparentes, porque el verdadero escenario es él y su vida angustiosa y vacía. Desde su fotografía de niño en una plaza con palomas cerca de una iglesia, hasta su desesperanza actual de hombre fugitivo y solo.


El único momento en que la novela pierde intensidad es en la historia romántica con mujer fatal. Un asunto un poco manido.  Y es que ningún hombre puede perderse si no quiere y, para perderse, le vale tanto una mujer fatal como una monja ursulina. No me interesa tampoco el asesinato que, a mi juicio, el autor utiliza únicamente para ponernos en guardia y sentir el acecho, no de los asesinos, sino del tiempo que pasa inexorablemente. Porque el misterio no es quien ha asesinado a Jacobo, sino arrastrar a veces una vida, aburrida o feliz lo mismo da.

Estoy en la casilla de las tibias y la calavera, no recuerdo cuántos turnos me toca permanecer sin jugar. Parece que tenemos control sobre nuestra vida, pero ¿es eso cierto? Yo llevo unos cuatros años sin trabajar porque hay gente que decide que no sirvo o que el mercado no requiere de mis servicios o que no tengo las competencias adecuadas o la edad adecuada. Igual esa gente, que está tan lejos de mí y que no me conoce, decide sobre mi vida más que yo.

No es fácil de leer pero por la profundidad de sus frases, excelentemente construidas, merece la pena el esfuerzo, sobre todo cuando se siente amor por la literatura. 

La mala luz 
Editorial Destino 

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