La puerta del cabaret |
Creo que en el cine nunca había pasado tanto miedo e
inquietud como viendo esta película. No me fui porque tenía que ir por los
pasillos sola. No digo más. Es una película de violencia irracional insinuada, pero es precisamente esto, que la violencia está siempre presente, como una carcoma, lo que hace que sea una película sofocante. Y la música, campanas que doblan a muertos. Merece la pena ir a verla.
Ryan Gosling, actor, se estrena en esta peli como director,
guionista y productor. Puede que haya querido abarcar demasiado y resulte un
poco pretenciosa, pero yo creo que para un actor de Hollywood tiene mérito
enfrentarse a una película que a veces es tan explícitamente inquietante,
macabra y violenta. Fue muy criticada en Cannes y en cierto sentido fue una
decepción pero es que en Europa somos más exigentes. Igual termina siendo
película de culto dentro de unos años, a pesar de sus excesos y carencias.
Está ambientada en una ciudad fantasma, Lost River, arrasada
por la crisis financiera y por las hipotecas basura de mierda que nos han
metido en esta estafa que estamos pagando sólo algunos y para otros sigue
siendo una oportunidad para enriquecerse. Se ha rodado en Detroit, paradigma de
lo que acabo de decir. Pues eso, una ciudad en otro tiempo próspera y
consolidada arrasada por la codicia. Todos los que han podido se han ido de esa
ciudad devastada y la naturaleza, hecha hierbajos y matojos que empiezan a
ocupar lo que antes había sido suyo. ¿Una metáfora de la desaparición de la
civilización? No sé pero a veces, el escenario elegido es tan desolador como en
una película apocalíptica.
El cabaret fantasmagórico |
Mantiene durante todo el tiempo una atmósfera de cuento o de
pesadilla dentro de un cuento. A pesar de la desolación del paisaje, aún se
puede encontrar belleza. Bones, el héroe adolescente (Iain de Caestecker) debe
romper con la maldición de la ciudad sumergida por un pantano para poder salvar
a su familia, pero antes deberá luchar contra Bully (Matt Smith), el mafioso
local que tiene la costumbre de cortarles los labios a quienes desafían su
poder. Rat (Saoirse Ronan), la adolescente enamorada de Bones, le dará la clave
para romper el maleficio: enfrentarse al dragón.
Al mismo tiempo, Billy (Christina Hendricks), la madre de
Bones, incapaz de pagar la hipoteca que ni siquiera sabía que había firmado, intenta
conseguir dinero trabajando en un cabaret-burdel macabro regentado por el mismo
banquero que la ha estafado y que tiene una entrada que parece la misma puerta
del infierno. Accede a trabajar allí, en un espectáculo donde los actores y
cantantes simulan asesinatos, torturas y otras sanguinolentas varietés. Pero
también hay un sótano y es todavía más inquietante. Para conseguir dinero más
rápidamente, las mujeres pueden meterse en claustrofóbicas cápsulas de plástico
transparente, parecidas a sarcófagos, y los hombres pueden pegarles, aterrorizarlas
y violarlas.
El final es un final de cuento. Pero después toca levantarse
de la butaca del cine y salir por los pasillos de luz tenebrosa. Además me llevé del cine la idea fija muy significativa e igualmente simbólica, de que el
banquero es también el dueño del burdel y que además finge o quizá es de verdad
sordo, para las súplicas, los gritos o los intentos de negociación. Los
banqueros, los nuevos monstruos.
Dirección, guion y producción: Ryan Gosling
Fotografía: Benoît Debie
Música: Johnny Jewel
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